Contenido 35
Félix H. Noblecilla Purizga
La poesía, la ecología y la crisis ambiental
Astor Fernández Aráoz
Así declino y muero
Dra. Norma Valle Ferrer
Biógrafa de Luisa Capetillo
Luis Capetillo: Ideario Espiritista (Frags.)
Carlos López Dzur
Don Lion
Guilimbo no cobrará nada
Las profecías de Don Lion
Instrucciones de Katyan a las guerreras espirituales
Meditación sobre la muerte de Ana
Introducción a Norma Segades Manias
Norma Segades
Manuela Sáenz
Luisa Capetillo
Mariana Grajales
José A. Cruz
Luisa Capetillo: Una mujer con pantalones
Ana Prieto
Una novela sobre Salvadora Medina
Sobre la Venus Roja o la Oveja Descarriada
Carmela Eulate: Pionera del Feminismo Mundial
Ana J. Morales Zeno
La excepcional Carmelita
Ana María Zancada
Pioneras del Libre Pensamiento
Arturo Cardona Mattei
Justicia
Contradicciones
Miguel López Ortiz
Alejandro Tapia y Rivera en perspectiva
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Félix Hugo Noblecilla Purizga (Perú)
La poesía, la ecología y la crisis ambiental
Los problemas ambientales avanzan de manera galopante, cada día son más las hectáreas de bosques deforestadas, cada año se alargan más las listas de especies de flora y fauna en peligro de extinción, las aguas de mares y ríos se contaminan por actividades domésticas e industriales, el oxígeno es más escaso y el forado en la capa de ozono crece, las consecuencias del cambio climático ya se están viviendo. Mientras tanto el ciudadano común sigue caminando indiferente, el niño crece sin tener un verdadero conocimiento de este problema, el capitalismo despiadado continua arrasando con las riquezas naturales y los políticos siguen engañando con sus falsas promesas de desarrollo integral, en beneficio de las clases sociales más necesitadas.
El poeta ha manifestado su preocupación por estos y otros problemas, así podemos encontrar poemas de Pablo Neruda, Gabriela Mistral, César Vallejo, Mario Benedetti, Nicanor Parra, etc, en los que con gran calidad, pero de manera aislada, nos presentan los cambios que viene sufriendo nuestro hermoso planeta azul. Por ello la necesidad de iniciar todo un movimiento a nivel mundial que agrupe a los poetas preocupados por esta problemática ambiental, movimiento que hemos iniciado en la ciudad de Tumbes- Perú, mediante la conformación de la Unión Mundial de Poetas por la Vida - UNIVA.
Una de las primeras acciones fue mi presentación en la república de Chile gracias a las extraordinarias gestiones de la notable poeta Wilma Borchers, con quien compartí mis exposiciones. El 10 de marzo en Valparaíso, ciudad de ensueño, con la participación de los hermanos poetas y artistas del Centro Cultural Playa Ancha y de la Casa Azul, concluyendo con la entonación de magistrales cuecas.
Posteriormente nos trasladamos a la cálida ciudad de Los Vilos en donde el 12 tuvimos una gran presentación con los correctos estudiantes del Liceo Nicolás Federico Loshe y luego el 13 ante el publico, poetas y autoridades de este hermoso puerto chileno, ambas conferencias fueron desarrolladas en los amplios y acogedores ambientes de la biblioteca municipal, concluyéndose con la celebración de un brindis y la degustación de bocadillos, todo en el marco de una gran confraternidad. En la foto se aprecia parte del público asistente.
En esta ciudad desarrollamos ademas la actividad Poesía del Cordel exponiendo poemas a la vista del público y Se Ragala Poesía, donando a los transeúntes cientos de poemas de diversos poetas del mundo, contando con la grata compañia de los poetas chilenos Juan Jacobo Serrano, Abelardo Venegas y la gran poeta Wilma Borchers.
Otra actividad fue la edición del libro Inventario azul, que reúne voces de poetas de América, Europa, Asia y África, cuya edición ha de llegar a bibliotecas escolares, con la finalidad de empezar a germinar en nuestros niños y niñas mayor amor y compromiso por la defensa en nuestro planeta.
Luego vendrá la realización del Primer Festival Mundial de Poesía por la Vida, en la ciudad de Tumbes, del 5 a 8 de noviembre del presente, en la cual serán expuestos poemas de todo el mundo para que sean leídos por los transeúntes de los espacios públicos de nuestra ciudad. Habrá una visita a un ecosistema natural y una campaña de reforestación y la creación del bosque de los poetas.
Nuestra institución tiene su sede en la ciudad de Tumbes, ubicada en el extremo norte de la costa peruana, al momento es integrada por poetas y escritores de Perú, Chile y Brasil. Su actual Consejo Directivo esta conformado por los poetas peruanos Félix Hugo Noblecilla Purizga, Presidente, Marco Antonio Cabrera Atoche - Vicepresidente y Walter Flores Aguilar - Secretario General. Hemos reconocido como Presidenta Honoraria a la distinguida poeta chilena Wilma Borchers Carrasco, por ser una de las fundadoras y por su amplia contribución al fortalecimiento de nuestra institución.
Durante la pasada ceremonia por el Día de la Tierra, fue distinguida como Socia Honoraria la prestigiosa científica brasileña Dra. Clarice Neves Panitz, experta en medio ambiente y poeta, quien nos ilustró con la conferencia Madre Tierra: Planeta Agua y con uno de sus magnificos poemas dedicados al manglar. Hubo lectura de poemas ecológicos y se regaló poemas a los todos los asistentes.
A la fecha hemos realizado presentaciones en la hermana República de Chile, en donde desarrollamos conferencias y una jornada de Poesía de Cordel y de regalo de poemas ecologicos a los transeuntes en la ciudad de Los Vilos. Otra acción ya en camino es la publicación del libro Inventario Azul, que reune voces de poetas de América, Europa, Asia y Africa, cuyas gestiones para su publicación están muy avanzadas ante una universidad peruana.
De igual manera realizaremos en la ciudad de Tumbes del 5 al 8 de noviembre el Primer Festival Mundial de Eco Poesía 2009, durante este evento se realizarán conferencias a cargo de poetas y expertos en medio ambiente, visita al ecosistema del manglar, una campaña de reforestación, y la I Feria Mundial de Eco Poesía, mediante la exposición en la plaza mayor de nuestra ciudad, de parte de los poemas que constituyen nuestro libro Inventario Azul. Sin contar con un buen presupuesto económico, pero si con una inmneso amor por lo bello de nuestra burbuja azul, estamos seguros de desarrollar un gran evento. Por supuesto esperamos contar con vuestra presencia.
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Astor Fernández Aráoz (Argentina)
Así declino y muero
Así como la tarde se lamenta
al caer en la sombra, aletargada,
y muere entre las ramas de cipreses
doliente como yo cuando te pierdo
y tus pasos se esfuman llevándose tu noche,
así declino y muero en desamparo.
Imagino que vuelves como un día soleado
después de tercas lluvias y cielos agoreros,
vuelves como el silencio que inunda de alegría
porque el canto se escucha como si fuera nuevo
y se escucha ese tenue temblor entre las hojas
de la brisa que es tuya y en tu voz se despliega.
Pero no basta, amor, que yo pretenda
esa luz indomable de tus ojos
cayendo sobre mí como las horas
de amable vida porque estoy en tus brazos.
Fría la noche extensa se denuncia
y aunque intente acallarla con muy buenas lecturas,
también con “Los adioses” en las manos de Backhaus..
ella impera y me afirma
que te has llevado todo
montado en la sonrisa que ha fugado contigo.
Es verdad mi llovizna y esos cielos aguados,
los inútiles leños que no templan el alma
y esa triste hojarasca que al partir has dejado
como una sepultura tendida entre mis manos.
Astor Fernández Aráoz
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Luisa Capetillo: en la foto.
Dra. Norma Valle Ferrer (Puerto Rico}
Biógrafa de Luisa Capetillo
Luisa Capetillo (1879-1922) es una extraordinaria mujer puertorriqueña, caribeña e internacionalista, que luchó por adelantar los derechos de las mujeres y de los obreros y obreras en todas las facetas de la vida humana. Como anarquista fue pionera del feminismo y el sindicalismo; creyente del amor libre, naturista, vegetariana y amante del ejercicio; buena amiga, compañera y dedicada madre.
Además, escribió una de las primeras defensas en Puerto Rico de la emancipación de las mujeres, la educación libre y de la ciencia espírita. Se distinguió como intelectual, escritora, periodista y líder obrera. Cien años después de la publicación del primer libro de Capetillo, Ensayos libertarios (1907), su biógrafa, la doctora Norma Valle Ferrer edita este importante volumen que incluye cuatro libros, así como cartas y artículos.
Una vez redescubierta durante la década de los setenta del pasado siglo, Luisa Capetillo ha sido reconocida en Puerto Rico como icono de las luchas libertarias del país. Hizo resistencia a los convencionalismos sociales y llamó la atención a sus posiciones ideológicas de múltiples maneras. Posiblemente, la fotografía suya que más llama la atención a públicos contemporáneos (y que incluimos aquí) es la fechada en el 1915, tomada en Cuba y publicada por el diario El Día de La Habana, cuando fue arrestada por vestir pantalones en público. Con su representación, Capetillo quiso reafirmar la libertad de las mujeres a comportarse, hablar y vestir de acuerdo a sus principios.
Norma Valle Ferrer es periodista y doctorada en historia. Actualmente es catedrática de la Universidad de Puerto Rico y dirige el Proyecto de Estudios de las Mujeres en UPR, Cayey. En el 1975 publicó su primer ensayo sobre la anarquista y feminista Luisa Capetillo, al cual le siguieron varios artículos académicos y la biografía Luisa Capetillo, historia de una mujer proscrita (Editorial Cultural, 1990, 1998), que ha recibido amplio reconocimiento. Posteriormente fue ampliada, traducida y publicada en inglés bajo el título de Luisa Capetillo, Pioneer Puerto Rican Feminist (Peter Lang, New York, 2006). Ha publicado cientos de artículos en periódicos y revistas de Puerto Rico, Latinoamérica y Estados Unidos, así como varios libros y cuadernos, entre éstos, Las mujeres en Puerto Rico (Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2006).
