Friday, June 18, 2010

Junio 15, 2010, No. 62, Orange County




CONTENIDO 62



José Cruz, Javier Rodríguez Marcos
Desaparece el alma del portugués: Fallece a los 87 años José Saramago

DI TU POR MI, SILENCIO

Francesc Relea
Entrevista con José Saramago: «La muerte es la inventora de Dios»

Nicolás López
Desecho o futuro

Edgar Borges
¡Adiós, maestro!: Viejo, libre y radical, como José Saramago

Gabriel Impaglione
Carta solidaria e invitación

Valoraciones post mortem

Nicola Abbagnano, A. Visalberghi
Alcance pedagógico del marxismo / Frag.

Carlos López Dzur
Confesiones de Janis Leigh
Estilo Kampuchea
Cómo divertir a Lynndie England

Fernando Pessoa, heterónimo de quién

Pessoa y el ocultismo


Fernando Pessoa
Todas las cartas de amor son ridículas
Autopsicografía
Cuando ella pasa
Yo nunca guardé rebaños...

Entrevista con Yvonne Denis Rosario y su libro «Capá prieto»

Clemente Soto Vélez
Arboles
Esos árboles

Alejandro Drewes
Noche, negra noche del mundo
De Silentio
Algo sobre la lluvia
Y todavía entre nosotros

Éktor Henrique Martínez Hernández
Epitelio culturoso
Máster Raúl Prieto de la Loza: Un hombre sabio y con muchos huevos

Un trocito sobre Nikito Nipongo

Ian Welden
Las vidas del tiempo

Muere Carlos Monsiváis


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José Cruz, Javier Rodríguez Marcos El País
Desaparece el alma del portugués:
Fallece a los 87 años José Saramago




[Fallece a los 87 años José Saramago, el primer premio Nobel de Literatura en lengua portuguesa. Ver blog de Saramago
Otros Cuadernos de Saramago]

Las pequeñas memorias (editadas en España por Alfaguara, como el resto de su obra desde que abandonara Seix Barral) es el título que Saramago puso al relato de una infancia que siempre tuvo un pie en la aldea de la que había emigrado. Su novela Levantado del suelo (1980) cuenta las peripecias de varias generaciones de campesinos del Alentejo. No fue su primera novela pero sí la que supuso su primera consagración después de que Manual de pintura y caligrafía rompiera en 1977 un silencio de casi 30 años. Eran los que habían pasado desde la aparición de Tierra de pecado, su verdadero, aunque poco exitoso, estreno como novelista. En esas tres décadas Saramago había trabajado como administrativo, empleado de seguros y de una editorial; se había casado y divorciado de su primera esposa, publicado tres libros de poemas, ingresado en el Partido Comunista, clandestino durante la dictadura de Salazar, y, sobre todo, consagrado como periodista.

Levantado del suelo siguió Memorial del convento, en 1982, y dos años más tarde El año de la muerte de Ricardo Reis. Centrada en la figura del heterónimo de Fernando Pessoa, el gran poeta del Portugal moderno, la novela es un intenso retrato de Lisboa de la mano de un poeta imaginario que, igual que pasó nueve meses en el vientre materno, ha de pasar un tiempo equivalente desde la muerte del hombre que lo creó antes de desaparecer definitivamente. La fama internacional le vino a Saramago precisamente con esta novela escrita con una rara intensidad poética que había sabido asimilar todas las lecciones de la narrativa moderna. En una conferencia pronunciada por esos mismos años 80 solía recordar el consejo que él mismo solía dar a los lectores que decían no entender bien sus libros por las mezclas de voces y la ausencia de marcas convencionales en los diálogos: Léalos en voz alta. Funcionaba.

En ese tiempo, la actividad de Saramago se vuelve frenética. Una laboriosidad que le ha acompañado hasta su muerte con la escritura incansable de novelas, diarios, obras de teatro y hasta un blog. Tras la fábula iberista La balsa de piedra (1986), en la que España y Portugal se desgajan literalmente del continente europeo y se lanzan a flotar sobre el Atlántico, llegaron Historia del cerco de Lisboa (1989) y El evangelio según Jesucristo (1991). Su visión heterodoxa del mesías cristiano levantó una polémica que arreció cuando el gobierno de su país se negó a presentar el libro al Premio Literario Europeo. Herido con aquel gesto, Saramago se instaló en Lanzarote con Pilar del Río, su segunda esposa y nueva traductora. La misma polémica de tintes religiosos se reprodujo en 2009 al hilo de la publicación de una novela considerada hiriente por la jerarquía católica lusa, Caín. Meses antes, el escritor se había visto envuelto en otro rifirrafe. Esta vez en Italia: su editorial de siempre, propiedad de Silvio Berlusconi, se negó a publicar El cuaderno, un libro basado en el blog del escritor, que no ahorraba en él críticas al primer ministro italiano.

La publicación en 1995 de Ensayo sobre la ceguera, el relato de una epidema que convierte en ciegos a los habitantes de una ciudad -Fernando Meirelles la llevó al cine en 2008 con Julianne Moore como protagonista- abrió una nueva etapa en la obra de José Saramago. Novelas como La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez o Las intermitencias de la muerte llevan al terreno narrativo reflexiones sobre el consumo, la sociedad de masas, el sistema democrático o la idea de la muerte.

Muchas de ellas parecen nacidas de una pregunta: ¿qué pasaría si? Si la gente votase masivamente en blanco en unas elecciones, si alguien decidiese vivir al margen de la economía capitalista, si se encontrasen dos hombres totalmente idénticos. Otra de esas preguntas era qué pasaría si la gente dejase de morir. José Saramago sabía que había cosas que sólo suceden en la imaginación crítica de un escritor de novelas.

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DI TU POR MI, SILENCIO

No era hoy un día de palabras,
Intentos de poemas o discursos,
Ni ningún camino era nuestro.
Para decirnos bastaba un acto sólo,
Y ya que en las palabras no me salvo,
Di tú por mí, silencio, lo que no puedo.

JOSE SARAMAGO

Se nos ha ido una de las voces más vitales d
e nuestros tiempos
la muerte nos da de golpe
es con profunda tristeza que nos unimos a la gran voz
de todos los escritores del mundo
a todos los que le aman y leen
a su esposa Pilar
para despedirlo
nos quedan todas sus palabras
la balija de pájaro que posee el escritor
su legado...

Gracias Saramago, por tu vida intensa
por todos tus ensayos
por haber amado a la gran Isla del mundo

Diz tu por mim, silencio, o que nao posso.

PEN-PUERTO RICO
Mairym Cruz Bernall
Emilio Del Carril
Ana Maria Fuster

18 de junio de 2010

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Francesc Relea / España
Entrevista con José Saramago
«La muerte es la inventora de Dios»

Una «lógica impecable» caracteriza Caín, la última novela del premio Nobel, profundamente seria y llena de humor, en la que el escritor reescribe libremente la historia «mal contada» del personaje bíblico

«Hay quien me niega el derecho de hablar de Dios, porque no creo. Y yo digo que tengo todo el derecho del mundo. Quiero hablar de Dios porque es un problema que afecta a toda la humanidad». José Saramago (Azinhaga, 1922) ha vuelto a escribir de un tema que le inquieta. Lo ha hecho esta vez a través de una figura bíblica con mala prensa. Caín (Alfaguara), última novela del premio Nobel de Literatura de 1998, tiene grandes posibilidades de levantar las iras de algunos sectores católicos. Nada nuevo para el escritor portugués, que en 1991 generó una polémica mayúscula con El Evangelio según Jesucristo.

En aquella ocasión, el Gobierno luso se sumó a la campaña contra Saramago, al vetar su nombre como candidato al Premio Literario Europeo. El primer ministro era el conservador Aníbal Cavaco Silva. Hoy es el presidente de la República. El veto indignó al escritor, que decidió autoexiliarse en Lanzarote, donde reside con su esposa, Pilar del Río, desde entonces.

—¿Se puede repetir la historia ahora con Caín?

—No. Ya metieron una vez la pata. No repetirán la experiencia, a no ser que quieran caer en el ridículo--, dice Saramago, con aparente convicción. La entrevista tiene lugar en su casa lanzaroteña, refugio del escritor, a la que acuden amigos de todos los rincones. Dentro de unas horas tiene prevista la llegada de Mario Vargas Llosa.

El Evangelio... provocó las reacciones más violentas en sectores católicos de Italia. Me llamaron provocador... En mi opinión, los católicos no tienen motivos para enojarse con Caín, porque no tiene nada que ver con ellos. El libro habla del Antiguo Testamento, y me parece que los católicos no leen la Biblia ni el Antiguo Testamento. Tienen el Nuevo Testamento, que es un texto simpático con parábolas bonitas. Creo que Caín sentará mal a los judíos, porque la Torá es su libro. Me llamarán de nuevo antisemita. No me importa. He escrito el libro que quería y creo que es una buena obra literaria.

Una obra que reescribe libremente una historia, la Biblia, que según el autor no ocurrió. Y para ello usa elementos de esta historia, Babel, Jericó, Sodoma y Gomorra, Moisés en el Sinaí.

—Entonces ¿qué ha escrito? ¿Una fantasía?

—Sí, pero en mis fantasías hay mucha lógica, y esto ocurre en muchos de mis libros. Le propongo al lector un punto de partida que puede parecer absurdo. Pero después, el desarrollo es siempre de una lógica impecable.

Acaso pretende hacerle la competencia a la Biblia.

—De ninguna manera. No pretendo que el lector crea haber visto la luz después de leer el libro. Sólo propongo que piense en sus propias creencias y qué espera de ellas. ¿La vida eterna? ¿La condena al infierno?

En la controvertida novela del Evangelio, Saramago humanizó la figura de Jesucristo. Algunos lectores de su último libro apuntan que ahora humaniza la figura de Caín. Pone cara de póquer, medita un instante y hace la siguiente reflexión:

«Lo que pasa es que Jesús humaniza la figura de Dios. Jesús suavizó y matizó el Dios del Antiguo Testamento. Nunca tuve la conciencia de que estaba humanizando a Caín, pero, claro, es el fratricida, el asesino de su hermano Abel. En castellano hay la palabra cainita, que habla por sí sola. Siempre he pensado que la historia de Caín es una historia que ha sido mal contada en la Biblia. Como la de David y Goliat. Goliat nunca ha podido acercarse a David, David venció porque tenía una honda, que era la pistola de la época».

--¿De dónde viene esa obsesión por escribir de Dios, pregunto, porque el tema de fondo es Dios, aunque ahora sea a través de la figura de Caín.

—Puede parecer extraño. Nunca tuve educación religiosa. Ni en el colegio, ni en casa. No tuve crisis religiosas en la adolescencia ni cuando uno empieza a preguntarse sobre la muerte. Sinceramente, creo que la muerte es la inventora de Dios. Si fuéramos inmortales no tendríamos ningún motivo para inventar un Dios. Para qué. Nunca lo conoceríamos.

El ateísmo del autor tiene sus matices.

—Ateo es sólo una palabra. En el fondo, estoy empapado de valores cristianos, y es verdad que algunos de estos valores coinciden con valores de humanismo. Los acepto. Ahora bien, todo lo que tiene que ver con la creencia en un Dios superior y eterno, que un día me condenará, me parece una chorrada.

—Ls páginas de Caín son implacables con Dios.

—No. Soy implacable con la especie humana, que ha inventado el Señor.

—Bueno, pero el libro dice, entre otras cosas, que Dios no es de fiar, que es capaz de pactar con Satán, que está rematadamente loco. Le trata de rencoroso, maligno, corrupto... Le acusa de despreciar la Justicia. Y así hasta el final, donde afirma que Dios acaba por arrepentirse de haber creado el hombre.

—Sí, por eso, según la Biblia, ordenó el diluvio y exterminó a la humanidad, a excepción de Noé y su familia. El libro es una lucha entre el hombre y Dios. Con Caín, que no era precisamente un santo sino todo lo contrario, pero en el fondo más limpio de mente y más transparente.

Mientras escribía, Saramago tropezó con un problema narrativo que parecía no tener solución: el paso de Caín por el tiempo.

—¿Qué hacer?

—Inventé, no el futuro ni el pasado, sino lo que llamo otro presente. De repente, Caín se encuentra en otro presente, no importa que sea pasado o futuro. Creo que conseguí conservar el humor en un tema tan complicado. El libro es divertido y profundamente serio.

No es una ironía premeditada, asegura. Nunca premedita nada. La historia marca el camino de cómo tiene que ser narrada.

—Soy una mano obediente que intenta no hacer nada en contra de la lógica y de lo que estoy escribiendo. Que acepta lo que quiere la propia historia. La ironía es una constante en todos mis libros. El humor aparece por primera vez en El viaje del elefante, y se repite en Caín. No fue una decisión consciente, simplemente ocurrió así.

