Saturday, July 11, 2009

Julio / No. 15 / Orange County



El amor: Obra de Jon Juanma

Contenido 15


Fanny Jaretón
La muerte no existe
Sera esta la muerte
Del recorrido por los saltos al árbol de la tentación

Rachell E. López Ortiz
Proyecto etico solidario

Ian Welden
Crónicas Nórdicas

Arturo Cardona Mattei
Caguas

Jorge Isaias
La poesia de Juanele

Pedro Du Bois
Guerra

Guzman Lavenant
sin titulo

Carlos López Dzur
Cuentos de sangre, libro de Cecilio R. Font
Leda y el materialista
El carabalú de María Peregrina

Amelia Arellano
Diario mojado de memoria

Consuelo Tomas
La propension a los olvidos

ELLA / S. V
Textos

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Fanny Jaretón (Argentina)

La muerte no existe


Vino mi hombre
rudo, clarivicornio, ancestral
y asestó con tres golpes de fortaleza
su boca en mi boca:
tubo profundo, ulular de la verdad.
Esta dicha de ver la vía dolorosa
resucitando en el amor trascendido
la manifestación del Milagro.
Esta cantimplora
llena de sed
de su forma
de las palabras tierra, cielo, sangre y sexo
con las cual me conformó.
Vino para ajustar la incomodidad de mi cuerpo
para abrazar la levedad de mi alma
para estremecer a mi Ser
con la mortandad de todo mal.
Vino arrojándome pescados y panes
con cañas y sin leudos.
Vino en los tiempos finales de mis tiempos
alzándose como El Prometido.
Vino y me dejó beber de su fe
de su dolor opaco
del nudo que estranguló al miedo último.
Vino en el colmo de mi objeto indirecto
para hacerme el objeto directo:
Flecha y yegua
corriendo desnuda tras la intemperancia
de sus renunciaciones.
este consuelo que me lleva al retorno;
silencio interminable
en tiempo de los orígenes
aceptándolo todo.

Fanny G. Jaretón /
Otros textos: Fanny Jaretón

* * *

Será esta la muerte

Con la boca
-médano de sed absorbiéndome-
es que pronuncio:
Esta quietud que me pasa por los bordes
y anida lejos del centro de indiferencia.
Este tenerlo todo tan claro
cuando voy enterrando a las que fui en la que soy.
Esta brisa que no inmuta
Ni perturba
No me sacude cuando fui atropellada
arrastrada por zarpas que denigran lo que fue aceptado;
la discriminación que me manchó, Hija y víctima.
Esta muerte que no me conduce a ningún cajón
porque es en el llano final de otra fosa
que vine a experimentarme.
Cardo, llaga mi pecho, fuego por posesión.
Llanto supurando otros llantos.
Desinflamación de mis restos.
Cuerpo y madera estímulo para la condenada
que vino a morir en estos clavos trashumantes
a cualquier edad en todos los tipos de exilios.
Desde el desierto de mis abandonos.
En la extrema raíz de la nostalgia.
En esta soledad tan sola de soledad.
Con estas manos arrogantes y temblorosas
alzo al cielo mi corazón que todavía fibrila
Todo te lo dono Señor:
El dolor como parte de mi arrepentimiento
y el dolor cuando ya no queda más dolor.
La circunstancia a ciegas que con fe llega sin mirar.
El último alarido de amenaza
Sangre de otra sangre: la revolución
mi fantasma pisando la sombra del fantasma todos
los miedos corriendo avergonzados
y la palabra amor despertándome
al fin llena de sueños.

Fanny G Jaretón / Bios

* * *


Del recorrido por los saltos al árbol de la tentación

El se recuesta oblicuo sobre el ramal del manzano donde sus hojas a medio brazo luchan por su espacio, casi perenne, si no tuviéramos conciencia de las estaciones y en ellas del tiempo. Él , superponiendo agilidad mental a intuición femenina, acepta el cabreo de tomar pezuña y polvo donde el rodeo espera a la palabra que sangrienta viene por nosotros, él empujó de una bofetada a la «soledad más negra en invierno» y me llevó a trasluz.

Buceando en las alcantarillas los miedos que galopan a puñal de espuela en el vientre de la noche, me enseña de las sombras para que el faro sea el mirador de las cansadas sirenas que regresan y regresan y regresan por los poetas mal heridos por alcohol y testamento de fantasmas.

Acéptame así, quebrada, como me presento. No busco oportunidades estelares. Necesito del testigo obsecuente, de un cómplice o traicionero; el vaivén de las hora se hace ingobernable y no quiero hablar de tiranía ni de polis. Quiero ser del paisaje donde el no ser cohabita en la cópula de cualquier salvaje, así, desnuda de intimidades llegarme hasta las puertas del silencio y sin tocar que se abran al más omnisciente.

Miro mis pies que se habían puesto grandes donde la niña no quiere crecer, pero miro mis pies y las medias donde abrigan la parte más importante del cuerpo, porque hay que caminar porque si no caminas se te echan sobre o dentro y entonces corcovas como una potra indomable. Hay que caminar, girar, danzar dejar arrastrarse por la palabra, mecerlas y tener mucho cuidado porque el que habla dice y el que dice ¿cómo era el dicho de comadres y compadritos? ¿Cuántas vecinas en el pueblo en tanta soledad, solsticio que otoñal alberga la mitad de la ventana?

La otra la tienes ocupada con la carbonilla donde te me dibujas y otra vez la sombra, el frío, el muñón del arte que se ha quedado sin guante de desafío porque hoy ha perdido la batalla antes de… empezar, como si detenerse fuera una acción que dependiera de nosotros, pero me detengo.

Me recuesto mientras tus manos me secuestran, abren las piernas, se posan sobre el vientre, lánguidas primero, estetoscopio del milagro donde late en miniatura el misterio, un misterio que se hará grande cuando me dices, respira y a pluma, exhala-contráete-llora, ingéniate o tranquilízate; mis piernas están abiertas, abiertas pero quietas –cómo voy a caminarte y las recorres como volviéndote por el Origen y me gritas ahora: suelta, tose, dame la fuerza, egocentrísate, hacéte dios, hacéte nada, suelta, puja a la santa o a la puta palabra que nos parió, porque en el proceso también se valen las cabriolas, cuando has transpirado nacimiento, cuando has palpado a la muerte bajo la enagua, cuando sabes y sientes de sus partes de prohibición, cuando recorres cada vocal apretando los dientes hasta que sangre la encía o morada se ajuste a tanto dolor, se han escapado las consonantes y sin consola el réquiem es a un tempo, vacuo y soporífico; tómate de mis manos frías, acaricia para intuir a la memoria, sabe quién fue Cibeles y quien la trajo, mírame con lo oculto de tu ojo, asísteme y cólmame de tus Ausencias, ¿no ves que necesito imperiosamente encontrarme?

Sé mi madre o mi nodriza pero enséñame, que aquí adentro hace mucho frío y me he quedado sin madera de tanto golpe y vacuidad.

09 / 06/ 05 / Fanny Jaretón / Obra

* * *



Niños escolares en Haití

Rachell E. López Ortíz

Proyecto ético Solidaridad con los niños de Haití: Iniciativa de amor y compromiso del Prof. José Manuel Maldonado Beltrán

La poesía es vida, imaginación, libertad y sentido estético de la existencia. Es palabra encarnada. Se nutre de la hermandad de los hombres y las mujeres de este continente, rico en recursos de toda índole, en el que, no obstante, millones de sus habitantes padecen la injusticia, el hambre y la enfermedad. La poesía abomina la muerte, las flores segadas y los campos arrasados. Descree del lenguaje de las armas y no confía en las políticas económicas, sociales y culturales de las instituciones transnacionales. Rechaza la imposición de conductas y costumbres que realiza el fuerte y poderoso sobre los más débiles.