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Luisa Capetillo: Ideario Espiritista (Frags.)
De: INESIP / Instituto de Estudios e Investigaciones Psíquicas, Inc. / San Juan, Puerto Rico
La arecibeña Luisa Capetillo no sólo tomó posición frente a los esquemas sociales, sino que postuló un pensamiento espiritista y analizó la sociedad y sus fenómenos desde esta perspectiva filosófica. Nos queda entonces a los puertorriqueños y puertorriqueñas de comienzos del siglo veintiuno redescubrir una pieza importante de nuestras raíces tanto históricas como filosóficas a través del estudio de la vida e ideas de Luisa Capetillo.
Es necesario, sin embargo, hacer constar a los estudiosos que han adelantado este trabajo de reencuentro de Luisa. La investigadora Norma Valle Ferrer es la principal biógrafa puertorriqueña de Luisa Capetillo, quien ha realizado una extensa búsqueda de los datos de su vida y obra. A través de sus investigaciones encontramos una caracterización detallada y profunda de las circunstancias, la vida y el pensamiento de esta mujer. También Julio Ramos ayuda, con su investigación y reedición de algunos de sus textos, a entender la vida y las ideas de Luisa Capetillo.
En este escrito pretendemos, además de presentar la persona de Luisa y su pensamiento, analizar algunos de sus textos a la luz de la filosofía espírita. A su vez, tenemos el propósito de descubrir el ideario espírita de esta mujer y verlo a la luz de los principales teóricos del espiritismo existentes en su época. A partir de un análisis de contenido de sus ideas de reivindicación social de avanzada, su participación activa en las luchas sociales y su filosofía espiritista, en Luisa Capetillo, podría estar la influencia de las obras de Allan Kardec y los escritos de Joaquín Trincado Mateo, fundador de la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal (EMECU), quien para esa época era muy conocido en Puerto Rico, especialmente por los reformadores sociales y políticos. Por su extensa obra escrita de cerca de doce libros, Trincado fue el más importante de los pensadores espiritistas latinoamericanos de esa época que no sólo teorizó sobre la cuestión social sino que también formuló y desarrolló, tanto en Argentina como en otros países, entre ellos Puerto Rico, proyectos de transformación social a la luz del pensamiento espírita.
Sin embargo, en sus escritos conocidos, Luisa sólo cita la obra de Camilo Flammarion; no menciona por su nombre y obras conocidas a ningún otro autor espiritista. A pesar de no encontrar evidencia de su lectura o intercambio personal con los espiritistas de la época, su legado al espiritismo puertorriqueño, es fundamental. Por sus aportaciones al pensamiento social espírita, entendemos que Luisa pasaría a ser la primera puertorriqueña que no sólo teorizó y escribió sobre el tema social desde una perspectiva espírita, sino que llevó adelante un proyecto de transformación política y social sobre estas bases.
Luisa Capetillo hizo historia en muchos sentidos: por sus ideas y por su acción. Esta mujer merece especial atención de parte de los espiritistas puertorriqueños. Luisa se definió a sí misma como espiritista y escribió sobre sus ideas a principios del siglo veinte. Además, desarrolló un pensamiento feminista y sindicalista. Trató de armonizar su visión emancipadora e igualitaria del ser humano con los principios espiritistas de las múltiples existencias, la pluralidad de mundos habitados y el poder de la fuerza mental.
Nacimiento, infancia y educación: Luisa Capetillo nació en Arecibo, Puerto Rico, en octubre de 1879. Su padre, Luis Capetillo, provenía de la Provincia Vasca de España, había sido influenciado por las ideas avanzadas de los derechos del ciudadano y del obrero. Su madre, Margarita Perón, llegó a la Isla desde la Francia a mediados de siglo diecinueve. La madre de Luisa poseía una gran cultura y había sido influenciada por las ideas románticas y libertarias de la Francia decimonónica. Siendo Luisa su única hija, ambos padres se esmeraron en brindarle una buena educación la cual ella continuó a lo largo de su vida.
Luego de que el padre de Luisa le enseñara a leer, a escribir y las reglas de matemática, Luisa asistió a la escuela privada de Doña María Sierra Soler. Allí estudió gramática, geografía, lectura e historia sagrada. Por su aptitud académica fue merecedora de premios. Este era el tipo de educación que recibían las mujeres de su época. Sin embargo, su vasta cultura la adquirió a través de las lecturas que realizó a lo largo de su vida. Entre estos, nos consta (por una cita en uno de sus escritos) que leyó a Camilo Flammarion, astrónomo francés y compañero de Allan Kardec, codificador del Espiritismo.
En Puerto Rico se vivía un momento de gran ebullición del pensamiento espiritista al igual que en todo el mundo. No sabemos cuándo Luisa Capetillo reconoció en el espiritismo la filosofía que iba a orientar su vida. Lo importante es que Luisa a los veinte y tantos años, en su primer libro, se presenta como espiritista.
LA VIDA DE UNA OBRERA FEMINISTA: Luisa se convirtió en madre a fines del siglo diecinueve. De su unión con Manuel Ledesma, nacieron Manuela (1897) y Gregorio (1899). Luisa y Manuel nunca se casaron, probablemente por diferencias de clase. A principios del siglo veinte, Luisa se vio obligada a trabajar en la industria de la aguja, mientras su madre, Margarita cuidaba de sus hijos.
Más adelante colaboró con publicaciones obreras, actividad que realizó durante toda su vida. Para 1906 comenzó a trabajar de lectora en las fábricas de tabaco. Este trabajo también lo realizó en diferentes momentos de su vida tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos, ayudándole a subsistir económicamente y ampliar su extensa cultura. Así también conoció a importantes líderes obreros puertorriqueños de la época, como Santiago Iglesias Pantín y otros. También para estos años, hizo su primera aparición pública como líder obrera y publicó su primer libro Ensayos libertarios (1907).
Luisa defendió el sufragio femenino y universal, aunque su mayor preocupación fue la organización de la mujer en sindicatos. En varios de sus escritos sobresale el tema de la defensa de la mujer y sus derechos, especialmente en su libro Mi opinión (1911). Editó una revista La mujer de la cual no se conserva ningún ejemplar.
En el año 1911 nació su tercer hijo, Luis. En 1915 la arrestaron en La Habana por usar pantalones en público. Ella misma se defendió de esta acusación exigiendo a las autoridades que le mostraran evidencia de la prohibición escrita de ese acto; al no poder hacerlo fue puesta en libertad. Este incidente la hace constar en nuestra historia como la primera mujer puertorriqueña que usó pantalones en público. A su regreso a la Isla, fue líder obrera en huelgas agrícolas en Patillas, Ceiba y Vieques. En 1916 publicó su último libro Influencias de las ideas modernas.
Murió en Río Piedras, Puerto Rico el 10 de abril de 1922. Al informar su muerte, el periódico Unión Obrera del 15 de abril de 1922 leía: “Su entierro fue pobre, como son regularmente para los apóstoles líderes de las causas grandes de la humanidad.”
IDEAS FILOSOFICAS: Al hacer una lectura de los trabajos de Luisa Capetillo podemos encontrar conceptos, pensamientos y frases que tienen su origen en las ideas filosóficas del espiritismo. Sin embargo, dado que las citas directas de autores no era un estilo común en la época que escribe Luisa, nos vemos obligados sólo a trazar las posibles influencias de autores conocidos del espiritismo. Más importante aún, en sus palabras, encontramos el pensamiento espiritista de Luisa Capetillo que se manifiesta claro y abarcador, con valentía y poder.
En su primer libro, Luisa utiliza una cita del astrónomo y científico francés, muy respetado y colaborador de Allan Kardec, Camilo Flammarion. También menciona a Emilio Castelar. Conjeturamos, por la similitud en las ideas políticas y de transformación social en su obra, que Luisa hubiese leído tanto a Allan Kardec así como a Joaquín Trincado, otro influyente pensador espiritista de la época, aunque al revisar sus escritos no hay certidumbre de ello. Joaquín Trincado, fundador y director de la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal (EMECU) en Argentina, a principios del siglo veinte, influyó a teóricos, políticos y propulsores de la transformación social en esa época, entre ellos a Sandino en Nicaragua, quien era un miembro distinguido de esa organización espírita hispanoamericana.
De igual manera, podemos imaginar que Luisa conoció a los hombres y mujeres que profesaban el espiritismo en Puerto Rico por sus múltiples viajes alrededor de la Isla y al exterior. Capetillo relata sobre una visita a un centro espiritista en el pueblo de San Germán. Sabemos que Luisa viajó por toda la Isla, New York y Florida como organizadora sindical. Muchas de las personas activas en este movimiento, creían y practicaban el espiritismo. Tal vez conoció a Librada Rodríguez de Ramos, también de Arecibo, quien Teresa Yáñez Vda. De Otero menciona en su libro como inolvidable médium y oradora en una asamblea de la Federación de Espiritistas en Utuado para comienzos del siglo XX.
Luisa Capetillo también defendía las ideas anarquistas que representaban una vuelta al estado natural y sano del ser humano. Su ideario espírita se entrelazó con el anarquismo y la visión igualitaria de las mujeres. Junto al espiritismo, esas corrientes filosóficas de la época acrisolaron su pensamiento y acción para forjar un cuerpo de ideas dinámico y moderno. Aún en nuestros días, Luisa resulta una mujer de pensamiento desafiante y retador, tanto en el plano político-social como en el filosófico y espiritista.