La novela termina con una discusión, cargada de reproches mutuos, en el umbral de la gran puerta del arca de Noé, entre Dios y Caín: «Caín eres el malvado, el infame asesino de su propio hermano. No tan malvado e infame como tú, acuérdate de los niños de Sodoma». Es la eterna discusión entre el hombre y Dios, precisa el escritor. Una discusión sin salida.

—Ni él nos entiende a nosotros, ni nosotros le entendemos a él. Son dos entidades que no se han entendido, no se están entendiendo y no se entenderán.

Saramago lo escribió en cuatro meses, la mitad del tiempo invertido en su anterior libro, El viaje del elefante. En ambos casos, reconoce, tenía prisa por escribir, en una carrera contra el tiempo. No podía bajar el ritmo.

—Ahora ya puedo darme el lujo de reducir la velocidad. Cumpliré pronto 87 años. La vida es como una vela que va ardiendo, cuando llega al final lanza una llama más fuerte antes de extinguirse. Creo que estoy en el periodo de la última llamarada, antes de la extinción. Lo digo sin dramatismo. Tengo muy claro que no voy a vivir mucho más. Ahora estoy en una fase en la que sí creo que puedo hacer un trabajo y lo puedo hacer bien, quiero hacerlo. Después acabará todo y quedarán mis libros, que pienso seguirán siendo leídos. Espero, si la salud aguanta, terminar la novela que tengo entre manos.

No revelará nada del próximo libro. Tan sólo un detalle: ya tiene decidida la última frase. No habrá sorpresas ni cambios sobre la marcha. No suele haberlos en su escritura. «Creo que soy un escritor lógico».

Pilar del Río va y viene por la casa, como siguiendo en la distancia la conversación. Saramago habla con cierta parsimonia, pero no da muestras de cansancio. Pasamos de la literatura a la política, su otra gran pasión. Le gusta hablar de política. Toma carrerilla y no para. Las primeras críticas son para el Partido Socialista (PS), que ha gobernado en Portugal los últimos cuatro años y medio con mayoría absoluta, y que seguirá en el poder después de ganar las elecciones del pasado 27 de septiembre.

—El Gobierno socialista ha hecho políticas de derecha y el problema es que no hay ningún palacio de invierno para asaltar. Lo peor de todo, y esta crisis lo ha demostrado, es que la izquierda no tiene ideas. Ningún partido de izquierda, más o menos roja, más o menos rosa, ha presentado una sola idea para combatir la crisis. Y con los sindicatos ha ocurrido lo mismo. Su fuerza está dormida, domesticada. Me parece que Marx nunca ha tenido tanta razón como ahora. Pero eso no es suficiente. Haría falta una reflexión profunda, partiendo de Marx.

Es sabido que el premio Nobel portugués es militante del Partido Comunista desde los años sesenta. Un PC que no tiene parangón en la Unión Europea, de larga tradición estalinista, que sigue llamándose comunista, que conserva la iconografía bolchevique, hoz y martillo, bandera roja, que sigue soñando en épocas pasadas, probablemente más próximas a lo que representaba la antigua Unión Soviética, y que, contra viento y marea, tiene un electorado inquebrantable de medio millón de votos, que representa alrededor del 8%. El escritor admite que «es muy posible» que el PCP viva anclado en el pasado. «Lo que pasa es que tenemos una herencia, de la que no puedo despegarme. Y es posible que esta herencia no tenga mucho que ver con la realidad actual».

—Pero ¿por qué la realidad actual tiene razón? Su militancia comunista tiene, probablemente, más de sentimentalismo que de convicción.

—Los sentimientos cuentan. No me reconocería en ningún otro partido. Puede que sea mi culpa, y que esté enquistado en ideas del pasado, pero yo también tengo mi propio pasado. Francamente, no sabría convivir en otro partido si mañana dejara el PCP. No me pasa por la cabeza".

—Entonces ¿por qué sigue en el Partido?

—Por respeto a mí mismo. He sido muy crítico con mi partido. Dije en una ocasión que nunca dejaría el partido, con una condición: que el partido no me deje a mí. Dejarme a mí sería un cambio radical de rumbo. No creo que eso ocurra".

Tuvo una incursión, fugaz, en la política activa, cuando fue presidente de la asamblea municipal del Ayuntamiento de Lisboa. Duró cuatro meses y acabó enojado hasta con su propio partido. No le quedaron ganas de repetir la experiencia, aunque en alguna ocasión aceptó ir en las listas electorales en lugares no elegibles.

—Creo que sería un diputado muy bueno--, dice sin cortarse. ---Siempre he dicho lo que he querido, y también es cierto que la dirección del partido nunca ha hecho nada para impedírmelo.

Saramago hace tiempo que no sube a su escritorio, en el piso superior de la casa, porque la estrecha escalera entraña un riesgo demasiado alto. El estudio tiene una hermosa vista con el Atlántico al fondo, la mesa de trabajo, anaqueles con los libros más queridos, pinturas, recuerdos. Ahora escribe en la biblioteca construida en un edificio anexo a la casa, que alberga su colección particular, convenientemente catalogada, a la espera de su traslado a la Casa dos Bicos, un edificio emblemático del gótico lisboeta, construido en 1523, que será la sede de la Fundación José Saramago, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de la capital. «La fundación es cosa de Pilar», dice el escritor.

La compañera inseparable, traductora de sus últimos libros, es el motor del engranaje. «No sólo el motor, también las ruedas». En la recta final de su vida, contempla una vuelta, tal vez parcial, a su querida Lisboa, donde tiene una casa. «Ahora nos vamos a Italia y luego nos quedaremos unas semanas en Lisboa. Allí siento que estoy en casa. Nunca pensé que viviría en una isla en medio del Atlántico, a 100 kilómetros de la costa africana».

Todo parece a punto para el regreso..

Caín. José Saramago. Traducción de Pilar del Río. Alfaguara. Madrid, 2009. 200 páginas. 18,50 euros. Caín. Traducción de Núria Prats. Edicions 62. Barcelona, 2009. 144 páginas. 18,50 euros.]
El País

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Nicolás López (Argentina)
Desecho o futuro


Cuando zumban como locas
tus mejores pesadillas...
¿no pensás vos también?

con razones que no son tales,
sentires de pobre cazador…
¿no sentís vos también?

toda mi alergia al polen
es cizaña de hombre flor.
-sos desecho o futuro-

¿Cómo se explica que
sean ellos tu conciencia,
tu fe, doctrina ciega,
de todo-nada-todo?

si interrumpe violento
su hambre de pasión
y vos cansado...
como trompo sin cordón.

nlopez_87@yahoo.com.ar

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Edgar Borges (España)
¡Adiós, maestro!: Viejo, libre y radical, como José Saramago

No creo que exista en el mundo un silencio más profundo que el silencio del agua: José Saramago, del libro Las pequeñas memorias

Una vez les dije a unos amigos que si llego a viejo me gustaría ser un viejo como José Saramago. Y quién con dignidad para la vida no desearía ser (en actitud) como un hombre que a los ochenta años se autodefine “cuanto más viejo más libre, y cuanto más libre más radical». En 1993 le conocí, eso fue en el congreso Foro Joven Literatura y Compromiso, celebrado en Málaga. Ya para entonces me sorprendió su convicción del nado a contra corriente como forma de vida. En momentos cuando ya se suponía que estaba en desuso el arte comprometido (aún se sigue suponiendo), Saramago se levantó y defendió el compromiso estético del atrevimiento. Luego me haría reflexionar sobre el tema: asumir que el primer compromiso del escritor es con la palabra, sólo tiene sentido si esa palabra permite cuestionar, con inventiva, la realidad establecida. Y así, en la humanización de las realidades, el escritor va posibilitando nuevas formas de sociedades.

Con el arriesgado uso que le dio a la gramática (jugaba con las puntuaciones y lo que se le ocurriera a su inventiva) implosionó el discurso narrativo. Ya con la relación que sostenía con la palabra nos estaba diciendo que no todo estaba inventado; a contra corriente de las reglas del hastío, aún habían (y hay) muchas otras formas de contar historias. A nivel temático, la ceguera social engloba toda la gran novela de Saramago. Sus personajes parecen seres que carentes de vista giran alrededor de una realidad impuesta. El muro artificial que nos han levantado (alrededor de la vida) ante nuestra paciencia. En cuanto a la acción, el escritor portugués supo equilibrar, como muy pocos, la idea con el movimiento. No fue él un autor encerrado en la cúpula de los elegidos. Cada idea la defendía sobre el papel (humanizando realidades) y en la calle (posibilitando utopías).

Los libros de José Saramago, como su propia existencia, me hacen pensar en la vida como viaje crítico. Se trata de un viaje infantil y sabio (la permanencia del sentido humano de lo primero lleva a lo segundo). Toda una combinación hermosa entre activismo constante (el continuo descubrimiento de un niño) y reflexión filosófica (el conocimiento al servicio de la imaginación). En cada una de sus novelas un narrador invisible (seguramente él) nos cuenta una historia al mismo tiempo que va detonando ideas (historias colectivas que afectan realidades individuales).

Como generador de opiniones, Saramago fue un inteligente crítico del capitalismo devorador de conciencias; pero también lo fue de la izquierda pasiva que se ha quedado dormida mucho antes de la mitad de la carrera. Una vez, éste sabio rebelde dijo que su epitafio podría ser «El hombre que se atrevió a decir no». Hoy, en su nombre, en este viaje de presentes continuos, pienso que seres como José Saramago nos dejan pistas para ver (y crear) los espacios invisibles de la vida. Y en el asiento (del tren existencial) de la izquierda quiere mi imaginación caprichosa ver un par de niños deseando ser de viejos tan libres y radicales como Saramago.

Tomado de ArgenPres / Cutural

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Gabriel Impaglione (Argentina)
Carta solidaria e invitación


Aquí la Isla Negra, invitando a la ronda en torno del fuego original y la memoria, siempre en poesía... En tanto corre esa luna misteriosa y entre multitudes y hombres echados a correr detrás, los pocos elegidos, a su manera, ejercen también la poesía en casi imperceptibles -a veces- destrezas mágicas.

Pero ya lo sabemos, el juego - necesario- no encandila lo suficiente como para levantar un muro refulgente delante de la realidad.

En esta horas los estudiantes universitarios de Puerto Rico preparan una «colación de grados» simbólica que alza aún más alta la bandera de lucha que han enarbolado hace casi dos meses.

Las Naciones Desunidas señalan gravemente a Irán en tanto Israel y EEUU continúan sus heroicas gestas sobre los débiles. ¿Por qué no la misma energía en la condena a Estados Unidos por el bloqueo a Cuba? ¿Por qué no la misma energía ante los recientes asesinatos en la flotilla solidaria que navegaba rumbo a Gaza? Porque no la misma decisión ante la puesta en escena del hundimiento del barco de guerra surcoreano? ¿Por qué no? .

Las Naciones Desunidas hacen gestos para que Honduras reingrese a su seno, pero en Honduras las cosas estan muy mal, siguen los asesinatos y las amenazas.

Haremos pocos días antes del 28 de junio un nuevo especial poético dedicado a la Resistencia hondureña... Contra la violencia en ese pueblo hermano, ejercida por sectores a sueldo del stablishment económico y político, en homenaje a la misma Resistencia que en paz y con sueños, lucha por un país justo para todos.

Va la invitación entonces a sumar poesía. En 12 días aproximadamente estará circulando esa Isla Negra solidaria y atenta más allá de los encantamientos de la luna que salta, corre, gira y se entrega o no en el sur del sur, allá donde también no llegan las manifiestas sensibilidades de Naciones Desunidas muy seguido.

un abrazo en poesía
gabriel impaglione /
Bitácora / Imventiva Social

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Nicola Abbagnano y A. Visalberghi
Alcance pedagógico del marxismo / Frag.


Ni Marx, ni su fiel colaborador Friedrich Engels (1820-1895), a quien sobre todo se deben los intentos de elaboración filosófica sistemática extendida incluso al mundo de la naturaleza («materialismo dialéctico»), se enfrentaron específicamente al problema pedagógico. Sin embargo, es evidente que el marxismo (vocablo con el que se designa la doctrina formulada por ambos pen- sadores) tiene justamente como núcleo central una teoría de la formación humana. Según esta teoría, la personalidad humana se constituye y se expresa en lo concreto de las relaciones productivas y sociales, en plena continuidad con el ambiente natural. Para Marx, la sociedad es «la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo perfecto del hombre, el humanismo perfecto de la naturaleza».