Este extracto de la Carta de los poetas por la paz y el desarrollo a los presidentes del continente americano - Mar del Plata, noviembre 2005- me parecen las palabras más exactas para describir el punto donde se conjugan el arte y el compromiso.

Durante el año 2005, el profesor José Manuel Maldonado Beltrán, catedrático de Filosofía y Humanidades en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Aguadilla, originó el Proyecto ético Solidaridad con los niños de Haití, cuya función primordial es el contribuir a minimizar las consecuencias nefastas de exclusión, discrimen y violación de derechos civiles que atraviesa la población dominicana de ascendencia haitiana. Como es de conocimiento general, existen más de 500 bateyes a través de República Dominicana, área rural dentro de plantaciones de azúcar donde viven los trabajadores. Comunidades donde residen haitianos, dominico-haitianos y dominicanos pobres. Es generalmente un área muy limitada que acomoda a una gran cantidad de obreros y familias no provistos de las infraestructuras básicas esenciales: agua potable, electricidad, servicios sanitarios, servicios de salud y recogido de basura. Un espacio de dos metros cuadrados puede acomodar a una familia de seis personas. Comunidad excluida a la que el Estado Dominicano niega el derecho al nombre y a la nacionalidad, a pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó bajo sentencia vinculante, dictada el 8 de octubre de 2005, que les reconociera ese derecho.

Las vías por las que se transporta la caña de azúcar recogida en los bateyes hacia los almacenes que controlan su peso marcan el límite fronterizo entre República Dominicana y Haití, donde viven los más necesitados. En estos asentamientos de las plantaciones de caña, el índice de pobreza llega a un 70% mientras que, en República Dominicana, es del 40%. En ellos, la población haitiana está sometida a terribles condiciones laborales. Su sueldo no cubre ni siquiera la alimentación de la familia.

El proyecto auspicia la Escuela Anaísa, ubicada en el Batey Palmarejo, provincia de Santiago Rodríguez en Republica Dominicana. Gracias a la oportación del profesor Maldonado en colaboración de la Facultad de Humanidades, particularmente de su grupo de estudiantes que realiza las actividades de recaudación de fondos que luego se canalizan a través de la organización Movimiento de Mujeres Dominico Haitianas (MUDHA), los niños de esta comunidad alcanzan el cuarto grado en condiciones más aceptables.

«El hecho de que esta población se localice en las zonas más deprimentes de República Dominicana hace que aquellos niños y niñas que logran acceder a la escuela lo hagan en centros educativos con terribles carencias: deficientes infraestructuras, sin equipo ni materiales, con maestros voluntarios cuya formación, a su vez, es mínima. Y son niños y niñas cuya alimentación, muchas veces, es precaria y que no cuentan ni con zapatos para ir a la escuela. La ayuda se canaliza a través de MUDHA, ya que dicha escuela es un proyecto de autogestión de esta organización. Coordinamos con la senora Hilda Guerrero, activista, además del Grupo de los Excluídos, pues pretendemos que la colaboración llegue de la forma menos paternalista posible, como un acto de repudio a esta insensibilidad y como un paso de avance en la lucha por erradicar estas condiciones», nos comenta.

Robándole la frase al poeta cubano Alex Pausides, decimos: «para eso sirve la poesía, para unir geografías, lenguas, culturas y religiones». Y es que el trabajo de nuestro entrevistado nace de la sensibilidad del poeta y de la conciencia del humanista.

Como ensayista y poeta siempre se le intuye una expresión de amor, disfrazada de denuncia social o como romántico verso: Para que muera la guerra, El aliento de la sangre, El seis de agosto no vimos el sol, A Susan Sontag, El evidente secreto de tus palabras, Otra biografía que escribir contigo y Obsesión de ti, son sólo unos ejemplos de estas pasiones que fluyen por una misma vena y que han sido recogidos en sus poemarios De Mares y de Sombras (2007), Este difícil Oficio de amarte (2008) y diversas revistas literarias de corte internacional.

En su haber literario figuran las fundaciones de las revistas literarias El Cuervo y Luciérnaga que dirige actualmente.

Volviendo al tema que nos ocupa, Proyecto ético Solidaridad con los niños de Haití, nos plantemos lo que en esencia estipula la Declaración de los Derechos del Niño (ONU, 1959): "Todo niño y niña tiene derecho a un nombre y una nacionalidad».

«El mayor problema es ser una comunidad legalmente inexistente. Los inmigrantes haitianos salen de su país sin papeles y llegan al país vecino a engrosar el número de invisibles. No existen ni a un lado ni al otro de este muro caribeño. También hay invisibles que llevan decenas de años viviendo en República Dominicana. Sus familias han nacido allí y sus hijos no han conocido Haití. Viven bajo la amenaza de la deportación. Aproximadamente medio millón de haitianos viven como ciudadanos sin tierra».

No contar con un acta de nacimiento impide que la persona indocumentada disfrute de la protección del Estado donde vive. Con esta desprotección, tampoco puede beneficiarse de los servicios sociales como la atención médica, la seguridad social o recibir una pensión. Teme emprender los pasos jurídicos por miedo a perder su trabajo y tiene que hacer lo que la vida que le han creado le permite y no lo que él puede hacer. No puede explotar su potencial humano en el ámbito de la educación, del trabajo y del crecimiento en todos los sentidos. Eso acaba por mermar hasta la manera de pensar, de querer y de relacionarse.

Como señalé en alguna otra nota que alguna vez redacté, quizás no podamos decir que la exclusión, el discrimen o la corrupción han de desaparecer, pero sí podemos asegurar que se han de minimizar si la esperanza viene acompañada de nuestro esfuerzo y la solidaridad internacional mediante el señalamiento de los casos en los foros que corresponden.

«Nunca me haré rogar cuando es para servir al hombre» ... Thiago de Mello, (Brasil, 1926)

* * *



Ian Welden (Chile / Dinamarca)
CRÓNICAS NÓRDICAS / Frags. /Poemario


Coitus Interruptus

Por ser viejo
gris, canoso,
aficionado a los crepusculos
y eterno estudiante de la vida,
el Ejército de la Dictadura Bancaria
del Norte & Co. (EDB Norte & Co.)
me ha destituido y privado
de todas mis habilidades
privilegios y ocupaciones
tales como hilar sombras de colores
amar con ángeles en las esquinas
liberar a viejas almas de sus tumbas
o simplemente viajar a mi infancia de vacaciones
en las gélidas y oscuras tardes árticas
Sin embargo desafío al EDBNorte & Co.
y oculto entre estas noches poderosas
grito auxilio encaramado en los icebergs
lanzo fuegos artificiales
bailo cuecas y tangos
Rock y ballet
canto óperas de Mozart a todo pulmón
y las sombras y los ángeles y las almas
se han aliado conmigo
trayéndome misteriosos mensajes
solidaridades y declaraciones de amor
desde lejanas tierras melancólicas
en verdes botellas de náufragos:
"No estás solo, agüanta viejo querido!"
"Viejito, te escuchamos y oramos por ti"
"Vamos al rescate, viejo amigo!"
Pero al final:
"Quédate ahí no más viejo loco...
Por acá abajo estamos en las mismas
con el EDB del SUR & Co.".