ALBORES DEL ESPIRITISMO EN PUERTO RICO: El Puerto Rico de fines del siglo diecinueve sentía la presencia de las ideas espiritistas las cuales en ese momento se consideraban subversivas y prohibidas. En varias regiones de la Isla como en Mayagüez y Arecibo, se intentaron establecer grupos espiritistas o centros de beneficencia, pero encontraron una fuerte oposición de la Iglesia Católica y el Gobierno Insular Español. Algunos centros y escuelas espiritistas eran vigilados y se prohibía a los espiritistas enterrar a sus familiares en algunos de los cementerios del país. Aún así, los textos espiritistas lograron llegar a Puerto Rico por diferentes vías, como el contrabando y por medio de personas que venían de otros países y los introducían secretamente.
Tanto Teresa Yáñez Vda. De Otero en su libro El espiritismo en Puerto Rico (1963) como Néstor Rodríguez Escudero en la Historia del espiritismo en Puerto Rico (1978), mencionan el año 1871 como la fecha en que se documenta la primera reunión de un grupo espiritista en Mayagüez, llamado Renacer” . En 1873, Manuel Corchado y Juarbe, puertorriqueño Diputado a las Cortes Españolas por Mayagüez, presentó una ley para estudiar el espiritismo en las escuelas de enseñanza superior.
Probablemente, desde antes, algunos grupos se reunían de forma secreta. Este era el ambiente imperante conocido dentro del espiritismo puertorriqueño para la época en que Luisa Capetillo nació y se crió en Arecibo.
LUISA: ESPIRITISTA Y ANARQUISTA: La instrucción es la base de la felicidad de los pueblos. Instruid bajo el dosel de la verdad: rasgad el velo de la ignorancia, mostrando la verdadera luz del progreso, exenta de ritos y dogmas. Practicad la fraternidad, para estrechar los lazos que deben unir la humanidad de un confín a otro sin distinción de razas ni creencias. La ignorancia es la causa de los mayores crímenes e injusticias (Ensayos libertarios, 1907).
Estas brillantes palabras abren el primer libro de Luisa Capetillo. La creencia en la necesidad de educar y unir a todos los seres humanos por igual y el ver la ignorancia y el dogma como causa del retraso social de los pueblos son definitivamente dos pilares de la filosofía espiritista.
En este libro, Ensayos libertarios, el cual está “dedicado a los trabajadores de ambos sexos”, Capetillo aborda los temas del espiritismo y del anarquismo, temas que surgen a menudo en sus escritos. Vemos su preocupación por la pobreza y la necesidad que ve a su alrededor. Toda su vida Luisa creyó en la acción social para remediar los males de la sociedad y la humanidad. No entendía cómo se podían usar de escudo unas ideas filosóficas tales como el espiritismo para no luchar contra la injusticia.
Luisa planteó que el espiritismo y el anarquismo eran idénticos en el fin que perseguían. Sin embargo, diferían en la forma de ver la pobreza y las acciones a tomar para remediarla. Luisa no podía aceptar ninguna justificación para la privación y la injusticia; era necesario luchar contra ella. Por eso estaba más de acuerdo con los anarquistas en este aspecto. En ese contexto, Luisa plantea el asunto de la aparente contradicción entre el espiritismo y el anarquismo. Podríamos pensar que había personas espiritistas que le cuestionaban sus creencias políticas y ella aprovecha este primer escrito para aclarar su posición y defender a los anarquistas.
En su primer libro, dice:
Compañeros de trabajo, hermanos en ideas, tanto socialistas, espiritistas y anarquistas: muchos ignorantes dirán cómo pretendo unir a los anarquistas y los espiritistas. ¿Qué acaso los anarquistas no tienen alma o la tendrán constituida de otra manera? Desearían muchos llamados espiritistas, ser como muchos de los verdaderos anarquistas, que son hombres y mujeres más justos, equitativos, humanos, amigos leales y seguros compañeros a pesar de las distancias. Valientes y decididos defensores de la fraternidad universal.
La idea de la fraternidad universal es uno de sus lemas centrales proclamados por el espiritista vasco Joaquín Trincado Matheo, fundador de la EMECU, el cual también era igualmente esbozado por los anarquistas. Con esta clara defensa de los anarquistas sacude en sus cimientos a los espiritistas en sus creencias del alma. Para ella, los anarquistas eran el ejemplo del ser humano verdaderamente cristiano, en el más amplio sentido. Luisa los admiraba por su compromiso social mientras que, por otro lado, le recriminaba a algunos espiritistas el no hacer nada o muy poco para ayudar a los necesitados.
Más adelante, Luisa confronta a los espiritistas con su visión de la razón de la pobreza y la acción para remediarla:
Ahora, si los espiritistas están dispuestos a decir a los trabajadores que no reclamen sus derechos, que no pidan aumento de salario, que se conformen con la explotación de que son objeto, que no se declaren en huelga, que sufran con paciencia el hambre y la desnudez, porque ellos en otra existencia hicieron lo mismo. ¡Yo no se lo digo y en nombre del espiritismo menos! Ya sin dejar de ser espiritista, les digo, que tan criminal es que ellos se dejen morir de hambre y desnudez, como que por llevarle pan mataran... (Mi opinión, 1911)
Es interesante en esta cita el uso de la frase “sin dejar de ser espiritista” porque representa un esfuerzo por parte de la autora de cuestionar unas ideas que considera incorrectas de sectores sociales dentro del espiritismo. En todos sus escritos Luisa se define a sí misma como espiritista.
Por otro lado, Luisa Capetillo siempre se expresó en contra de la Iglesia Católica y de sus representantes. Consideraba que los ritos y dogmas eran un atraso para la humanidad. Además, entendía y proclamaba con absoluta claridad que los dogmas y ritos religiosos no eran parte de las enseñanzas espiritistas. Nos dice Luisa:
«No entiendo el espiritismo, con residuos de misticismos, ni fanatismos de otras ideas llamadas religiosas. No acepto el espiritismo con acatamiento a leyes criminales, ni a régimen autoritario alguno. No comprendo espiritismo que acepta costumbres, dogmas y ritos de caducas instituciones llamadas religiosas». (Mi opinión, 1907).
Varias de las ideas de Capetillo eran cónsonas con las ideas espiritistas fundamentales de Kardec y Trincado. Dice Trincado (1922) en El espiritismo estudiado:
«Y son enemigos del trabajo, todos los que viven sin producir algo que la salud y el bienestar del pueblo necesita. Son enemigos del trabajo y del trabajador, todos los que civil, política o religiosamente, viven del producto del obrero y no le remuneran lo necesario en cubrir con holgura y decencia todas sus necesidades». (p. 399)
ESPIRITISTA Y FEMINISTA: Al revisar los textos de Allan Kardec y Joaquín Trincado encontramos ideas muy similares a las que Luisa Capetillo expresa con vehemencia sobre la visión de la mujer y la relación entre ambos sexos. Allan Kardec nos dice en El Libro de los espíritus:
Para ser equitativa la ley humana, debe consagrar la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre, y todo privilegio concedido al uno o a la otra es contrario a la justicia. La emancipación de la mujer sigue al progreso de la civilización: su esclavitud camina con la barbarie. Por otra parte, los sexos no se deben más que a la organización física, y puesto que los espíritus pueden adoptar uno u otro, no existe diferencia entre ellos sobre este particular, y por lo tanto deben gozar de los mismos derechos.
También Joaquín Trincado (1934), fundador de la EMECU, manifiesta en el Código de amor universal:
«El espíritu no tiene sexo, y es alternativamente hombre o mujer, y, por consiguiente, pensar que la mujer es inferior al hombre, es un error; pensar que la mujer no puede desarrollar su cerebro e inteligencia lo mismo que el hombre, es un error; pero educar a la mujer en la pusilanimidad, coartarle las libertades del hombre, es un crimen de lesa humanidad».
Al leer a Luisa Capetillo resuena el eco de estas ideas que sientan las bases para el entendimiento de las diferencias entre los sexos. Escuchamos a Luisa en su libro Mi opinión:
«No me explico por qué el hombre cree tener siempre derechos sobre la mujer... Esto lo han permitido las fórmulas sociales. Mejor dicho lo hemos tolerado nosotras, por la supuesta debilidad de que siempre nos han acusado».
También defendió, como sabemos, los cambios en la participación de la mujer en la sociedad: «Hoy no es aceptable eso del silencio y el retiro, en la mujer, pues hoy la mujer en Europa aspira a compartir los puestos públicos y a gobernar, administrar pueblos, sin perder su personalidad femenina, ni sus deberes de madre y esposa». (Mi opinión)
La visión de Luisa sobre la mujer abarcaba también el tema del derecho de las mujeres a ser felices en el amor de pareja sin restricciones ni hipocresía. Promulgaba el amor libre entre mujeres y hombres. Entendía que la mujer vivía coartada y esclavizada por la moral social.
EL PODER DEL ESPIRITU: «Debemos mejorar nuestra existencia, para ilustrar nuestro espíritu, recipiente donde quedan grabados nuestros defectos en nuestro peri-espíritu» (Ensayos libertarios). Con estas palabras podemos constatar los conocimientos y el manejo de un concepto tan importante en el espiritismo como es el peri-espíritu. Aquí encontramos la justificación esencial para la necesidad de la educación y el mejoramiento humano: la evolución del espíritu a través de las múltiples existencias del ser.
El peri-espíritu se define como la forma material o más densa que acompaña al espíritu y sirve de intermediario entre el espíritu y el cuerpo, lo cual, a su vez, facilita su inserción y acción en el mundo material. Otro tema vinculado al espiritismo, desarrollado en sus escritos lo es la fuerza mental y sus efectos en las personas Explica Luisa cómo por la fuerza mental ella consigue lo que quiere.