Marx y Engels polemizan violentamente contra la idea intelectualista e idealista de un espíritu sobre el cual la educación debe influir indirectamente, en el ámbito de una realidad cultural enrarecida y aristocrática, extraña a la sociedad productiva. El hombre es esencialmente actividad, actividad real, producción. Es, ante todo, producción de sí mismo: «el hombre es la esencia que se hace a sí misma». Pero no puede tener conciencia de ello sino en el fuego de la acción efectiva, en la praxis: «Sólo en la praxis puede el hombre probar la verdad, es decir, la realidad y potencia u objetividad de su pensamiento». Ello significa que no puede haber educación digna del nombre que no suponga una actividad seria y responsable de trabajo: sólo la combinación del estudio con el trabajo productivo puede producir, según Marx, personalidades armoniosamente desarrolladas.

Claro está que no se trata de un adiestramiento unilateral y miope, como el que realiza la sociedad capitalista para sus fines de explotación. En la sociedad preconizada por Marx y Engels «Trabajo y educación irán unidos y, por tanto, se perfila para las generaciones venideras una educación técnica multilateral». De esta forma se define la característica exigencia marxista de una educación politécnica donde se fundan la formación social, la formación de la inteligencia y la formación profesional. Pero esta exigencia rehuía todo simplismo antihistórico: la educación es obra de toda la sociedad y refleja en conjunto la evolución de ésta.

Por consiguiente, a despecho de las semejanzas superficiales, nos hallamos muy lejos de la ingenua forma de educación por el trabajo precedentemente inventada por el socialista utopista francés Charles Fourier (1772-1837), que creía posible organizar sus falansterios, constituidos por comunidades de trabajo de 1620 personas, o falanges, en el seno mismo de la sociedad capitalista (Fourier confundía burdamente la utilidad social con las cualidades educativas del trabajo al punto que, para las niñas de cinco años, preveía exámenes que consistían en lavar ciento veinte platos en media hora o en pelar en una hora una gran cantidad de patatas). Sin embargo, no se darán intentos de llevar sistemática y coherentemente a la práctica ideas marxistas sino hasta el siglo XX, terminada la primera Guerra Mundial (cf. adelante, § 128).

Nicola Abbagnano y Visalberghi, A. Historia de la pedagogía.

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Valoraciones post mortem

Como nada es regalo en casa del pobre, Saramago pone énfasis en el valor de la decisión y de la ruptura: decir hasta aquí he llegado -en su caso, ocurrió en noviembre de 1975, cuando decidió dedicarse tan sólo a la literatura- y, sin viento ni salvavidas, arrojarse a los borrascosos mares del acaso.... Saramago atravesó por décadas difíciles, de anonimato y dedicación fatigada a sobrevivir: la lucha del día a día, el acoso de la circunstancia, la incertidumbre del futuro, el malestar, la palabra que no encontraba ni voz propia ni resonancia, la zozobra en años de oscuridad para Portugal: Fernando Gómez Aguilera, «José Saramago. La consistencia de los sueños» / C-Cutural. es / Autor / Vae Victis

El escritor portugués y Premio Nobel José Saramago ha muerto en torno a la una menos cuarto de la tarde hora canaria (dos menos cuarto hora peninsular) a los 87 años en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote). El autor de 'La balsa de piedra' fue poeta antes que novelista de éxito y antes que poeta, pobre. Unido el periodismo a esos otros tres factores (pobreza, poesía y novela) se entenderá la fusión entre preocupación social y exigencia estética que ha marcado la obra del único Premio Nobel de la lengua portuguesa hasta hoy. En 1998, el máximo galardón literario del planeta reconoció a un hijo de campesinos sin tierra que había nacido en 1922 en Azinhaga, Ribatejo, a 100 kilómetros de Lisboa. Tenía tres años cuando su familia emigró a la capital, donde las penurias rurales se tornaron en penurias de ciudad. Así, el futuro escritor se formó en la biblioteca pública de su barrio mientras trabajaba en un taller después de abandonar la escuela para ayudar a mantener una casa en la que ya faltaba su hermano Francisco, dos años mayor que él y muerto poco después del traslado: Rui Mendes

Al irte no abrazaste árboles como tu abuelo
acaso tampoco el mar.
Imagino que abrazarías
los volcanes de Lanzarote
a cuyos pies viviste
por erguidos
por rectos
por conspicuos
por oponerse al viento y torcerlo
por darle un codazo eterno
a la soberbia del cielo
y acaso también
por el horizonte inmenso
del mar de tus deslumbramientos
ese mar de tus miradas lejanas
a donde te dejaste llevar
con los pies desnudos de agua
después de haberte hecho palabra
pura palabra
soplada por la magia al viento
al viento de los encumbramientos.

Marcos Reyes Dávila, poeta puertorriqueño / Letras del Fuego

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Carlos López Dzur (Puerto Rico)
Confesiones de Janis Leigh

«I was made a scapegoat in order to protect
higher ranking military personnel»:
Brig Gen. Janis Leigh Karpinsky

Para que lo oigan las paredes de Abu Ghraib
y las rejas y los pasillos de las prisiones
lo griten como eco, yo estoy siendo tratada
como chivo expiatorio.
Coronela de la Brigada 800 de la Policía Militar,
soy una víctima. Y me degradan,
se burlan de mi rango y ya ni me utilizan como simple brigadier,
a mí, que fui Comandante en tres grandes prisiones
en Irak, a mí que instruí a los británicos
sobre cómo hacer las cosas, a mí
que comandé 8 batallones y 3,000 soldados
de reserva en la Armada.

Me dieron la autoridad y hoy me la quitan,
me llaman al servicio y con patada me botan.
A mí, que estuve a cargo de 15 cuarteles de reos
y amada fui de Coaliciones,
a mí, la dura guerrera, con más huevos que un hombre,
a mí que en la Ciudad de Mosul era un estrella
y tenía mi equipo de 16 fans que me decían:
«Tú sí que sabes tratar a los perros
y amaestrar fieras con la punta del zapato».

Y pensar que un Teniente General, valemadre,
Ricardo Sánchez, para ser preciso, se para ante mí
y me suspende y me dice: «Karpinki, la cagaste»
¿y yo, por qué?, le dije. «No hagas reprimendas.
Estos son terroristas. No son humanos.
Son perros». Y un 8 de abril me quitaron
los rangos, me sacaron de la Brigada Militar 800
y en mayo, el Gran Asesino, el gran Jefe Bush,
hizo
«the fucking demotion to colonel
from the rank of brigadier general».


Y yo empecé a rascarme la pepa,
me desangré el clotis con la ira,
porque yo soy verraca lesbianoide y si me quitan
estas ganas de matar al macho desafiante
me importan diez millones de pitos del Africa
al Oriente, de Guantánamo a la China,
de Washington a la Arabia Saudita,
donde quiera que sea la mata de guerreros feroces,
y les digo: Donald Rumsfeld, putísimo secretario de Defensa,
me cago en todos los traidores, los maldigo
con The US Pledge of Alligiance.
Los escupo con el 'Under God' de las Constituciones,
yo, Teniente segunda desde 1977,
yo, quien arriesgué la vida en la primera Guerra del Golfo,
yo, ganadora de una Estrella de Bronce.

Y pensar que ahora dicen que supero las torturas
practicadas por Saddam, ¡ay puta reprimenda!
Para que lo oigan las paredes de Abu Ghraib
y rejas y pasillos de las prisiones
lo griten como eco, yo estoy siendo tratada
como chivo expiatorio.

Mis cárceles están más limpias que el hogar
del iraquí promedio. Yo los pongo a cagar y orinarse
desnudos, los hago pilas para que echen pedos
y me aseguro que nos les quede pizca de su mierda
en el intestino grueso; yo los pongo a crujir
en baños de hielo para que se vaya la sobaquina
y no quede alojada bajo sus axilas de barbones.

Y me acusan de que miento y que no obedezco
órdenes superiores ni doy atención
a las operaciones diarias de la penitenciería
y que robé unos cosméticos en 2002
en una base de la Fuerza Aérea
«sí, en MacDill AFB, «you're stealing cosmetics»
y después llegó el Mayor General Antonio Taguba
(el más hipócrita de todos) con su informe:
que yo soy una simple burócrata que firmo cosas
que no veo, quejas de maltrato y no les doy seguimiento,
sólo festejo, que paso por debajo de las piernas protocolos
y que tengo 16 fans que me juzgan una estrella
de lo porno y ¿cómo no seré emocional al declarar
mi enojo? Yo seguí órdenes: «Humilla a los cabrones,
torturalos, amárrales los cojones como si fueran perros
y házlos que se den por el culo, pónlos en pila,
uno encima del otro como si fueran mojones,
házle sentir la letrina de sus vidas».

Y guarda las fotos:
«Pile them up and photograph themselves
in various positions with these detainees.
As Rumsfeld has signed in November 2006,
allowed civilian contractors to use techniques
such as sleep deprivation...
Play some noisy music at full volume,
having them to sit in uncomfortably ...
Make sure this is accomplished».


Yo no soy más que el vigente Fiscal de la Nación,
Alberto González, ni que John Yoo,
George Tenet, director de la CIA
ni más que el memorandum
que me pide: «Olvídate de los protocolos
de la Convención de Génova. Esos no son prisioneros.
Son perros terroristas. Abu Ghraib no es una prisión
es una jauría, enjaulada en la madriguera,
«Make sure this happens». Es una orden: «Humíllalos.
hasta el infinito. Son cerdos conspiradores
contra el Establecimiento».

15-06-2004 / De
El Libro de Anarquistas



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Estilo Kampuchea

«The human race divides politically into those who want people to be controlled and those who have no such desire»: Robert A. Heinlein

Ocasionalmente, los iluminados y puristas
todo lo olfatean mal oliente.
Por amor a la patria se arman
de papel higiénico, fuego de hoguera
que todo lo limpia. Del pedo ardiente, todo lo quema.
El intelectual es el culo y ellos, dictadores
que reciben por ducto de la masa, proverbial sabiduría,
se vuelven antiintelectuales, amigos del pueblo
o, más bien, del populacho.
Se alega que el intelectual, particularmente
el izquierdista, es políticamente peligroso,
clase social que cuestiona normas
de poder establecido y siempre está inconforme.
Se jacta de perfeccionista y es utópico
por querer más justicia que la que se puede.
Son un culo ruidoso, siempre en queja,
son en-todo-siempre-en-todo-disidentes,
rechazan el convenido nacionalismo
y los discursos. Son los nuevos antipatriotas
y vieja claque de los subversivos.

02-09-2001 /
Carlos López Dzur

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Cómo divertir a Lyndie England

I felt weird, but i was doing nothing out of the ordinary.
A commanding officer asked me to do such things.
and to commit the acts of abuse for psyop reasons...
I was instructed by persons in higher ranks even
when I was told: stand there, give the thumbs up, and smile
and you can see the dogs biting the prisoners.
Or you see bite marks from the dogs. You can see
MPs holding down a prisoner so a medic can give him a shot:
Lynndie Rana England, sometida
a corte marcial en septiembre de 2005

Ahora se las da de encarnación arrepentida
y testimonio vivo de tortura (la agresora hoy se torna
la realmente torturada).
La culpable y convicta es una blanca paloma.
Ya es casi santa, inmaculada, 100% inocente como OJ.
Impensable que juegue a masturbar los reos.
Sexo, humillación y ultraje son palabras ajenas
a la memoria presente de condena.
«Yeah, I took the photos but I didn't make it worldwide».

Ella es la torturada por acusaciones
de una Corte Marcial cuando la acusa de conspiración
para maltrato y asalto consumado.
«Y las fotos no hablan sobre mí; mientan
los altos mandos: yo seguí órdenes».

Quien quiso ser cazadora de huracanes,
es / lo fue / en sí misma / una tormenta; mas
no se la juzgue mala. Ella ha sufrido y, en rigor,
siguió órdenes. «I agreed to plea guilty
to abuse charges, guilty of inflicting sexual,
physical and psychological abuse
on Iraqi prisoners of war, but
I was instructed by persons in higher ranks». .


No es justo que lo digan tan feo en prensa televisiva
y que publiciten reportes de sus travesuras
en revistas y diarios
porque sus ojos castos y puros los leerán y tiene hijos
que sabrán de su deshonra. Tendrá que escribir
un libro y desmentir la faena.
Tendrá que hacerse humana de nuevo
y decir que no es cierto
(al alma el Army no educa).
Te la quita a pedazos y todo parece normal
porque son órdenes.

2.

Dijo que era un niña normal,
todo menos indecente, «siempre he sido buena»
y selectivamente pura y muda cuando su casa
fue cierto estacionamiento camionero
y soñaba que pilotearía los cielos, cazando una tormenta.

Era la hija «inocente» de Kenneth, obrero de ferrocarriles,
antes de verse como «especialista»,
en la prisión Abu Ghraib.
Ella trabajo hasta en la cocina.
Y era un pollita de Kentucky
antes de sentencia que le comerá 16 años de su vida
O tal vez sólo 4, o tal pidan que no haya prisión.
Que se ponga «on parole» con «dishonorable discharge».

3.