* * *

Los camioncitos heladeros

Cuando las familias nos reunimos a cenar
alrededor de la luz de una vela de sebo
de acuerdo a la milenaria tradición nórdica
se escuchan desde las calles desoladas
los melancólicos tilín tilín
de los camioncitos heladeros.
Los niños se sublevan inmediatamente
los viejos arrojan lejos sus tenedores y cuchillos
y las multitudes del continente
las islas y los fiordos
pierden la compostura
saliendo a los caminos a comprar helados
bajo las fieras tormentas de hielo y nieve.
Por un momento mágico
las ciudades y pueblos se iluminan
las iglesias campanean enloquecidas
las botellas de aguardiente se descorchan
y todos bailan al son de las orquestas folklóricas
mientras que los choferes de los camioncitos
olvidando la naturaleza de su ofico
regalan a manos abiertas
los incomparables helados escandinavos.
Y luego regresa el silencio y la oscuridad
las velas son encendidas
y los cuentos de las abuelas
vuelan como hada madrinas
alrededor del placentero fuego del hogar.
Los camioncitos heladeros vuelven a sus casas
con sus tilines ya cansados
sin helados ni dinero
pero satisfechos de haber cumplido
una vez más
tan patriótica labor social.

* * *



Soledades

He vivido en este edificio más de quince años
y aún hay personas incógnitas para mi. ¡Quince años!

El Milico
Dicen las malas lenguas
y las buenas también
que la soledad por estos parajes
es una virtud,
una bendición de Valhalla.
El Milico es un viejo octogenario
altísimo y flaco como una jirafa
que vive solo como un alma
en el aún mas solitario séptimo piso
de mi noble y centenario edificio
sin ascensor.
Y este sonriente individuo
aún colorín y fresquito
como una zanahoria
sube y baja los peldaños
a gigatenzcos pasos de parada militar.
Nos saludamos cortésmente por las mañanas
y se va marchando ágil
cual dueño de algún mundo
hasta desaprecer en el horizonte escandinavo.
Siempre va consigo mismo
jamás lo he visto acompañado
no conozco su nombre
no tengo idea a dónde va
ni de donde viene
y menos su razón de vivir.

* * *

El Ciclista Solitario

Arrastrando su oxidada bicicleta
y con su pesado bolsón
colgando de un hombro
El Ciclista Solitario va y viene
por las calles del barrio
con sus mechas rubias
cubriéndole la cara
y el peso del universo
sobre sus espaldas.
Nos encontramos muchas veces
en los recovecos y placitas del barrio
y le hago una seña con la mano.
El agacha la cabeza
me mira desconcertado
y sigue su camino.
Hay veces en que pienso
que no existe.
La Chancha
En el segundo piso
del edificio del frente
vive La Chancha.
Me observa silenciosa
desde su balcón.
Con su tez rosada
color de cerdi
sus ojos de vidrio azul
y su hocico rojo y severo
elige con asombrosa precisión
los momentos en que salgo de la ducha
o estoy con mi amada en el sofá
y nos levantamos
desnudos y riendo felices
por la mañanas silencios.
No se su nombre
ni sus porqués
ni sus cómos.
Jamás la he visto junto a otro ser humano.
A veces la encuentro en el supermercado
cargando cajas de cerveza en su carrito
y pasa indiferente a mi lado
oliendo a viejo sudor
y whisky barato
ignorándome
como si yo fuera un fantasma.

Ian Welden / Bios

* * *

La Muerte

Con su pesada sotana negra
su sombrero de alas anchas
y su cuello blanco impecable
sale a las calles
solamente por las noches
como la muerte
dezlisándose cual sombra anónima
pegado a los muros
cual molusco
o como una figura siniestra
escapada de un film de Ingmar Bergman.
Vive arriba en el segundo piso
yo vivo en el primero
y durante quince años Dios mío
he escuchado sus pisadas inquietas
caminando de aquí para allá
de allá para acá
hasta el amanecer.
He divisado su rostro inexpresivo
pálido como una sábana de hospital.
No saluda
no sonríe
bailará?
Soñará?
Tendra un nombre y un apellido?
O por lo menos
una medallita para este pecador,
padrecito?

* * *

Invasiones

En los últimos tiempos
del siniestro gobierno
del Ejército de la Dictadura Bancaria
del Norte & Co.
sucesos extraños
comenzaron a ocurrir
en el universo.
Señales misteriosas en los cielos nocturnos
descomunales letreros de neón en las estrellas
voces poderosas provenientes
de las atareadas galaxias
y objetos musicales luminosos y estridentes
no identificados
tocando la novena sinfonía de Beethoven.
Todo esto incitaba al pánico
al vicio y a la descompostura.
Temblaron también los cansados pilares
de las plácidas sociedades de bienestar
y en las otroras sonrientes y amables ciudades
reinaba el caos la violencia
y la traidora indifere.
Qué hacer Thor nuestro? Qué hacer?
era la pregunta cotidiana.
Pero hoy Thor ha contestado.

* * *



Las Valquirias

Fuertes y hermosas guerreras rubias
fieles combatientas bárbaras
hijas de Odin,
secretario de Thor,
han salido alharacas y vehementes
desde sus misteriosos y oscuros bosques
invadiendo el territorio escandinavo.
y andan por aquí ahora
entre rascacielos y carreteras
en sus cabalgaduras magníficas
repartiendo Hidromiel a la población.
Traido directamente de Valhalla,
este producto relajante y euforizante
ha logrado tranquilizar hasta a las ratas
y los nórdicos se abrazan y besan nuevamente
así como lo hacían en las navidades.
Los enanos, expertos en metalurgia
han salido de sus cavernas ancestrales
para construir nuevas escuelas y hospitales
y reparar los milenarios puentes y caminos.
Los intrépidos y traviesos Elfos y Gnomos
han trepado desde sus tumbas y cementerios
para deshacerse de las toneladas de basura
acumuladas cual esculturas modernas y hediondas
en las esquinas de las bellas ciudades.
Y los Jotuns, seres gigantezcos y monstruosos
pero sumamente sabios y dulces
han salido nadie sabe de donde
a administrar los servicios publicos
y a poner fin al EDB del NORTE &Co.
Ya no se ven ni se escuchan
los temerosos signos en los cielos
y los súbditos entregan mansamente a los Jotuns
sus armas y sus vicios.
Los nórdicos hemos regresado
a nuestas tiernas ocupaciones
tales como encender velas
amar a nuestros amores
y regalonear a los pequeños.
Y las Valquirias desaparecen
en sus oscuros bosques milenarios,
los Enanos vuelven a sus abrigadas cavernas,
los Elfos y Gnomos a sus fríos cementerios
y los Jotuns, dulces y poderosos como la Hidromiel
andan aún por aquí, lachos como gatos en celo,
de la mano de nuestras hijas.

Ian Welden / Biografía

* * *



Iglesia de Caguas, Puerto Rico, frente a la Plaza Palmer

Arturo Cardona Mattei (PR)

Caguas

Caguas, ciudad taína
que fue penetrando sus raíces
en el fértil Valle del Turabo
donde aguas de muchos ríos
se juntan en frenéticos halagos Caguax, jefe taíno
que luchó como espartano
sembrando la semilla egregia
le dio vida a este poblado
inmenso Valle del Turabo
hoy tus hijos recuerdan tus encantos
Ríos muchos, ríos fraternados
mojan tu campiña toda
sembrada de arbustos y nardos
y en la noche tu descansas
bajo la mirada de un cielo antillano
Caguas, entre tus montañas
crecen los pastos alborotados
Caguas, forjadora de sueños
que van corriendo por los prados
el verdor de tu campiña
es manto de precio bien ganado
y tu riqueza es como púrpura
de un linaje que toma vuelo encantado
Caguas, tu perfume es bien aquilatado
tu historia viene de muchos años
y tu fervor por la patria
va en tu pecho... en tu costado
y el indio taíno que se sentó a tu mesa
sembró tu inmenso valle
con fuerte jornada y sin descanso
Caguas, el astro Sol cada mañana
cubre tu geografía bien alumbrada
y en la noche la reina Luna
baña tu hermoso valle
con vino celestial de magno halo
y la prole que pisa tu suelo
con gozo infinito come de tus manjares
Caguas, ciudad madura
de corazón noble y grande
hay plenitud de vida
en tus casas y en tu calles
Caguas, hermosa dama
pon sobre tu cabeza altiva
tu mantilla de seda blanca
y sube a la Catedral de tus alturas
proclamando con pasión la grandeza

Arturo Cardona Mattei
4 de abril de 2009


* * *


Jorge Isaías (Argentina)

La poesía de Juanele / Ensayo
Cada uno podrá decir lo que quiera de la poesía.