«De modo que nuestra fuerza mental, desarrollada a determinado grado, nos hace poderosos. Pero este individuo, para tener poder, necesita que sea de buenas costumbres, para que el aura que de él emane o le circunde, posea la fuerza de atracción hacia todo lo bueno, lo grande, y lo justo. Un individuo colérico, impaciente, jugador, perezoso, el aura que le rodea, solamente, puede atraer lo que esté en iguales condiciones...» (Mi opinión)
Vemos como Luisa aplica su conocimiento de la Ley de Atracción al desarrollo espiritual para presentar la necesidad de mejorar como seres humanos. Por medio de esta explicación, establece que los afines se atraen para referirse a las vibraciones espirituales y a las personas. En otra sección del mismo libro dice:
«Algunas líneas más sobre el poder, o la influencia de las costumbres, en la fuerza fluídica o invisible que llamamos fuerza mental, pero que irradia de todo nuestro ser. Nuestro yo espiritual puede ver, palpar y hacerse visible, sin el cuerpo material; esto no es religión. ¡Es Ciencia! ¡Descubríos!... Es observación metódica, persistente, analítica, de sabios científicos». (Mi opinión)
Podemos entender a través de estas citas que Luisa tenía bien claras las facultades del espíritu y su poder para mejorar la vida en todas sus manifestaciones.
En su último libro, publicado en 1916, Luisa incluye obras de teatro y cuentos además de cartas, escritos y poemas. En la obra de teatro Influencias de las ideas modernas incluye al personaje de Angelina que es espiritista. Angelina era una joven, hija del dueño de la hacienda, quien a través de la educación había entendido que los reclamos de los trabajadores eran justos y apoyaba fervientemente la huelga general. En este parlamento, explicaba al líder de los obreros, con quien termina uniéndose por amor y sin contrato legal (sin casarse) por qué ella es así. Aquí este personaje se presenta:
«-Muy natural: le explicaré a ud. cómo empecé. Estaba estudiando Espiritismo, pues, (como ud. comprenderá, sola, sin creer en la rutina, la cuál mi padre no me prohibía), sentí deseos de conocer algo respecto de ultratumba, pues mi madre había muerto siendo yo muy niña. Y además, de comprender la pluralidad de mundos habitados y aceptar las diversas existencias, me hizo revolucionaria, pues me explicaba que todos los hombres son hermanos, que nadie tenía derecho de molestar a otros, ni de imponerle sus ideas, ni de esclavizarlo, que el lujo era un crimen mientras hubiera miseria. De modo que, además de comprender la grandiosidad del universo, me hizo humanitaria...» (Influencias de las ideas modernas)
Este personaje encarna los mejores valores humanos en la obra que presenta la consecución del ideal de Luisa Capetillo: libertad, fraternidad, amor y justicia para todos. Los ricos le darían a los trabajadores lo que les pertenecía para administrarlos en comunidad y todos se amarían sin fronteras de clase ni edad.
Luisa Capetillo: Teórica del Espiritismo Puertorriqueño: Podemos concluir que Luisa Capetillo fue una mujer de gran capacidad crítica.
Cortesía de INESIP / Instituto de Estudios e Investigaciones Psíquicas, Inc. / San Juan, Puerto Rico
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Carlos López Dzur (PR}: Tres cuentos espíritas
Don Lion el Levitante
a Leoncio Bourdón Jiménez
Quienes anduvieron a la husma, creyentes de que existen los temenoi, es decir, altares ocultos y demónicos a los que se va por caminos subterráneos, no se sorprendieron de que, a principios de los ’80, muriera Don Lion, el Levitante, del que se alegó que fue brujo, nativo de Guayama. O con parentela de los Bourdón de Moca, si no miente la gente.
No le hicieron unas exequias cristianas en El Pueblo, ¿cómo hacerla si aquel negro, con estatura de 6 pies, 6 pulgadas, tenía los ojos medio verduzcos, pero con una mirada fiera y roja? Decían que, en vida, se encerraba por más de 15 días a conversar con espíritus en su bunker soterrado en Hoyamala y que el mismo Demonio se hospedaba con él. De modo que ninguno que lo conociera y supiera de sus hábitos, quiso enterarse de si una tumba se le hizo o si se trasladó a camposanto o enterarse siquiera de cuáles apellidos se pondría en su lápida. Se especulaba si uno de sus apellidos vincularía una cepa de Jiménez, o Bourdón y no alguna de Pepino…
Cuando murió tenía el pelo canoso y más de cien años de edad. Asomados al féretro, allá en Hoyamala, vieron en su lugar la apariencia de un jovenzuelo. Se dijo en pueblo urbano y campo que murió el hombre que curaba a los tullidos y que navegaba bajo la tierra, inmerso en ríos de olvido, o que flotaría como un fantasma entre cavernas, quizás cavadas por él mismo con ayuda de demonios infernales. Eso será precisamente un témeno.
Se calculó que se quedó en la edad de los 40 años, siendo más viejo y pasado el siglo. Algunos se acuerdan que Don Lion fue guitarrista fino. Y había que admirar a la mosca inmensa en un vaso de leche, trajeado en gabardina blanca, con ojos enternecidos al tocar el laúd o la guitarra. Tenía la cara y cuello grandes, cuerpo fornido y musculoso.
En los años Cincuenta, periodo en que subsistía en Pepino, determinándolo todo, la dinámica elitista y clasista de los Rodríguez Rabell, los Franco, las Damas Católicas, el Cura Aponte, los Oronoces, los Font y uno que otro Cabrero, se toleró a otro músico que competía con él, Millín Scharrón al rasgar la guitarra con destreza. A Scharrón preguntaron: «¿Quién es mejor, tú o ese demonio?»
Calladamente, lo comparaban, queriendo o no queriendo, con un ángel de ébano que entretiene al Olimpo. Y las damas zuzurronas, entre sí confesaban, desde el casino o las verbenas, después de leer sus libros de oraciones y misales de vaderécum: «A riesgo mío, escuchamos su música y, a meo penículo, yo misma lo observo. Con su mirada enervante y sus enormes cojones encubiertos. Es peligroso. Cocolo malnacido, símbolo de traición y de lujuria. ¡Líbranos, Dios Padre, de verlo y escucharlo cuanto puedas, oh Dios mío, Jehová de los Ejércitos!».
Y, tener que vérsele tan inocente e inocuo en apariencia, refugiado en la música, como un Apolo con su lira en las manos; tener que vérsele, con los dos nenes de una mujer hermosa, nenes de Ramey Field, dignos de ojos azules y la energía de los campos de Kansas… Mrs. Simpson seguramente se abrió a la proceptividad porque el brujo desataría su estrum con ojos distintos, ojos fieros, y esa construcción de reflejos espinales que Don Lion controla con la pituitaria vibrante o con la ingeniería de las axonas del cerebro. Es peligroso el brujo de Hoyamala.
Ya había durado veinte años cingándola, amándola, protegiéndola. Y ella, Mrs. Simpson, lo quería. Lo querrá siempre. Eso es lo incomprensible. Eso es lo misterioso. Meditaban otras viejas Leonas y Rotarias el por qué habría de quererse al negro venido de Guayama, esa versión reciente de Guilimbo que aún desdijo al Cura Aponte y a las damitas catequistas de la Iglesia del Pepino.
Cuando están con las feromonas vaginales, en alto grado humedecidas en sus loquios, por acción de axonas noradrenálgicas, ellas huelen hasta los pedos de los ángeles y el olor de Don Lion les impregna como si volara por los aires, levitando, próximo a las casas suyas y sus habitaciones. Y, de veras, hay quien lo observa cuando se va o se esconde en sus sótanos sagrados de La Chula y después sale en forma de ángel por ventanas cósmicas. Los bulbos olfatorios lo detectan como feromonas. Es él que hiede en las propias vaginas. Las niñas, con activísimos órganos vomeronasales, lo descubren, no en residuos volátiles, vahos de sus movimientos en los aires, sino en la densidad no disuelta de su presencia en las orinas.
«¡Son las adolescentes a las que él prepara sortilegios! ¡Recen, niñas, pubertarias inexpertas, que Don Lion induce a malos pensamientos!», alertaría como si diera el último consejo, Martina La Jorobaíta, vecina espírita de la Escuela Blanca, a quien él echó un fufú y la neutralizó como médium para siempre.
En los balcones, o en los patios de sus atacados con magia, dejaba una sendas cagarrutas de mierda de bruja. Las dejaba caer desde los aires en los días de cielos encapotados.
Malos pensamientos, demasiados malos pensamientos, azotaría a ese grupo de mujeres que ya han sabido lo que él hizo con ese bulto enorme de sus entrepiernas: ha corneado al Ingeniero Mr. Simpson, de Kansas. Le robó la esposa al buen americano. Trapeó con su prestigio por los suelos. Se la trajo consigo, raptándola hasta los temenoi… Hombre de tal catadura no será bueno. Macharrazo así que induce a que las quinceañeras más lindas se orinen en sus bragas, por el gusto del orgasmo imaginario, ha de ser malo.
La receptividad erótica, ovárica de estrum, es pecaminosa. Don Lion ha de tener un vergajo imponderable. Una macana grande y rica, con la cual hechizó a Dorothy Simpson. Veinte años han durado, él y la gringota de Kansas. Además, otra cosa se supo. Al fin, ella se llevó los hijos que cuidaran. Y regresó a kansas con ellos. El sólo dijo: «Está bien, mujer. Véte», y no titubió, ni fue por error que lo dijo. El brujo hablaba el inglés perfectamente, con un acento que parecía de Cambridge y ésto sumaba a la capacidad de enamorarla.
Ahora se recordará cómo fue que volvió a las andanzas y cómo obtuvo lo que obtuvo: otra niña adolescente lista para comerse, ya en su lecho. Fue la más dulce y bondadosa de las hijas de Juanito.
2.