Cuando Lynndie salió de prisión, se fue rumbo
Fort Ashby, West Virginia, y vio amigos
(si es que le quedara alguno y no son otros de su laya)
y habló con su familia, porque quiere consuelo
y oraciones para su amado Charles Graner Jr.,
el principal de los torturadores, el que a los reos
los llamara 'perros' y como perros los tratara.
Ella que quiere a Graner, alegado ringleader,
sabe que dejará por diez años de verlo
si lo aplican tal sentencia marcial, «oren, oren, amigos»,
y oren por Frederick que ayudó en todo
y lo hizo divertido y por coronel James Pohl
(quien dijo: «Cuenten con mi silencio.
Hagamos tratos de amigos»).

«Pobrecita Lynndie», comentan quienes la quieren.
«Está ansiosa. No es la misma que antes conocimos».
No es la niñaja que ingresó en Fort Bragg,
Fayetteville, North Carolina, con espíritu patriota.
Es otra con el estrés post-traumático
en el nivel más alto de su vida.
Ha dicho que ha visto pirámides
de prisioneros desnudos cuando fue a la farmacia,
Ciertamente, está bajo medcamentos
y, como ahora es santa y escribe un libro
donde se achaca torturas y desmanes y piensa'
que sangra como mística por llagas de estigmas
y dolor humano de arrepentimiento,
al viejo plantel lo recuerda:
el Harmenao Sergento Ivan Frederick,
mi Novio-Hermano Craner,
mi Hermano Javal Davis, sargento,
hermanos y hermanitas Megan Ambuhl,
Sabrina Harman, Armin Cruz, Jeremy Sivits,
hijitos de mi Dios en
la Military Police Company,
batallón 372 en servio en Bagdad.

4.

Fui cajera en el pueblito en que nací.
Hoy soy una tormenta, divertida
en el morbo. No soy la que fui y en vano parece
que se me rehabilita... busco alguien que vuelva
a creer en mí y me quite esta lujuria de mi carne
y no lo encuentro. Ni uno y miento...

Anhelé ser realmente útil y terminé en la guerra.
¿Quién me confiará un avión con hielo seco
y me prestará su meteorológico cielo
debajo y encima de la atmósfera?
¿Quién sin que me juzgue como hoy?

Pobre de mí, que no tengo un empleo
y a la patria serví con deshonor...
y dicen pobrecita... pobrecita
de Lynmdie Rana y el bebé...

¿Cómo ha de ser la adolescencia calmada,
como fui, mi edad en Frankfort H. S.
y aquel turno nocturno del empleo
y el dinero que ahorré, procesando
desde Moorefield pollos para Kentucky?

¿Y mi sueño de ir a cazar las tormentas?
¿Saber sobre un huracán?
Ser la mejor exploradora del cielo encapotado.

Por eso escribo esta biografía sobre
Abu Ghraib y mis fotos estremecedoras.
No quiero divertierlos como si fuera una modelo
que posa entre oprimidos reos.

Este es un retrato mío: Lynndie halló
la primera tormenta que buscaba y estaba
dentro suyo, lloviéndose con vientos huracanados
sobre una cárcel de Bagdad.

2009 / Carlos López Dzur / Bitácora

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Fernando Pessoa, heterónimo de quién
Tomado de
«Marginal Blog»

Fernando Pessoa
tuvo relaciones con el ocultismo y el misticismo, especialmente con la masonería y los Rosacruces (si bien no se conoce ninguna afiliación concreta a una logia o fraternidad de esas organizaciones), habiendo inclusive defendido públicamente las organizaciones iniciáticas en el Diário de Lisboa, el 4 de febrero de 1935, contra los ataques por parte de la dictadura del Estado Novo. Su poema hermético más conocido y apreciado entre los esoteristas se titula En el túmulo de Christian Rosenkreutz. Tenía la costumbre de hacer consultas astrológicas para sí mismo (según consta en su partida de nacimiento, nació a las 15h 20; tenía ascendiente Escorpión y el Sol en Géminis). Realizó más de mil horóscopos.

Crawley y Pessoa en Lisboa, en septiembre de 1930.Cierta vez, leyendo una publicación inglesa del famoso ocultista Aleister Crowley, Fernando encontró errores en el horóscopo y escribió al inglés para corregirlo, puesto que era conocedor y practicante de la astrología, conocimientos que impresionaron a Crowley, quien, aficionado a los viajes, llegó a ir a Portugal para conocer al poeta. Junto con él fue la maga alemana Miss Jaeger, quien se carteó con el poeta utilizando un pseudónimo ocultista. El encuentro fue amigable, pese a los graves desequilibrios psíquicos y espirituales que ya por entonces Crowley tenía y enseñaba.

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Fernando Pessoa (Portugal)
Todas las cartas de amor son ridículas...


Todas las cartas de amor son ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).

[Heterónimo Alvaro Campos / Versión de Miguel Ángel Flores]
[NOTA: Parte de su obra está representada por los numerosos heterónimos creados durante su vida, siendo los más importantes Alvaro de Campos, Ricardo Reis y Alberto Caeiro].

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Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.

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Cuando ella pasa

Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa... pasa... pasa de largo...

Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-
Una criatura menos en este mundo
Y un ángel más en el cielo.

Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Pienso que veo su imagen, la de ella,
Que no pasa ahora... que no pasa de largo...

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Yo nunca guardé rebaños...

Yo nunca guardé rebaños,
pero es como si los guardara.
Mi alma es como un pastor,
conoce el viento y el sol
y anda de la mano de las Estaciones
siguiendo y mirando.

Toda la paz de la Naturaleza a solas
viene a sentarse a ni lado.
Pero permanezco triste, como un atardecer
para nuestra imaginación,
cuando refresca en el fondo de la planicie
y se siente que la noche ha entrado
como una mariposa por la ventana.

Pero mi tristeza es sosiego
porque es natural y justa
y es lo que debe haber en el alma
cuando piensa que ya existe
y las manos cogen flores sin darse cuenta.

Con un ruido de cencerros
más allá de la curva del camino
mis pensamientos están contentos.

Pensar molesta como andar bajo la lluvia
cuando el viento crece y parece que llueve más.

No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.

[Heterónimo Alberto Caeiro]
A media voz



[FERNANDO PESSOA: La influencia que en él ejercieron autores como Nietzsche, Milton y Shakespeare, lo llevaron a traducir parte de sus obras y a producir los primeros poemas en idioma inglés. Dirigió varias revistas y pronto se convirtió en el propulsor del surrealismo portugués.... Mensaje fue su primera obra en portugués y única publicada en vida del poeta. Ver más:
Fernando Pessoa / Poesías escogidas, ensayos y más / Eros y Psique, Fernando Pessoa. Traducción al español / Pessoa / En Wikpedia]

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Entrevista con Yvonne Denis Rosario y su libro «Capá prieto»
Tomada de
Fundación Ana G. Méndez

El 8 de marzo de 2010 se conmemoró los 100 años del Día Internacional de la Mujer. Este año se celebró de manera especial pues Puerto Rico, que siempre se ha destacado por ser una isla con una mina de talentos, en 1967 recibe en San Juan el nacimiento de una gema color caoba. Mujer joven, talentosa, educada, de buenas maneras y de personalidad agradable. Yvonne Denis Rosario irradia luz.

Poseedora de una Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón, actualmente continua estudios para obtener el grado doctoral en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico.

Sus cuentos y poemas han sido publicados en importantes revistas literarias. Tiene una novela inédita y un poemario. Fue invitada como poeta al 1er y al 2do. Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico, este último celebrado en la Universidad Metropolitana (UMET).

Denis Rosario, fuente inagotable que domina magistralmente la técnica narrativa nos sorprende con su primer libro, Capá Prieto de la Editorial Isla Negra (2009), y nos concede una entrevista.

La entrevista: El Sr. Arnaldo González nos recibe con su gentileza y disposición ya reconocida dando paso con su apoyo a lo mejor del talento puertorriqueño. Gustosamente nos ha cedido un espacio para entrevistar a Denis Rosario en la «Librería Mágica», localizada en el pueblo de Río Piedras. Nos encontramos rodeadas de libros, lo que nos permite sentirnos en nuestro elemento común.

BD: Yvonne, Capá Prieto trata el tema de la negritud. Nos gustaría preguntarte antes de comentar sobre lo que has escrito, ¿cuándo te das cuenta de que quieres escribir y llegar a ser escritora, ¿fue por casualidad?, ¿cómo ocurre?

Y.D.R.: Gracias por la invitación a esta entrevista, estoy agradecida. No hay una fecha concreta que yo pueda decir en la que haya decidido ni en la que me haya catalogado yo misma como escritora. Si sé, y aún conservo documentos y escritos que hacia en mi adolescencia, los diarios físicos que una joven procura tener a escondidas en su cuarto. De esos diarios y através de esas cosas que escribí, con el tiempo me dí cuenta que había poesía, que había historias, que había relatos de mi diario vivir. Ya de adulta me percato que estaba desarrollando la escritura sin darme cuenta, realmente así es que surge.

BD: ¿Qué recuerdas de tu infancia que te haya hecho sentir esta necesidad de escribir, de hacer algo importante en tu vida?

Y.D.R.: Recuerdo que en mi juventud cuando estudiaba en la escuela Luz América Calderón en Carolina, había una profesora que no olvido, la Profesora Marie Ramos que me daba clases de español y promovía certámenes entre los estudiantes. Hubo un certamen de poesía en honor a Julia de Burgos al que yo me atreví a participar, escribí un poema y me gané una mención honorífica. Para mi ese fue el inicio de que quería escribir y siempre lo recuerdo. Aún conservo el poema y el pergamino que me entregaron. En términos de escritura, mi juventud la recuerdo a partir de ese momento. Aparte, claro, de mis escritos secretos como joven.

BD: Cuando se lleva un diario personal uno se desborda en escribir cosas.

Y.D.R: Sí, conservo los diarios todavía. Creo que hasta antes de mis trece años, y aún en mis dieciocho años, seguí escribiéndo en ellos y escondiéndolos. Los compraba y guardaba dinero para poder adquirir esos diarios que tenían llave.

DB: Eventos y situaciones importantes en tu vida te llevan a escribir. Generalmente los escritores han leído algún escritor o escritora que pasa a ser un modelo o fuente de inspiración, y se llega a pensar «en algún momento de mi vida me gustaría desbordar todas estas letras y ponerlas con sentido».

Y.D.R.: Sí, recuerdo que la primera vez que leí Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, fue la experiencia más maravillosa de mi vida. El tener un libro en mis manos y disfrutármelo con tanta emoción, de hecho, esa edición que compré de joven aún la conservo. Admiraba y admiro la manera en que él escribe, por los detalles, me gustan mucho los detalles y sobre todo, como él analiza los personajes, los describe y juega con tantas palabras. Él fue alguien que me motivó muchísimo, no solamente para escribir sino para amar la lectura, una va del lado de la otra.

BD: Tus cuentos han sido publicado por las revistas literarias Tonguas, El Cuervo, la Revista Cayey, Revista Identidad y Letras Salvajes. Además tus poemas fueron publicados por el Instituto de Cultura Puertorriqueña bajo el Proyecto para el Fomento del Quehacer Literario, la revista Guajana, el periódico Claridad. Estos fueron incluidos en la Antología Poética brasilera del Editorial Abrace y la Antología Premio Di Poesía Giulia Gonzaga, 40 A *2009* Millenio, en español e italiano. ¿Cuál fue tu primer escrito y cuál sería en este momento tu favorito?

Y.D.R.: Cuál fue el primero no recuerdo, pero sí recuerdo que como estudiante de maestría en Creación Literaria en la Universidad Sagrado Corazón, tuve que escribir mucho en los talleres pues se requería escribir cuentos de cierto número de páginas en menos de una semana, y eso me ayudó a desarrollar la escritura, a pesar de que tenía mi experiencia privada. En esas revistas precisamente practiqué mucho en cuentos.

Por ejemplo, en la Revista Tonguas de la Universidad de Puerto Rico, Departamento de Inglés, escribí un cuento que se llamaba «Sala de Emergencia». Era un relato de unas personas que estaban en la Sala de Emergencias de un hospital y cómo la dinámica de gentes que llegan con diferentes situaciones de emergencia se mezclan. En el hay un señalamiento bien interesante sobre la gente que escucha reguetón, la filosofía de cómo entierran a las personas que pertenecen a este grupo en los cementerios, mezclo a Teo Calderón en una interesante mezcla de sentir y de formas de vivencias.

En la Revista Cuervos se publicó otro cuento que tiene que ver con una persona que se encerró en una nevera porque tenían problemas económicos y, todo ese episodio de estar dentro de una nevera y escuchar cuando se va el agua, cuando se va la luz, como vienen a tocarle la puerta para cobrarle las deudas, ese cuento me gustó mucho. Todo tiene que ver con situaciones del diario vivir de cualquier persona común.