Habrá disculpas y definiciones, descargos, complicidades.

Alguien podrá pensar que puede perderlo para siempre como cuando uno ama a la mujer no adecuada.

Uno no sabe por qué elige esta maldición a este oficio o esta tarea o esta figuración que dicen los que saben tiene un acceso distinto al conocimiento vía la irracionalidad. Y de ahí a suponer que la poesía es la hija boba de la cultura hay un paso. O al menos una hija inconsciente.

Además ya gente ilustre como Platón descreía de los poetas, tal vez porque no podían dar demasiadas explicaciones. Mal que nos pesa la censura ya era ejercida por gente famosa o al menos con una carga de prestigio que tiene nada menos que varios siglos encima y para colmo no es de una oscura taberna llena de incomodidades sino de la ciudad más prestigiosa de la antigüedad, bañada sus costas nada menos que por el Egeo.

Lo cierto es que la poesía siente que es sospechosa. De ahí a que produzca bienes no canjeables ni pasibles de ser marcados la desvalorización del todo.

No obstante lo curioso es que desde algunos exitosos directores técnicos de fútbol, pasando por periodistas también de éxito y de políticos no menos indiferentes a los alados carros de la fama no pierden la oportunidad para alardear sobre el poeta. Para ello sin solución de contigüidad le ponen en una cadena sintagmática junto: al obrero, al empresario, al religioso, al educador y al sindicalista aunque éste últimamente está tan desprestigiado como el poeta pero con un poco más de poder, como es obvio.

Digo yo no sé para qué gastan pólvora en chimangos. Saben que el poeta es absolutamente incapaz de competir con todos ellos juntos y aún por separado. Además a los poetas en general no les gusta el fútbol ni admiran a los periodistas y con respecto a la política no hay nada que les venga bien, como se sabe.

Pero un amigo mío, el poeta rosarino Raúl García Brarda escribió una vez esta frase que me permito transcribir aquí: «Nunca entendí y pienso, afortunadamente que nunca entenderé como se nace o cómo crece la poesía. Las palabras adquieren vida propia, se independizan, llegan a transformarse en algo imprevisto y bellamente desconocido».

La poesía, sin embargo, con su ternura y sus ambigüedades, su incoherencia y su creatividad irracionalidad, ha logrado perder y salvar mi vida.

La he perdido, en tanto abandoné por ella una tierra más propicia de pisar. La ha salvado, en cuanto me dio las extrañas formas de un vuelo misterioso y eterno, una caricia que resguardara la parte buena, quizás única, que pugnaba por pertenecerme.

También me ha servido de fe contra mí mismo y, es casi imperdonable decirlo, de protección contra las debilidades de la esperanza.

Pero de algo estoy realmente seguro, la poesía será siempre un camino en soledad

NO, NO ES POSIBLE

No, no es posible
Hermanos nuestros tiritan aquí, cerca, bajo la lluvia.

¡Fuera la delicia del fuego, con Proust entre las manos,
y el paisaje alejado como una melodía
bajo la llovizna
en el atardecer perdido del campo!

Fuera, fuera, Brahms flotando sobre los campos!

No, la muerte mágica de la música,
ni la turbadora sutileza,
mientras bajo la lluvia
hombres sin techo y sin pan parados en los campos,
vacilan al entrar a la noche mojada!

Uno entiende menos entonces esos arrestos de los padres de la patria por nombrar al poeta cuando hay alguna gira proselitista cerca, aunque ahora supongo que se harán cada vez menos como antes y solo una caravana cruzando como una sombra los barrios sin luz y sin barridos, sin cloacas, con un sentido fantasmagórico como el famoso barco de Amarcord que el genial Fellini filmó para siempre.

Esa caravana escéptica, lejana inabordable, ya ni siquiera se gastan en discursos lo cual en adelante tal vez nos salvemos de estar en boca de gente tan irresponsable.

De todos modos, como decía una vez Ernesto Cardenal cuando le preguntaron para que servía la poesía:

«Para nada», contestó-. «Pero existe».

¿Y todo esto para qué estarán pensando ustedes ya prontos a abordar el tren del aburrimiento?

Simplemente para decir que ninguna pasión está exenta de la experiencia, que ninguna reflexión puede eludir aquello que se amó intensamente y que no voy a ocultar precisamente eso y lo voy a reconocer siempre como valiosa. Esto no quiere decir que toda la literatura o toda poesía deba ser autobiográfica, ya que la literatura o la poesía se hacen con palabras, pero si uno no se reconoce a través de ellas en lo vivido y en los sueños y en las utopías mejor dedicarse a otro cosa.

Y viene a cuento en esto de las experiencias y de los espejos donde uno se empieza a mirar en la juventud y una experiencia bella y trascendente para nosotros, fundante, única fue la de conocer primero los poemas y luego la persona del grande que se llamó Juan Laurentino Ortiz, Juanele para sus amigos.

El hombre delgado, rodeado de objetos que parecían reproducir ese cuerpo casi inmaterial, que casi ni sombra hacía en el suelo. Es obvio que no constituye su propio universo con la imposibilidad de saltear una tradición y que la dificultad de saquear el campo textual orticiano resultaba una certeza porque su originalidad era vasta y nos quedamos con sus enseñanzas dejadas como involuntariamente, como al pasar, como si en ese gran friso gigantesco el fuera inscribiendo sus obsesiones y nosotros con la avidez del principiante leyéramos esas grandes constelaciones sin poder alcanzarlas pero sí admirarlas con el asombro suficiente y dentro de los asombroso gozarlas.

Puestos a analizar ese corpus gigantesco, esa alta catedral de su poesía, al decir de Hugo Gola veremos que esa obstinada y silenciosa coherencia nos pone súbitamente frente a una de las obras más importantes que se constituyeron en este país de espaldas a las culturas oficiales de todos los tiempos, de todas las fabricantes de prestigios y de todos los inventos con que las metrópolis nos tiene acostumbrado por lo menos desde Echeverría hasta aquí.

Quiero suponer que no le habrá resultado fácil a un hombre de escasos recursos, puesto en el aislamiento a que lo sometió vivir perdido en ciudades de provincia (de esa provincia que como le gustaba decir tiene un aire muy particular, y no solamente esa red intricada de ríos y senderitos donde él fue dibujando, bordando con una obsesión de espléndida monotonía como exigía Pavese de un poeta auténtico).