Quien se asomó a la caja para confirmar el milagro del elíxir de la eterna juventud fue la parentela de Juanito Ponce de León, un tendero de La Chula, en las cercanías de Aibonito Guerrero. Al lado de la viuda, su madre Doña Matilde y otras de las hijas (Lala, Sofía, Ana, Gloria, Pilar, Araceli y Tinita), todavía protegidas y disciplinadas por la tía, llamada Catín La Coja.
A más iba a mirarlo, con la protesta y el recelo de Doña Matilde, Pedro Güimo, el bizco, no podía creerlo. En el interior del ataúd, parecía que Don Lion se habría transfigurado. Ni siquiera tenía el pelo canoso. Habría rejuvenecido. Y Don Pedro, otrora enamorado de una de las hijas de Juanito y por ella misma rechazado y por Catín mandado a volar porque era un gambáo, de mala pinta y ojos extraviados, un Don Nadie, mal hecho y desafortunado, testificó ante todos:
«¿Cómo no voy a defender a Don Lion? El me enderezó el cuerpo, me mejoró las piernas; yo era feo y nadie me quería. ¡Mírenme ahora! Casado, con una mujer que no se queja ni me devalúa y no veo doble…»
El que pensara robar algo de las fincas de Don Lion, o se asomara a las barracas para entrar a los temenoi, sin un permiso del Levitante, ¡cuidado! A pistola lo velaría Pedro el Bizco. ¡Por Don Lion daría la vida!
Fue congraciarse con Palomita y su familia de cinco niños lo que lo trajo a dar su duelo. «A ver qué saca vino», chisma Catín. El dice que no. Es un vigía leal, peón sin paga del muerto. Que no se atreva, nadie y jamás a portarse irrespetuosamente porque así como él odia, Pedro el Bizco agradece para siempre. Antes odiaba a Juanito Ponce y a Catín La Coja, la jamona con pata de gato, ahora les bendice. No queda una sola (entre la prole de esos cricales de Juanito y Matilde) para quienes nos tenga sus rezos y parabienes, sólida y emocionalmente guardados.
La viuda, joven aún, no llora a un anciano, sino al amante insaciable, amoroso, ente de sus gozos, devoción de su bondad absoluta. Ha callado por ahora. A todos oye y pide un buen comportamiento de silencio a los cinco hijos que con Don Lion procreó.
«No digan nada», les dijo, «pero sirvan el café a los que llegan».
En la casa, con Don Lion mientan el excitante mundo de los túneles, muchos secretos que tuvo guardados en su casona y, a oídas sordas, el olor de sus orines, el hormón griego, aguas soterradas en su cuerpo, el olor de la tierra y las calderas y los temascales. Secretos para los esoteristas y los sabios. Secretos de los temenoi, catacumbas del centro espírita que compiten con la Casa de las Almas y la Pirámide.
«¡Fue un enterrazo! Así se dirá por muchos años, así predije», dijo Magalo el Ciego, tío de la [Palomita] viuda. Se abrió paso, bastón en mano, metiéndolo entre las piernas que encontrara. A éste lo llamaban Galo.
«Echate a’cá, Galo», dijeron al Ciego que empezó a cariciar con los dedos suavemente, así como tientan la carne los invidentes, el rostro del cadáver.
«¡Ay Dios, Don Lion está tibio en la caja como si viviera!»
Al decirlo provocó las lloraderas. Sabido es que llegaron unas plañideras profesionales. Venían de toda la isla. Conocían al difunto como a las palmas de sus manos. Le cocinaban en las barracas como si fueran criadas en sus andurriales.
Y Catín, siempre cascarrabias, arrastró con premura la pata flaca, y dijo: «¡Por siete demonios, vamos a dejar al muerto en paz y cerrar ese ataúd!».
Don Tino Vargas, el abogado, se apiadó diligentemente del asunto y se abrazó a Catín La Coja y le dio unos chinitos repegones en la cola, porque, ¡qué hembrota fue Catín, desde los tiempos en que criaba a las hijas de Matilde y don Juanito! Las bañó durante la niñez. Regañó a todas, amenazó con duras tundas y les enseñó, con disciplina, quehaceres de la costura y el bordado.
Fue cuando cerraron el féretro y recondujeron a Magalo el Ciego a un rincón, con la dulce y prudente invitación a que no estorbe ni manosée a la gente. Que no se atreva a rascar con el bastón el culo de nadie.
«Echáte a’cá, Galo, y dínos cómo fue que murió este santo. ¿Qué víste tú en el éter. Dínos cosas desde tus santos ojos, visionario», propuso como moción el licenciado.
«Un día dije a Don Lion, desde la lomita de La Chula, ‘no te sorprenda que te diga que soy profeta, y no por ser ciego como Elías'. Para que yo fuese medio vidente en el espíritu, aunque no lo pedí como merced y gracia, 'no me curaste. No quisiste curarme’. Medítalo».
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Guilimbo no cobrará nada
En los primeros veinte años del siglo XX, se intensificaron los males que en el siglo XIX caracterizaron la explotación del jíbaro. El hambre en las familias, el maltrato del campesino, el ultraje de las niñas del peonaje, la ignorancia, la ignominia y las humillaciones, todos los males sin dejar uno, se asomaron al campo.
Una reunión de sufridos, disgustados, por causa del maltrato recibido, se produjo en Guajataca, un barrio del pueblo llamado Pepino en el centro oeste de Puerto Rico.
¡Ya no aguantaban más lo que sucedía en una finca de Cecilio Echeandía con uno de sus mayordomos! Alejandro Bernal fue su nombre. Uno de esos Bernales, emparentados con quien de su persona hubo quejas y se lo denunció con décimas de muerte, cantadas en 1898: Victorino Bernal Toledo. Muerte y venganza, por razón de la soberbia de unos pocos peninsulares, que se antoproclamaban el Pie de la Espada Blanca y, en política, realistas e isabelinos incondicionales.
Por cuanto los latifundistas, además de enredadores y malapagas, elegían entre sus parentelas gachupinas un verdugo, el capataz incumplido y prepotente, el peonaje del campo recaudó en colecta entre vecinos un dinero para que se le diera la muerte. Duro resultaba hasta creerlo. Para que lo escucharan hasta los sordos se dijo: «No hay remedio. ¡Hay matarlo!»
«¿Quién ha de ser el valiente que lo mate?», preguntaban entonces.
Había que matar a Alejandro, el mayordomo. Y, como no había valor para enfrentarlo, acudieron a un brujo con la oferta.
«¿Cuánto cobrará Guilimbo?», fue otra de las preguntas.
Rumoran que él mata sin lesna y origina del más fuerte almendro, un árbol carcomido. Al más joven transforma en persona vetarra. Es un espíritu noctívago, brujo temido. Hombre grande, ojos azules, y vive en Ls Laguna, cerca del Chorro de Collazo,
El campo, con su gente, sólo sabe ver sus pleitos propios con la mala fortuna, viéndoselas negras, sin que ninguno redima o rompa las falsías de la desesperanza. El jíbaro quiere creer, soñar y es bueno; mas pocos son sus amparos. Mas, mal que bien, alegan por ahí, entre Juncal y Cidral, que Guilimbo compadece y salva. Al fin le fueron con la oferta y, tras muy poca conversación, el brujo asintió y se mantuvo en lo dicho.
No se crea que fue simple dar un paso y declarar el imperativo: «Mátalo». Casi temblaban ante Guilimbo Borrero, todo el grupito de campesinos, cuando se le tuvo en frente. Se convencieron de que el brujo atraviesa a todos con sólo su mirada.
«Lo que me dicen de ese mayordomo es cierto. Lo sé. Guarden el dinero. Yo no voy a cobrar nada», escucharon que dijo.
«¿Y si no cumple?», dijo alguno con timidez.
«Es mejor que se pague por la oferta», agregó otro.
«No es necesario. Cumpliré», dijo el brujo.
Se habían reunido en un trecho del camino que va del Juncal a Cidral. «Me voy a encargar de él», advirtió el hombre, de 5 pies, nueve pulgadas de estatura, nariz aguileña tan filosa que parecía un judío. Lo observaron. Es delgado y de pronto parece tan gentil. Vestía muy bien, con sombrero Fedora, de fibra de Panamá. Y, en fin, hasta filosofó para ellos. «Es que ustedes son el pueblo penitente que en los relapsos perviven, con las manos extendidas, mientras a sus pies les pican las tarántulas, pero no digan nada. Ni digan que compraron o tramitaron un servicio mío, tarantulados, por un arrebato pasajero. Ni juren que me hablaron en lenguas de tapujos, yendo y girando, por coraje e impotencia, como ruleta paliadota y palillo de suplicaciones».
Marchó. El grupo se sintió más tranquilo.
Cuando puso sus manos en la obra, Guilimbo, el brujo, consultó sus baúles. En el interior del que llamó su baúl de haceres, baúl de hacedores, vio sus cebos, huesos de animales, yerbajos, potes de mierda de boa y variedad de ungüentos y él, entre examinativo e invocante, a cada artículo o material que había guardado, lo miró con muchos ojos. A su mente vino una tarántula que le dijo este nombre: Alejandro Bernal y también escuchó el relincho de su caballo.
Durante toda una noche de invocaciones, inventaría unos polvos mortíferos y determinó las horas en que tendrían efecto y el lugar donde tendría que esparcirlos y sudaba una gota fría en su trabajo esotérico.
Salió, al fin, rumbo a las inmediaciones del barrio Guajataca. Jineteó muy seguro que hallaría la tarántula, la víctima invocada. Después de casi media hora de cabalgar, vio el caballo de Alejandro, amarrado a una estaca. Guilimbo bajó del suyo y sacó de las alforjas dos puñados de los polvos y los esparció a los costados del caballo y el terreno que caminaría, al momento de irse de vuelta a su casa. Echó dos puños más de polvo, cerca de la estaca y al pie de los ijares del animalejo.
Después se distanció y un ceferito suave sopló hacia el Oeste. Dijo para sí: «Viene la muerte». Está al llegar la desdicha de la briba, van a llorar los lloraduelos y la Mano de Dios hará justicia a la reala.
