Saturday, August 8, 2009

Agosto 30, 2009 / Num. 37 / Orange County




El botijo posmoderno. el botijo símbolo de modernidad, de cultura, de busines de tribu urbana. Zaragoza Ilustrada

Contenido 37

José Luis Morillo
Posmodernidad: «Siento, luego existo»

Lucía Angélica Folino
El Quijote en la posmodernidad

Leo Zelada
Nueva Poesía Hispanoamericana: Más allá de la posmodernidad (frag.)

Carlos López Dzur
Megillah de la ovación {cuento)
Experiencias con Dios (4 subpoemas)
Las goteras (cuento)
El nacimiento de la política moderna en los EE.UU. (ensayo)

Santiago Reinoso Velasteguí
La generación del Yo (frag.)

Joserramón Meléndes
La antIpocresía

Extor Henrique Martínez
Elitismo: La alienación intelectual, el sicologismo chafa y optimismo hipócrita

José Agustín Goytisolo
Alguna noche

Javier Rodríguez Marcos
¡Al carajo la poesía!

William Carlos Williams
Una suerte de canción
The uses of poetry

Nilda Spinetto
Testimonio: ¿Cuál es la situación actual de la poesía latinoamericana?

Carlos Fajardo Fajardo
Poesía experimental posmoderna

Clemente Padín
El corazón de las tinieblas
Carlos Pudín

Fernando Aguiar
Enlaces a su obra

Luis Bravo
El estallido

Mariella Nigro
De la muerte y el renacimiento (1}
Cerviz
El río del cuerpo (IV}

Jean François Lyotard
Lo posmoderno

Francisco Cevallos Tejada
La violencia como proceso imaginario de identificación

Arturo Cardona Mattei
Mi camino largo



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José Luis Morillo
Posmodernidad: «Siento, luego existo»


En términos coloquiales, la posmodernidad designa generalmente un amplio número de movimientos artísticos, culturales y filosóficos del siglo XX, definidos en diverso grado y manera por su oposición o superación del modernismo. En sociología en cambio, los términos posmoderno y posmodernización se refieren al proceso cultural observado en muchos países en las últimas dos décadas, identificado a principios de los 70; esta otra acepción de la palabra se explica bajo el término posmaterialismo. Las distintas corrientes del movimiento posmoderno aparecieron a lo largo del tercio central del siglo XX. Histórica, ideológica y metodológicamente diversos, comparten sin embargo la idea de que la renovación radical de las formas tradicionales en el arte, la cultura, el pensamiento y la vida social impulsada por el proyecto modernista fracasó en su intento de lograr la emancipación de la humanidad, y de que un proyecto semejante es imposible o inalcanzable en las condiciones actuales.

Frente al compromiso riguroso con la innovación, el progreso y la crítica de las vanguardias artísticas, intelectuales y sociales, el posmodernismo defiende la hibridación, la cultura popular, el descentramiento de la autoridad intelectual y científica y la desconfianza ante los grandes relatos.

La identificación del concepto posmodernidad en filosofía y cultura como una entidad distinta del modernismo, y el esclarecimiento de los vínculos entre ambos, es una cuestión aún abierta en la teoría contemporánea. La idea de un pensamiento postmoderno ha sido fuente de arduas discusiones y aún lo continúa siendo. Una de las fuentes de esta discusión se encuentra en que no es capaz de definirse en términos precisos, pues es el resultado de diferentes ideas, pensamientos y percepciones en los distintos campos de la cultura occidental. Así en el campo científico, la teoría de la relatividad y posteriormente la física cuántica, revolucionaron la física gravitacional newtoniana y la forma de interpretar el universo. Del mismo modo lo han hecho en el campo filosófico.

Lo mismo ha ocurrido en el área de la psicología y de la psiquiatría con el devenir del psicoanálisis. Si bien Freud ha sido siempre tratado como un autor moderno, aunque critica algunos aspectos de la cultura moderna -especialmente en El malestar de la cultura- algunos de sus seguidores como Laing y Lacan se han deslizado hacia planteamientos posmodernos.

El filósofo italiano Gianni Vattimo define el pensamiento posmoderno con claridad: en él lo importante no son los hechos sino sus interpretaciones. Así como el tiempo depende de la posición relativa del observador, la certeza de un hecho no es más que eso, una verdad relativamente interpretada y por lo mismo, incierta.

En la literatura el posmodernismo -no confundir con posmodernidad- provocó la fusión del espacio y del tiempo en la narración y la percepción difusa de la realidad, así como los distintos puntos de vista del o de los narradores. Junto a la simultaneidad de los géneros, especialmente en la novela, llevó a la ruptura de las técnicas clásicas, abolidas por una absoluta libertad tanto en estilo, forma y fondo. La literatura de imágenes donde la realidad y la ficción comparten el mismo espacio-tiempo se asemeja a la cinematografía, donde los dibujos animados comparten los mismos lugares y la misma vida que los actores de carne y hueso.

La posmodernidad, por más polifácetica que parezca, no significa una ética de carencia de valores en el sentido moral, pues precisamente su mayor influencia se manifiesta en el actual relativismo cultural y en la creencia de que nada es totalmente malo ni absolutamente bueno. La moral posmoderna es una moral que cuestiona el cinismo religioso predominante en la cultura occidental y hace énfasis en una ética basada en la intencionalidad de los actos y en la comprensión inter y transcultural de corte secular de los mismos.

Es una nueva forma de ver la estética, un nuevo orden de interpretar valores, una nueva forma de relacionarse. Uno de los síntomas sociales más significativos de la posmodernidad se encuentra en la saga de las películas Matrix, donde el realce de la estética y la ausencia de culpa causal, unidos a la percepción de un futuro y una realidad inciertas, se hacen evidentes. Otros ejemplos más relevantes los encontramos en Blade Runner, Irreversible y un ejemplo español de culto, Smoking Room. En todos ellos observamos una preeminencia de los fragmentos sobre la totalidad, ruptura de la linealidad temporal, abandono de la estética de lo bello al estilo kantiano, pérdida de la cohesión social y sobre todo la primacía de un tono emocional melancólico y nostálgico.

La posmodernidad es provocada en parte por diversos malestares en el seno de la modernidad: el fin de la idea de progreso, el final de la historia, el impacto de las guerras mundiales, la muerte de Dios y la muerte del hombre, la sospecha frente a toda forma de autoridad, el nihilismo, la crisis de la familia nuclear, la caída de la razón fuerte. A estos malestares suceden nuevos fenómenos que crean el clima posmoderno: el hedonismo o exaltación de lo sensible, el pluralismo ético y cultural, el individuo fragmentado, la indiferencia, la búsqueda de la identidad personal perdida, el imperio de lo débil y lo light, la vida sin sentido y orientación, el vivir el momento («carpe diem») el retorno de los brujos y de Dios.

Mientras el sujeto moderno se cree fuerte y seguro de sus posibilidades, el sujeto posmoderno se sabe frágil y carente de referencias firmes. El moderno grita con Descartes pienso, luego existo, el posmoderno siento, luego existo. La ética es sustituida por la estética. El esfuerzo personal y social hacia el progreso, por el espectáculo instantáneo de imagen y sonidos.

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Lucía Angélica Folino (Argentina)
El Quijote en la posmodernidad


Uno no debería explicar sus palabras
Y sin embargo... vive haciéndolo:

Lo malo del Quijote es
que es un libro demasiado largo
y la gente ya no tiene tiempo
para tantas letras
ni ganas de poseerlas,
devorarlas,
hacerles el amor
e hincarles el diente,
con gracejo castellano.

Prefieren el cine comercial,
los videos de entrevistas zip
y los ci-dís piratas.
Adoran a los diferentes demasiado iguales,
para ergotizar pantallas de cine,
antes que a ciertas mujeres y hombres reales.
Prefieren los colchones vacíos a las camas llenas,
las Playboy a los libros filosóficos,
los obituarios a la poesía,
los Shoppings a radio Cultura
y los anillos de brillantes
inconmensurables,
a los de pedido de mano.

Lo malo del Quijote es
que los locos
no marchan a luchar contra molinos de viento,
sino a bombardear Irak.
Y eso vende más diarios,
que ejemplares de
vidas de ingeniosos hijosdalgos,
y las corresponsales de guerra,
desesperanzadas,
se casan con príncipes que las apadrinan
-por si aun fuera poco
¡Dios salve sus almas!-
y todos sonríen para la foto
de bodas, de beneficencia
o rancio protocolo
e inauguran academias
y páginas web a las que llaman
Cervantes, orgullosamente.

Lucía Folino / Bltácora

[Lucía Angélica Folino nació en Avellaneda, Buenos Aires, Argentina el 19 de diciembre de 1956. Abogada, docente y poeta, ha publicado su primer libro: Retablo de duelos por Editorial Dunken, una cosmogonía poética que ha recibido elogiosa crítica. También publicó su segunda obra: Acuario Plateado por la Luna en una pequeña edición de autor. Está por aparecer la edición publicada de su obra actual. Lucía ha sido directora, editorialista e ideóloga de la revista La Fiera Literaria, con circulación por suscripción cerrada].


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Leo Zelada
Nueva Poesía Hispanoamericana: Más allá de la posmodernidad


Es casi desconocido el devenir poético de la poesía escrita en nuestro idioma luego de los poetas posmodernistas latinoamericanos y la generación del 27 en España. Sabemos de la existencia de poetas importantes en Latinoamérica como Eunice Odio, Carlos Martínez Rivas, José Lezama Lima, Jorge Eduardo Eielson, Nicanor Parra, Alejandra Pizarnik. Pero son pocos los poetas que han logrado ir más allá del pequeño círculo académico literario para llegar a un público más amplio, tal el caso de Jaime Sabines y Mario Benedetti, aunque debo acotar que la obra de ambos autores carece del valor literario que sí aparece en los autores antes mencionados. De España podemos destacar la poesía escrita por autores de la denominada generación poética de los 50s, entre los cuales destacan Francisco Brines, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ángel González, y Claudio Rodríguez.

Empero, es significativo encontrar un gran desconocimiento por parte de los lectores, de la poesía escrita por nuevos valores poéticos en nuestro idioma; esto, entre otras razones, se debe a la falta de comunicación y diálogo entre poetas que hablamos la misma lengua y a la nula integración editorial por parte de la mayoría de países de América Latina y España. Esta antología, este aproximamiento poético, nace con el fin de dar a conocer a los lectores los nuevos adalides de la poesía escrita en castellano. Empezaremos primero con una semblanza estética en el cual se desenvuelven la Nueva Poesía Hispanoamericana y su posterior devenir en España y Latinoamérica, a través de un literario viaje imaginario.

En la actualidad la mayoría de estos poetas escriben dentro de un contexto social en cual se ha anunciado el agotamiento de los grandes discursos de la modernidad, y por ende, también, del fenecimiento de las grandes propuestas estéticas de la modernidad que desde los años aurorales del romanticismo, acabarían en su variante más radical y extrema que vienen a ser las vanguardias literarias europeas de la primera mitad del siglo XX. El afán de novedad y la búsqueda de originalidad en forma compulsiva, agotaron estas propuestas literarias de la era moderna para dar paso a un escenario posvanguardista en el cual predominaban los discursos eclécticos y a-críticos de la posmodernidad. Este quiebre de paradigmas poéticos y literarios derivó en la búsqueda de nuevas propuestas líricas que hallaron su renovación en una poética del pastiche y en una poetización superficial y vana.

Todo ello se enmarca dentro de la dictadura del mercado editorial que operan bajo criterios de lo que es «correcto» comercialmente editar. Hay que agregar que en esta época el papel gravitante de la poesía y de los poetas en la esfera pública decayó notoriamente. Todo ello ha posibilitado la creación de una gaseosa posvanguardia experimental que cae en una nihilista pirotecnia verbal, carente del sentido y del fundamento que sí tenían las vanguardias poéticas de la modernidad, que es el sentido crítico. Por crítico entiendo, no una crítica -valga la reiteración- discursiva social, sino una visión personal, distinta y autónoma del creador, en este caso del poeta frente a las leyes, ideologías y reglas del mercado editorial mercantilizado.

Esta visión autónoma del arte y la libertad de expresión poética, si bien es cierto, se teoriza y cimienta en la modernidad, tiene sus precursores en algunos poetas y artistas que a través de la historia se han enfrentado al canon de las formas literarias y las estructuras sociales de su época. La tradición libertaria en contra de los discursos de poder siempre ha existido en la poesía. Esto viene desde Li Po quien se enfrentó al emperador chino Xuan Zhong, pasando por Villon que desafió a los señores feudales de su época, o el caso emblemático de la poeta rusa Marina Tsvetáeva quien realizó una crítica lúcida al régimen autoritario comunista soviético y, más recientemente, a la actitud contestataria de los poetas Bukowski y Ginsberg contra el discurso de la utopía virtual de la sociedad del consumo y del espectáculo del imperio estadounidense.

Muchos de los poetas compilados en esta antología poseen un amplio reconocimiento literario en sus respectivos países de origen y varios han logrado abrirse paso a través de las fronteras, otros son sólo solitarios guerreros de la palabra. Todas estas voces expresan cabalmente el nuevo mosaico en el cual se desenvuelven los derroteros de la poesía escrita en nuestro idioma para el siglo XXI.

En resumen, ésta es la primera antología de la Nueva Poesía Hispanoamericana que va más allá de la posmodernidad, la cual presenta ante el público hispano hablante, a los nuevos poetas de nuestro firmamento literario, ellos y su poesía se harán responsables de desafiar al tiempo y mantener vigente nuestra valiosa tradición literaria.