Ortiz no necesitó las fastos de los grandes luces capitalinas para realizar una obra polisémica, renovada con los elementos más felices con que su entorno lo obsequiaba, con las informaciones de todas las culturas del mundo que vaya a saber cómo conseguía en sus largas vigilias, esa obra que aún hoy nos resulta secreta y desde las esquizofrenias de un país que desprecia a sus creadores auténticos, que los somete al olvido y al desconocimiento, que no les perdona esa libertad que eligen vivir por el orgullo de su humildad sin concesiones, Ortiz es el ejemplo más alto de una poesía que es fiel a sí misma, que rodea hasta la exasperación con las dudas y las interrogaciones, que ha de poner en carne viva las matrices de su nada engolado estado de éxtasis, recorriendo y tratando de escribir, de marcar sobre las texturas de los ríos o pasando sus largas perífrasis cobre el vuelo alto y libre de las calandrias, que no deja de tener sus caprichos y sus retrocesos, que nos va enseñando a vivir de la única manera que un hombre debe: con autenticidad y valentía, dejando afuera de los versos y de sus estipulaciones a todo lo que sea indigno en el hombre, injusto, de todo aquello que violenta esa armonía que él defendía con una obstinación admirable.

Resulta curioso o no tanto porque ya el asombro como vemos no nos dejará de acosar nunca en este país del desprecio, digo que resulta casi curioso que un hombre que concitó en la década del 70 una fanática asiduidad de parte de sus seguidores que lo convirtieron primero en mito y luego en leyenda, digo que también las revistas capitalinas de la frivolidad le hacía largos reportajes tal vez para remarcar lo menos importante aquello que a ellos les parecía exótico y ninguna editorial de envergadura comercial se interesó nunca para editar sus libros.

Hugo Gola se asombraba cómo el país se podía dar un lujo tan grande como para no incorporar a su cultura una obra tan viva y valedera. Muchos años después nosotros podremos seguir asombrándonos. Creo que hasta que no aparezca alguna generación que intente tomarse el país en serio esta inquieta incertidumbre nos seguirá persiguiendo.

Resultan extraños también los inútiles esfuerzos de algunos sectores contradictorios y antagónicos por querer aprehender la obra del gran entrerriano y llevarla al molino de sus intereses.

Los poemas de Juanele seguirán resultando esquivos, porque están construidos con un lenguaje que elude las afirmaciones estentóreas, él mismo descreía de los idiomas occidentales porque decía que estaban hechos no para la poesía sino para dar órdenes como si todo fuera un inmenso cuartel.

A veces me ha preguntado cómo se tomaría él este mundo de los gerentes y la frivolidad, esta posmodernidad que pretende que la poesía no diga nada, que pretende licuar los sentimientos y los anhelos de los pueblos, que pretenden sepultar lo insepultable; el deseo de libertad y justicia.

Ninguna causa noble del hombre le era ajena. Ninguna virtud se salvaba de su exaltación, ninguna sensibilidad digna de ser tenida en cuenta escapaba a su inventario. No excluía de él ni a los hombres ni a los animales ni a las plantas. Su idea de lo armónico, de lo que debe ser justo para que nadie agreda al semejante. El lo creía así.

Leyendo a Barthes cuando afirma que no hay lenguaje escrito sin ostentación me parece que no podríamos explicarnos a Ortiz, a la poesía de Ortiz con esta aseveración tan francesa. ¿Es ostentosa una escritura que elude hasta lo indecible las grandes afirmaciones de la que está plagada la poesía moderna desde Baudelaire y Rimbaud hasta acá?

En esos grandes remansos de sentido que Ortiz obsesivamente intenta una y otra vez desde sus apenas expuestos poemas de su juventud hasta las grandes hiperbolaciones de la fonética, la utilización de las comillas como mediatizando constantemente el sentido de las palabras, la inclusión de pocas en otro idioma menos que las de uso común que va cargando deliberadamente de honda afectividad, el uso de los diminutos y las interrogaciones sin abrir que hace de un largo verso leído casi hasta el final como una afirmativa nos deja pasmados al cerrar con un signo de preguntas al cual no le había permitido la entrada lógica al inicio. El uso extensivo de las comillas cuando quiere resaltar también con efectividad un giro de la región, el sobrenombre de sus tantos amigos muertos o vivos que pone a circular con toda naturalidad en ese islote flotante de signos, que van buscando siempre el estuario donde todos los hombres deberán encontrarse un día en busca del espacio de la gran fraternidad universal esperada según él desde siempre por el hombre.

Muchas veces he pensado su poesía como una gran madeja que él iba desovillando pacientemente, que él iba cada vez más consciente de su perennidad hilando con la Historia, con la Historia con mayúscula, iba introduciendo los mitos de la cultura guaraní que tanto amaba hasta los movimientos de los desarrapados ejércitos de Artigas de los que tanto le gustaba hablaren sus largas charlas con sus visitantes mientras el río iba desmadejando a su paso las delicias del paisaje entrerriano, ese gran río sin el cual la poesía de Ortiz, tal vez no tendido hacia los hombres esa característica tan fluvial, tan de sedimentación pero también tan de viaje hacia un país de maravillosos sentidos, celebrantes en su gozo donde también las hierbas de su orilla, sus pájaros y sus flores, sus peces que él aseguraba ver bajo la superficie mientras iría metiendo en su sangre mansa todo el esplendor que con firme timidez pide permiso para emerger de sus versos.

Tal vez con ningún poeta se nos presente la imagen romántica de la bondad puesta paralela a una escritura que lo abarca todo, desde las fulguraciones de múltiples arañitas por el inmenso blanco de la página.

Creo que como nadie uno pudo situarlo en el verdadero camino del maestro, creo que esa obsesiva red de significaciones que él fue uniendo en la soledad más propicia y más desvalida, pero en aparente contradicción tenía una fortaleza del que está seguro de orientación de su camino. Entonces en el cuerpo de ese hombre delgado que ya inficionaba todo un sistema literario con sus anécdotas, de apariencia pintoresca, se centraba una de las voluntades más extraordinarias de estilo, uno de los pocos vitales y verdaderos en la poesía del siglo XX que se escribió en la Argentina.

Conjeturar qué pensaría un hombre tan sensible a los movimientos sociales que fue contemporáneo de muchos de ellos en la nadería del posmodernismo y la ya deliberada vaciedad del sentido a que nos quieren acostumbrar ciertas usinas de la estéticas hoy día nos parece vano. Al fin y al cabo él vivió hasta que esa última perversión de los enemigos quiero decir el invento de la muerte de las utopías aún no se había inventado.

Dejémoslo entonces impoluto en la convicción que orientó su vida: la armonía que imperaría sobre la base de la justicia y la equidad entre los hombres.

Quedémonos con esa imagen de los grandes frisos de la historia que ese viejo magnífico soñaría en las largas y plácidas noches de sus vigilias junto al Paraná, donde él decía percibir las lentas grafías de los peces en la oscuridad.

Dejémoslo en nuestro corazón como el recuerdo de una brasa ardiente, de una brasa que mantuvo nuestros jóvenes corazones más allá de la desesperanza y el oprobio de los miserables que nos han gobernado y aún nos gobiernan con la impudicia de los corruptos. Y no se crea que estoy idealizando la vida de un hombre íntegro y si así fuera creo que no estaría de más decir que no me arrepiento de ello, ya que la falta de altos modelos morales en nuestra sociedad así me lo permite y sino bastara nuestra voluntad o nuestra elección para justificarlo, creo que la vida de Ortiz que dio muestras sobradas desde la más remota y empecinada contingencia como para tener el pleno derecho a ser considerado un hombre que construyó un estilo literario y un estilo de vida con una valentía no vista nunca entre nosotros. Casi dolorosamente se interrogaba sobre el destino de los desposeídos.