A la siete de la noche, el mandamás de la Hacienda de Echeandía se dispuso a subir a su caballo. Y alzó la pierna derecha, con el fin de fijarla al estribo y un dolor estomacal lo sorprendió de improviso. Fueron dolores tan intensos que pensó que no podría subir a su montura.
Pudo, tras varios intentos, sobreponerse. Montó a fin de llegar, ya pasaditas las 7:15 de la noche hasta su casa. Su prisa urgía, como si se cagara y entró a su habitación. Se quitó las botas, la camisa y comenzó a examinarse el ombligo, porque todo su estómago estaba afiebrado e hinchado como nunca había visto.
Escuchó los relinchos de su caballo. Lo había dejado atado cerca de un ventanal de la casa y se asomó a verlo brincotear, inquietamente, sobre una monterada de tarántulas. Esto se evidenció la misma noche, porque bajó con gran esfuerzo y con una antorcha encendida.
Quiso que se calmara su caballo y, al acariciar las patas de la bestia, sentía como polvos o sarnas intensas en sus dedos y, aún sí, volvió a la cama. Sin lavarse las manos, regresó a la tarea de sobarse la panza y examinar los colores del ombligo, su hinchadura exagerada…
A las diez de la noche, había crecido tanto la tripa tan maldita que lo asustaba, crecía sin medida, doliéndole. El médico que él mismo ordenó que se trajese llegó tarde. Se reventó su ombligo y le salieron unas pústulas sanguinolentas, derramándose como plasmas.
A menos de dos noches de la oferta que hicieron a Guilimbo, aquel día del año ’20, se cumplió lo prometido.
Ahora los malvados con los obreros temen a ese nombre. El del brujo. En Guajataca, otros lo bendicen en secreto, sin dejar de aterrorizarse al pensar lo quie sus polvos de huesos y su herbolaria venenosa ocasiona en los verdugos.
A más de treinta años de la muerte del brujo, a Guilimbo, el que mata o da buenaventura, aún lo invocan o dan referencias de él para fines políticos. (*)
Verlo / Carlos López Dzur
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Las profecías de Don Lion
A Manuel Méndez Liciaga (1884-1964)
A la gente que acosa, veja y se hace presa fácil de resentimientos, al sistema de caciques, les llega una figura acusadora. Su poder será maldito pues hay fuerzas que operan detrás de los destinos desgraciados y preparan el camino de su disolución.
Don Lion, el «Profeta Durmiente», como lo llaman por todo el Noroeste de la Isla de Puerto Rico, pues es brujo poderoso, desde mediados del ’20, distingue al hombre bueno, cuyo rostro es transparente, del que tiene unas segundas intenciones y al que percibe interpuesta, por encima o por debajo de su rostro, una cara de perro.
La cara de perro no se le ve a todo el mundo. Comienza a manifestarse cuando una presencia de vampiro obsede al sujeto y éste descubre ante el espejo que sus ojos se inyectan de sangre. «No recordamos cómo ni cuándo ocurrió ni por cuanto tiempo. El exceso, ibris tiene por señal la sangre en los ojos».
Don Lion, quien verbaliza esas cosas, cuentos de vampirismo, según incrédulos, es veterano de la Guerra del ’14. Predijo algunas cosas y se han ido cumpliendo. Alemania que siempre se ha jactado por contar con más millonarios que los Estados Unidos de América vivirán una hambruna para 1917 que a los más soberbios los sofocará en la muerte y a los resentidos los engrandecerá y les dará caras de perros. Lo dicho se ha cumplido.
Predijo la Depresión del ’20, el ascenso y caída de Hitler y el Nazismo, el Nuevo Trato, la muerte de Roosevelt, el asesinato de John F. Kennedy y Martin Luther King, Jr. Alegaba que lo que él sabe se lo dicen unas damas de cuerpos negros que viven en dimensiones ya étereas, antes en catacumbas, en oscuros huecos, cerca de acueductos y tumbas. Son mujeres que propician las buenas cosas, pero, castigan los excesos. Son mentadas sacerdotisas que enseñaron a los esenios y después a los cátaros. Por boca de Don Lion, se vaticinó que se hallarán los antiquísimos libros que ellas dictaron sobre el Jesús verdadero, os Rollos de Mar Muerto, y los tiempos en que ellas, como criaturas vivientes, eran visibles en la Tierra, como mujeres de hermosura inefable y no como hoy las refieren, viejas horripilantes, con látigos en las manos para escarnecer al perverso.
El hombre malo, el que a una gota de pudrición redujo su cuerpo, gota sobre la que quiso que naciera su alma, verá tales apariciones y preguntará:
«¿Quién eres?», o «qué eres?»
Y Keres es el sonido sagrado de su desbordamiento y quien pregunte por ellas / las potencias / las verá. A don Lion le fue prometido de modo que él las invoca y las ve; él medita y se les aparecen. Hasta un don de curación han concedido al brujo.
Y, desde que llegó de la guerra, lo consultaron la gente con poder y capital en el Pueblo del Pepino. Les dijeron, antes de que depositaran su confianza en él, que don Lion había renacido tres veces. Y era un negro que se negaba a morirse y a quien se le miraba elevarse más alto que los objetos expulsos de las explosiones a causa de bélicos bombardeos. En consecuencia, lo llamaron Lion el renacido; Lion el Levitante, Lion el profeta durmiente. Lion el que visualiza, sin extrañarse, que hay los hombres y mujeres con cara de perro. El los espanta, con sus conjuros y señales de brazo, para que no muerdan a nadie.
… y como en Pepino, él mismo, Don Lion, más que ninguno otro, prosperaba en los años de miseria que predijo, años subsiguientes al hurácan de San Felipe (1928), años de la Depresión y de La Colchoneta, Pedro Echeandía se acercó a él y preguntó: «¿Quiénes son los perros que me morderán por lo que yo tengo?»
«Sus hijos, Pedro».
Y se preocupaba antes del huracán de San Felipe, sobre cómo vencerá a sus rivales políticos, y sobre quienes entre Rabell Cabrero y Sagardía Torréns, sería el perro bravo que lo muerda y le quite su dominio en el pueblo. Don Lion lo miró con lástima, mas advirtiéndolo, aseguró: «¿De qué se preocupa, don Pedro? .... si no verá su poder en la alcaldía, no verá quiénes serán los perros bravos…» Le predijo la muerte, queriendo o no queriendo.
Se ha vuelto ya costumbre que sea una de las cosas que más se le consulta. «En esta ciudad de tantos perros, ¿quién tiene cara de tal y o qué perro va morderme luego?»
Cuando se halló a Sinforoso Vélez Arocho, el primer soldado borincano en la Jauría de Keres, dijo Don Lion que lo halló en los campos de batalla. También Leoncio es veterano. A veces lo quitaba del peligro porque no había señal de que Sinforoso fuese un perverso, que mereciera deshacerse en mil pedazos en la guerra, víctima de un bombardeo.
«Vamos a avanzar como lagartos hacia ese rumbo, Sinforoso. Afírmate bien en los codos y no levantes la cabeza muy alto. No sea que mueras como un perro a la brasa. No hagas caso a nadie; sólo a mi voz, ¡ay buen Sinforoso en que guerra mala te han metido!», y se salvaban ambos de cada estallido y emboscada de los enemigos; pero, decía el veterano Sinforoso, que a don Leoncio, el negro, lo vio morir tres veces. Tal como lo cuenta, Lion no habría podido salir vivo de eventos muy violentos, como los que había atestiguado. La muerte rigurosamente expectante y velativa lo tenía en contínuo acecho y, sin embargo, era él quien vencía a la muerte. «La muerte no te mata, Leoncio».
«¡Ay, buen Sinsoroso! Pepino, cara de perro; tú no te asustes si vas conmigo». Era su voz protectora, su jactancia y consuelo. Y el amigo se acostumbró a llamarlo:
«¡Leoncio, renacido!»
Al juzgar lo que Lion decía y su comportamiento, muchas veces se sintió temeroso. Se imaginaba que sufría una pesadilla o que ambos despertarían, con la evidencia de su desvalidez. Es la guerra misma la que altera la psiquis y provoca estas imágenes de prepotencia o jactancia temeraria. «Leoncio puede que se esté volviendo loco», sospechaba Sinforoso. Un episodio de sicosis prematura. Quisiera dar a Lion sus lecciones de cautela. Fuera de Pepino, el mundo es tan cruel y violento. «Vas a sobrevivir, perro muerto. Tú eres bueno», le decía Leoncio, por si acaso, para su consuelo.
«Carajo, tienes más vida que un gato», se convenció al fin.
«Tengo más vidas que los gatos y los perros», aseguró, golpeando cariñosamente el hombro a Sinforoso.
«¿Cómo es que te salvas si te he visto caer? Van ya tres veces que te dan por muerto».
«Es que yo viajo por el cosmos y tengo una potencia que me lleva, un espíritu de clemencia, visionario y me sujeta a sí. Me eleva. No me tira, buen Sinfo... ¡No me lo creas, si no quieres! La bicha que me ata es Keres... Y su cuerpo es negro como el mío. A veces me imagino que tiene alas porque todo lo miro desde arriba; a veces pienso que no estoy en la guerra porque regreso a la isla y veo los pueblos. A Moca, a tu pueblo Pepino, a Lares... Créeme que yo los veo desde el Ave propiciadora, que es una voz para mi futuro, la hora en que regresaremos, lo que sucederá donde iremos. Es entonces que desde hoy pienso y planifico la vida que tendré cuando vuelva a mi pueblo».
«La guerra te apendeja, Leoncio; pero, en fin, de la esperanza vivimos por ahora».