Madrid, 1 De Diciembre de 2007 /
Leo Zelada

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Carlos López Dzur (Puerto Rico)
Megillah de la ovación

... the healthy energetic self-regulation depends on a natural, uninhibited orgasm reflex. Chronic muscular tension created blocks of armoring which inhibited the flow of orgone energy through the body much like clotting blocks the flow of blood through arteries... These energetic blocks also created corresponding blocks in emotional development, mutating an individual's naturally flexible character structure into a series of rigid psychological defenses and neuroses: Wilhelm Reich

Madonna es la reina de la esperma. Había sido huérfana del oogonium. Ya no. Ahora es cogelona. Se rodea de phuton y phuton, aunque Hegai la cuida. Es tan hermosa, pese a la fama de bisexual. Hasta los eunucos se la sepultarían sobre un tálamo de algas. Con ella se les antoja la chupazón de begonias sobre la estera.

Cuando se acuesta sobre un reclinatorio de oro discográfico, cada productor la espía. Quisieran tenderla y sacar brillo a sus rosadas hebillas. En fiestas y veladas, han visto cómo baila. Se le observan los calzones. Viste unas faldas cortas y provocativas. A veces se roza con mujeres gratamente. Ella no tiene miedo a los abismos del qué dirán si me ven, cachondísima con unos y con otras.

Ella (h)ace-tatos con su voz. Es una nymphette atolondrada. Es una comidilla sin comidas. Sale en revistas cuando secreta sus ooscitas. Publicaron que ha escogido muchachos en la calle. Los lleva a su mansión y, sobre el losado de pórfido y de mármol de sus habitaciones, los seduce. Han rociado sus húmedos vergeles ... hombres que son indígenas, negros, pálidos de mejillas, pero feroces vikingos, que la ultrajan sin piedad como bugarrones que equivocan el lugar donde los óvulos guarda.

Y eso que Hegai la cuida. La reprende al decirlo: «¡Mujer! ¿Cómo puedes ser tan puta?»

En la estera de Ester, si la Vasti se queda, Madonna va al auxilio, cuchillo en boca, réplica genésica (por aquello de no dejar a los soberanos gonos sin las fluyentes ofitas, sin la ristra de oosporas). Ella es una reina de arquegonias. Una señoritinga que se arquea sin el triunfo del mundo. No deja títere con cabeza que pueda hundirse entre sus muslos. A veces traen hongos para que ella alucine. O un polvo blanco porque narices le sobran. Mas, como afroda en bacanalia, lo que la reposa es el sexo. Mastica los guindolines como chicle. Engulle un buen tallo, como casta cautiva del deseo.

Es una buena mujer, sin embargo. Dona su óbolo para las causas de veintisiete provincias (de la India a Etiopía). Con ella ninguno sufre hambre. Es comprensiva, solidaria. Da besos, abraza a quien le place. Si es cabulera, sabe la razón de su astucia. Se viste por la cabeza porque es mujer; pero bien que andaría desnuda ya que tiene por corazón a una danzadora cibeliana, coribante llena de frenesí.

Indiscutiblemente, sabe asirse de un palo. Tiene juicio al aprovechar la oportunidad, en el arte de sobrevivirse.

Otros traen por los cabellos su vida privada, su originariedad, pero son envidiosos que no aprendieron a bajar la cabeza y por su mediocridad dan alarmas. Gente cuaca y grosera que, distinta a ella, no es artista y no preparan ninguna cosa para la fe como acto de esperanza y libertad. ¡La envidian únicamente desde la Iyyunith, o el mercado, o el robo! Por el contrario, por tal razón, vende discos (de blastos) y dulces de cromosoma. Se entrega ella misma como citomegálico pastel que se comería el mundo, en Persia y media medida de papaya.

«Hay, hay, pero no para todos», dice y añade: «Por desgracia».

No se le puede pedir todo, siempre y a capricho, a una chica que es reina de la esperma que, aunque sea vivípara, no controla el mundo en su totalidad, máxime a los que viven en la Susa del desuso. Es artista, enemiga de la cuaja y la pereza. Necesita tiempo para sí y de quien la mime.

«Dénme al menos su calor en el aplauso», dicen que dijo una revista. «No amarguen el caldo, no lo revuelvan con vómitos». Niega que tenga una satrapía placentaria, o un burdel escondido en sus verijas. Es simplemente la Reina del Oon, símbolo de placer, contento de otros ojos que han de quererla por bonita y cálida cuando chilla de hedoneé. Es cierto. Siendo judía, convoca celularmente al Purin con la réplica adenoica. Así es Madonna.

Hegai defiende su fama de inocente y su derecho a ovular sus ovaciones. Infame es aquel que cierre su oviducto. Tiene su venia, discreta sí, siendo que la cuida para que con su garganta de algas haga gorgoritos, bese bocas de amigas tornasoles, diablillas del angeon, maromeras del coito, mas que sepa su límite, ya que el Purim no es la suerte a gatas. Es día santo y heroico. No se condene a Madonna en el pulso amarillo de la linfa ni en las rojas notas de un blue descabellado. Es falso que sonsaque, desde el Bronx, a cualquier gallo de la medianoche y lo desplume.

Ella merece el megillah. Nuestra ovación.

Adentro se han rajado los violines y se desgranan las harpas. Vuelos de huevos espían su casa. Los paparazzi toman sus fotos. Ven el árbol. Los troncos. Los juzgan por lo externo y seco del duramen. En rigor, ¿quién la mirará con su entropía, lucidez y valor? ¿En la exuberancia sensorial de su canto y en su intimidad de reina oogónica?

Cuando se le calienta la rajita, se unta mantequilla por los ductos del oráculo y raspa su tortilla. Venga la otra, oh Génesis, oogénesis, oh Kutos, On palos, y que la novena esfera nos coja in confessatio...

Carlos López Dzur

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Experiencias con Dios


Dios viene cuando le da la gana.
Entra al mundo y al hombre sólo cuando le place
y no le importa que le digas: «No vengas».

No oye consejos de nadie.
Se mete a las prisiones.
Se goza en la cantina
y sale del bar enterito.

Echa sus pláticas con quien menos lo quiere.
Se da nombre de granuja y predica el dolor
o el regocijo. Se alegra del que adquiere consuelo
en medio de la razón a ultranza, el vil racionalismo.

La fe se manifiesta cuando uno la comprende.
A veces, no sé cuántas, Dios es el terror manifestado.
Si el cura que lo predica es pedófilo, o villano
que esconde la sotana y folla con mujeres,
El calla. Dios castiga y expone cuando le da la gana.

El no se mete al mundo por razón del majadero.
Los pendejos y los criminales delinquen.
Y el mal en el mundo sigue su explotación perenne.

* * *

UNO DESCUBRE ALGUN CONSUELO

Uno, con suerte, con Dios o sin El,
descubre algún consuelo. No puede estar seguro
si es Dios quien lo envía. Uno no pone
a Dios presión alguna.

El que tropieza y se va de bruces, al final se levanta.
Uno dice que no hay dolor que dure para siempre.
Uno mismo aprende a consolarse, aunque a Dios no lo vea.

La vida que recordamos es corta y se parece
a un mambo; hay tan hermosos abismos y placeres
que uno se tira por ellos, se ríe y danza.

Cuestión de inteligencia emocional que se midan
los riesgos; yo, en las páginas de un libro apolillado,
me encuentro un pasaporte de alegría
y voy con mis perdones, tan lirondo, cantando.

* * *

A VECES ME CONSUELO HASTA CON UNA PENDEJADA

A veces la paz me la brinda un agudo siseo
de serpiente; a veces, por lo mismo, la tristeza
la desata el pájaro en la rama, sin nido.

O se me alcanza un bolero, me consuelo
con una pendejada, la evocación de algo extraño,
melodioso, la nostalgia perdida, el lloro
de algo vivo que está en los sumideros.

Me compadezco. Dios debe saberlo.
Si no lo sabe por distante, que venga
y se lo digo. Conmigo se puede hacer
un hombre decente y compasivo.

La paciencia y la resignación culminan la miseria.
Desde los días de mi parto, comenzó el llanto
que hoy, sólo en ocasiones, escucho.

Ese llanto se transformó de llanto en hambre
y evoluciona, en lamento menos dolorosamente.
Al fin, es desaliento, estrés,
porfía en rutinas muy poco deseadas.

Al fin de cuentas, por mucho o poco que haya sido,
se dice adiós al hastío. Y yo no culpo a Dios.
No he tenido el placer de verlo cara a cara
y como ante lo que no se ve, es difícil decir
lo necesito. Y difícil culparlo, sólo frustra lo hallado.

Culpa el que es, además de triste, tonto.
Yo soy más triste que tonto, pero, por cauteloso
digo, si Dios es tan poderoso y puede ayudarme
en algo, no por oportunista ni egoísmo,
voy a decirle: «Bienvenido».

A veces me descubro menos infeliz y aseguro,
«No merezco más de lo que tengo». ‚Mentira!
Soy ambicioso; es por apatía, que me vuelvo pedante
y no pongo este pecho para que se muela en él vida.

Cierto que veo a otros que padecen mucho más
y carecen de ojos y no ven otros bosques y piernas
que caminar no pueden ni explorar lo dulcemente dado.
¡Oh, Dios, es cuando me siento impotente
y te ruego que existas y vengas y corrijas!


Carlos López Dzur

* * *

ESTA ES LA PARADOJA

Una linda mujer me quita las fatigas.
Una musa de carne y hueso me devuelve propósitos.
La dicha aún musita lindamente y me llama.

Esta es la paradoja. El dolor se alquimiza.
La piedra bruta tiene días para forjar el oro.

Esta es la fe por la que digo: «Aún podemos.
Tras la sinrazón que limita y desfigura,
lo sublime da pálpitos, hay claros
en medio del olvero. Hay misterioS
de amor en arquetipos».

Pero es verdad. La historia asusta.
Te jala los pies y tú te cagas o te mueres de risa.
Todo depende del Dios que te da ventanas
y de entrar por ellas como luz en tus ojos.

En vano que le digas: No vengas.
No entres a casa. Estoy con mi desnudo lloro,
sin una frazada de fe en el centro de la cama.

El optimismo es un dios tan profundo que te crispa
los nervios cuando se vuelve dual y se filtra en la Maya
del rincón humano, el orden natural y el tiempo.

Pero sí... sigo creyendo en Dios,
lo declaro con este addedum: Existe sí.
Viene cuando le da la gana. Responde
como dicen: «Apretando, apretando»,
pero sin ahogarte...

5-9-2003 / El hombre extendido /
Carlos López Dzur / en Parnassus

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Las goteras / Cuento
In 1999, 10,396 Americans ages 15 to 19 died by accident, homicide, or suicide: Kids counts Data Book, 2002
¡Que llueva, qué llueva, que se inunde todo! Ya no estoy aquí. Ni allí ni allá. Corrí. Tengo su cuerpo. Me escapé con ella. Marisol me espera. Salté sobre las bardas que el barrio impuso. Odié sus sentidos: lo baboso, lo que es pedo, lo que es mugre prosaica.

¡Qué importa otra amenaza hecha para rayar mis hígados! Diluvio, cúmplete al fin. No hagas a Dios pendejo ni a Noé... Ya mis hígados, mis riñones, son dos piedras, pintarrajeadas como los muros que cercan el cantón. ¡Qué se derrame la última copa, que caiga sobre ellos el amargo orujo!

¡Que se desplome el combo cielo y sus tejas de sótano pudrido! ¡Evadí la modorra de esta rutina de garata y desaliento! porque vestíamos chuecamente sobre la gacha calaca un camisón de asco y aún no me gustaba, no. Endurecer alma y huesos con amor, de ella y yo, tan separados, fue el ideal y no fue posible allí, en su casa y ni en la mía. Ni un mutuo villancico, con tibio olor a alconfor, nos dieron cuando más lo pedimos.

¡Ladren y griten como sepan, jódanse, a la chingada; pero sin nosotros! Yo me llevé su entrega, los relámpagos que reventaron en su talle cuando la abracé y tuve. Al fin, conocimos el amor y nos sudamos uno al otro, como si tuviésemos fuego y no la sucia humedad de estas cloacas. Ahora me sobrarán sus labios dulces y sus pálpitos tiernos. Unimos nuestros miedos y carencias para ser más valientes.

¡Que nos esparza la corriente muy lejos! ¡Que ni se molesten en hallarnos y decir: enterremos sus cadáveres!

Marisol cumplió 16 años apenas. En su casa, hay un velorio en su recuerdo. Nada habrá más noble y bello que ella; aún en la muerte, que es mi paraíso. El agua más salada de la mar me pareció tan dulc, al ser tragada. La más fría corriente, tan cálida, porque yo la abrazaba y ella era una ola deliciosa, y juntos como olas nos perdimos...

Esa tarde La Chuca fue por el pago de la renta, y dijo:

«Le acompaño en su pena».

Quizás habría tenido yo, por ventana, otros ojos de mujer, sólo que el paisaje de la espuma de la mar que formó a la Afrodita venusina, hizo una para mí. Con mi edad y con mis fantasías, y mi novia se llamaría Marisol. Elegimos la misma playa y olvidamos que, en su casa, la gotera que fue suya, fue peor que la mía. ¡Ah, Dios! ¿Por qué hicíste la lluvia más pobre para el pobre?

Sin darnos cuenta, nuestras casas se volvieron otro cañocal fuera de cauce. Pensé que ella se llenaría de odio y de mugre. ¡Perdón! No del todo. Me amó. Mientras la llenaba de besos, le propuse: ¡Vayamos a la playa! ¡Olvidemos el destino de cochambre, estas casas y estos barrios marcados por pandillas y verbos crueles! Un mutuo deseo de no volver se nos metió en el corazón y ella dijo: ¡Sí, sí, vámanos lejos!

Seguro que, por dinero, nos estuvieron esperando.

Ayer llovió muchísimo. Se predijo tormenta al acecho. Entre las endijas del techo, un ejército de gotas de agua se filtró a la húmeda quejumbre y con más pánico que la reciente balacera. La alfombra (sobre la cual mi padre dormía sus borracheras) se mojó hasta pudrirse a la vista de mi jefa.