BD: Sentimos curiosidad por saber, ¿te sientes cómoda con la técnica narrativa?

Y.D.R.: Si, ciertamente me fascina narrar. Sobre todo observar para narrar. Yo creo que no hay forma de narrar ni de hacer historia, si tú no estás pendiente a tu entorno, a la gente que tienes cerca, a tu diario vivir. No se puede escribir si no observas a la gente que está a tu alrededor, ciertamente.

BD: Ellos te sirven de fuente.

Y.D.R.: Ciertamente.

BD: Queremos saber, ya que al leer Capá Prieto nos damos cuenta, y a lo mejor ya en otras entrevistas te lo pueden haber preguntado, ¿cómo llegas a escribir esos retazos de la historia de Puerto Rico y los entrelazas de tal forma que los conviertes en cuento?

Y.D.R.: Pues, yo no tengo idea de cómo lo hice. Claro, me gusta la historia. Pensaba que no me gustaba pero sí me gusta, tengo que admitirlo. Recuerdo que una profesora me dijo, «definitivamente tú tienes una inclinación por la historia». Bueno, no lo miraba desde ese punto de vista. Pensaba en la historia como algo que se conoce y al querer mezclarlo con ficción, que es lo que hago en la mayoría de estos cuentos, el resultado fue favorable, pero sí he entrelazado historia con ficción y me ha gustado. La verdad es que el resultado me parece interesante sin dañar la historia. Ahí tuve mucho cuidado porque hay historias que son verdaderas y que yo no quiero trasgredir. Estuve muy pendiente de eso.

DB: Eso nos lleva a preguntarte, ¿qué es lo que más deseas destacar en tus cuentos según vas desarrollando lo que vas escribiendo, el diálogo entre los personajes, la historia o ambos?

Y.D.R.: Pensando en el libro, (Capá Prieto), específicamente en el primer cuento, “El silenciamiento”, yo quería jugar con la historia y hacerle saber al lector que hay unas historias que no se han contado. Precisamente, ese cuento trata de los negros que se enfrentaron a los ingleses en las playas de Puerto Rico. Quería destacar, precisamente, que estos negros sí los enfrentaron y que gracias a su intervención se evitó una tragedia mayor. En ese sentido utilicé la historia. También quería, por supuesto, resaltar y hacer saber que estos personajes negros, en este caso, tuvieron una labor encomiable en la historia de Puerto Rico. Por supuesto nuestros historiadores lo olvidan dando siempre mayor peso e importancia a x grupo étnico y no a los negros precisamente.

Y, sí, mis cuentos tienen esa inclinación en sobresaltar y hacer saber que los negros sí tenemos historia. Como decía Schomburg que «los negros hemos aportado a la historia de Puerto Rico».



BD: ¿Cómo llegas a escoger y a desarrollar los personajes?

Y.D.R.: Para escoger los personajes tuve primero que meditar, pues son personajes hombres y mujeres. No quería que fueran solamente hombres ni tampoco quería que fueran solo mujeres. Así, que hice un escogido que fue un tanto difícil ya que hubo gente que me hubiese gustado traer y que posiblemente trabaje otro libro de cuentos que tenga que ver con esos personajes que se quedaron. Escogí los personajes al azar casi, y porque me inclinaba en que esa historia me gustaba, me parecía interesante rescatar. No fue una selección arbitraria. Fue, así de repente. Saltaron a mi vista y dije, este me gusta. Y así fue.

BD: Llegaron a ti.

YDR: Llegaron a mí de alguna forma.

BD: ¿Alguna característica en particular que desees destacar y dar a conocer en tus personajes?

Y.D.R.: En general en todos, como dije, resaltar el lado positivo de esos personajes y su aportación como seres humanos, como trabajadores, como obreros, como personas que son parte de nuestra historia.

BD: Todos los cuentos llaman la atención, pero siempre hay algo que uno le quiere preguntar a la autora. Como por ejemplo, en Barrotes Olvidados, describes la cárcel La Princesa como la decoradora que entra y va mirando todo este lugar, la estructura, lo que contiene y lo va describiendo. ¿Cómo llegas ahí? Dices por ejemplo en una parte que «las telarañas eran como cortinas». Esa descripción me encantó.

Y.D.R.: Pues, fue algo que no puedo ni contestarte concretamente el por qué. Pero, sí, antes de hacer este cuento, había estudiado muchísimo esa estructura de la cárcel La princesa. Y más que la cárcel los personajes, en este caso Don Pedro Albizu Campos que estuvo allí. Me interesaba eso de cómo ese hombre estuvo allá dentro, cómo era ese lugar. Te admito que nunca he ido. Llevé a cabo una investigación sobre el lugar, cómo fue fundada, cómo se utilizaba en aquella época.

Me la imaginaba, soñé, fantaseaba con La Princesa y me metí allá dentro; todo lo que había estudiado y analizado. Ví as telarañas, y pensaba, esas telarañas son cortinas porque es una estructura vieja, que claro, hoy día tiene otro propósito en nuestro Puerto Rico. Pero la veía así, una estructura con sus detalles. Al existir una estructura con todos esos detalles, era importante señalarlo, poder personificarla, como está personificada en ese cuento, cumplió un propósito en Puerto Rico.

BD: Llegué a pensar que habías visitado la cárcel La Princesa por como la describes. Otra cosa que gustó mucho fue que la personificas. Ella habla, ella se comunica con Albizu, le dice cosas, le hace reclamaciones. Él le contesta y en un momento dado tengo la impresión de que se defiende ante ella y le da razones. El que le des vida a la cárcel es genial, ¿cómo le das esa vida?

Y.D.R.: Es que no podía darle vida a Albizu porque era innecesario. Para mí, aunque la protagonista de ese cuento es la cárcel La Princesa, solapadamente yo quería, obviamente, hacer sobresalir a Don Pedro Albizu Campos. No era necesario porque Don Pedro Albizu Campos no necesita que nadie lo ponga a protagonizar nada porque el era todo un protagonista y tiene vigencia con su legado. Entonces, para evitar caer en el cliché, como diría mi profesor de maestría Dr. Luis López Nieves, dije, pues no voy a darle protagonismo a Don Pedro Albizu Campos, no lo necesita, y sí le voy a dar protagonismo a la cárcel. La convertí en una mujer que acoge a este hombre, que ella creía que era un minúsvalido y una persona sin importancia.

Pero hubo ese enfrentamiento entre ella y él, porque ella se sentía superior a él pero, realmente, era Don Pedro. Por eso quise hacer esa personificación a ella. Como una dama temeraria que acogía este hombre, pero que en el fondo, ella sabía. Al final el lector sabrá que realmente el príncipe ahí era Don Pedro.

BD: Otra cosa que llama la atención es que ella le da permiso, le dice «Voy a permitir una visita a tu celda, la del arcoíris».

Y.D.R.: Ahí hay algo, una mezcla de historia y de ficción también. En los estudios que yo realicé se comenta y se sabe sobre eso, que Don Pedro fue maltratado y torturado allí con radiación. Yo quería jugar con el asunto de esta torttura y el arcoíris. Hacerlo ver como que él era una persona que estaba desquiciado, que era lo que se comentaba que él estaba inventando cosas. Es un juego de palabras que utilicé.

BD: Yvonne, en el cuento Ama de leche, es interesante cómo los hijos de las damas blancas eran amamantados por una mujer negra. Si eran rechazadas por ser negras, ¿cómo permitir que sus hijos se alimenten de una mujer negra? ¿Qué nos puedes decir a eso?

Y.D.R.: Esa es una de las inconsistencia del racismo, porque, digo yo, tú tienes toda la razón, una mujer esclava parte de su esclavitud era también dar de lo que ella tenía. En el caso del ama de leche, era su leche materna. No era la leche, como en el caso del ama de leche que brotaba en el cuento. Dicho sea de paso, ese personaje Maíta, era mi bisabuela, sí fue esclava. Tenía dos hijos, uno se llamaba Pio. Era él a quien ella amamantaba, pero como ella trabaja en casa de esa familia, gente adinerada, como esclava también proveía de su leche a esos niños blancos. Luego ella fue esclava liberta. Antes de escribir el cuento estudié que era normal en esa época que se contrataran mujeres para hacerlo.

Es interesante porque precisamente me escribió por correo electrónico el Dr. Víctorien Lavou, de la Universidad Perpignan en Francia, que tuvo en sus manos el libro y que el cuento Ama de leche, lo iba asignar a sus estudiantes a nivel de maestría e. Me decía que eso era una práctica común. Que en Europa inclusive utilizaban a las mujeres blancas para dar leche a otros niños que sus madres producían leche. En el caso de mi bisabuela Maíta, una mujer negra de esa época, era parte de sus servicios, era algo normal de la época.

BD: Describes, además, en este cuento que para las mujeres blancas que no podían amamantar era vergonzoso que no produjeran suficiente leche como para alimentar a sus bebés. Esto era algo que mantenían escondido, era un secreto.

Y.D.R: Era un secreto. Lo paradójico que es lo que me parece interesante es que esa mujer negra que estaba sirviéndole a ellos, era la que le daba a sus niños ese primer alimento esencial. Esa negra precisamente, rechazada por la sociedad por ser negra, en una época de esclavitud.

BD: El ama de leche la al tener a su cargo el cuido, influía en la crianza y desarrollaba cierto vínculo con el niño blanco.

Y.D.R.: Eso me recuerda a Lupe la nana de Luis Palés Matos, que también tuvo mucho que ver en su formación y en lo que hoy tenemos de todo lo que generaron a favor de la negritud.

BD: El primer cuento que leí fue “La cucaracha y el ratón en la biblioteca”. Tu personaje, Pura Belpré, llega para un entrevista a una sucursal de la biblioteca pública de Nueva York. La señora Adams, quien la va a entrevistar, tan pronto vé a Pura Belpré inmediatamente piensa que ella iba para solicitar la plaza de mantenimiento. Eso impactó. Qué puedes comentar.

Y.D.R.: Bueno eso, claro, es producto de mi invención, es creatividad. Mi personaje es la señora Pura Belpré, es mi personaje principal, que era bibliotecaria. Ella nació en Cidra, y sí es histórico que ella fue a los Estados Unidos a la boda de su hermana y se quedó. Fue la primera puertorriqueña negra que dirigió una sala de bibliotecas en la ciudad de Nueva York, que aún conservan en la Biblioteca del Centro Hunter College y toda la información sobre ella. En esa época le hacía a los niños historias orales, los cuentos que en Puerto Rico hemos escuchado de generación en generación, pero que nadie había escrito. De hecho, ella hace un libro en inglés sobre eso para niños.

Ese detalle de que ella entre a la biblioteca a solicitar empleo, yo quiero de alguna manera señalar algo bien obvio, porque es un asunto de racismo. De que al ver la negra, pues entendía, que la posición que iba a procurar en ese lugar era de la de una empleada de mantenimiento. Sin menospreciar, por su puesto, que habemos muchísimos negros que trabajan en el área de mantenimiento y en otras áreas. Eso era lo que yo quería hacer ver en ese cuento. Ella tenía la capacidad y estaba preparada para trabajar en una sala de niños en donde, precisamente estaban buscando a alguien que, como ella, hablara inglés y español. Es una manera de denunciar que a veces discriminamos y prejuiciamos contra los negros, como que no tienen capacidades. En el cuento esa es una forma de defenderlos.

BD: Cada vez que repaso el cuento Periódicos de ayer tarareo en mi cabeza «mi amor es un periódico de ayer…» (como en la canción). No se puede evitar. Háblame de Periódicos de Ayer.

Y.D.R.: Ciertamente estuve pensando en esa canción, claro uno automáticamente piensa en ella. «Periódico de ayer» tiene que ver con este personaje que es amigo de Arturo Schomburg, otro puertorriqueño negro que se dedicó a recopilar toda la información sobre la historia del negro en distinto lugares del mundo. Hablo de periódicos porque eso era lo que él estaba haciendo, buscando en el ayer quizás entre periódicos información sobre los negros. Este otro personaje que está con él en ese cuento, Luis, guardaba periódicos y por eso es que tiene ese titulo. Uno piensa en la canción definitivamente es inevitable.

BD: Al leer el «Desahucio desde el palmar», muy triste lo que le pasó a Adolfina Villanueva Osorio, es una situación trágica que caló hondo en muchas personas hasta el punto que hoy se recuerda.

Y. D.R.: Ese es uno de mis cuentos favoritos. Primero, me identifiqué con ella porque soy jefa de familia con dos hijos, una universitaria y otro adolescente. Me ví en Adolfina, aunque ella tenía su esposo quien trabajaba en las plantaciones en Estados Unidos, es un hecho histórioco, y estuvo muchos años fuera de Puerto Rico. Conocí a Adolfina y su historia porque mi hija, casualmente era amiga de la sobrina de Adolfina. Así fue que pude entrevistar a su hermana Martha Villanueva, a la que agradezco muchísimo haberme permitido entrevistarla ya que fueron largas horas hablando con ella de ese suceso en los años 80 que su hermana fue asesinada.