«Acuérdate de mí, cara de perro. Vamos a salir vivos de ésto, buen Sinfo. Regresaremos a Pepino, tú más pronto que yo, pero, yo iré a buscarte. Fuíste el primero en el sorteo y te debo mi profecía, yo te aviso... Y a la bicha de los keres diré que te salve... También yo regreso y me voy a casar con una muchacha de Javilla y hablaré sobre algo que se me dijo ya, con voces angelicales. No sé si cuando estuve despierto o dormido… Vendrá una guerra más grande que ésta, con más aviones y millones de muertes, Sinforoso… Serán muchos los tormentos en el mundo. Mucha hambre para los años ’20, mucha prostitución, saldrán infinitud de locos de hasta debajo de las piedras. Como granos de arena serán los tuberculosos, porque después de las venganzas y las violencias, viene la gente que ha sido exterminada a cobrarse lo que se ha dañado, a reponer el orden destruído… y uno tiene que estar preparado para distinguir a esos espíritus y preguntar sobre los keres y ké-keres, los keres y qué-quieres, Sinforoso, que son potencias que desatan los destinos desgraciados, lo no querido por Keres y por lo que Keres castiga».
En final de cuentas, ya don Lion tiene la teoría muy bien pensada. Se encierra a perfeccionar cada detalle y, cuando no, se tira al pastizal y duerme con el corazón puesto en ese asunto. Entonces, acude al pensamiento mágico y se le aparece un ave de rapiña. El dice que es una Lechuza, la más grande que ha visto. La identifica por el nombre que le dijo: Akerétos y Keres. Ké-keres, ké-quieres del negro...
Porque don Lion dijo que había visto una lechuza gigantesca que se llevará a los pepinianos, muy lejos de su patria, por segunda vez, don Manuel Méndez el Alcalde fue a consultarlo. Y susurró aquel nombre [Lion lechuza, Lion levitante] que casi se aludía por poderoso.
«Amenazas recibo, por causa de tus cuentos, de que un perro, el más grande y rabioso, del tipo de los que usted viene hablando desde que regresó de la guerra, y que entraría a la Alcaldía… Dígame usted qué tiene que ver ese perro conmigo y... si es tan bravo, o si es cierto, ¿me morderá, o morderá a los míos? Dígame si es cierto que usted me está llamando perro, o qué de eso, si no es conmigo y mire que a mí no me gusta que me vengan con cuentos», expuso Méndez Liciaga.
Casi seguro estuvo que se trataba de puyas echadas por Getulio, Chilín u otros opositores del Partido Liberal que estaba dividido en el decenio del ’30. Quiso estar, respecto al asunto, advertido, porque él no quiere enemigos gratuitos en el Pueblo. «De dos cosas hablé y usted no me ha entendido. Hay una lechuza, que es el sistema grande de los Keres, las potencias, y hay unos perros, víctimas y victimarios, que se manifiestan como fantasmas y vampiros. Lo que pasa es que los perros ven fantasmas en el aire y se confunden y creen que los pájaros nocturnos vienen por ellos. Es por lo que ladran cuando tienen miedo».
La Lechuza, gigantesca que don Lion vio ya había llegado al Pueblo. Daba vuelos de reconocimiento por los aires. Un día abrió fuego de aviación desde los cielos contra una muchedumbre. Fue en Ponce. «Cunado suceda en Pepino, son cosas que usted verá, aunque no han sucedido». Dijo que todo el que vea la lechuza se levantará de madrugada y revisará sus ojos porque puede que se llenará su mirada con sangre. Tendrá que verse la cara en los espejos, porque debajo de la epidermis, en la gente que no tiene corazón ennoblecido, hay una cara de perro bravo y ese perro es salvaje, traicionero y, sin embargo, lambisquea, mueve la cola como si fuera bueno.
«Levántese cada vez que despierte. Deje el lecho. Pregúntele a los ojos si guardan la sangre de sus víctimas. Si lo posesiona un espíritu maligno. Dígase: ¿Qué eres o que soy? ¿De qué ratas como? ¿Qué insectos se me meten en la boca? ¿A dónde tengo el corazón, si es que lo tengo? La Lechuza se lleva los corazones de quienes son débiles o los devora en la noche, porque es como una ramera, que en sus apremios y apetitos no sabe lo que come»…
¡Qué terrible y conclusivo es el hablar del Levitante.
Y, aunque con tales razones fue que Don Lion le hablara a muchos, no sería mucho lo que el mismo alcalde entendiera. El brujo utiliza el lenguaje profético, símbolos y alegaría, en adición y para más hermetismo, que su partido, «el suyo, Don Manolo», irá al desgaste y se alejaría del «ideal bueno», de la «virtud y la libertad» y, ante la Lechuza, él iba a perderlo todo. Le habló sobre unos perros con instintos sanguinarios y sobre una gran hecatombe. «Será una guerra como todavía no ha visto el mundo una de su tipo». Nadie hablaba en Pepino todavía de la Segunda Guerra Mundial, sólo él y Sinforoso, porque Leoncio se lo dijo.
Don Manuel Méndez se acostaba y pensaba que don Lion lo engañaba. Hablaba sobre sangre injustamente derramada por los puertorriqueños. «Yo no creo en el fin del mundo. No exageres». Mas madrugaba a mirarse los ojos, por si acaso veía en el iris o los párpados, unos hilillos de sangre sospechosos. Signos de los dejaban las keres o potencias vampirescas. En la Farmacia Central, a veces doña Luisa lo encontraba a revisándose la mirada y él decía que estaba obsesionado por la «lechuza gigante» que todo lo corrompe y que va a imperar más de treinta años sobre el pueblo.
«Esos son cuentos del negro», le decía la mujer.
Y, don Manuel, por ser o querer ser Alcalde bueno, reflexionaba ahora, sin evitarlo, en torno al pueblo que describió el Levitante, el pueblo de PRERA, migajas, subsidios, escasez de empleo y que se alimentaba de ratas e insectos, dicho con metáforas de Lion. Un pueblo que ya emigraba al Norte, que se desmoralizaría y no pudo seguir creyendo en esperanzas. En Matienzo y Albizu. Un pueblo forzado a hablar otro lenguaje y con tan pocos maestros. Un pueblo que va ser gobernado por lechuzas que, de noche, fornican fuera de sus camas, en aquelarres demoníacos.
Un Domingo de Ramos de 1937 se cumplió lo que el negro predijo. En Ponce se cometió una matanza. Murieron 19 vecinos. Hirieron a centenares. La Lechuza dio la cara y voló bajo. Un año después don Manuel pensaba en dejar el Partido al que había entregado más de veinte años.
«Voy a perderlo todo», recordaba que don Lion se lo dijo.
Ese mismo, 1937, don Manuel perdió las elecciones. Entretanto, se había convencido. No volverá a educar a la comunidad como su mismo padre, Avelino y su hermano (don Andrés) en la tertulia de la botica La Central, habían querido, con decencia. Se ha iniciado el reino de las lechuzas.
Seguramente las potencias que don Lion llamada las keres arrebatadoras, lechuzas, aves nocturnas, son esencias sicológicas, energías inconscientes, numinosas que cuando el país las convoca, se desatan. Se juntan todas. Se desprestigia el sentido de la hombría y el sentido de destino. José Vidal Cardona las llamó la moral del «circo». Antes que don Lion las mencionara, Vidal había dicho lo mismo a don Andrés, el legislador. Lo que sucederá para el asombro es que el circo incluirá, no sólo esclavos gladiadores. Holocausto será el nuevo aditamento y acabará con pueblos. Tendrán que reinventarse hasta la historia. Una pira de fuego exterminador estremecerá al mundo. Seguramente, el Levitante vio las llamas de Hiroshima y Nagasaki en 1937.
Carlos López Dzur / De El Pueblo en sombras
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Instrucciones de Katyan a guerreras espirituales
[Medítese en los aforismos mientras se canta
Om Dum Durgayei Namaha Om,
tras beber una copa de vino]
Durga, sonríe. Es parte de no ser esclava de ellos
y decir al mayor de los problemas, ya eres nada,
y a quien originarlos puede, nadie.
2. El ideal más grande es meditar que la Nada
sucumbe al Todo reológico del acomodo de Energía
y Nada hay que alguno
pueda arrebatar para siempre. Nadie.
3. Si no quisieras el nombre que te doy,
llámate Nada-Nadie; pero, yo soy quien te doy
la enseñanza de la Serpiente y el Om Dum
Durgayei para tu canto.
4. Yo no tengo tridentes, pero sé que
Rudra te dará su Trishula y otro su larga espada
de Talwar y el mazo, el garrote, el arco.
Yo sólo doy el Loto, el canto y conchas
de mar para que hagas sonajas y repitas
tu nombre como mutuo: Katyan-i.
5. La Madre / Diosa / Bondad / más calma tiene
su complemento tenebroso o temible.
Parvati puede ser amor que enternece
o demonio luchón e invencible.
6. Ella es la paciencia; pero temible es
cuando como Toro bravo se despierta y ataca.
Un toro de Parvati a mí se me aparece y el toro
es tan fiero en estos días, porque el mundo /
el ahora / se ha llenado de obstáculos.
7. Entonces, yo paso la palabra de guerra.
Durga / durguenses / tigresas / leonas /
así quiero que sean las niñas hermosas y radiantes /
dueñas de la tercera mirada del Loto
porque los violentos de Mahisasura están de plácemes.
8. Asomaron su cabeza de lo rastrero hasta las cumbres.
Su insolencia ofende; su violencia escarnece.
Los ladrones se han multiplicado; los orgullosos truenan
sus dedos; estupidizan el mundo. Son tiranos.
9. La lujuria ya no paga su precio. Los ociosos viven
para sus placeres y los placeres no respetan medidas
y ya no son gozosos. Son obstáculos.
10. Mahishasur no puede triunfar porque su ahora
es finito / y no representa la plenitud de lo existente /
no puede ocupar el ahora tuyo / no el tuyo / no te vendes.