Ella disparaba su metralleta de dragón sonoro. Se le hinchó el cuello de ira y una batea de babas, que yo repugno, estuvo bajo su quijada para recoger la pólvora de su garganta de pura dinamita impía. Mi madre es gorda como un chile campana y yo la quiero, cuando no la veo ni la oigo ni la siento...

¡He llegado a odiar todos mis sentidos! Cuando repica y repica, me ensordece...

Ahora dice que me llora, pero, al no ver que yo llegara, con mis mínimos dólares a la mano, dijo que soy mal hijo, desagradecido, un chucho putejo que se va tras su morrita, u otras vagas, sabe Dios con qué vicios, y a culiar como animales. Yo había dejado la escuela por aprender el mugre oficio de la mecánica y los engrases.

Como mi piel que conoce al jabón que forma espuma, conozco yo que su alma es menos cosecha de granos que de pajas. Hay que oírla para odiarla y yo me sé sus cuentos punto en boca: América es la tierra del progreso y no echamos pa'lante, mugre suerte. Ay, que tu padre no trabaja; ay, que este barrio lleno de envidias y ladrones; ay, mugre vida que vivimos... y si esa rucaila maldita que dio calcio a mis huesos y me puso su pezón en la boca para quitarme el pulgar de la sed de consuelo, ay esa vieja, valemadre, si se callara, me alimentaría más sanamente que todo refín que echa a mi plato. La mar y sol se habrían mudado conmigo hace mil siglos si yo hubiese acertado a escuchar menos a ella que al silencio. Mas no fue posible.

Suspendidos como gotas de lluvia que no acaba de caer, fueron mis días. ¡Qué pesadez, combez de muecas y el plafón, llantén de nuestras caras ya no soportaba otro mojón encabronado! En las habitaciones, la palabra mugre ha sido mi número, convocatoria sórdida de una loteria a la que no juego y, aún jugando, nunca se gana! Se agasajó con gritos de oquis cada uno de mis momentos, oir es una condena y para que cada gota caída, su rito de baba bombardeada, sonara para mi desconcierto, estas orejas han sido radares sensitivos, que yo devolvería al que fabrica musgos y setas venenosas.

Odio mi olfato. Yo sí me repugno, me retuerzo con cada latido de culantro, con cada olor de pedo lastimero. Mugre es la palabra favorita de mi madre. Déjate de babosadas es el único recurso con que mi jefe protesta. Mugre casa, dice ella, pinche cantina, añadía cuando lo miraba con náuseas. El llega borracho cuando se le pega la gana, al cantío del gusto, y vomita fuera por no molestarla. Mugres cacerolas, pinches frijoles, mugre vecindario, pinche familia que somos.

Así se pasan las horas y días, días y ollas, y yo en el medio, con el puñal atravesado, con una agonía de decepciones, queriéndolos y odiándolos, preocupado por añadir mi propio chivo para que ellos coman y se atrevan a decir, a mi cuenta, al menos, una vez al año siquiera: Gracias.

Olvídalo, falta gratitud bajo este techo. También mis ojos me condenaron a no ver una sonrisa, ni perdida.

Antes de que Marisol y yo nos largáramos, supe que a la siguiente mañana sería el día en que, como de costumbre, vendría la rentera. ¡Ojalá se pudiera pagar en mugre, o en pinches quejas! O en cagadas de punto en boca -porque nos levantamos y acostamos con profanidades, con galas por hacer la palabra pendejo la perfección del día. Y yo no tenía lana... O más bien, me había cansado de pagar por tan poco.

Pancho del Rancho es el filósofo de mi padre. Se buscó un estúpido pendejo por maestro y seríamos víctimas de cualquier babosada que nos endilgara el primer necio en la radio que nos vea la costuras y se dote del deseo de ser el rendentor de nuestras vidas... Así los días de rentas y cobros llegan y se van, y el pancho bien sintonizado y éramos cada vez más pobres, tres almas que vivimos aquí como en la charca de las maldiciones y el hedor de los lamentos. Sólo que la nueva radio nos halló en el aire como mensos y no cesaría de anunciar que somos unos piojos en el maravilloso mundo de avelar.

La Chuca, que se cree gabacha, según mi madre, había sido feliz porque pagamos, sea como sea, por esta pocilga, techo y habitaciones en el edén de la piojambre. ¡Pero ya no más! Que pague mi madre con sus maldiciones y el jefe con su peda y vómitos frente a la puerta. Esta vez no doy un centavo más por ser un inquilino de la cloaca. Llevaré a la mar y al sol todo lo que tenga. La corriente estará furiosa en nuestra calle. ¡Que llueva, que se limpie el mundo, que venga el naufragio cósmico, el Diluvio!

En nuestro patio, el barrio había comenzado a ser lápida, viacrucis, infierno... Frente a la mata de jitomate, aquella que está allí, llena de hormigas, todavía se recogen las balas. Dos años atrás, mi única hermana murió herida de un proyectil de metralleta; ahí mismo, donde se antoja que crezca el jitomate.

Aquí agredimos cada espacio de onda audible en que quepa una palabra o una buenaventuranza... y la neta: la mugre del alma (si es que existe) y la sangre de los cuerpecitos inocentes sustituyen una mirringa de magnitud a la que convenga el silencio o la ternura. O el amago de ambas cosas. Nadie dijo que me ama, a no ser Marisol. Nadie canta. Nada es dulce ni esperanzador. Nada me obliga a querer lo que ya conocí.

El tedio se atora a cada paso y me agüito, ¿cómo no? Mi novia siente igual que yo. Un deseo de ir hacia... otro mundo, al cielo inefable... más allá de las goteras y del altar al jitomate, donde las semillas son balas, o un torpedo que lastima.

A pesar de todo, en una absurda güeva, las imágenes son difíciles de fraguar. En este estado, uno oye a los ángeles; encaprichado por dar a ellos la cara de una chava conocida, a Marisol la veo desfigurada por un poco de mis lágrimas, sumo a las suyas y las ilusiones frustradas. Por esta razón, no la conozco del todo; sino que la silueta de su cuerpo es mágica y el peso de sus nalgas, las redondeces más tibias que mi vientre ha conocido. Invoco su boca, dulce y tímida, y la pulpa rizosa que mi mano ha escarbado, como si quisiera yo meter mis dedos en una alforja, o morral de dichas prohibidas y prometidas, que sólo a una escuincla se ha dado a guardar. Ella está más allá de los argüendes de una pinche bellacada; pero yo vivo con demasiada prisa... Y, aún así, vamos a la muerte sin caminos.

En el McDonald's, donde ella trabaja, su padre le hizo una escena cuando le dijeron que noviaba conmigo. El cabrón estaba borracho y le manoteó la cara y le dijo resbalosa, putilla, mala hija... delante de la gente y de eso hará unos días, como si fuera hoy... y sólo vino a mi casa a decir: ¡Yo quiero morir, yo quiero morir! Estaba embarazada y, yo en miseria, lo mismo que sus padres.

Yo me arrepentí de husmear, en su rajita de vírgen, y clavar mi boca a esa gruta, donde mana miel de las peñas del deseo. Y, aunque nadie nos ha visto tan sedientos de dulzura, yo sufrí con ese manotazo al rostro de los ángeles, si es que los hay. Mucho más arrepentido dije yo, antes que ella lo dijera: ¡Me gustaría estar muerto; pero no me gustaría dejarte!

Y si el amor no para mieces a los pedos y a las palabras cochinas de piojos en cloacas, temo que tampoco da caminos fáciles. No es cómplice de este apego al fango y al gotear del malvivir.

Al menos, a unas horas de su osote, ví al viejo llorar como si la hubiera matado, al ofenderla. Escuché, al ella regresar a casa y vernos, la lengua de mi madre, quien es todavía una culebra en mis paredes, una viuda negra, venenosa; total que le dijíste lo que no debíste, qué puta suerte, que te pegó tu padre... Querías un pedacito de alfombra, pero a mi lado...

¡Tan mala y mezquina que ni ese espacio permitió! Negó a ella la protección de una noche en la casa porque su padre podía volver a pegarle y lo temía.

«¡Pues no cuentes con mi renta, carajo!»

Esta copa de hiel hoy se desborda. Si es mucho o es poco lo que he dado al gasto, ya no coopero más para que haya techo y alfombra. Después de todo, el mundo que dejamos hiede a mugre... Si dejé la escuela por mi chamba por ellos lo hice. Ahorita que se quejen de mí, me vale...

Que el único horno con brasas sea amor, Marisol, mi morrita, y su única piel, esa tortilla... y mi único placer su boca y adivinar su silueta, sus nalgas con redondez encantadora... Yo no sé que pasará con nuestras vidas.

«¡Vámonos! No dormiremos sobre la alfombra de lodo, ni resbalaremos sobre la agresión y el miedo que ellos escupen. No quiero oír más centellas de voces oscuras, roncas, sucias y maldicientes... Aunque vayamos solos y desnudos, ¡seguro que serán las sales de las olas más dulces!»

A la casa de ella cortaron el teléfono y la luz. «Nos van a cortar el agua», dijo Marisol.

«Bueno, tu padre hiede a rayo. Es otro briago como el mío», dije. También en su casa había goteras: chispitas de menosprecio, cayendo y goteando, cayendo y goteando, cotidianamente, hasta colmar el corazón tan delicado que ella tenía.

La Chuca se enteró primero que mis padres que nos llevó una ola gigantesca hacia otro cielo.

«Murieron juntos», dijo y agregó:

«Les acompaño en la pena... y, por casualidad, ¿dejó el morrito, entre sus cosas, el abonito de la renta?»

Octubre 1987 / Carlos López Dzur

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El nacimiento de la política moderna en los EE.UU.: Libro de Lynn Hudson Parsons

He leído un interesante libro The Birth of Modern Politics: Andrew Jackson, John Quincy Adams and the Election of 1828 [Oxford University Press, 2009, 272 ps.], talentosamente escrito e investigado por Lynn Hudson Parsons. Para la gente que vomita loas a la democracia estadounidense en abstracto y a su sistema político, la historiadora Parsons reúne y examina información poderosamente sugestiva sobre cómo fue la elección presidencial de 1828 y cómo ésta originó importantes cambios modernizadores en la práctica de la política de la nación, esto es, el reemplazo de la república patricialista creada por los Padres Fundadores con el sistema de dos partidos o democracia de masas bipartidista.

La modernidad eleccionaria que surge del 1828 tiene como elemento jacksoniano la mácula del encubrimiento a través de la imagen, acicalada y pulida. Lo que nace, en cierto modo, es el maquillaje para las agendas y la ocultación de los defectos del candidato. «The Jacksonians skillfully burnished their candidate's image, while the followers of Adams emphasized their program for nationwide economic development», nos dice la historiadora, lo que me recuerda que la derecha consevadora y los partidos de élite, por lo general anti-progresitas y anti-étnicos, en Norteamérica como en cualquier parte del mundo, también se maquillan al postular las agendas llamadas «Valores Tradicionales» / «Carácter» y «Patriotismo», utilizándolas como velo que evita la discusión y debate de las condiciones económicas.

En las tácticas de campaña también incidirá la innovación en los partidos políticos organizados nacionalmente. Por primera vez, realmente se buscará un acceso de poder en cada Estado de la Unión Americana y se coordinará a los medios de prensa y propapaganda para promocionar el voto, la recaudación de fondos, la celebraciones de mítines, las encuestas de opinión, la elaboración de parafernalia sectaria partidista, reorientación y coqueteo con los bloques étnicos; correo directo al elector; se harán estudios en torno a la oposición e implementarán tácticas de husmeo en el campo rival. La autora sugiere a Jackson como el primer candidato presidencial obsesivamente interesado en su victoria y quien se sirvió de donativos de campaña. Su populismo, empero, sería hueco y pequeñoburgués. Cuando el poder fue suyo, ninguno de los grandes problemas quedó resuelto.

Para dar contenido y contraste a este «nacimiento de la política moderna» en los EE.UU.. Lynn Hudson Parsons nos repasa, a partir de la Revolución de Independencia a la década del 1830, una descripción sobre la situación económica del país y estructuras de poder, cambios menores y/o continuidad que caracterizan su paisaje social, económico y político. Como ha observado Ron Formisano, profesor de historia de la Universidad de Kentucky, uno de los resultados de ese cambio que se marca señero en el 1828 es el nacimiento de una larga tradición antiintelectual en la política estadounidense. Parson, quien no endosa la idea de otros historiadores de que la del 1828 haya sido «the first truly democratic election», o primera elección genuinamente partidarista, indica que, en adición, el cambio originaría la formación del sistema político conocido como «antebellum political system».

En rigor, las elecciones previas no fueron democráticas. Solía votar el 57% de los varones blancos inscritos, obviamente no las mujeres ni los jóvenes, mucho menos los afroamericanos. «Most of the population was still ineligible to vote, and results were still skewed by the three-fifths rule that amplified the influence of Southern planters by giving their states partial credit for their nonvoting slaves». Sin embargo, ciertos avances se irán logrando y la pionero en coordinar estrategias de medios de votación y propaganda es la Maquinaria Política de Jackson, pese a que ambos candidatos, Jackson y Adams, son miembros del mismo partido. Ante la escéptica atención de Parson, un puñado de historiadores alega que el talentoso abogado en Tennessee y militar de rango (que fue Andrew Jackson) «de veras interesaba, en caso de ser electo presidente, actuar como un representante directo de la gente (del hombre común) y que más que ninguno de sus predecesores fue electo por el voto popular».