Jorge Isaías

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Pedro Du Bois (Brasil)

Guerras


Guerras permanecem
em feridas e mortes
conferem a terra
arrasada
no troar dos canhões:
a guerra silenciosa
dos avanços
e o estertor
do corpo
sublimado ao grito
guerras reiniciam
o ciclo: o lance anterior
da escala: e a queda.

Pedro Du Bois, inédito /
meus outros poemas

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Guzmán Lavenant

Poema / sin título

Y para qué la prisa por llevarte
si acá tu humanidad hace más falta.
Allá se alegrarán y aquí todo será más triste.
¿Qué haré ahora que me faltas?

Ya no sabré de las calles lejanas a la playa
ni del jardín cercano a la ladera.
Ya no sabré porqué algunas golondrinas llegan tarde...
o tal vez lo sí, pero será a mi manera:
me harán falta tus cómplices miradas y tus risas.

¡De quién fue la prisa por llevarte
si aquí a nadie le hacia falta que te fueras!

Guzmán Lavenant

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Uno de los cuentos fascinantes del libro de Font cuenta el asesinato de José Santos Chocano.

Carlos López Dzur (PR)

Cuentos de sangre (Nueva York, 2008): Libro de Cecilio R. Font / Reseña

Cecilio R. Font es un talentoso escritor puertorriqueño.

Nacido en San Sebastián del Pepino en 1947, por la fecha de sus primera publicaciones [Veinte cuentos y una angustia, 1966, y Entre cuentos y versos, 1968], se forma en los entrejuegos de la Generación del ' 60. Tiene algunas identificaciones con la actitud crítica de tal generación, pero no con su militancia política.

Cecilio R. Font asimiló las lecturas vigentes, productos de rebelión y resentimiento; pero sus preocupaciones, siendo existenciales, son menos localistas e inmediatas que el discurso de tal generación. Font se para solo con su temática y en su literatura lo estético y filosófico son más intensos que lo político. CRF rehuye inteligentemente lo panfletario, si bien muestra sus simpatías concretas.

Ahora, en su edición de Cuentos de sangre [Editorial Cidral, New York, 2008], es visible que su narrativa está llena de cronopios, «seres míticos que dejan recuerdos sueltos por la casa entre gritos, una serie de fantasmas o ángeles». Escribe por vocación y lo hace muy bien; pero, no estando adscrito a grupos o casas publicadoras que se interesen en su obra, él pasa con bajo perfil ante los escenarios de los escritores establecidos, ampliamente figurados en antologías, historias panorámicas de literatura o de los privilegiadamente reseñados desde la crítica puertorriqueña.

A ésto hay que sumar el hecho de que CRF es uno de los escritores boricuas en la diáspora de New York [quien no hace presencia en Puerto Rico, para el de la Isla, no existe, por síndromes de separatividad, recelo, incomunicación]. Además, por muchos años, la vida de CRF transcurrió en España (donde se hizo médico) y, por supuesto, sumables otros años de estadía en los EE.UU. y sus pocos libros, no se lee.

Con este libro, Cuentos de sangre, valdría que se le diera la oportunidad de conocerlo. Es una recopilación de 30 cuentos. Font Ríos se nos muestra maduro. Es paciente del mal de Parkinson y, posiblemente, nos está brindado las colecciones de cuentos que previamente fue acumulando y escribió en sus años más creativos.

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Alta costura / Serigrafía de Raúl Soldí


El carabalú de María Peregrina / Cuento

a María Peregrina Font-Thompson

Hembra de genio nervudo,
mi jíbara pepiniana,
quiero traerte mañana
mi pabellón y mi escudo.

Para que le dé un saludo
con criolla reverencia
es hora de hacer conciencia
en nuestra amada terruca:
César G. Torres Rodríguez (1912-1994)


Joaquín Oronoz lo organizó. Movilizó a su primo de Ponce: el licenciado Font-Echeandía. «Vamos a echar algo en sal que valga más que las cortejas», le dijo a Agustín.

«Yo voy a hablarle primero. Después lo rematas tú».

«Sí, sí. Me molesta que ese imbécil tenga tantos hijos realengos».

Cucán Oronoz cree en redimir los nombres que en el lodo del carabalú y el chisme ingrato se revuelcan. Y la jamona Concha Font es una que vitupera a los hombres, precisamente, por salaces y burlones. Mujeriegos, puercos, infieles... ¡Tanto odia a los machos / fornicarios con hijos realengos por doquiera / y tanto a la ramería que ella misma se cose las pantaletas! Que nadie se imagine ni su nalgatorio. Mejor beata, con toca y mantilla, que puta con uñas de gata... y bien que se junta con los que odian a los bastardos, al güiri güiri, con que Zaida Pérez y algunas Oronoces se entretienen, incluyendo a Emilita Arbona y la esposa de Rigo, que es de la prestigiosa familia Echevarría. Tela para cortar ya tienen. El carabalú que Cucán ha formado para redimir al banquero Millón Font y agenciarse la gratitud de Peregrina, la bastarda.

«De plano, hay mujeres que, amén de ser bastardas, no tienen el mínimo de clase», dijeron las representantes locales de blanquitaje y elitismo.

Y comparan a Carmiña, la hija de Manuela, con la Peregrina. «Han de sentirse como gallinas en corral ajeno; no imagino que puedan estar juntas».

«Serán como aceite y vinagre», ríen.

A la hija reconocida, aunque nacida en concubinato, la despellejan.

«María pintaba muy linda».

«Retrata bien. Es fotogémica».

«Guapa, con suerte».

«Si hasta el mismo Abraham Bonilla me lo dijo», lo citan, «de Krajo no le vendo ni un carajo». Carmiña, quien quedó en el pueblo, es fea de cara. Es retardada, bruta. Es mujer para un sargento. Hembra sólo valiosa por lo que tiene de nalga. Y, Emilita Arbona, la esposa de Cucán, sabe que es una injusticia ésto lo que dicen. Es objetivamente cierto que Peregrina y Carmiña son distintas; pero, han de ser buenas, señoras de virtudes en sus casas. No por ser pobre se es puta. No por ser bastarda se es una buena para nada. Y Emilita aclara y distingue aún más:

«Yo apoyo a Cucán. Que haya un reencuentro de hermanas. Que haya reconocimiento, reconciliación de padre e hija, perdón, una oportunidad de convivencia. Que con el apellido debe ir parejo una cierta credibilidad».

Victoria Font adujo: «Ha de ser una machorra, cazafortuna esa tal… golondrina sin nidaje, palomita viajera» y aseguró que se lo dice la intuición femenina. Seguramente, según añadió, María Peregrina dirá a su hermana: «¿Cómo crees, Carmiña, que puedo dedicarte tiempo? ¡Es que la gente de hoy, en este pueblo, o en cualquier otro, ya no está por nadie!»

Ahora, en 1956, por causa de Cucán, se está a punto de presenciarse un milagro. La gente rica de Pepino está nerviosa, Cucán quiere ser el milagrero. Invoca y une fuerzas. Habla aquí, comenta allá, siempre siquitrillando... Ahora se pinta como un casinista de la Nueva Era, no de la exclusión y el atropello. Viva la fraternidad. Ha surgido hasta un club de caballeros al que se unió Trichulis. A veces, «no, siempre, hay una segunda oportunidad y hay que rezurcir los prestigios acabados por la vileza de la cobardía». A veces hay que salir al Topos Uranus y ver las Ideas, no desde los cubujones donde se acomodan las sombras. No desde las cavernas.