Porque fue desahuciada por unos terrenos que su familia había adquirido por derecho propio, por haber trabajado esa tierra. Esa historia fue bien dolorosa. Escucharla de su hermana y relatarme desde que se levantó por la mañana hasta el final del día cuando vio la ventana tiroteada, fueron unas horas de mucha intensidad. Estuvimos desde las cinco de la tarde hasta la una de la mañana. Cuando vimos el reloj estábamos sorprendidas porque habíamos entrado a una conversación bien profunda. Trabajar ese cuento también me dio mucho dolor, porque tenía que entonces remontarme a esa conversación que tuve con ella, tuvimos varias interrupciones porquese emocionaba, lloraba, tenía rabia. Fue una interesante prepararse para este cuento.

BD: Hay una pregunta obligatoria, nos gustaría saber en el momento en que empiezas a trabajar con Capá Prieto, ¿qué sentías?

Y.D.R.: Primero que nada quería escribir sobre ese tema. Este libro es el producto de mi Tésis de Maestría de la Universidad del Sagrado Corazón en Creación Literaria. Digo que el producto porque edité muchísimo y porque éste no es el resultado de la Tésis. Después que terminé la Tésis tuve que tomar todos esos cuentos y ponerlos como yo quería. Claro, en una tésis hay unos requisitos administrativos y académicos que hay que seguir, y este libro es exactamente lo que yo quería, lo que siempre quise, y el tema que quería manejar. No es un tema que quizás yo no vuelva a tocar. El asunto de la negritud no hay manera de que yo lo despegue de al lado mío porque soy una mujer negra. Tuve una bisabuela esclava, mi familia todas son gente negra. Somos de Carolina, de Villa Palmera y aquí me identifico con el tema. No hay forma de que yo pueda desconectarme de eso y de alguna manera lo traigo y lo seguiré trayendo.

BD: Lo llevas en tus venas.

Y.D.R.: Lo llevo en mis venas y en mi sangre.

BD: Yvonne, a veces uno cuando está estudiando se encuentra con este profesor, este maestro o maestra que ve en uno unas habilidades, unas destrezas, unos talentos. Muchos profesores te hacen saber que tienes este talento, te aconsejan que lo desarrolles.

¿Qué profesor, qué maestro en tus años de escuela intermedia, superior, a lo mejor ya en estudios superiores se dio cuenta, a lo mejor ya tu lo sabías porque uno se da cuenta de que uno tiene ciertas cosita, te dijo tú posees «este» talento. Especialmente en las bellas artes que te siguieras desarrollando, ¿fue este tu caso?

Y.D.R.: Sí. Hay de todo. Hay quien sabe que tienes talento y no te lo dice, y hay quien te ayuda a desarrollarlo. En mi caso particular, siempre lo mencionaré y él sabe que yo lo adoro, el Profesor Alberto Martínez Márquez, mi profesor de la clase de literatura puertorriqueña a través de la maestría en la Universidad Sagrado Corazón. La mejor clase que he cogido en literatura puertorriqueña. En ella no teníamos que hacer taller.

Él nos puso a escribir algunas cosas. No se porqué razón él me olfateo, como uno dice. Me detectó y me persiguió en la clase y me decía, «¿pero tu escribiste esto?», y yo decía sí. Delante de todos, nunca lo olvidaré, fue una vergüenza para mí, él gritó allí a viva voz, «esto que escribió Yvonne Denis, yo lo voy a publicar en mi revista». Eso generó una emoción entre mis compañeros y en mí también y vergüenza pues yo no quería que nadie supiera nada. Además yo le había dado ese escrito a él como profesor. Lo divulgó y a él le debo que me descubrió, por decirlo así.

A partir de ese momento me dio muchísimas oportunidades, me publicó en varias revistas hasta el día de hoy, Alberto Martínez Márquez, poeta, escritor, que fuera también Director de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla, me abrió las puertas. Siempre le estaré agradecida, pue él se atrevió a decir escribes bien y hay que publicarte. Cuando alguien te dice eso, ahora que uno tiene un poquito más de experiencia, se puede decir como escritor, si alguien te dice esto es publicable, hay que publicarte, eso es un honor.

BD: Entonces esto nos lleva a dar a conocer tu obra. Has publicado en las revistas Tonguas, El Cuervo, Cayey, Identidad, Letras Salvajes, Guajana y el periódico Claridad. Tus poemas fueron publicados bajo el Proyecto para el Fomento del Quehacer Literario por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, en la Antología poética brasilera del Editorial Abrace y la Antología Premio Di Poesía Giulia Gonzaga, 40 A *2009* Milennio, en español e italiano. Comparte con nosotros sobre lo que sientes cuando recibes estos premios y reconocimientos.

Y.D.R.: Primero que nada, yo me asombro porque en mi caso, yo vengo de una familia humilde y sencilla. Los reconocimientos sí los agradezco y me emocionan. Pero también pienso que es el producto del esfuerzo de uno, ahí se ven, y se agradecen. No es uno sentirse vanagloriado, sentir esa vanidad y ese orgullo de, me gané tal premio, me publicaron en tal sitio, yo guardo silencio. Agradezco a Dios, a la vida, a los seres, a mi familia. Hay tanta gente a la que le tengo que agradecer tener esta experiencia de que se publiquen mis poemas en Italia, en Francia, en distintos lugares. Estoy agradecida, más que nada me siento agradecida.

BD: Tengo entendido que fuiste una de las poetas invitadas al Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico en la Univesidad Metropolitana (UMET).

Y.D.R. Sí, al primero y el segundo que fue en la Universiad Metropolitana (UMET). Fue una exposición poética excelente, con poetas con los cuales al lado de ellos yo me sentía pequeñita, eran de diferentes partes de Latino América. En la Universidad Metopolitana el trato que me dieron fue excepcional.

BD: Futuros proyectos.

Y.D.R. Estoy en unos proyectos de publicación. Estoy cursando estudios para obtener mi doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Imparto Clases en el Departamento de Estudios Generales, a jóvenes de primer año que entran a la universidad. Es un gusto para mí estar en la docencia. Es un honor, ciertamente.

BD: La portada del libro llama mucho la atención, me encanta el concepto que expresa el artista del árbol, el Capá Prieto.

Y.D.R.: Pues la portada es ese personaje, es una deidad que se llama Osain, obra del artista Samuel Lind, un loizeño quien me honró al diseñar esa portada para mí. Osain es una escultura que está en el Jardín Botánico en Caguas que lo había trabajado Samuel Lind.

Hace unos cuantos años fui a su taller a llevar a mi hermana. Él estaba trabajando, casualmente esa esculturas y quedé impresionada. Yo me enamoré. de Osain cuando lo ví. Fue impresionante porque es un hombre que sale del mangle, negro, por supuesto, con las características de su labios anchos, su quijada ancha, cabello crespo y se convierte en un árbol. Cuando lo vi me sorprendió. Al comenzar a trabajar en el libro de Capá Prieto, llamé a Samuel y le dije que yo quería una foto, una foto nada más de Osain. El me dijo «No, ninguna foto. Yo voy a pintar Osain para ti, para esa portada». Por supuesto le estoy eternamente agradecida, es una bendición grandísima. Le dije Osain es de los dos, ya no es tuyo, ya comparte conmigo también, es un obra maravillosa.

BD: Llama la atención en la portada de que además de Osain detrás hay una conga, una máscara, una cara. Eso estuvo genial.

Y.D.R.: Sí. Hay una mezcla interesante de asuntos que tienen que ver con la negritud; el mangle, la conga, la máscara. Este hombre saliendo del mangle, pero con fuerza.

BD: Sus raíces se ven fuertes, interpreto que él lleva como el impulso de salir, de seguir, de ir.

Y.D.R.: De fortalecerse cada vez más.

BD: Yvonne, en representación de la Universidad del Este te damos las gracias por honrarnos con esta esntrevista. Lamentamos que el tiempo haya pasado, porque eres tan rica en obra. Tenemos que hacer compromiso para una próxima ocasión porque esto no se queda aquí.

Y.D.R. Gracias a ustedes. Es un honor para mí, sobre todo formar parte de la historia que quieren ustedes trabajar. Sobre todo la imagen de Ana G. Méndez que es un pilar en Puerto Rico sobre la educación y su trayectoria. Es un honor estar entre las elegidas. Lo agradezco muchísimo... Gracias. Dejo Capá Prieto contigo para que te lo lleves, y que continuen disfrutándolo.

Fuentes:

Yvonne Denis / Librería Mágica / Samuel Lind

[Yvonne Denis Rosario nació en San Juan, Puerto Rico, en 1967. Escritora y poeta. Ha publicado sus cuentos y poemas en varias revistas literarias tales como Tonguas, El Cuervo, Revista Cayey, Revista Identidad y Letras Salvajes. Es profesora en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Capá prieto es su primer libro de cuentos publicado por Editorial Isla Negra.
Voices Magazine / Center for Puerto Rican Studies].

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Clemente Soto Vélez (Puerto Rico)
— Arboles —


Esos árboles
que no se llenan los bolsillos
de aguaceros,
que no solo viven
de verdes pensamientos
amarillos.
Sino que le sacan puntas a las hojas
para adelantarse al rumbo
venidero de sus frutos.

Estos árboles
que aprenden con la lluvia
a no mojarse los pies,
aún cuando el agua les suba
a la cintura.

Estos árboles
se comunican con la doncella que está
con dolores para que multiplique
el número de su amante por si misma,
Para que pueda decir
amado multiplícate dentro de mí,
para que cuando la emoción
se acerque a su cuadrado
tu imaginación cautive
la palabra con labios.

Esos árboles
le dan albergue
a la opinión desamparada
que tan elocuentemente cultiva la anonimia.
Donde la madera
verde de la lluvia
le brota en llamaradas
por los dedos...
Aquellos árboles
producen la tela y combustible
de sus suelos
con la nieve imposible del verano
con lo que sucede
en la noche de abril
de cualquier mes de mayo
para que lo imposible escale
en el gozo de su desventura
la cima infranqueable
de lo que la claridad no deja ver.

Aquellos árboles
ponen a madurar su ir en su venir,
aprendiendo a salir en su llegar.

Clemente Soto Vélez:. Autor de La Tierra Prometida (1979)

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— Esos árboles —

Esos árboles
que lavan
con el corazón
la casa deshabitada del cariño,
donde el llanto
no tiene tiempo
ni de llorar su muerte;
donde la esperanza
no espera
para desatarse en llamas
por la doliente
vecindad del desaliento.

Esos árboles
que ven la pena
salir corriendo
a gritar por las ventanas,
anudando
la voz de los vecinos
para que puedan bajar
a despedirse
de su propia despedida.

Esos árboles
que meditan
sobre los que malbaratan
el caudal de su talento
para asegurarse
de que el sol no los comprenda,
–los que gastan
pródigamente
la mañana de la doncella
que está con dolores–
los que pisotean
la niñez de los caminos,
los que lo saben todo
menos lo que no saben.


[Clemente Soto Vélez nació en el año 1905 en Lares Puer Rico. Uno de los fundadores del movimiento literario de vanguardia
«Atalayista», desarrollado a finales de la década de 1920 en San Juan. Fue miembro del Partido Nacionalista y debido a su militancia fue sentenciado a prisión. Se radicó en Nueva York en 1942, asociándose a movimientos sindicales y sociales, en defensa de El Barrio. Ver Enciclopedia de Puerto Rico].

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Alejandro Drewes (Argentina)
Noche, negra noche del mundo

Y la noche pare hondamente
en el corazón de cada uno.
Östen Sjöstrand: Paisaje del llano

Noche ominosa, noche en que yerran
infelices las hojas bajo un negro viento
y cada cosa que se cierra en sí misma
con un tristísimo eco de cristales rotos,

en el fondo proceloso de la tierra
presentir que habrá parido la Bestia
su estirpe letal, que mañana este mundo
será uno en su llanto y crujido de diente

contra diente, y será dos en su sangre
vertida por nada: violados han sido
los sellos, el agua oscurecida de pronto,
lobos del tiempo acechando en su sed

su hora y su día. Ya muerden el cuello
sagrado de Persia, y el mundo no siente
nada en su garganta. Pero estas palabras os dejo,
su extraño legado, el horror de los otros:

Y las huestes que avanzan desde el hondo
pozo de esta misma larga noche: que destrozan
los cristales y arrasan los huesos y las flores.
Y la tumba del ser y los cuatro jinetes de toda pavura.

© Alejandro Drewes

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De Silentio

De ti, de nosotros
habla el Libro
y toda fábula posible,
el juicio en suspenso
de una sola y tensa
gota de tiempo.