Si bien Parson simpatiza con el estilo político, las novedades pioneras que hilvana Jackson, respeta más a John Quincy Adams y nos da un retrato del primero que inquieta lo suficientecomo para explicar por qué fue tan sucia la batalla presidencial de estos dos candidatos. El carácter de los contendientes es uno de los factores. Con la advertencia de que la elección de 1828 «was certainly a nasty battle, but it wasn't the first nasty battle or even the most nasty battle to date», la investigadora nos habla del hombre Jackson tan ferozmente rígido por cuestiones de honor y con ánimo tan temperamental que se vio involucrado en reyertas y en un duelo, matando a un hombre «who cast an unjustified slur on his wife Rachel». Empero, advino el séptimo presidente de los EE.UU. y derrotó a Adams, que fue el sexto y quería reelegirse. Obsérvese que historiadores como los editores de The Papers of Andrew Jackson, 1825-1828 [Harold D. Moser, J. Clint Clifft y Wyatt C, Wells}, advierten que Jackson había sido el ganador del voto popular en las elcciones de 1824, aunque perdiera la elección. En 1828, es un candidato reacio, pero sintió el llamado del pueblo a servir («called into service by the voice of the voters»). Y la convicción de ésto lo involucra en la campaña de 1838 «one of the longest in American history [...] it was also one of the dirtiest campaigns in American history».

Jackson, agricultor esclavista y hombre próspero, fue el primer funcionario electo por Tennessee a la Cámara de Representantes y sirvió brevemente en el Senado. Desde el 1812, obtuvo el rango de general en una guerra contra los británicos. Venció durante una batalla acaecida en New Orleans. Con un temperamento, cascarrabias y tozudo, por la genética del ancestro escocés-irlandés, él se consideraba un guerrero fiero, «a gaunt, fiery, honor-obsessed warrior». Admiraba a Monroe, el quinto presidente, y adoptó la peor versión del Destino Manifiesto. Crecer como nación y que nadie obstruya la marcha sirve como buen adorno para las ansias patrióticas. Mas los detractores de Jackson le hallaron siempre deficiente en no sólo los aspectos de la vida pública, sino en la privada. A los 58 años de edad, se dijo que no estaba calificado para ser presidente de los EE.UU. y la razón esgrimida fue: «He lacked the moral principles, the temperament, the education, and the family background requisite for a president of the United States». [Cf. Moser et als: ] Jackson mismo decía que se le juzgaba como un «diablo encarnado».

Distinto a él, siendo que fue criado a la europea en una familia de la Noreste de ios EE.UU., John Quincy Adams tuvo un estilo aristócratico. Fue educado en Harvard y se opuso intelectualmente a la esclavitud. No fue un enemigo del hombre común, pero, sí rival de toda populachería y ruido. Hábil como diplomático, siempre honorable. En común, Adams, como Jackson, creyeron que el Destino Manifiesto de los EE.UU. sería convertirse en una superpotencia continental. Son monroístas.

La campaña de 1828 es, como bien dice Parsons, una de las primeras que critica el continuismo y los jacksonianos toman ese leit-motif. Se ufanan de apoyar la causa de la verdad y la democracia contra las ambiciones de políticos corruptos y una aristocracia del poder que se perpetuaban en sus cargos, «self-seeking politicians, an aristocracy of power built upon bargains and dubious political alliances dedicated to its perpetuation in office». Jackson se proclama el defensor del voto, pero su visión del sistema electoral y los derechos seró todavía limitada y excluyente; pero, el mensaje llega. «The great constitutional corrective in the hands of the people against usurpation of power, or corruption by their agents is the right of suffrage; and this when used with calmness and deliberation will prove strong enough».

El modo / o medios para su quehacer / con que Jackson servía a sus convicciones e idearios fue insano, típico de su carácter temperamental y burdo. Un hombre de maquinarias políticas, ambicioso e infatigable en el deseo de poder, fue el primero en pedir la eliminación de los Colegios Electorales en su primer mensaje al Congreso. Henry Clay, Daniel Webster y otros líderes del Partido Nacional Republicano («Whigs») se proclamaban defensores de las libertades populares frente a la usurpación de Jackson, al ganar la Presidencia. Los caricaturistas de la época lo llamaban el Rey Andrew I. Contrario a otros presidentes previos, Jackson no se conciliaba con el Congreso, no consultaba, no escuchaba en materia de elaboración de políticas públicas, sino que abusaba de su poder de veto y su camarilla de Partido para ejercer su comando.

¿Por qué se tiene tal percepción? es decir, de que el democrata Old Hickory Jackson fue un usurpador y absolutista pese a que pretendiera ser aquel que actuara en nombre del hombre común... El estilo otra vez. El retrato que Parsons ofrece es conocido, Jackson tuvo un estilo populista que apelaba a la clase hacendataria, la de agricultores, muy poco cosmopolitas, enemigos del Gobierno Federal y los políticos Cabeza de Huevo. Tuvo la habilidad de hacer pasar a Adams como uno de éstos, en parte por su valiente agenda de expansión gubernamental.

El temperamental Jackson, como una bomba de tiempo por su carácter, sería especialmente recordado en Carolina del Sur cuando el asunto de la nulificación de unas tarifas consideradas gravosas, muy altas, por John C. Calhoun, líder del movimiento opositor a las mismas. Jackson envió las fuerzas armadas a Charleston y amenazó privadamente a Calhoun con la horca. «Violence seemed imminent until Clay negotiated a compromise»: La tarifas fueron reducidas; pero, dijo mucho del estilo de Jackson, dizque la voz autoproclamada del «hombre común», o el Little Guy como se decía en la pasada campaña. «It is to be regretted that the rich and powerful too often bend the acts of government to their own selfish purpose», escribió Jackson. Este es el hombre que dirá más tarde: «Cada reducción de los gravámenes públicos surgidos de los impuestos ofrece a la empresa individual un aumento en su poder y da a todos los miembris de nuestra feliz confederación nuevos motivos para el amor patriótico y el apoyo».o their own selfish purposes», escribió Jackson.

Cuando, en 1832, el Senado le rechazó al Presidente Jackson la nominación de Martin Van Buren como Ministro a Inglaterra, Jackson enterado de ésto, exclamó: «By the Eternal! I'll smash them!» Su manera de vengarse fue designar a Van Buren, su favorito, como Vice Presidente y el hecho es que el corrupto Van Buren, cuando el Old Hickory / Jackson / se retiró de la política, advino Presidente.

Por la historias que Parsons nos detalla en su libro, aprendemos mucho acerca de lo que se trata este cinismo de la modernidad. En Jackson, sutilmente se sobreentiende, tenemos a uno de los primeros presidentes que se le sube el poder a la cabeza y se sienten con el derecho al desplante y al puteo, como el malhablado y disciplicente Richard Nixon. Políticos que se sienten con el derecho de llamar hijodeputa a quien se les pega la gana. Tenemos uno que supo, como los de hoy, cómo llenarte el buzón de peticiones de donativos y cartas que hacen la barba a los electores, aunque se cuelen las mentiras. A su mansión privada de Hermitage invitaba a los que le ayudarían a triunfar, a sus amigos especiales, o representantes de intereses especiales.

Jackson fue un político que encontraba irreconciliables los intereses de la clase comercial y los de los agricultores. El hacendado de aquellos tiempos quería ser el que planta un producto y el que lo vende; no quiere la competencia del que no siembra y predica modernización industrial. Además Jackson se oponía a la creación de bancos nacionales. El hacendado rico puede ser el prestamista. Al existir bancos nacionales la tentación a adquirir deudas nacionales y circular papel moneda se amplía. «I have always been afraid of banks», dice. No en balde, Jackson dio batalla contra la creación del Segundo Banco de los EE.UU., una corporación privada, virtualmente convertida en un monopolio con patrocinio gubernamental, pero, ¿fue su lenguaje convincente para oponerse? Y Jackson utiliza el veto contra el Banco, alegándolo un «privilegio económico indebido», convenciendo al electorado en 1832 para su reelección y esta vez con el 58% del voto popular y casi cinco veces más de los votos electorales que antes.

La más interesante aportación de Jackson es su defensa a los Derechos de los Estados, la más peligrosa su fe en la Mob Rule, en el régimen de asalto. Parsons nos recuerda, como el mejor ejemplo de lo último y precedente de conducta política, cuando el General Jackson, todavía no presidente, provocó un incidente internacional que prologa la Doctrina Bush y la hace parecer pequeñita frente a la osadía. Parsons la describe como -- «a pre-emptive and unauthorized invasion of Spanish Florida for harboring Indian terrorists». El mismo Presidente Monroe y su Gabinete, unánimemente, se pasmaron ante la actitud temeraria, imprudente e invasora de Jackson. Adams era el Secretario de Estado y defendió a Jackson como «un agente patriótico de la potencia estadounidense» y, aún más, negoció con España las bases de un tratado para la anexión de la Florida.

Para juzgar el carácter de Jackson, es importante examinar unas profundas convicciones de las que él dejó constancia y fluyen por The Papers. Está orgulloso de la República adquirida y, de hecho, fue el último de los veteranos de la Revolución en ser presidente. Concibe una misión perfecta a los EE.UU., aunque está consciente de los ciudadanos imperfectos, quienes pueden, tarde o temprano, degradar la nación. Para él, ese amor fanatizado al país le permite decir que: «La guerra es una bendición comparada a la degradación nacional». Si bien «la paz, sobre todas las cosas, es lo deseable, en ocasiones la sangre debe derramarse» para obtener tal paz en términos duraderos, «on equable and lasting terms».

Jackson sabía que asistía a una nueva era de gobierno, aunque con cierto temor a lo nuevo, se mantenía provincialista. A su juicio, lo más importante es preservar la Unión, tener un sistema judicial «independiente y virtuoso», no designados para más de siete años y que la gente tenga el derecho a elegirlos. Desde el mecánico al jornalero, el hacendado al ganadero, que son el «gran cuerpo del país», la idea que los vincula es su amor a la libertad y el deseo de igualdad de derechos e igualdad ante la ley. «We are beginning a new era in our government. I cannot too strongly urge the necessity of a rigid economy and an inflexible determination not to enlarge the income beyond the real necessities of the government», su enfoque pragmático.

Jackson, el Viejo Nogal americano, tuvo la capacidad de unir el ala Nacional Republicana, cautivar la próxiima generación de la política a partir de 1828 y transformarla en el Partido Demócratico Republicano. Del viejo grupo Republican Party --o Demócratas Republicanos, adheridos a Jackson; es que vienen los republicanos del GOP de hoy. Y de los viejos Whigs, los demócratas.

En el partido el ala favorecedira de Adams se dividirá, uniéndose al desprendimiento del Partido Federalista, para formar los Whigs. Al final, según escribe Parsons, será Jackson, «who would come to represent the future» -- el futuro deque cada voto cuenta y que más importante que el intelecto es la responsabilidad política y que las campañas políticas y la militares funcionan de igual forma. En la guerra todo se vale; pero, después de tal disgresión, Parsons reflexiona. Es John Quincy Adams quien nos anticipó el futuro real, con su visión del Gobierno Expandido y una complejidad de los compromisos financieros e internacionales. Pero la lección acerca de la democracia es ésta y el túetano el siguiente: En 1828, triunfó el ignorante sobre el culto. «An unlettered, hot-tempered southwesetern frontiersman, trumpeted by his supporters as a genuine man of the people, soundly defeated a New England "aristocrat" whose education and political resume were as impressive as any ever seen in American public life». / Carlos López Dzur / Artículos

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Santiago Reinoso Velásteguí
La Generación del Yo


EL ENTORNO: El escenario en que han nacido es la globalización. En una sociedad donde hay cambios en la pareja y en la familia, en las representaciones de las sexualidad. Por el impacto de los medios, música, televisión, internet, celular, sus respuestas expresan fragilidad. Ya no pesan sobre ellos las ideologías, como en las generaciones anteriores. Aspiran a relaciones auténticas.

Están en búsqueda de la verdad: si no las encuentran (relaciones auténticas y verdad), esperan encontrarlas en su propio interior. O se repliegan en sus sensaciones. Se evidencia el individualismo.

¿QUIENES SON?: Los jóvenes posmodernos están en búsqueda de las razones para la vida sobre las que construir su existencia. Tienden a asirse a gratificaciones primarias y tienen dificultad para madurar;. tienen un acercamiento lúdico a la vida, necesitan ir de fiesta en fiesta. Son ambivalentes. Quieren encontrar el modo de entrar en la realidad. Quieren encontrar el modo de salir de ella. Son capaces de ser generosos, solidarios y comprometidos con causas que los movilizan... El problema es que tienen menos referencias sociales menos sentido de pertenencia.

Son individualistas. Tienden al igualitarismo y a la tolerancia (el ejemplo del arete) y están en peligro de caer en el conformismo de la moda. Están en una etapa de fragilidad afectiva. Dudas sobre la identidad, el sexo, la familia. Viven una confusión de sentimientos; no distinguen entre una atracción a nivel de amistad y una tendencia homosexual.

El considerable número de familias disfuncionales no favorece la fe en el otro ni en el futuro. Estas personalidades son el resultado de una educación, una escolarización y una catequesis que en ocasiones no han favorecido el desarrollo de la inteligencia.

Se mantienen cerca de todo tipo de sensaciones las drogas, las fiestas, la marcha, el botellón y espacios propios para ellos en donde no tienen que seguir reglas.

Cuando encuentran adultos maduros, coherentes, capaces de transmitirles los valores de la vida: escuchan. Emprenden proyectos trascendentes Quieren ser mejores. Se interesan por los demás.

Universidad Panamericana, campus Bonaterra

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Joserramón Meléndes (Puerto Rico)
La antIpocresía


El carágter básico de la posmodernidá, asta aora, es todabía su identidá contestataria contra la modernidá; todabía la posmodernidá no a definido su personalidá diferensiada de su origo istórico. Si la modernidá es la época de la Representasión, la posmodernidá desbanca ese alegato: i se presenta como (auto)presentasión descarnada, amputando aqel ‘re’. Lo qe le falta es presisamente el ‘auto’ entre paréntesis, de contrabando; qe se proclama para la misma ‘presensia’ orijinaria, de qe la re-presensia qería dar fe.