Todo sucedió cuando, entre tragos, Cucán y sus amigos, Bonilla y el novelista y defensor de su padre [Cheo Font Feliú] repasaron la historia del poeta, Moncho Lira, aquel enamorado, hijo de Rosa Torres, cuyo delito parece … haber sido tan pobre. Un hijo natural para acabarla de joder. Quintín Perdomo, cura tan respetado, decía: «Es cierto que es pobre; pero tiene luz». Y si Quintín Octaviano Perdomo todavía viviese, diría lo mismo de María Peregrina. El llamaría a su confesionario al pecador, tú, Emilio Font y diría lo que procede en estos casos: «No has tratado bien a Peregrina. Es cierto que nació en el Joyo de Millán y fruto de tus aventuras, pero esa niña tiene luz».

¿Y quién que tenga luz va y coloca y encubre, o esconde su candil, bajo el calabacín de sus ambiguedades? Y así fue que hizo José Mislán con un poeta, Ramoncito la Lira, su hijo, dejándole sin el apellido, sin nutrición paterna, sin aire para que su luz se esparza y queme oxígeno… y mire usted, ahora lo dice Oronoz Font, no el Cura Aponte a quien él [yo, Joaquín Nicolás] lo mandó a la porreta en tiempos del Partido Acción Cristiana, «para que merezcamos la luz de su verdad, hay que escuchar al pueblo».

«Y Tablastilla sabe que María es una Font de tu sangre».

El pueblo sabe que, además de Manuela Cabanillas, madre de Carmiña, Emilio Font tiene otras «costillitas» y «secretos», más abajo del Joyo de Millán. Se desbalaga, como en su tiempo lo hizo Cheo, con Cirila la Yegua, hermana y linaje de Sandalio. 2.

María Peregrina ha triunfado, sin ayuda de ninguno. Es la mujer de éxito. Es la promesa luminosa. Es otro pie de espada blanca. Y entra en La Fortaleza con Doña Inés Mendoza, la Primera Dama, se le tiene en la mayor estima. Y eso conviene a este pueblo. «Te conviene a tí, Millón. No es bueno que te entierren con la fama de un bicho miserable. O que se diga: ¡Mira qué padre malo! Tiene una vela y la tapa con un calabacín. La espachurra con un plato, en vez de hacerla luz que ilumine nuestros mundos».

Tablastilla y el pueblo entero la vio desde pequeña. Es una hermosa Font. Es la que para el tráfico en el Pueblo, desde los 17 años por los años ’40… Se extraña su silueta desde entonces. ¡Qué dos piernas tan lindas! Y su busto, excelente… Desde sus años en la Escuela Secundaria, los mozos del pueblo se relamen. La vieron irse a Nueva York y hay una cierta tristeza en los varones. Un pedacito de pueblo se sumergió en las sombras. A María Peregrina le perdió la pista. Mas ha triunfando. Es célebre y de cada marido que se le muere, hereda sus millones.

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Leda y el materialista / Cuento

Nadie me grita a mí desde una acogeta, cualquiera sea el nombre. Conmigo no se juega al escondite. Si la esencia no se manifiesta en el fenómeno, es cierto: el océano último del cosmos estaría muy bien descrito por Von Hartmann, el inconsciente de voluntades ciegas me tomará como un poseso y seré el estúpido del que todos se ríen. ¡Del huevo de Leda saldrán los demonios, los cisnes, los gansos, las Gorgonas, Helena y las flappers!

«La foule: vaste désert d'hommes», se quejó René Chateaubriand. Igual que cualquer hombre que se queje de las sombras, de cavernarios fosos inconscientes, me quejo yo porque sin categorías objetivas no puedo entender ninguna esencia ni justificar mis impurezas ni mis verdades relativas.

Yo me armo de valor aunque esté maltrecho. Defiendo mi lucidez contra esa chusma de ágamos, ilusos y engañadores que publicitan mucha propaganda. No le huyo, me enoja que se sugestione y que el capitalismo y el mundo color de rosa me venda sus pamplinas. La gente, con exceso de fantasías, me hastía. Es que yo creo en la manifestación externa de las esencias. Los que se pretenden más espirituales que nadie y sólo meten la cabeza en el agujero no cuentan que aquí radica su derrota y, en mi caso, radica la voluntad de conceptualización, por la vía la abstracción lógica y el análisis.

Entiendo los desafíos de la condicionalidad histórica. Por desgracia, hay veces que uno es incapaz de resistir la presión de la gente delirante y llorona. Uno quiere dar paz, propiciar convivencia en aras del bienestar común y pasar a otros la doctrina de la objetividad del saber. No ahora, al menos. En estos días, hay mucho hijodeputa en acecho.

Quizás es la crisis económica. Vienen a ver que te sacan. Te hablan de misericordia. De fe. Ayuda mutua. Te involucran con sus flemas saturninas. ¡Uno quisiera nacer de nuevo; participar de un mundo honesto! Pero nada que ver... ¿Y qué sucede? Sacan las uñas. Metafóricamente dicho, echan a rodar el huevo de Leda y te arrollan con la rodada, de sopetón. Sé que, sin la base social e histórica, me perdería. Odio profundamente a estos fenomenólogos idealistas que circulan en el mundo de la imaginación pura y, como Husserl, predican que los objetos no existen fuera de la consciencia, que no hay realidad objetiva, que no hay mujeres ni delicias tangibles. ¿Cómo puede uno confiarse a esa caterva de avestruces? La gente escapista no brinda ayuda a nadie. Son los que necesitan ayuda. Sin embargo, son los que echan a rodar el huevo de Leda. Vine, por desgracia, a la tierra de los verduleros y me hallo en medio del mitote de los avestruces. Aquí los gansos gozan de prestigio. Y me han dicho que no soy sentimental, que no parezco una buena persona. Es que siempre he dicho, con un lenguaje que parece materialismo vulgar, que hay que ser un poco egoísta, autónomo para progresar, que hay que planificar. En tierra de los derrochadores, eso es como ser antipático... Bueno, no me escondo. Ni me gusta la mortificación y éste es un momento de asumir este problema. Estoy en graves problemas económicos. Algo hice mal. Admito cierta parte de la culpa.

Le voy a decir cuál es. Amé a Leda, la gratificación por el castigo justo. Leda es algo hermoso: satisface un potencial. Podemos amar al Cisne, o la Rana, al Ganso o a las culebras. Leda es amor propio y un día halla dos huevos: uno bárbaro, espartano; otro que es un huevo valioso, la verdadera Gratificación... a nadie que no comprenda que la vida, siendo un pantano, un muladar de acogetas, nos puede tocar la suerte de hallar un huevo valioso, yo doy mi solidaridad voluntaria. Leda somos todos en potencia; pero hay los que no empollan el huevo del cisne con la oca, sino que los destrozan. Entran a los pantanos solazarse, no a salvar la vida de otros, no a rescatar un huevo valioso.

Parménides dijo que el Ser es corpóreo. Es lo que yo creo. No me importa tener un ser infinito, como propuso Meliso de Samos. ¡No, qué va, no me importa! Pero que sea sólido, con masa, con corporeidad. La incorporeidad del ser es neurosis. Y, por desgracia, la gente que conocido es la gente del pantano. La que prefiere las alucinaciones ni los sentidos intuitivos de fascinación, no de espiritualidad. No sé conversar con idiotas. No me atrae compartir con cualquier gente. Hay poca gente que entiende a un hombre como yo. Gente que tenga los pies en la tierra y maneje los conceptos del orden y la seguridad, de lo valioso que es hallar un sentido del Ser gratificador... y voy ante los espirituales, usted sabe esa gente que propuso la consciencia como un hoyo y mete la cabeza y se esconde en él y le digo: «Necesito ayuda». Un préstamo. Pero, por hoyo yo defino, por igual, la desconfianza. «Usted no es de fiar porque es ateo, radical, en cierto modo, elitista».