El silencio de Dios
frente a Sara
y el arduo camino
de luz que nos llega
muy tarde a los ojos,
y tan ciega la fuerza

del mundo, la sombra
furtiva en el espejo
móvil de unos ojos
vieras. Y en la leve
piedra buscando el hondísimo
fondo, lo eternamente otro.

Y esa misma angustia
como el ojo insomne
del búho enfoca la presa
mudable. Pues todo ha sido
dicho y todas las cifras
se han vuelto una y convergen.

(azulypalabras)

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Y TODAVIA ENTRE NOSOTROS

A Adrienne Rich, alta Hermana en la noche, soror.
Ahora y antes de que sea demasiado tarde.


en esta luz frágil recordarte,
Hermana, alta muy alta
hoy entre nosotros,
una vez entre nosotros
en la noche profunda del mundo
bajo la voz y los gritos
y entre los escombros
de Bagdad o de Haifa,
sordo ya por el llanto atroz
de sirenas que no salvan,
recordarte -recordarte
y en largas marchas
sin otra cruz en la boca
en la simpleza del minuto
recordarte como el cielo
graba el trazo de un cometa
recordarte
en el exilio caído dentro
y estos rotos tan rotos
cristales del alma
recordarte, hoy entre nosotros
todavía entre nosotros
a ti que tienes la exacta
edad de mi padre
la nacida donde Poe
la que lleva adelante
el jirón retorcido
de nuestra última bandera
la que nunca van a pisar
impuras pezuñas ni botas;
a millones de años de luz
del lobo negro
en su casa blanca
en amplia vigilia los ojos
ah tan abiertos
a este denso tiempo
de hierba agostada
pero nunca te vayas de aquí
todos los ágiles reyes
de violados bosques
te esperan en silencio
te llevarán en andas
cuando mueras
serás espectro radiante
y Mujer
en la gloria
de sus cornamentas
y no será preciso ya
hablar de árboles
con metáforas puras,
si alcanza un eco de tu verso
para hacer una pradera
en el ojo de la borrasca.

A ti, hermana Adrienne,
la muy amada en el Norte,
alzo ahora tu canto
y sobre todos los huracanes
lo alzo de nuevo y lo llevo
herido numca muerto
hasta cualquier otra vida posible
a través de la metralla lo alzo
entre niebla,
a Nazareth y a Beirut
a tus interminables exilios
hasta la más extranjera
mujer de tu tribu
lo abrigo y lo alzo,
con sangre y lágrimas secas
lo alzo y me ampara
la sombra de la sombra
de tu mítico nombre
lo alzo y me ampara,
lo alzo y me ampara.

Al fin los misiles, los tanques
silencian sus bramidos,
hasta los asesinos más viles
callan,
si grito ahora la sola
mitad del poema
y pregunto en tu nombre:

-¿Qué tiempos son éstos?

se mueren todos
y cada uno se muere
ante ti
vil metal retorcido
mugriento
de pura vergüenza.

Alejandro Drewes

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Algo sobre la lluvia


Huyen los días, parecen callados
corceles de luz. Y siempre algo
pasa lejos, muy lejos de aquí.

Se inclina lo verde bajo el sombrío
peso de otra luna. Se ha vuelto río
el foso yacente al pie de la torre:

el agua sube por el mundo
-sube pero nadie la escucha-

[ALEJANDRO DREWES: (Buenos Aires, Argentina, 1963). Poeta, traductor (inglés, alemán, catalán) crítico literario, editor de la revista AERA. Doctor en química y profesor de Historia de la Ciencia en la UNSAM. Integrante del equipo argentino de la revista internacional Francachela. Coordina con Silvia Long-Ohni el ciclo de lecturas poéticas del grupo AERA en la SADE (Sociedad Argentina de Escritores). Ha publicado el libro de poemas Uvas del paraíso. Buenos Aires, Editorial Francachela, 2008.
Bio]

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Éktor Henrique Martínez Hernández (México)
Epitelio culturoso


Naturalmente bufones
Petimetres, incroayables, miriflores, lechuguinos, cocodés
Expertos en no decir nada
Desmigajar, tunear, pololear y barruntar
Inútil es buscar el poder de la belleza
Desde la metodología autorizada con presupuesto estatal
Un corolario grandilocuente cuando se tiene algo de pubertad
De una utilidad formidable han de ser esos versículos
A los que les faltan nexos, costuras y erección de los hechos
Les escribiré para inquirirles respeto
Hay que dar cuenta de las palabras sublimes
¿Y quién actuará como orquestador del tema?
Si nadie se pone de acuerdo
Ominosa semántica, descargo de conciencia
Como a Casandra el dios Apolo les otorgó el don de la profecía
Parecen presas de un colapso alucinatorio
Para que alguien llegue a expresar el esplendor
Tiene que nutrirse de misterio no de escozores intrapiernosos
Para la descripción extrema o anecdótica
Aparece la visión sarcástica con más alto rango
Revelaciones sensacionalistas y biografías amarillistas
Ya están lanzando el estruendoso apostrofe de Espronceda
«¡malditos treinta años!»
Circunscritas al pensamiento para el asombro de la grey literaria
Despilfarrando frases y blasfemando sobre el cáliz
Las mandaron con el traje que usaba el tonto Adán antes de la golosina
Decididamente el cuerpo les pedía jarana
No se encontró noticia alguna que no fuere aceptada
A pie juntillas como verdad evangélica
Cofradía poética oficial profesando sin verdadera vocación
Cuánta palabra brotaba de su inspiración recolera
Se azotaban con el látigo de la disciplina sin reparar en gastos
Los cilicios apenas dejaban libres las coyunturas de los codos
Acompañadas de unos lobeznos que no temen ni a Dios ni al Diablo
¡Trucha con esas tías!
Fogosas sobre la inflamable poesía
Se hicieron de pencas
Pero el escándalo surgía en el momento de cobrar primicias
Las femeniles dolamas eran más feas que una excomunión
Sin embargo esas mujeres eran como el mismo pie de Judas
Se afanaban en dar al Diablo la carne para ofrecer a Dios los huesos
Soñando como sueña un libertino para curarse de la dispepsia
Lo grave del asunto es que realizan una promoción inútil
Un trabajo como el de Sísifo: dirigido a todos y a ninguno
Dándole las mismas vueltas a la noria
Sin sugestionar el espíritu hicieron juramento encima del cuerpo
Quieren lograr la poesía a fuerza de vapulear el talento
Auroleabales la fama con un credo poético aislado y sin genealogía
Se hinchaba de ruido el silencio
Pero las orejas de trapo estaban rotas
Ñusto corazón de la congoja en flor de chinche
No hablan pero mueven los labios
Esos labios pintados de rojo como puerta de pulquería
Sentimiento de vómito ineluctable
No hay absolución para las camas huérfanas
Y en el danzar no hay peligro si la intención no es libidinosa
Muy andadas y de pata ancha
Electricidad de la simpatía
No han pegado golpes en el pericardio del corazón
Habrían quedado en su gloriosa farsa
Sin un cretino no las hubiera metido al ajo
Toparon con hueso como dice el Piporro
Un putacazo para azonzarlas
Un putacazo para tumbarlas
Y otro para terminar de cincharlas
Se revolcaban como un demonio mojado con agua bendita
Se les da la versiada como cualquier sarna que rascar
Como si se tratara de cualquier fritanga de mercadería
Sopa boba de los talleres literarios
Llevan tiempo reptando en la alta suciedad de la poesía
Taxativamente algo peor que cogerse a una piruja con ladillas

Y a la que le quede el tacuchito que se lo ponga
Aquí no se reparten esquelas.

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Máster Raúl Prieto de la Loza:
Un hombre sabio y con muchos huevos


Estaba yo empecinado tecleando uno de mis «Vertederos de cretinadas» cuando me llegó la noticia que había felpado el máster Nikito Nipongo un día 20 de septiembre. Y así fue, falleció el gran maestro Raúl Prieto de la Loza.

Supe que el máster estaba enfermo y que debido a ello ya no podía escribir, y que se negaba a salir de su casa en la colonia Narvarte, allá en Chilangolandia. Con él se fue también su alter ego, el queridísimo Nikito Nipongo, autor de la célebre columna Perlas Japonesas, a la cual dio vida un 2 de marzo de 1949 en el periódico Excélsior. En dicha columna don Raúl se propuso a corregir disparates lingüísticos y exhibir los desatinos de cretinos, petulantes y demás payasos intelectualoides que la ignominia pública ha convertido en celebridades oropelescas o en guías del pensamiento. Desde muy joven, y a través de una crítica profunda y exhaustiva, Prieto Río de la Loza se dedicó a denunciar atrocidades, subrayar errores, destripar mentiras, ridiculizar falsos valores y, más que todo, divertir a sus lectores.

Un hombre con los güevos bien puestos era don Raúl; feroz, radical, gracioso y con una sesera cargada de conocimientos. Realizó un trabajo lingüístico de proporciones titánicas, examinando a fondo las ediciones del Diccionario de la Lengua Española en sus obras El Diccionario (1958), Madre Academia (1977), ¡Vuelve la Real Madre Academia! (1985). En ellas desnuda y combate la mentira académica, la que muchos majes se tragan entera, con todo y zapatos.

«No, yo no le veo al lexicón de la Real Madre —decía el sabio lingüística— la menor importancia como producto científico. No es una obra que prestigie a la lexicografía española, un instrumento cultural, un eficaz medio de información seria». Y preguntaba: «¿Cuál es la razón de ese respeto mágico a la Academia de la Madrastra Patria? Ninguna, pues se trata de una devoción irrazonable que transforma al almodrote en libro semidivino. Sus adoradores fanáticos llegan al extremo de no usar una palabra mientras no la vean en las listas del Diccionario de la Lengua Española».

Del calibre de Joan Corominas, Pescatore di Perle, Gutierre Tibón, Guido Gómez de Silva y Cecilio Robelo era la sapiencia de este agudo analista de los maltratos que suele sufrir la lengua hispanoamericana. Sin tartamudez y sin reparos ponía como camote a cuanto bicho que pululara en los medios culturales y políticos tanto de México como del extranjero y que regara el tepache. Con gusto les partía la madre a tipos nefastos y estercoleros como Vargas Llosa, Sergio Sarmiento o Enrique Krauze; a mamones de la talla de Octavio Paz, Enrique Florescano, Carlos Fuentes, Fernando Savater, Rafael Tovar y de Teresa, Carlos Abascal y demas cabrestos que la conciencia colectiva da tinta y vuelve divas en el mundo del escaparate mediatizador.

Maestro Nik, aunque sea un camelo, diremos que todavía estás aquí. Saludos desde el Más Acá. Y que el día del juicio final, como cantara el Sabina, ojalá que Dios sea tu abogado de oficio.

Au revoir, chif.

[Maestro Nik, aunque sea un camelo, diremos que todavía estás aquí. Saludos desde el Más Acá. Y que el día del juicio final, como cantara el Sabina, ojalá que Dios sea tu abogado de oficio. Au revoir, chif.]

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Un trocito sobre Nikito Nipongo
Por Laurence / En Foros de México

El lexicólogo, escritor, caricaturista y periodista Raúl Prieto, conocido por su firma de Nikito Nipongo en la cincuentenaria columna Perlas Japonesas falleció este sábado a la edad de 85 años. Víctima de una insuficiencia respiratoria, Raúl Prieto Río de la Loza, quien se definió más de una vez como un crítico de la estupidez, murió a las 15:15 horas en su casa de esta ciudad de México.

Prieto inició en 1949 su columna publicada en Excélsior, que se volvió su hogar desde la que crítico al sistema y a la Real Academia Española de la Lengua..

Nacido el 21 de noviembre de 1918, Nikito Nipongo escribió, entre otros libros, Madre Academia, en 1957, que tuvo varias ediciones, y más tarde Vuelve la Madre Academia .

Pese a su delicado estado de salud, el periodista seguía escribiendo para la revista Ahí de Aguascalientes, y preparaba otro libro. Hasta sus últimos días, colaboró para los periódicos «El Financiero» y La Jornada.

Nikito Nipongo escribió también el Museo Nacional de Horrores acerca de los sismos de 1985 en el Distrito Federal, y el último que publicó por su cuenta es la recopilación de cuentos Si estás muerto ya para qué.

Trabajó en la agencia informativa Prensa Latina. Colaboró en Tiempo, La Prensa, Novedades, Siempre, Ja-já, Últimas Noticias, La Jornada, La palabra y el hombre, Revista de revistas y
Excélsior.


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Ian Welden (Chile / Dinamarca)
Las vidas del tiempo


«Silencio en la noche
ya todo está en calma
el músculo duerme
la ambición descansa...»
Carlos Gardel

¿Cómo no acordarme? Fueron tiempos sagrados y milagrosos en que el mundo giraba exclusivamente para mí.