Por eso la primera manifestasión libidinosa de la posmodernidá, es jagtarse de cafre. Todo lo empaqetado de la Representasión, todo lo Formal, los Manerismos de la Corte: le paresen demodés. No se parese al padre ni a la madre esta jobenata jaculatoria qe desasebta reglas de combibensia impuestas. Lo qe todabía, sinembargo, es solo el expediente contestatario de un anticomportamiento. I su comportamiento propio es todabía una mueca de lo qe no qiere ser: no a descubierto su ‘código’ todabía.

La forma dejenerada de la Representasión es la ipocresía. Los muchachos de la rebolusión mundana de la posmodernidá –qe son los qe la arán, i no los académicos; como los comuneros renasentistas isieron la modernidá, i no los cortesanos–: no pueden ser más anticorteses. Empesaron por erutar comiendo, se pusieron los pantalones alrebés, imbentaron el marinobiasgo; de su estética es bien difísil ablar –es solo anti; i su ‘ética’ se a mesclado con el lumpen –asosial.

La antipocresía militante neoumana arremete traisionada contra la moralina de paqete qe les bendieron sus padres semiburgeses o semiproletarios. Qe si el trabajo onra: ¿cualqier trabajo? Qe la fidelidá: ¿al egoísmo? La disiplina: ¿de la esclabisasión? ¡Al éxito!: ¿abusando? Progresa, destácate: ¿en lo qe no tengo talento?

La mobilidá sosial de la rebolusión del indibiduo contra el feudalismo -la modernidá- se estrabió en su camino darwinista (avant la lettre) del más fuerte. Como tratábase de un alegato altruísta (iba a poner: ultraísta), pues qe el abusador era el Señor del qe se protestaba: todo empesó mui relijiosamente bestido de justisia. Fue asta la giyotina qe se le bio el pescueso mondado de gayo de pelea: deportibo. I la modernidá, de Voltaire asta Morgan, se bistió de pelucas la filántropa.

Para alcansar el desarroyo del indibiduo entre el cuerpo sosial, el lenguaje se ensebó asta la baselina. El transaxionismo de todos los Tratados de la Liga Hanseática, ocultaba una mafia. I así sigió. Conspirasiones eclesiásticas segtarias, estados clientes, satélites, emigrasiones Kibuzianas de colonos plantados: Todas las formas ‘negosiables’ del desarroyo asta el poscapitalismo iperindustrial o sibernético de la modernidá umanista, son produgtos transaxionales cuya trasparensia tiende a sero.

Pero la anti-ipocresía no es la sinseridá. Entre otras cosas, porqe el signo interpuesto para la comunicasión es opaco. Reusar el lenguaje de una manera menos manipuladora, no ba a lograrse con (otra) proclama, sino por una tarea ardua de desmonte. Abrá qe desmantelar ‘las formas de la ipocresía’, esto es: la dejenerasión formalisada de embelecos suntuarios de un lenguaje forense cortesano, una re-presentasión tupidora qe engañara las ‘formas’ de lo qe se presentara. Se trataba de gerra susia: se ablaba de negosio limpio (se entiende: Se trataba de negosio susio: se ablaba de gerra limpia.)

La antipocresía biembenida de loas jóbenes, irá desoyinando, cuan duro fuere, aunqe nos dañe el tímpano como un qiutib, los oídos tupidos de seriya de poses i manieras modernistas. Eyos encontrarán las condisiones, i las irán criando, en qe ya no les sea sufisiente ese líbido contestatario. Cuando nos maten a todos sus padres, o simplemente nos caigamos en cantos, de obsoletos; empesará otra cosa.

A los preantiguos, antiguos, o como qieran yamarnos a los cumplidos –los incumplidos no ocurren en el tiempo–; nos debe conformar ese bislumbre: Saber qe atestiguamos el momento ebolutibo en qe el umano se cansó, saturado, de ser dúplise. Todas las fuersas de la existensia qe empuja, ban a una identidá neoumana, no ya ‘umanista’ —o no retrogradantemente Una: nostáljica del Ser único Totalitario de La Presensia. La posmodernidá realisará su ayasgo en la bariegasión de la diferensialidá, en la riqesa de la diferensia, en las posibilidades bocasionales de la espesie. Siertamente, después de la ipocresía; i más ayá de la antipocresía.

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Extor Henrique Martínez [México]
Elitismo: La alienación intelectual, el sicologismo chafa y optimismo hipócrita

Cuántos ideólogos posmodernos —que ayer ostentaban muy orondos credenciales marxistas— hoy aparecen en nóminas de gobiernos burgueses y reaccionarios, cobrando la catorcena como asesores, consejeros o funcionarios culturales. Tránsfugas y camaleones del izquierdismo del que, cínicamente, todavía presumen y hacen eco estéril.

Enquistados en las instituciones oficiales o enganchados a pulpos empresariales que difunden chatarra mediática, los intelectuales pretenden justificar un papel de independencia crítica, una posición progresista, pero esa «ilusión activa» choca con la realidad del drama social y su monstruosa falsificación histórica; y en el momento de que se ven impelidos a afrontar las contradicciones y a dar prueba de su legitimidad supuestamente marxista, sino se van por el camino de los viejos utopismos (de «los sueños gelatinosos», como decía Gramsci), entonces incurren en la reabsorción convenenciera de materialismo dialéctico y, a la manera de la ortodoxia, sólo toman el método, «adecuando» la teoría de Marx en grado tal que pueda coincidir con cualquier corriente política, sea ésta agnóstica, liberal o reaccionaria.

Aunado a lo anterior, al plantear sus premisas, encaminadas a cuestionar el orden existente, no escogen salivazos o fuego, sino suavidad y buenos sentimientos para llenar el discurso. Deben ser muy cautelosos cuando hay que «criticar» a la burguesía (a cuyas expensas hacen carrera, fama y logran «estatus», grados de distinción, años sabáticos, premios, becas y galardones). Si la «crítica» no representa peligro alguno para clase dominante o no trastoca algún interés político o económico, entonces se les permite vociferar tratando de encubrir el mensaje con una retórica dualista, ambigua, confusa o abstracta. Se estilizan las expresiones y se orquestan los temas con una jerga rígida y pedantesca. Y las formas de encubrimiento verbal son múltiples y con la gacha intención de que el lector no pueda encontrar la intelección teórico.

Y es que las estructuras ideológicas dominantes imponen las maneras de expresar un discurso, en este caso con jedor libresco y de cubículo. Otros, como el tal José Luis Martínez H, suelen ser más descarados y, a pecho abierto, lengüetean la gastada demagogia tratando de reivindicar lo que no existe. Leamos algo de lo que este opinativo mercenario de la mentira institucional suelta con relación al birote de la cultura:

«Ahora, el Estado, representado por el secretario de Educación Pública y Bellas Artes, deja absoluta libertad a los artistas que emplea. Todos quienes trabajaron para la SEP reconocen el merito de Vasconcelos de no haber intentado jamás imponerles un determinado credo estético, fuera de los criterios que el rector haba definido en su discurso inaugural»:

«La clase de arte que el pueblo venera es el arte libre y magnifico de los grandes altivos que no han conocido señor ni bajeza... Los otros, los cortesanos, no nos interesan a nosotros los hijos del pueblo. La instauración de una estetica nueva implica la previa constitución de un verdadero código moral del artista, basado en el rechazo al sometimiento, a la servidumbre del poder o la fortuna, a la lisonja servil y al parasitismo. En efecto, la única exigencia que el Estado, en cuanto representante del pueblo, puede y debe manifestar respecto de los artistas que patrocina es que el saber y el arte sirvan para mejorar la condición de los hombres» [El Apoyo a la Creación en México, The privatization of culture project at New York University].

La casta de elite prefiere —no solamente para deslumbrar a ingenuos y papagayos— disponer de un lenguaje convulso y amorfo; lo disemina y lo encripta a través de la expresión rebuscada; lo vuelve categoría de especialistas. Bonita labor de académicos en ciencias abstractas. Y, desgraciadamente ese elitismo formalista es el que rifa en las universidades, academias y centros de investigación.

Cuando el proceso de alienación intelectual pierde su calidad engatusadora, entonces otros fetiches entran a escena; nuevas formas de adaptación y asimilación irrumpen el panorama social como estrategias de control y dominio. Así, la técnica se supera y la escolástica academicista se torna en promoción de los valores del éxito, del liderazgo mezquino, propios de la mal llamada «cultura de la eficiencia» que no es otra cosa que porquería del reciclaje del sicologismo chafa, esoterismo «niuéich», optimismo hipócrita y relativismo económico.

En la enseñanza y producción de conocimiento (que siguen teniendo carácter artificial, pero más mezquino) se extrapola la figura de profesor a investigador; y más tarde el académico es desplazado por el gerente de recursos empresariales (como el campesino que caducó en jardinero y después en obrero y técnico). Ahora, grotescos individuos vienen a encarnar la representación del elitismo y en la metamorfosis mediática el intelectual deviene en caricatura proletaria, y para trascender más allá de su enclenque existencia, vana será su ilusión de eternizarse en un papel que casi nadie hojea, por tanto. Por tanto, si quiere sobrevivir en el mismo terreno, vuelto fango de mercadotecnia, y ganarse su hueco en el infierno, tendrá que ponerse la chaqueta de merolico, publicista o títere teledirigido en cuadro de pantalla.

Cierro la nota citando nuevamente el texto del Sub:

«Si quiere recibir legitimación social, el nuevo intelectual de derecha tiene que desempeñar su función en la era visual; optar por lo directo e inmediato; pasar del signo a la imagen y de la reflexión al comentario televisivo. Si en el hipermercado de la globalización, el Estado-Nación se define como una empresa, los gobernantes como gerentes de la sociedad y los ejércitos y los policías como cuerpos de vigilancia, entonces la derecha intelectual se redefinirá como área de Relaciones Públicas. En otras palabras, a la hora de la globalización, los intelectuales de derecha son multiusos: sepultureros del análisis crítico y la reflexión, malabaristas con las ruedas de molino de la teología neoliberal, apuntadores de gobiernos que olvidan el script, comentaristas de lo evidente, defensores de soldados y policías, árbitros que dicen lo verdadero o lo falso según su conveniencia, guardaespaldas teóricos del Príncipe, y presentadores de una nueva historia. El Príncipe ha dado sus órdenes: «¡Atacadles! ¡Yo proveeré al ejército de armas y de mass-medias; vosotros de ideas!"» [Manière de voir-Le Monde diplomatique, 2004-01-15, traducción de Simón Royo].

El Charkito

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José Agustín Goytisolo (España, 1928-1999)
Alguna noche


Alguna noche -las fogatas eran
de dolor o de júbilo-
la casa te veía desertar.

Te abrías a una vida
distinta, a un mundo
alegre como los ojos de un dios:
voces mayores, fuegos de artificio,
inacabable noche de San Juan
en tu estancia vacía...

El tiempo se agrandaba en los rincones,
se detenía en torno al corazón,
mientras el estruendo proseguía,
lejos, lejos, quién sabe si real.

Después, todo más claro:
los sonidos pequeños, el crujido de un mueble
la lluvia en el desván.

Nueva vida a las cosas, el alba aparecía,
y tú llegabas, amorosamente.

Cuando todo suceda
Digo: comience el sendero a serpear
delante de la casa. Vuelva el día
vivido a transportarme
lejano entre los chopos.
Allí te esperaré.
Me anunciará tu paso el breve salto
de un pájaro en ese instante fresco y huidizo
que determina el vuelo,
y la hierba otra vez como una orilla
cederá poco a poco a tu presencia.
Te volveré a mirar, a sonreír
desde el borde del agua.
Sé lo que me dirás. Conozco el soplo
de tus labios mojados:
tardabas en llegar. Y luego un beso
repetido en el río.
De nuevo en pie siguiendo tu figura
regresaré a la casa lentamente
cuando todo suceda.

Donde tú no estuvieras
Dónde tú no estuvieras,
como en este recinto, cercada por la vida,
en cualquier paradero, conocido o distante,
leería tu nombre.
Aquí, cuando empezaste a vivir para el mármol,
cuando se abrió a la sombra tu cuerpo desgarrado,
pusieron una fecha: diecisiete de marzo. Y suspiraron
tranquilos, y rezaron por ti. Te concluyeron.
Alrededor de ti, de lo que fuiste,
en pozos similares, y en funestos estantes,
otros, sal o ceniza, te hacen imperceptible.
Lo miro todo, lo palpo todo:
hierros, urnas, altares,
una antigua vasija, retratos carcomidos por la lluvia,
citas sagradas, nombres,
anillos de latón, sucias coronas, horribles
poesías...
Quiero ser familiar con todo esto.
Pero tu nombre sigue aquí,
tu ausencia y tu recuerdo
siguen aquí.

¡Aquí!
donde tú no estarías,
si una hermosa mañana, con música de flores,
los dioses no te hubieran olvidado.

J. A. Goytisolo

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Javier Rodríguez Marcos (España)
¡Al carajo con la poesía!

Alguien muere cada cuatro minutos
en el estado de Nueva York...
Al carajo contigo y con tu poesía...
Te pudrirás y esfumarás
en el próximo sistema solar
junto con el resto de los gases...
¿Qué carajo sabes tú al respecto?
Así son algunos de los poemas que escribió William Carlos Williams (1883-1963). Otros son así: La Rosa se marchita / y es engendrada de nuevo / por su semilla con naturalidad / pero adónde / acudirá / salvo al poema / para no sufrir merma / en su esplendor. Ambos pertenecen a dos de sus grandes libros. El primero, a La primavera y lo demás (1923). El segundo, a Cuadros de Brueghel (1962), que le valió el Premio Pulitzer.

No hay ideas sino en las cosas. Williams repitió y aplicó cuanto pudo esa consigna. Fiel a ella, su obra huye de las grandes abstracciones para ahondar en lo concreto y encontrar la poesía lejos de lo poético. "Objetivismo" es la etiqueta que él mismo puso a su trabajo. No es, pues, raro que se le considere el maestro de los maestros del realismo (más o menos sucio): de Robert Lowell, Carver o Bukowski. Él es, sin duda, uno de los grandes de la lírica estadounidense del siglo XX junto a nombres como su amigo Ezra Pound, Wallace Stevens o Marianne Moore. Pediatra de profesión, sus libros tardaron en traducirse al español.