Esa gente rompe los huevos y tira la yema de ganso, sus insultos de boca de sapo, sus águilas de mala voluntad y mentira sobre tí... Tiran fango de su pantano...

Consejos es lo que te dan. «Cambia tu vida, sé simpático». Vas a pedir ayuda y ellos te cambian el orden. «Ayúdanos tú». Sí, que les ayude a empollar un monstruo.

Soy objetivista. Prefiero las determinaciones de mi intención humana, chacon a son goût, sin mi cabeza en un agujero. ¿Es posible? «Yo vengo a pedir ayuda y, cuando estoy caído, no puedo ayudar»... Te replican, caray. De la acogeta salen los acusadores: «Usted es individualista, antipático... si hasta ha dicho que somos una chusma... que destruímos el orden; o llenamos de locura el mundo»... No es cierto, con la ayuda de Leda y Némesis, la justa vengadora, doy a cada cual lo que merece y, sobre todo, hago mi felicidad. Me gratifico.

Vine a la Iglesia, a las organizaciones bona fide. Estoy menesteroso. He perdido mi casa por una economía que se fue de mi control. Estoy desempleado. Estoy enfermo, sin familia, sin el apoyo de ninguno... pero no soy un delincuente ni soy como Sade, progresista, republicano y ateo. Yo creo la solidaridad voluntaria, sin soluciones de avestruz... ¿Cómo puede uno confiarse a una caterva de avestruces? Estoy como Leda en las orillas del río Eurotas, a riesgo de ser violada por todas las deidades falsas del poder.

El huevo de Leda fue un huevo de cisne. El huevo que encontró y que era valioso no fue una piedra, no fue una carroña como las de las almas vulgares. Cuando se. abre el cascarón, asoma una cabeza de cisne. O de gratificadora bienaventuranza... algo realmente inmortal y divino. Némesis, el buen destino, te premia... pero, ¿qué ha sucedido con esos caras de rana a los que he pedido ayuda... me abuchean con huevos de ganso, ¡ay, ni madres! porque llevan la fealdad y la cobardía por calaca.

Los esquivo. No me bañarán de yema de ganso ni escupirán las moscas sobre mí... La Iglesia y el Poder del Establecimiento me han dejado solo; aún Leda, puede ser violada y engañada y es triste, pero tarde o temprano tendrá recompensa porque escogerá el huevo valioso. Ella tiene instintos superiores. No es una vaca, de esas que se creen incorpóreas. Ni es una histérica zoofóbica jugando en el muladar. Es fácil hallar una vaca que no da leche. Un criadero de renacuajos...

Yo, como Pedro Abelardo, a quien le negaron, los huevos del placer, al menos le admiro que, después de todo, fue el primer conceptualista. ¡Es lo que temo: dejar de ser el gran conceptualista del placer y el Ser valioso! Si no lo soy, ¿qué seré?

Considéreme un ciudadano preocupado, ahora en miseria, pero, protegeré este principio. El de mi dignidad y la solidaridad primaria con los objetos amables y reales. Leda es un objeto dentro de mi consciencia. No está fuera de mí y, conste que lo que más me agrada de la vida es ajeno, trasciende mi consciencia. Es una trayectoria lejos de mi propia fenomenología. Estúpido, ¿no?

Con el perdón debido, por la palabrota, si el Estado, la Iglesia y la Comunidad, no me ayudan ahora que voy por Leda y su huevo valiosos la vida de estas tres instituciones, será un muladar y, si usted como individuo, me menosprecia, ahórrese 'your farting show'. Sus desprecios.

No vivirá usted dentro de mi consciencia. No pertenecerá a ella. ¡Pero qué bueno que la existencia de otros sea independiente de la mía! / Carlos López Dzur

* * *

Amelia Arellano

Diario mojado de memoria

Mi amiga aun no ha vuelto.
Quizás no vuelva ya.
Está aquí, entre nosotras.
Pero esta no es aquella.
No es la que caminaba conmigo bajo la lluvia.
La que es la de la barra del mate amargo.
La que relojeaba los chicos de la facultad.
La que pintaba pesebres y árboles azules.
La que leía Sarte, el Che, Artl.
La que amaba la teta buena, hasta que conoció la mala.
La que llevaron porque estaba pintado paredes.
Leyendas limpias en ciudades sucias.
La que recibía cartas y promesas de amor.
La que, creímos, pertenecía al país de los N N
La que se me apareció un día tras percheros de tienda.
Lloré. Lloré de miedo, de alegría, de amor.
No!. Lloré de dolor.
Sin dientes, sonrisa mueca contorsión.
Sin amor. Mentira, cartas basuras. Roña. Homínido.
Luego, universo coma. Registro en blanco.
Blanco guardapolvo. Blanca tiza. Blancos dientes.
Blanca nada.
Fábulas.
Trece fábulas y media
cuanto mas canalla es la doctrina mejor el discípulo.
Blanco corcel/ matungo rengo. Padre de la Patria.
Mariano claro muerte oscura Moreno.
Había una vez un continente de oro.

La m de mamá. La m de mentira.
La d de dedo. La d de dolor
La p de picana. La p de papá.
La o de oso. La o de olvido.
¿30 mil? ¿30 mil? (+) x (+)= (-) (-) x (-)= (+)

Me duele el robo, amiga. Aun me dueles.
No en el corazón
En la panza me dueles.
En la panza, todos los días.
Todos los días, cuando leo el diario.
El diario de hoy, amiga, está mojado de memoria.

Amelia Arellano

* * *



Consuelo Tomás

La Propensión a los olvidos


La felicidad- me dijeron-
es asunto de poetas ebrios.
Útiles solo para cabalgar la luna
con todo y sus acólitos nocturnos.

Escóndete tras la puerta me dijeron.
No cruces la línea que separa al ahorcado
de su mediodía.

Huye del espejo y sus engaños
únete más bien a una legión de imágenes
promotoras de la ausencia.

Trágate tu amor al prójimo
y sus dinosaurios descalzos.
Esas utopías ya no las compra nadie.

Si descubres un vuelo de monarcas coloridas
dales la espalda
no escuches su caricia en el aire
y el escándalo de sus alas encendidas.
Podrías no recuperarte.

Ama la sombra y sigue sus instrucciones
protégete en su círculo de las tentaciones
que la luz produce.

Súmate a la sagrada ley de lo que no se mueve
eso es lo que perdura.

Todo esto me dijeron.

Pero mi desnudez no tenía bolsillos para entonces.
Tampoco una memoria para el llanto.
He seguido la ruta de las aguas
en su afán de mar y de horizonte.
Y no puedo detenerme todavía.

Consuelo Tomás

* * *

De ELLA / S. V.

La palabra izquierda la levantan los revolucionarios
y sirve también a la derecha menos brutal:
no dice nada

Una solución es no usarla más los rebeldes,
que quede para las disputas burguesas

Podría ser reemplazada con una frase,
tal vez
El Programa de la Tierra
o
Por los millones de años de la humanidad

Así se excluye definitivamente a los empresarios
y se anuncia claramente la lucha por glaciares,
océanos, las lombrices,
la flor
lo humano

* * *

Es una selva de remolinos
en ellas nos rozamos,
chocamos
hablamos
gritamos.

De tanto en tanto
nos abrazamos,
al sol los sueños,
para entender en deshora
que ya no volvemos
ni podemos
seguir sobre los pasos

Entonces escuchamos,
muy pocas veces
oímos
el lento murmurar
de las flores con el olvido

por eso todo
vuelve a reflotar
en acústicos envases nuevos.

* * *

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