Cada paso que daba era una aventura prodigiosa. Mis padres me protegían con orgullo y ternura y aprendí rápidamente a utilizar mi curiosidad, investigando los asombrosos misterios de las cosas que hicieron de mi temprana existencia la experiencia más asombrosa que habría de vivir.

Caracol caracol
saca tus cachitos al sol.


Eran pequeñas cúpulas labradas en madera frágil y barnizadas por el rocío. Con sus cuatro minúsculos tentáculos coronando las delicadas y enigmáticas joyitas, los caracoles majestuosos desfilaban por el jardín de mi infancia, dejando una estela de plata a su pasar. Creo que fueron mis primeros amigos, los espléndidos caracoles.

En esos tiempos frescos y luminosos en que cada cosa jamás estaba en su sitio, podía contar con ellos. Sabía que siempre estarían esperándome.

También contaba con mi padre y mi madre. Ellos me amaban y eso lo sentía como algo bueno y acogedor. Era reconfortante ver a mi padre trabajando en su taller de carpintería, siempre sonriendo con su pipa colgando de la boca. Y a mi madre tendiendo sábanas blanquísimas a la brisa, cantando " La Cumparsita " a todo pulmón bajo el sol de una profunda mañana de diciembre.

Si supieras que aún dentro de mi alma
Conservo aquel cariño que tuve para ti...


Me fascinaba vagar por entre los poderosos nogales que rodeaban nuestra casa y observar a los gorriones que anidaban en las ramas cuando la primavera irrumpía de súbito y orgullosa en el jardín. Ya más adelante treparía a esos árboles nobles y dejaría gusanos y migas de pan en los nidos jugando a ser el viejito pascuero.

A veces caían avecillas nuevas y yo las recogía con sumo cuidado, las atendía y alimentaba hasta que morían. Y ya aún mas adelante en el futuro, siendo adolescente, las mataba con fruición con el flamante rifle de aire que mis padres me regalaron una premonitora navidad.

Pero todavía estaba muy lejos de imaginar que un día iba a atravesarle el estómago con mi bayoneta a un soldadito pequeño y aterrorizado como yo, y que este gritaría "¡Mamá!" antes de caer en el lodo cubierto de cadáveres.

Si. Así, un día cualquiera, precipitadamente y para siempre, puede terminar la alucinación de la niñez.

Como todo muere, mis padres lo hicieron también en silencio cuando cumplí los veintiún años de edad. Yo venía llegando de una guerra masiva y desalmada convertido por supuesto en un monstruo.

Los enterré en el patio trasero de lo que quedaba de nuestra casa, escupí al cielo con menosprecio y me sentí desolado y enfermo como esas avecillas que caían del cielo.

Vagué interminablemente por los escombros de la ciudad con mi fusil muy cerca de mi corazón, buscando no sabía que. Sentía que el universo entero se había transformado en un cementerio donde hordas de almas solitarias, hambrientas y temerosas deambulábamos sin destino recogiendo coles y patatas de las cenizas. Dormíamos en las tristes cáscaras de los otrora vanidosos rascacielos puentes y palacios.

Los maestros en la escuela siempre nos señalaban que el ser humano, de todas las criaturas, es el animal con más capacidad de sobrevivencia y adaptación. No sé de donde ni como reaparecieron el sol, la luna y las estrellas.

Las calles y los edificios fueron lentamente reconstruidos y el viento dulce y libre de vicios brotó a borbotones desde las fieles montañas sanando por un tiempo nuestra locura colectiva.

Volví mansamente y sin fusil a mi casa destruida, a mi jardín y al canto lejano y fantasmal de mi madre.

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos

hondas horas de dolor...


Inspirado por el recuerdo de mi padre, su martilleo y su aroma a maderas, fui armando poco a poco el rompecabezas de mi hogar.

Trabajé cinco años en la soledad más absoluta. Iba puntualmente todos los días a las siete de la tarde a bañarme y comer en los campamentos de la Cruz Roja y luego daba un paseo nocturno por la ciudad ya nuevamente maquillada y coqueta.

Como aún no existía el dinero, un vaso de cerveza o de vino era ofrecido= gratuitamente todas las noches por el nuevo gobierno de El Presidente.

Y en la centenaria y oscura taberna El Vagabundo Feliz conocí a un ser maravilloso que me arrebató de la soledad regalándome nuevamente mi vida.

Yo había violado a hembras durante la guerra. Era parte de la estrategia para desmoralizar al enemigo pero también un inspirador botín para los soldados. Nuestros oficiales y dirigentes medían nuestro compromiso y heroísmo por la cantidad de violaciones a nuestro haber. Ellos también lo hacían más elegantemente ocultos en sus búnkeres y fortines.

Pero el bendito acontecimiento de ser consolado de las desdichas, absuelto de los pecados y codiciado por una mujer me transportó a una serena realidad aún no conocida. Esa misma noche me la llevé de la mano a vivir conmigo y ya al día siguiente colgaban delicadas cortinas rosadas en las ventanas y avecillas alborotadas tomaban baños de luz en las posas de sol en el jardín.

Me purificó con sus ojos mañaneros y me domó con su cuerpo generoso. Me enseñó los verdaderos secretos y significados de las estrellas que contábamos por la noche. Yo le mostré a mis amigos los caracoles y recogíamos las avecillas caídas para volver a ponerlas en sus nidos. Nos amábamos en las madrugadas mientras los roqueríos de las playas nos protegían cual guardianes descoumanles. Nos alimentábamos de exóticas criaturas multicolors que el mar nos ofrecía con ternura. Y bebíamos aguas afrodisíacas de las fértiles vertientes que brotaban de las colinas exclusivamente para nosotros.

Reíamos.

En realidad no lo había hecho desde mi infancia. Reíamos juntos y bailábamos con ternura los melancólicos tangos que llegaban desde algún misterioso país lejano, cansados y crujiendo, a la vieja radio de mi padre.

Criollita de mi pueblo, pebeta de mi barrio
la golondrina un día su vuelo detendrá...


Y mi golondrina detuvo para siempre su vuelo una silenciosa tarde de verano.

Construí un ataúd de madera de pino y la enterré al lado de la tumba de mis padres.

Nuestro hijo de apenas dos años de edad lloraba desconsoladamente porque yo también lloraba desconsoladamente.

Y así se nos pasó el tiempo intransigente hasta que un día abrí los ojos y el niño estaba en mi taller aserruchando y martillando cual carpintero virtuoso.

Fumaba de mi pipa y se rascaba la barba y los bigotes cubiertos de aserrín. En la cocina una adolescente de cabellos negros y ojos azules producía aromas y vapores exquisitos.

Me levanté de mi sillón milenario dejando para siempre en sus almohadones mis lágrimas ya secas y me dispuse a vivir nuevamente.

La ciudad estaba irreconocible con sus rascacielos prepotentes, sus luces tricolores y sus esquinas pobladas por seres violentos.

Gigantescas pantallas multicolores colgaban de los edificios exaltando agresivamente a las multitudes a comprar y a votar por El Padre o por El Presidente. Los magníficos y majestuosos árboles de las alamedas y las íntimas y amistosas placitas habían sido desplazadas por monstruosas construcciones de vidrio y metal, en cuyo interior habían ciudadelas que imitaban exactamente lo que ocurría en el exterior. Y la bulla, cruel y ensordecedora que había reemplazado brutalmente el silbido del viento, el canto de las aves, el susurro del mar, el álido murmullo de las conversaciones y el silencio de los caminos.

El Padre, un general de ejército muy popular por sus triunfos en la guerra, tenía ahora al país en su bolsillo. Pero quería más. Tenía grandes ambiciones políticas, visiones de un imperio global. Necesitaba si consolidar su posición de dirigente máximo ante el mundo entero mediante un evento electoral grandioso y definitivo que derrotara para siempre a su rival El Presidente.

Caminito que entonces estabas
bordeado de trébol y juncos en flor
una sombra ya pronto serás
una sombra lo mismo que yo...


Recuerdo que esa noche soñé con mi golondrina. Me tendía sus manos y me invitaba a ir con ella.

Mi hijo y su mujer tuvieron dos mellizas que con el tiempo aprendieron a quererme. En un comienzo me temían y lloraban cada vez que veían a este viejo loco y peludo vagando por el jardín cazando mariposas o deteniéndose a hablarle a las tumbas ya cubiertas de musgoy tiempo.

Mi hijo y su mujer trabajaban día y noche en la carpintería, y sintiéndose solas y abandonadas como yo, las mellizas venían a mi y yo les contaba acerca de mi niñez, de mi golondrina perdida y de las avecillas caídas que yo consolaba en sus agonías.

Un día amanecí muy muy viejo. Entonces mis nietas ya convertidas en dos mujercitas hermosas me ayudaban a salir de la cama y me sentaban en mi sillón frente al televisor. Me interesaba ver los noticiarios y seguir el proceso electoral.

Más adelante me trasladé al viejo dormitorio mío y de mi golondrina desde donde podía vigilar su tumba, oler los últimos resquicios de su perfume e intentar ordenar mis tantos recuerdos desarmados.

Un atardecer largo y cálido como un desierto yo estaba escribiendo estas memorias cuando las mellizas irrumpieron en mi cuarto con lágrimas en los ojos. Yo entendí inmediatamente. Lloramos juntos . Yo creía que había erdido mi habllidad de llorar de pena. Mi hijo entró en silencio vistiendo mi viejo uniforme de partisano. Con una ametralladora colgando de su hombro izquierdo me dió un profundo abrazo. Y se fué, así no más, con su mujer y sus hijas a las montañas.

Y nuevamente comenzó la matanza y la locura colectiva. Mi casa fue ocupada por las tropas azules de El Presidente. Eran niñitos pálidos y asustados. Me dejaron en paz en mi cuarto y me traían el desayuno y la cena puntualmente. Salían a hacer sus terribles crímenes por las noches.

Volvían ebrios y ensangrentados en los crepúsculos. A veces traían en sus hombros a algún cadáver azul. Otras veces traían a prisioneras a quienes violaban y torturaban para luego lanzarlas a las calles incendiadas como si se tratara de perras extraviadas. En medio de la gran orgía de terror se escuchaban las voces ocultas El Padre y El Presidente en la radio. La televisión sólo mostraba inberbes películas desteñidas de Elvis Presley.

Y luego todo fue interrumpido nuevamente por el siniestro silencio de la derrota de todos.

Ahora después de un año de soledad infinita, en esta mi pobre habitación, escucho una vez más los entusiasmados quehaceres de la reconstrucción. El Padre y El Presidente han hecho un pacto de colaboración y amistad.

Ahí los veo mi pantalla de televisión, relucientes y sonrientes cual comercial de dentífrico. De mi hijo y su familia solo el lejano y frío rumor de las montañas. He sobrevivido lamiendo como una rata arrincoda las pocas raciones que dejaron los soldaditos.

Pero ya estoy muy cansado y le temo a la vida. Mejor será salir al jardín con mucho cuidado y tenderme a dormir entre los lirios que cubren la tumba de mi golondrina. Alguien por ahí se encargará de apagar la luz y cerrar la puerta para siempre.

Acuden a mi mente recuerdos de otros tiempos
de los buenos momentos que antaño disfruté
cerquita de mi madre santa viejita
y de mi noviecita que tanto idolatré...


[NOTA: Bastardillas corresponden a letras de tangos de Gardel]

Ian Welden

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Muere Carlos Monsiváis

El escritor mexicano Carlos Monsiváis falleció este sábado a las 13:48 horas en el área de terapia intensiva del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, por insuficiencia respiratoria, informó la Secretaría de Salud en un comunicado.

Desde el pasado 2 de abril, el autor de Amor perdido ingresó a este centro hospitalario para recibir tratamiento; sin embargo, en las últimas semanas su estado de salud se complicó.

Carlos Monsiváis Aceves nació en Ciudad de México el 4 de mayo de 1938. Crítico e irónico, el autor fue según el poeta José Emilio Pacheco, el único escritor «que la gente reconoce en la calle».

Considerado un gran cronista de la vida cotidiana de los mexicanos, del arte y de sus personajes populares, escribió multitud de ensayos, un libro de fábulas, asi como biografías de personajes que han dejado huella en la vida mexicana como Salvador Novo.

Estudió en la Facultad de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue uno de los participantes del movimiento estudiantil de 1968 que, según los mexicanos, abrió una puerta a la democracia.

Con un trabajo diario en la prensa escrita y en la televisión, así como en foros públicos, Monsiváis fue uno de los grandes difusores de la cultura mexicana. El escritor fue sido distinguido con numerosos premios, entre ellos el Príncipe Claus que otorga Holanda (1998), la medalla Gabriela Mistral que entrega Chile (2001) y el Premio FIL de Literatura de Guadalajara (antes Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo) de 2006, así como con un Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Arizona (2006).

El Universal