Durante años estuvo en manos de francotiradores más o menos ilustres como Octavio Paz, Ernesto Cardenal o Carmen Martín Gaite. En los últimos años, no obstante, las editoriales españolas han ido poniéndose al día. Este mismo año, por ejemplo, se publicó Viaje al amor en Lumen, que hace dos editó el citado Cuadros de Brueghel. Entre tanto, Visor tiene en su catálogo dos antologías a las que viene a sumarse ésta, bilingüe, preparada por Juan M. López Merino.

Aunque hay libros representados con un solo poema -es difícil resumir dos decenas de títulos y medio siglo de escritura-, el resultado es una buena introducción a la obra de un poeta cuya voz se nutrió tanto de las vanguardias como de la experiencia urbana. Sus poemas son muy estadounidenses sin dejar de ser a veces universalmente clásicos. Tienen toda la crudeza de la modernidad menos sentimentaloide y la delicadeza del impresionismo oriental.

El único libro no representado en la selección de López Merino es Paterson --hay traducción de Margarita Ardanaz en Cátedra-, un ambicioso poema único con tintes épicos que Octavio Paz criticó con unas palabras que bien podrían ser un elogio: «La reducción de los Cantos de Pound al formato provinciano». No suena tal mal.

Hay una Antología poética de William Carlos Williams, con textos en traducción de Juan Miguel López Merino, publicada por la editorial Alianza. [Madrid, 2009. 240 páginas}.

Tomado de El País

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William Carlos Williams (USA)
Una suerte de canción


Que la serpiente aceche bajo
su matorral;
y la escritura,
que sea de palabras, parsimoniosas y agitadas, súbitas
al atacar, serenas en la espera,
desveladas.

-reconciliar por la metáfora
a las personas con las piedras.
Componer. (No hay ideas
más que en las cosas) ¡Inventar!
La saxífraga es mi flor, la que parte
las rocas.

William Carlos Williams / William Carlos Williams / 2

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The Uses Of Poetry
by William Carlos Williams

I've fond anticipation of a day
O'erfilled with pure diversion presently,
For I must read a lady poesy
The while we glide by many a leafy bay,

Hid deep in rushes, where at random play
The glossy black winged May-flies, or whence flee
Hush-throated nestlings in alarm,
Whom we have idly frighted with our boat's long sway.

For, lest o'ersaddened by such woes as spring
To rural peace from our meek onward trend,
What else more fit? We'll draw the latch-string

And close the door of sense; then satiate wend,
On poesy's transforming giant wing,
To worlds afar whose fruits all anguish mend

W. Carlos Williams

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Nilda Spinetto (Argentina)
Un testimonio: ¿Cuál es la situación actual de la poesía latinoamericana?


La poesia latinoamericana atraviesa por una riquísima gama de libertades en todas sus variantes... Debe ser, sobre todo, porque nadie le da bola. Entonces podemos crear, creer, descreer, escribir, construir, deconstruir, re-escribir, plagear (joda), ser influenciados (suena mejor), ser surrealistas, ser espantosamente realistas, ser denunciativamente simbolistas, ser lo que queramos, con la más absoluta impunidad, al igual que nuestros desfachatados gobernantes y políticos...

Total a nosotros, al igual que a ellos, nadie nos da bola. El arte se despolitizó y la política perdió cualquier ideal o pasíón que hubiera tenido. Estamos en el todo vale de un mundo capitalista, que dice que su hijo pródigo está agonizando (la crisis financiera de los mercados de Wall Street lo anunció los últimos días).
La situación actual de la poesía latinoamericana es la mejor para que podamos escribir todo lo que queramos al menos sin que nos jodan o nos persigan.

Somos tan libres que no dan ganas ya de escribir poesía con ribetes sociales. Todo se fue tan al carajo. Humildemente y con respeto.

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Carlos Fajardo Fajardo (Colombia)
Poesía experimental posmoderna


Poemas Performances, Poesía Fónica, Polipoesía, Poesía Fractal, Holopoesía, Poemas Objetos, Videopoesía, Poemas Plásticos… son algunos de los multiprocesos de experimentación que se están produciendo en las poéticas posmodernas. Hijas de la hibridación de los géneros y proyectadas en una escenografía cultural de la descentralización y ruptura con la concepción unitaria y orgánica del arte moderno, son estas poéticas la mayor garantía de expresión de libertad imaginaria, cuyos antecedentes se pierden en la niebla de los tiempos. Se sabe que casi todas las vanguardias propugnaron por llevar a cabo un experimentalismo en las producciones artísticas, muy unido a la idea de experimento científico-técnico de principios del siglo XX. Dadá, Surrealismo, Futurismo, Expresionismo, Ultraísmo, Creacionismo, lograron fusionar géneros y discursos diversos que se creían incompatibles, pero que producían un efecto seductor, mágico y maravilloso. Así, las diversas artes se conjugaron para crear una polifonía multi-estética, multi-sensitiva. La Poesía Experimental, manifiesta en la posmodernidad, ha continuado indagando en los procesos de hibridación de los géneros.

Estos procedimientos sincréticos han creado, por ejemplo, la llamada Poesía Sonora, cuyos orígenes se remontan a tiempos antes de Cristo, con las composiciones denominadas Tautogramas, donde el punto fuerte de los versos “reside, justamente, en la lozana sonoridad y no en el significado» (Dick Higgins, Catálogo de la Exposición Poesía Experimental, 2001, 18). En la poesía sonora, es el elemento acústico «el que determina su valor estético y formal» (Higgins, 18) constituyéndose este valor en el componente básico que produce el significado. Aquí, el sonido es el que genera el sentido poético. En palabras de Higgins, cuando está representado a lo vivo, el poema sonoro se sirve de otras cuestiones que parten de su integración a otros medios y lenguajes: espacio, gestualidad, vídeo, interacción con el público.

Sin embargo, todos estos elementos deben participar dirigidos por el proyecto del poema sonoro e integrado en un proceso de montaje, de relación intersígnica intermedial». Tal como se plantea, la poesía sonora retoma la estructura de multimedia donde se conjuga el arte con la alta tecnología, junto a las acciones más primigenias y rituales del cuerpo y los sentidos. El poema, así comprendido, pasa del texto escritural, e incluso oral, al texto multimediático. El resultado de estas interesantes y seductoras fusiones lo encontramos en la Poesía Performática. Los poetas Clemente Padín (Uruguay), Enzo Minarelli (Italia) y Fernando Aguiar (Portugal), invitados al XI festival Internacional de poesía de Medellín, son grandes exponentes de dicha poesía.

En las puestas en escena de sus acciones poéticas, Clemente Padín hace dialogar lo irónico, lo lúdico, la sátira, logrando gratas sensaciones extremas donde es el espectador el que resuelve el poema visual, lo completa, pues Padín lo invita a pasar a la otra orilla por medio de la innovación, la evocación y lo imaginario. El lector de este texto visual, se transforma en poeta al ser inducido a producir el poema como símbolo, es decir, como sugerencia y seducción. La gracia simbólica de los poemas performances de Clemente Padín, se nutre de una cotidianidad exaltada por el devenir de lo trágico-cómico. De allí su visión de la vida como fortuitos y azarosos encuentros o desencuentros plurales, manifiestos en su exhaustivo trabajo.

La Poesía Performática de Enzo Minarelli transita por varias posibilidades. El teatro, la poesía sonora, el vídeo, la poesía digital, sirven a éste para explorar las múltiples posibilidades de lo poético. En su trabajo sonoro, entran el humor, las técnicas vocales, los susurros, los gritos junto a las tele-tecnologías actuales. Al poner en escena la Polipoesía, funcionan como catalizadores el sonido, la imagen y la palabra hasta lograr una atmósfera de sensaciones que más que decir sugieren lo que es un poema. La Polipoesía, término creado por este poeta, «es concebida y realizada para el espectáculo en vivo; se apoya en la poesía sonora como prima donna o punto de partida para establecer relaciones con la música (acompañamiento o línea rítmica), la mímica, el gesto, la danza, la imagen, la luz, el espacio, las vestimentas y los objetos» (Enzo Minarelli, Catálogo de la Exposición Internacional de Poesía Experimental, 2001, 19).

La polipoesía polifónica, polilinguística, polifuncional, llega a ser en Minarelli una manera de mostrar la infinidad de posibilidades desde las cuales la poesía posmoderna actual está explorando sus lenguajes como fragmentación, descentramiento y ruptura con las tradicionales poéticas orgánicas, unitarias y cerradas de los modernos. (Confróntese, por ejemplo, el CD- rom de polipoesía Cinema / Museo; In/forma di Catalogo, Cento, Italia, 2001. El CD. de Poesía Sonora coralmente me stesso, Cento, Italia, 1998 y el Larga Duración The Sound Side of poetry, Cento, Italia, 1990)

Por su parte, el poeta portugués Fernando Aguiar, considera que la poesía performática «contiene ese aspecto de sincronismo de acción /reacción que hace vivo el poema. Las personas asisten al nacimiento y al término del poema. Observan a quien crea y la ejecución del poema, ayudando, a veces, a su creación (…). Posibilita la información integrada recíproca e instantánea. Apela a la participación. Se aprecia aquí que la práctica del poema deja de ser un acto solitario y pasa a convertirse en un acto público, espectacularizado en tanto entra a ser representado en vivo y en directo. Este espectáculo de la poesía performática llega a ser ambiguo, puesto que puede caer en la mediocridad facilista del poema light - tal como lo anunciamos arriba - o bien puede producir un gran sentido de calidad estética, en donde la exploración del lenguaje, la disciplina creativa y el conocimiento de los procesos multimediáticos lleven al poema performático a un estallido simbólico imaginativo mayor.

Desde luego, este último es el caso del poeta Fernando Aguiar. Palabra, teatro, plástica, texto oral y escritural, diseño gráfico, música, hacen parte de las «puestas en escena» de sus poemas. Este performer-poeta ha explorado distintas expresiones que pasan por la poesía concreta, la poesía visual, los poemas-objetos, llegando a la poesía bricolage y a las fusiones que se logran maravillosamente en sus experimentaciones. El poema es más que un texto escritural u oral llega a ser un multitexto, rizomático, descentrado, discontínuo, simultáneo, paradojal, contingente y laberíntico, sintonizado con las categorías de las estéticas posmodernas.

La gran explosión o Big Bang que se produjo en las estéticas unitarias y universalistas, elevó la alteridad, el discenso, la variedad y la heterogeneidad a conceptos artísticos. El poeta rompe con lo uniforme y asume una vida en plural (Fernando Pessoa). Del sujeto centrado, autónomo, al sujeto múltiple y plural. El poeta Aguiar acepta el desplazamiento de una sensibilidad a otra; teje nudos, redes y no linealidades ni fundamentos últimos. Sus rasgos están en la multi-identidad y diversidad. Fernando Aguiar manifiesta en su obra, sin traumas ni sentimientos de culpa, estos estupendos desplazamientos estéticos. (Confróntese, por ejemplo, sus libros Os Olhos que o nosso olhar nao vé, antología de poesía, 1972-1980. Poemografías. Perspectivas da poesía visual portuguesa, Lisboa, 1985. Minimal poems, Alemania, 1994; Indicis, Barcelona, 1995; y sus obras Poesía sonora IV, 1996; Soneto a cuatro voces, 1986, rede de canalizacao, 1983; Discorso (s) Polipoesía, 1991…).

Por otra parte, en la llamada Videopoesía observamos cómo se integran las tele-tecnologías en la creación de poemas. Aquí «el movimiento incorporado al texto es la principal contribución que el lenguaje del vídeo trajo a la poesía… Se amplía la noción de tiempo de los vocablos y se quiebra la linealidad de la lectura, revelando los textos según la programación del autor, con las palabras en movimientos distintos del tradicional de arriba abajo y de izquierda a derecha» (Álvaro Andrade García, catálogo de La Exposición de poesía Experimental, 19). La videopoesía facilita superar al texto tradicional lineal y cerrado, puesto que provoca una lectura pluridimensional de distintas formas cuantas veces se desee. «Texturas, colores y formas revistiendo y haciendo de fondos para las palabras, permiten la superposición de elementos de las artes plásticas en el encadenamiento sintético de los poemas. La videopoesía acerca inmensamente esas dos formas de expresión, tradicionalmente tan afines» ( Andrade García, 19).

Hija de la cibercultura, la Holopoesía es la máxima expresión artística de la era digital computacional. Poesía producida gracias a la realidad tecno-virtual y realizada en el espacio inmaterial tridimensional en constante transformación. Según el brasileño Eduardo Kac, la Holopoesía, en contraste con la poesía visual, «pretende expresar la discontinuidad del pensamiento; en otras palabras, la percepción del holograma no tiene lugar ni lineal ni simultáneamente, sino en fragmentos que el observador ve en función de las decisiones que toma, es decir, dependiendo de la posición que adopte respecto al poema» (Catálogo Exposición: 20). Aquí los fractales son los integrantes mayores del Holopoema. Son creaciones de sintaxis nuevas, discontínuas, irregulares, indescifrables, no medibles por las tres dimensiones no euclidianas y cuya morfología posee el carácter estético de lo maravilloso. Los Holopoemas, igual que las figuras neobarrocas posmodernas, están dotados de dinamismo, inestabilidad y metamorfosis rítmicas graduales.

«La percepción espacial de los colores, los volúmenes, los grados de transparencia, las transformaciones de la forma, la posición relativa de las letras y las palabras, y la aparición y desaparición de formas es inseparable de la percepción sintáctica y semántica del texto» (Catálogo..20). Poesía virtual. Poemas cuatridimensionales que integran no sólo lo espacial, sino lo temporal. De allí su fluidez, su fugaz percepción y la no permanencia en el tiempo. Poesía para la memoria instantánea global, promocionada e impulsada por la cibercultura. (Véase,por ejemplo, los Holopoemas de Eduardo Kac, Zero, 1991; Havoc, 1992; Holo/Olho, 1983): Ver

Un gran ejemplo de obra poética que reúne a la gran mayoría de las exploraciones aquí citadas, es el poemario multimediático Árbol Veloz, editado en tres formatos (libro, cd-rom y casete) del poeta uruguayo Luis Bravo, invitado al Festival de poesía de Medellín, en el cual encontramos intersecciones entre poesía visual performática, música, gráfica y poesía leída. Multimedia que construye una cierta Estética del video-clip donde observamos el dinamismo de un collage de textos e imágenes en movimiento, secuencias en un tiempo no lineal, superposiciones de palabras con iconografías simultáneas, fluidez y aceleración que expresan la vida cotidiana de las actuales ciudades.

Luis Bravo proclama en este trabajo la Velocidad como el actual mito de nuestra posmodernidad dentro del cual animación y escenario, fotografía y dibujo, lectura hipertextual y cortes transversales son aspectos fundamentales en su propuesta. En palabras del mismo autor, en esta obra «no hay sólo un espectador, como en la videopoesía; también hay un lector, un escucha y un operador que debe «navegar» por esa estructura arborescente…En este caso el lector lee y amplía la lectura. Incluso puede optar por leer mientras escucha el texto donde la voz y la música, trabajadas específicamente, generan un segundo nivel de escucha».

«En otro nivel están los info-videos (así se les denomina cuando están incluidos en el formato CD-Rom) que incluyen la banda de sonido y el trabajo de imágenes en distintas técnicas expresivas y, en este caso, desde diferentes estéticas». De esta manera, Árbol Veloz se constituye en un gran hipertexto, que nos invita a explorar sus universos multiestéticos y multimediáticos. El poeta, al decir de Mariella Nigro, se transforma en un «juglar cibernético» con «su laúd electrónico», pero también en un poeta rizomático que nos seduce por su gran gama de posibilidades y exploraciones.

Como se observa, son múltiples las manifestaciones de la denominada Poesía Experimental en la posmodernidad. Sus rupturas, a veces radicales con las formas tradicionales de la poesía tanto clásica como moderna, son innumerables, llevando a los conservadores a dudar de su valor poético. No caemos en estos últimos. Creemos más bien que la poesía, como expresión de la libertad imaginaria, tiene licencia para marchar por los campos abiertos de la creación, aunque sólo legitimamos dichas creaciones en tanto su calidad poética se mantenga; de lo contrario, como muchas veces sucede con la basuralización cultural, aceptaríamos la relajación acrítica y una sensibilidad de lo incontestable y la conciliación.

Tomado de Wiki-Learning / Carlos Fajardo Fajardo

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Luis Bravo / Uruguay

Luis Bravo nació en Montevideo, Uruguay, en 1957. Es ante todo, poeta; uno de los más importantes de su país; pero también es o ha sido crítico literario, performer, ensayista, docente, editor, periodista y promotor cultural. Ha publicado varios libros incluso Claraboya sos la luna (1985), Lluvia (1988), La sombra es el arco (1996), Árbol veloz (1998), Liquen (2003) y Tarja (2004). En 1993, Luis fue uno de los poetas que co–organizó el Festival de Poesía Hispanoamericana en Montevideo. Textos poéticos suyos han sido publicados en antologías y revistas especializadas traducidos al inglés, francés, portugués, sueco, alemán, estonio y recientemente al persa.

El estallido

es una estrella atravesando el nervio
el estallido no se escucha
se presiente, como el relámpago
: la caída del rayo, su trayectoria,
como esquirlas que se incrustan
entre el corazón y el estómago
el estallido es una marca indeleble
si la estrella cae a tus pies
y tú con ella:

“te llevará años escalar el cráter
volver del humus sagrado entre carbones
y a cada tormenta
el cielo te cruzará el pecho con sus estalactitas de nácar”
el estallido es esa voz que viene de ti,
_una estrella atravesando el nervio_
a la que tendrás que obedecer,
a ciegas: lineazo eléctrico de la fe.

(derivaciones)

1
el estallido es una evidencia de la que no podrás librarte
una vez ejercida su acción propiciatoria

2

Son múltiples los estallidos espejeantes en la superficie
sólo la hondura alcanza a demoler la incertidumbre

3
¿qué cosa quiere aquel que quiere aquello que desea?
¿quiere el fluido incesante de aquello que al ser será piedra?

4
la carne ardiente
el corazón ardiente, la ardiente carne del corazón
el ardiente corazón hecho carne
(¿qué cosa quiere aquel que quiere aquello que desea?)

5
y quiero estar
y no estar
al mismo tiempo.
Como una cuerda que al sonar
revienta

6
el fino desmayo de las horas
se disputa:
el placer o la peste

7
en el estallido
el presente se esconde tras una fina película
puedes abandonarte a la fuerza centrípeta del remolino

_la trituradora de la paradoja está en el centro_

serás devorado hacia territorio desconocido: black hole,
cambio de piel, capricho de la química de los cuerpos.


Se puede escuchar con música este poema aquí:
http://www.periodicodepoesia.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=72&Itemid=79&limit=1&limitstart=4#2

Tomado de Mahmag

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Mariella Nigro (Uruguay)
De la muerte y el nacimiento (I)

Aprieta y duele. Un árbol
laúd barcaza pero ataúd,
llegada a la madera, la poeta
en la raíz del viento en el silbido
en la fría humedad de la rotura
en la luna del hueso enterrada la hoz
con su corte en el aire sin remedio.

Ha entrado en la magnolia
a la pasión del árbol lleno de cosas vivas
y de niñas antiguas.

Ahí adentro ella escribe
sobre la flor enorme
con su ala menuda.

De este lado
se caen las piedras de la boca
y se incendia la lengua

y luego la poesía se pone un traje oscuro.

A Marosa di Giorgio,
in memoriam

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Cerviz

Esta
la vertical de mí
tallo del pensamiento
esa flor blanca
y abierta.

Desde donde no miro
debajo de la gasa y el collar
quiebra el hilo de plata
el transcurrir del sueño.

Mano que corta la trenza imaginaria
ahueca el hueso
deja roto el carey
en la nuca quebrada.

Y en una pesadilla de ortopedia
apronta Salomé su mano crespa

sostiene desde ya
la blanca flor del cuello.

(De Umbral del cuerpo: Marella Nigro)

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El río del cuerpo (IV)

Así, si en el cuerpo naciera el río,
si la poesía vertical
desgranara en él su pedrería
y voltearan a su paso los recuerdos,
agotadas margaritas
amarillas deshojadas los penares
los dolorosos desmayos como quebrados juncos
alegrías, camalotes brillantes
y espeso plancton, las dudas y temores.

Si pliegues en la ensenada de los años
así en él formaran las arrugas
desesperada la piel en su tersura
desconcertara al tacto, si engañara
la juventud antigua su luna oscura
ese espejo, como el cielo, de la vejez que viene

enjoyada yo andaría
cascando los brillantes abalorios
engalanada entre lo verde y lo fluido
entre las ondas verticales
los erectos remolinos
el elevado albur

allá en lo hondo.

De El río vertical

[Mariella Nigro (nacida en Montevideo, 1957) es doctora en derecho y ciencias sociales; ha cursado estudios extracurriculares sobre filosofía del derecho y arte. Obra poética publicada: Impresionante Frida. Poemario al óleo (Biblioteca de Marcha, 1997), Mujer en construcción (Vintén Editor, 2000), Umbral del cuerpo (Colección Hermes Criollo-La Gotera, 2003) y El río vertical (Artefato, 2005). Y Los cinco elementos, textos del Libro de acuarelas de la artista plástica Cecilia Mattos (2005). Ha colaborado con artículos literarios y breves ensayos en diversas revistas literarias y publicaciones académicas nacionales e internacionales].

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Jean François Lyotard (Francia}
Lo posmoderno (frag.)


¿Qué es pues lo posmoderno? ¿Qué lugar ocupa o no en el trabajo vertiginoso de las cuestiones planteadas a las reglas de la imagen y del relato? Con seguridad, forma parte de lo moderno. Todo aquello que es recibido, aunque sea de ayer (modo, modo, escribía Petronio), debe ser objeto de sospecha.

[…] Lo posmoderno sería aquello que alega lo impresentable en lo moderno y en la presentación misma; aquello que se niega a la consolación de las formas bellas, al consenso de un gusto que permitiría experimentar en común la nostalgia de lo imposible; aquello que indaga por representaciones nuevas, no para gozar de ellas sino para hacer sentir mejor que hay algo que es impresentable. Un artista, un escritor posmoderno, están en la situación de un filósofo: el texto que escriben, la obra que llevan a cabo, en prinicpio, no están gobernados por reglas ya establecidas, y no pueden ser juzgados por medio de un juicio determinante, por la aplicación a ese texto, a esta obra, de categorías conocidas.

Estas reglas y estas categorías son lo que la obra y el texto investigan. El artista y el escritor trabajan sin reglas y para establecer las reglas de aquello que habrá sido hecho. De ahí que la obra y el texto tengan las propiedades del acontecimiento; de ahí también que lleguen demasiado tarde para su autor, o, lo que viene a ser lo mismo, que su puesta en obra comience siempre demasiado pronto. Posmoderno será comprender según la paradoja del futuro (post) anterior (modo).

[…] La respuesta es: guerra al todo, demos testimonio de lo impresentable, activemos los diferendos, salvemos el honor del nombre.

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Francisco Cevallos Tejada
La violencia como proceso imaginario de identificación


El mundo de sentidos, emociones, significaciones, imaginario-simbólicos juegan un rol prominente en la acción juvenil, asimismo en su conflictividad. Es la mirada, por ejemplo, que está en el mundo de la significancia, como decía Barthes, inicio imaginario de la conflictividad: «¿Cómo va a ser posible que esta puta venga hecha la buena a robarse la mirada de todos?...»

«Dejarse ver la cara», «dejarse ver las huevas» generan violencia ante la reducción de la palabra, por una incomprensión o por la imposibilidad de construir una mediación simbólica: entre la posibilidad de apalabrar esa mirada o no entender y explorar nuevas formas de apalabramiento.

El sentido en tanto apropiación y subjetividad que (actualmente) piensa en sí misma y no por sí misma, atrapa las relaciones de la sociedad y las de los jóvenes, en elementos imaginario-simbólicos de identidad / alteridad que desatan la conflictividad y una dinámica de no ver y de no ser visto cobra fuerza; una noción de envidia que es señalada por Zizek (1995) en el sentido de invidencia, por ello es importante un look para evitar pasar desapercibidos; pues existimos porque el otro (amigos, pares, incluso enemigos) o lo otro, otorga existencia.
Quería sentirme diferente a los otros manes... A mí me gusta todo original, que sea Levis, zapatillas Nike... Sentirme mejor vestido que otros manes...
Presencia del Otro que re-significa nuestra presencia en el mundo (Liberman Ibid.), que hace operar lo que hacen los demás de mí y lo que hago yo con lo que los demás hicieron de mí (Sartre), y donde la otredad existe pero ya no como potencial para la realización ética, sino como valor de cambio (Lyotard).

Procesos imaginarios y subjetivos de identificación-diferenciación ligados incluso al mercado, donde «las órdenes de consumo, obligatorias para todos pero imposibles para la mayoría, se traducen en invitaciones al delito» (Galeano, 1998).

Las diferenciaciones sociales (re)aparecen, se materializan, se (re)afirman y profundizan cuando el mercado ya no es sólo un mercado de bienes y servicios, sino de imágenes e imaginarios de status, felicidades, confort y bienestar; de consumos y satisfactores "básicos" y "exclusivos" para jóvenes.

Esto podría explicar de alguna manera porqué alguien puede asaltar a otro simplemente por los zapatos; porque para quien asalta, los zapatos son el signo de su visibilización y reconocimiento como sujeto en los espacios que cotidianamente ocupa. Estas identidades conflictivas y permanentemente cuestionadas empujan a la búsqueda de modelos de identificación a través de los cuales autoafirmarse, y corren imaginarios de emulación de la marca, la pinta, y efervescen conflictividades de alteridad y competencia.
Cuando tú vas a la disco tú no buscas, sino encuentras. Si las `manes' te ven bien vestido, cuando estás a la moda, cuando tú bailas bien, o eres popular, eres alegre, divertido ellas te buscan...
El juego imaginario de producir la diferencia se compone de elementos característicos de las culturas juveniles como el vestuario, los tatuajes, el cabello «se han convertido en un emblema que opera como identificación entre los iguales y como diferenciación frente a los otros» (Reguillo, 2000a); sin embargo, este carácter preeminentemente visual que los hace reconocibles e identificables, los lleva a ser «asociados a connotaciones negativas (lo sucio, lo feo), [y] trasladados, como atributos, a sus portadores» (Aguila, Ibid.).

Jóvenes que para transformar el estigma en emblema y para hacer operar con signo contrario las calificaciones negativas que les son imputadas, se encuentran volcados en nomádicas o errantes búsquedas de identificaciones e identidades que les sirvan para ser reconocidos y reconocidas y se remiten a un 5 uso del cuerpo como forma de politicidad desde lo cotidiano. Atrapados en esa alteridad imaginizada, la violencia se configura entre el mito de la afirmación que se cumple con la ritualidad del enfrentamiento, ya que «es la violencia lo que les garantiza adquirir respeto, status, reconocimiento social y sentido de pertenencia a un grupo" o "la forma más segura de sobrevivir» (Concha-Eastman, 2001).

Por una pelea tú das todo, tú sabes que en esa pelea eres tú o él, y prefiero yo, entonces es donde juegas todo; tú me estás disparando y yo te estoy disparando y ¿a quien prefieres?, ¿tú o yo?.

El sentido del juego social pandillero podría relacionarse con lo que Bourdieu llama "illusio", por el interés y los envites que provocan tales acciones; asimismo, en las relaciones humanas, más difíciles que las definiciones humanas, ya Nietzsche (19946) hablaba de la alegría maligna del daño ajeno cuando el hombre se acostumbra a considerar a los demás hombres como sus iguales, o cuando la venganza no es más que hacer que cese el peligro como un instinto de conservación provocado por el miedo al segundo golpe.

Así también los principios de la afirmación y la demostración nacen en los intersticios de las relaciones sociales; discursos cotidianos que son (re)construidos y utilizados por las organizaciones pandilleras como solución a sus propios conflictos internos e intergrupales: la masculinidad, la hombría, la virilidad, asumidas culturalmente, se vuelven práctica social, constitutivos que incluso han repercutido en masculinizar el rol femenino.

Nuestras calles, barrios o instituciones son entornos apropiados para adquirir los conocimientos para demostrar su capacidad de administrar lo imprevisto y su incertidumbre, pues la afirmación identitaria para reconocer(se) un terreno propio, ganar(se) un lugar en, responder(se) porqué me dicen qué o qué, o demostrar(se) ser persona lo hace con viveza, respeto y valentía, únicas maneras de tener un nombre, un rol, un sitio.

En el tejido social, los ciudadanos gestan su conducta, su sentido de ciudadanía y su relación con las instituciones por la vía de la violencia (el paro, la huelga). Esta configuración de relaciones es la que torna impracticables sentidos mínimos de armonía entre la institucionalidad y los diferentes actores de la sociedad.
2. Culpa, miedo y soledad: jóvenes en busca de otro lugar

Miedo que da miedo del miedo que da
Puedro Guerra
El círculo de violencia no inicia con la violencia callejera de las pandillas y tampoco concluye con los métodos de coerción social. «Si se castiga o se recompensa el pasado de un hombre», decía Nietzsche, «deberíamos remontarnos más atrás y castigar o recompensar lo que fue causa de tal pasado, es decir, a los padres, a los educadores, a la sociedad misma» (Ibid.) No sólo la familia o la escuela son las únicas responsables de la violencia juvenil, tampoco lo es la calle ya que es un espacio de socialización. Así, los relatos de ex pandilleros demuestran que sus diferentes entornos como el barrio, la discoteca, entre otros, siguen siendo escenarios de conflictividad, donde la desvinculación de ellos con respecto a una organización pandillera no ha provocado mayores cambios en sus entornos cotidianos.

Ante una realidad donde caen muros y torres; ante una realidad de frío en el clima y en la esperanza, la diversión, el licor, la droga, entre otras, se muestran como alternativas para el escape hacia otros lugares, para reducir los miedos, las penas y la soledad.
...eso ñaño, se sacaba así los temores, y uno se sentía diferente y sociable... para pasar bien yo no me drogaba...
Soledad, sea por la exclusión o autoexclusión de los espacios sociales; por la reducción del espacio común hasta el ámbito privado -mediatizado especialmente por las industrias culturales e incluso por la economía; o soledad que causada por los «ritos de negación del contacto» o por la «imposibilidad de habitar la otredad», provoca sentidos de vacío y aislamiento; soledad que Fajardo (2001) caracteriza no como la soledad rilkeana generadora de creatividad, sino la soledad aburrida, abrumadora, que provoca desgastaste, anuladora, del hombre del rincón, solitario peroglobalizado.
Miedo... a la soledad. Yo tengo pavor a estar solo. Yo, a veces, me deprimo porque me siento solo.
De la soledad a la emoción; de la muerte como incertidumbre y riesgo, al inmediatismo y la ausencia de futuro; la configuración de las subjetividades juveniles transita entre no solo el riesgo de morir de hambre, o de amor... sino de aburrimiento, pues «ante una vida sin emoción, no se puede perdonar una muerte sin emoción», ya que «la muerte tiene el extraño poder de suscitar el frenesí de la vida» (Maffesoli, 2000). «Si de nada sirve vivir, buscas algo porqué morir», dice Fito Páez en una de sus canciones.

Vivir como venga y morir de una. La vida y la muerte en los jóvenes forman parte de sus entornos cotidianos; «el infierno es lo que vivimos aquí...». No habla sólo del «infierno son los otros» que promulgaba Sartre, sino del «infierno artificial en sí mismo» como diría Fajardo.

Jóvenes: emergentes, pero invisibles

Según Reguillo (2000b), existe una tendencia fuerte a (con)fundir el escenario situacional con las representaciones profundas de los jóvenes o, peor aún, establecer una relación mecánica entre prácticas sociales y universos simbólicos. Solamente al entender los sentidos, razones y valoraciones que para la juventud tienen las pandillas, se provocaría en la mirada adulta, en la mirada social estigmatizadora, en la mirada institucional y programática la búsqueda de soluciones referidas a las causas estructurales (muchas de ellas de tipo emocional, no sólo como vehículo sino como constructor de realidades) más que a los problemas manifiestos.

La violencia juvenil no podrá ser solucionada con respuestas fáciles -léase inmediatas ni de corto plazo-, ni tampoco en la medida en que social y culturalmente se alteren patrones propios (personales y colectivos) de conducta ética y estética: desde el discurso duro, viril y autoritario, a las medidas represivas, reeducativas, rehabilitadoras, reformadoras.

Si no alteramos los entornos sociales cotidianos en los cuales los jóvenes varones y mujeres se desarrollan, cualquier política de juventud y menos aún en relación con la violencia, tendrá resultados efectivos. Es decir que es imprescindible superar la pobreza, la marginalidad, y la exclusión -imaginarias o simbólicas, pero igualmente reales.

Se propugna como hipótesis que la emergencia de la juventud como sujeto social se expresa en un proceso de redefinición de la ciudad en el espacio y en el tiempo (Feixa 2000). Esta emergencia de los jóvenes como actores y actoras sociales, como ciudadanos y ciudadanas, merece otro saber, uno que parta de la existencia de una(s) juventud(es) distinta(s) a la definida, al estereotipo, que afirme la riqueza de sus interacciones y sus búsquedas; que unas juventudes rechazo social ­como lo son las pandilleras-, se integren como actores.

Paradójicamente, la situación juvenil entraña y extraña esperanzas y futuros. La juventud exige actoría en lo político, en lo público, en lo privado y en lo íntimo; reclama airosamente los espacios que le pertenecen. Generación del suspenso entre la autopista de la información y el estadio de la pobreza; interactivos y desconectados, hoy por hoy, se enfrentan a la composición de sus prácticas cotidianas de vida llenas de complejidad, pero a su vez y quizá en mayor proporción, llenas de vida (Cevallos y Cevallos 1999).

Por ello, es posible desarrollar respuestas efectivas si contribuimos a generar las condiciones para que la sociedad y la juventud tengan espacios de palabra y expresión; de circulación de ideas; de reflexividad sobre los sentidos de la vida; de mediación simbólica de su conflictividad, si fuera del caso.

Solamente si se relievan las relaciones del joven con la ciudad en cuanto objeto cultural de consumo y sus experiencias de apropiación de los lugares públicos es posible entenderlo como actor social. De hecho, el reconocimiento juvenil en lo público, otorgará -a la conflictividad- más luces que sombras y ocultamientos.

[Ver Cevallos Tejada, Francisco. Una mirada al nuevo enemigo social, las pandillas juveniles. En publicacion: ICONOS. Revista de Ciencias Sociales, no. 15. FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Quito, Ecuador: Ecuador. Diciembre. 2002 1390-1249. En Ver]


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Arturo Cardona Mattei (Puerto Rico)
Mi camino largo

Mi largo camino
Camino cabizbajo, con paso lento
Con pensamiento apretado
Mi mente es una película larga
De muchos cuadros bien arraigados
Que no se borran con los años
Hoy tengo más preguntas que ayer
Mañana tendré más preguntas que hoy
Mi camino se acorta y las muchas preguntas
Se revuelcan en el inmenso espacio

Tengo preguntas tontas
También cargo las de temas amargos
Las que nadie quiere enfrentar
Las que nadie se mueve a solucionar
Las que se quedan revoloteando
Las que todos quisieran olvidar
Tengo un ánimo fuerte de preguntar
Y sólo en mi camino encuentro la verdad

Voy solitario, sin nadie con quien hablar
Subo la mirada a la copa de los árboles
Y por los caminos de la sierra alta
Busco la piedra de toque que abra su caudal
Para que me diga, para que me conteste
Pero enmudece, no quiere su secreto soltar
Nadie se compromete, todos callan por igual

Sigo mi camino en profunda soledad
Cabizbajo, atolondrado de tanto pensar
Ni siquiera el viento me consuela al pasar
Y el riachuelo noble que riega mi senda
No lleva en su cauce la contestación magistral
La misma que busco entre las piedras
En el frondoso bosque, en el suelo del mar
Camino cabizbajo evitando el mañaneo solar

Tengo muchas preguntas que nadie quiere abrazar
Y en un atrevido arrebatamiento miro al cielo
Me escapo de la tierra…empiezo a gritar
Irreverente mortal que llora, que sufre
Que busca una eterna paz
Que tiene muchas preguntas
Que nadie quiere con ellas lidiar
Así voy muriendo entre llamas ardientes
Que quieren sacar cenizas de mi alma mortal

Habacuc también preguntaba, duramente clamaba
Por la violencia eterna que cubría su mirar
Como eterna es la maldad que se alberga en nuestro pensar
Simple penoso afán el del hombre que todo lo quiere salvar
La ley se entumece, la justicia torcida está
El inicuo cerca al justo, lo empuja, lo quiere acabar

Sigo dejando huellas en mi solitario caminar
Cabizbajo, cargando mis viejos harapos
Clamando al que me preste sus oídos
Hasta expirar al final de mi cabalgar

Largo camino el que voy caminando
Ruego pesado el que voy arrastrando

8 de agosto de 2009
Caguas, Puerto Rico


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Sequoyah 1 / 2 / 3 / 4 / 5 / 6 / 7 / 8 / 9 / 10 / 11 / 12 / 13 / 14 / 15 / 15 / Sequoyah 33 / 34 / 36 / 37

2 comments:

  1. ME SIENTO HONRADA DE QUE HAYAN PUBLICADO UN TESTIMONIO MIO SOBRE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA POESÍA LATINOAMERICANA EN ESTA REVISTA INTERNACIONAL DE POESÍAS ,ARTES Y LITERATURA,LO QUE ME ANIMA A COMPARTIR CON SUS CREADORES Y LOS LECTORES DE LA MISMA,UN POEMA MIO,QUE OBTUVO JUNTO CON OTROS TRES,UNA MENCIÓN ESPECIAL EN EL CONCURSO DE POESÍA Y PROSA DE LA EDITORIAL RAÍZ ALTERNATIVA,Y SU PUBLICACIÓN EN LA ANTOLOGÍA DE AUTORES SELECCIONADOS.
    ESTE ES EL POEMA:

    CARA Y CECA

    Dedicada a Alejandro,mi amor

    vos y yo,
    los que nacimos en el país
    del nunca jamás.
    en las insólitas tierras
    de la fecundidad desmesurada
    y de la miseria más miserable del mundo.
    en el lugar donde todos los bohemios de esta tierra
    caen alguna vez,
    para saber cómo es ésto
    de que acá las estrellas brillan más,
    de que el amor se hace asi mismo,
    y la pasión está
    hasta en la última o la próxima muerte.

    vos y yo,que hemos recorrido la vida,
    que nos hemos recorrido las áridas
    y las suaves y las onduladas laderas
    curvas sempiternas de la vida
    y planicies grises y doradas
    de nuestros cuerpos
    y las abismales profundidades
    sórdidas,dulces,infernales y brillantes
    de nuestras tristísimas bellísimas almas.

    vos y yo,que nos devoramos con las bocas,
    pero más nos devoramos con las ojos,
    y con nuestros corazones caníbales
    buscadores incansables de la carne del afecto.

    vos y yo.
    vos que me mirás
    y yo que soy tu libro abierto
    el libro que tu mirada
    lee sin vacilaciones ni dudas existenciales
    porque sabés lo que pienso y lo que siento
    y a veces dejo que escribas las páginas
    en blanco,en sepia y en azul que quedan libres
    y son todas para vos.
    para que escriturés mi alma,
    o hipotequés o mandés al diablo
    el destino prefijado
    por el dios de los mediocres,
    y hagás otro,
    para que firmés con sangre tu amor
    o con el agua de las lágrimas,
    o con tinta invisible,
    pero para que firmés tu amor
    con cada abrazo,
    con cada posesión,
    con cada caminata y cada beso,
    y cada palabra murmurada
    entre los labios,cuando es
    la boca la que escucha
    y los cuerpos los que bailan.

    vos y yo.tu mirada de avellanas
    tu sabor a árbol de eucalipto,
    tu silencio que dice
    lo que tu boca enmudecida oculta.
    porque yo también te leo
    y sos mi biblia aunque seas ateo.
    sos el más hermoso cuento jamás soñado,
    y querés tapar esa dulzura inconmensurable...
    por pudor de hombre,
    por vergüenza de que sepa que sos humano,
    que sos vulnerable,mortal,mágico,
    temeroso del futuro
    (el futuro no nos teme,
    nos ataca si no actuamos)
    vos,eléctrico hasta la médula
    en nuestras tormentas plateadas
    cuando tus rayos y relámpagos
    y ráfagas,
    sacuden hasta lo más hondo de mi.

    vos y yo,
    vos,con tus manos cruzadas en la mesa,
    y yo,moviendo las mías porque no sé donde dejarlas.
    y vos conmigo y los dos juntos y nosotros.

    no puedo pedir más.
    no necesito nada más.

    Nilda Spinetto

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  2. Un gran poema, Nilda.
    Duro y bello como suele ser la mejor poesía de la posmodernidad.

    un abrazo,
    carlos

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