11. Vas a irrumpir para darte victoria
y al agresor has de llamarlo Nadie y en su saldo dejarás la Nada.
Comienza a descubrir que tienes diez dimensiones
en tus brazos y en cada mano, el obsequio vigoroso.
12. Embellécete, Guerrera. Katyiani. Con rizos, acicala
tu exuberante cabellera. Pon luna de cuarto menguante
en tu sien y el resplandor dorado-rojizo sea en tu piel
durante el día y sirva para alumbrar la noche
13. Con oro tallado y perlas de océano, entállese
tu vestido y piedras preciosas sean empotradas en él.
Llama a las hermosas de todos los clanes,
colores y etnias, Durga-Katyiani, porque de su violencia
harás compasión y magia y alegría.
14. Que no hay forma que el mál adquiera cuyo tronco
no partas, o que su lonco cortes con el khorgo.
Hoy el búfalo que acometa contra el vecino
morirá como el Tigre que no admita tu bondad.
15. Mata Durga: Mahishasurmardhini –
neutralizadora / matadora de Mahishasur,
nuera el desaliento, sea el ahora del obstaculizador,
toda pena, sepulta. No oigas carcajada del burlón.
16. Apresúrate y bebe de este vino sagrado.
y canta el mantra: Om Dum Durgayei
Namaha Om... hasta la victoria siempre, venceremos.
CARLOS LOPEZ DZUR
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*
Meditación sobre la muerte de Ana
A la primera activista de los derechos de la mujer,
a la primera acusada en una corte de Massachussetts,
juzgada por sedición, exilada y difamada en una sociedad
dominada por los hombres y el apetito de la guerra,
a Ana Marbury Hutchinson
si no nacieran mujeres como tú, Ana?
¿Qué sería de la memoria, la historia,
el quehacer, el derecho, si no hubiera
una anita / una Anota / vigorosa, elocuente,
anarca, individualista, azotadora, valiente
como el vientre que en dolor, pare y pare,
una y otra vez, la vida? ... ¡la vida!
¡Vamos, me refiero a la vida espiritual,
a la mujer que observa, a las que oyen
con cuidado profundo, mas carecen
de la voz para expresarse...
2.
Dílo, claro, tú no has tenido miedo jamás.
El Gobernador Winthrop es como los incompetentes
(obispos y ministros de la Iglesia de Inglaterra
por la que tu padre sufrió muchos arrestos)
y se llenó de amargura durante un año
en la celda, en la umbría cárcel...
y hoy, por desgracia, Ana, te toca.
Una corte general que debiera respetarte
por sencilla, amorosa, solidaria,
tolerante, elocuente, educada,
en Massachussetts reunió a los perros:
jauría de 49 poderosos machistas veteranos,
ilustrados en las artes de censura,
en las ciencias de la ventajería y juntos,
estrepitosamente, han ladrado que te vayas.
La ley a las mujeres las doma con silencio.
Obedece, calla, tranquila...
y hay algunas, como tú, que se adhieren
a la fe y una gracia de Dios que da permiso
a que hagas, a que digas, a vivir,
a desafiar el mundo si te place,
a subvertir el orden, si lo quieres.
Dios da permiso y agallas, ¿verdad?
Tú eres de ésas. Desde niña lo sabes.
3.
Tú sí que aprendíste a parir como coneja
niños como palabras y palabras como niñas.
Cualquiera puede comunicarse
directamente con Aquel que nos ama
y no quiere otra cosa, sino el amor reciprocado.
Ana, eleva más la voz y repite estos sermones
que está tu audiencia prendida
y tú la guías del éxtasis a las babas.
Las mujeres te adoran. Dijeron
que a donde vayas, todas se van contigo...
El ministro es uno más. Sin ayuda de él,
mujer, reza y pide, así como lavas pañales,
y no te ayuda un hombre, así como curas heridas
y sufres... Todo lo que Dios comunique,
tuyo es como un don, mujer, así lo
ha querido Dios para mí, Ana Hutchinson.
4.
Todo lo habrías esperado menos ésto.
Que te llamen hereje y mala madre.
Has criado 15 críos y mírate,
otra vez esperando...
Que te juzguen por decir lo que sientes.
Que te digan el 22 marzo 1638:
As a woman, you're not fit for our society.
Háznos el favor: Véte, véte...
ésto sí ni lo esperabas.
De Canto al hermetismo
PIONERA: Ana Hutchinson fue la primera defensora de los derechos de la mujer en la historia de Norteamérica; con su esposo dio buen trato a los indios nativo Americanos que habíán sido sujetos al maltrato por los colonos holandeses e iniciaron una guerra contra su dominio. La familia terminó siendo una víctima del conflicto. Su hija Susanna, fue la ünica sobreviviente del ataque de los indígenas Siwanoy que matara a la madre y hermanos en 1643.
Para el verano de 1636, los Puritanos comezaron a ver a Ana como una amenaza; porque hablaba con elocuencia para audiencias grandes de mujeres, ella no crryó que las mujeres deban obedecer a sus maridos sin sopesar las razones. Estuvo prohibido que las mujeres forjaran foros extensos y difirieran en público con los líderes de la colonia. Ana cuestionaría las ideas de los Arminianos, líderes teológicos en la colonia.
Junto a Roger Williams, ha sido la única mujer en co-foundar una colonia americana, Rhode Island. Con su familia y 60 de sus seguidores, Anne se fue a la más tolerante Providence Plantation en Rhode Island, y dejó las colonias intolerantes de Massachussetts y Conneticut, donde el machismo, el fanatismo y el antiindigenismo era rampante y la hicieron víctima, obligada al exilio.
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Introducción a Norma Segades Manías
«En esta cotidiana lucha comunicante que llega por mi sangre desde el fin de los tiempos, soy el simple instrumento de la caligrafía, / la antigua tejedora gramatical de sueños / enredando vocales libres como gaviotas / y salvajes o mansas consonantes gastadas / que desnudan las voces de nuestros sentimientos / en el eterno y mágico mundo de la palabra», se presente a sí misma el 19 de junio de 2007. Blogia
La poeta santafesina (n. 1945), de 64 años, es autora de 15 libros de poemas editados. Su obra ha obtenido reconocimientos en el orden municipal, provincial, nacional e internacional.
Algunos de sus títulos fueron publicados por Editoriales de Santa Fe, Buenos Aires, México y España. Algunos libros son los siguientes: En nombre de sus nombres, Historias para Tiago (2005), Bitácora del viento, A solas con la sombra (1992), La memoria encendida, Desde otras voces, A espaldas del silencio (1991), Un muelle en la nostalgia, Crónica de las huellas (1995), El amor sin mordazas (Primer Premio Edición Certamen Internacional "Villa de Martorell" - Barcelona (España-1992), Tiempo de duendes (1991), El vuelo inhabitado (1990), Mi voz a la deriva y Más allá de las máscaras. Casi todos se ofrecen para lectura gratuita en la internet, pero han sido publicados en papel o en formato CD. Ver.
Ex directora de Gaceta Literaria de Santa Fe (Argentina), durante dos períodos consecutivos desempeñó la presidencia de la Asociación de Escritores de su provincia.
En 1999 la Fundación Reconocimiento, inspirada en la trayectoria de la Dra. Alicia Moreau de Justo, le otorgó diploma y medalla nombrándola Alicia por su actitud de vida y el Instituto Argentino de la Excelencia (IADE) le hizo entrega del Primer Premio Nacional a la Excelencia Humana por su meritorio aporte a la cultura.
En el año 2005 fue nombrada Ciudadana Santafesina Destacada por el Honorable Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe «por su talentoso y valioso aporte al arte literario y periodismo cultural y por sus notables antecedentes como escritora en el ámbito local, nacional e internacional».
En 2007 el Poder Ejecutivo Municipal estimó oportuno «reconocer su labor literaria como relevante aporte a la cultura de su ciudad». En 2009, la Asociación Latinoamericana de Poetas (ASOLAPO) la condecora con la Medalla al Mérito José Saramago y Jaime Sabines como reconocimiento a su trascendente labor cultural a través de Gaceta Virtual y la importancia y valor de su obra poética.
Actualmente dirige la revista cultural Gaceta Virtual, Editorial Alebrijes y el Movimiento Internacional de Escritoras Los puños de la paloma.
La escritora y editora (México), Lina Zerón, describe el temple de Norma Segades al comentar su libro Desde otras voces: «Norma Segades es una mujer de temple y garra que tiene prohibido renunciar a la poeta que vive en sus entrañas, a pesar de los obstáculos. Es una poeta bien plantada que desea libertad para su gente, que presta su voz al marginado, a los que sufren, a los que tienen hambre. En este libro, encontró Musas en el brillo de poemas de otras poetas hermanas. Le damos gracias por regalarnos su talento».
De su galardonado libro El amor sin mordazas, se ha dicho: «…es un grito, un alarido, la reclamación lírica de muchísimos derechos humanos que a la mujer se le secuestran diariamente. Sin embargo, su tono es menos desgarrado que poético, menos panfletario que metafórico, ya que su autora no pierde jamás el verdadero norte y sentido de la poesía. A fe mía que la poetisa argentina sale con ´nota´ por ser una diestra versificadora, por utilizar una suerte de recursos, todos legítimos y altamente significativos hasta los versos finales del poema con que cierra el libro»: Nel Amaro, crítico bibliográfico (Ciudad Real, España) y, según Vicent Alpert, que también hacen recordar «a otra maestra ejemplar, cumbre de la poesía femenina en América, Gabriela Mistral. Por su pasión contenida y por su belleza formal la presencia de la escritora genial parece manifestarse en los poemas de la autora argentina”. Vicent Alperi, crítico bibliográfico».
Norma Segades ha tomado un papel activo en discutir en distintos foros el tema de «las publicaciones para los autores latinoamericanos, las dificultades de difusión fuera del circuito comercial».
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Norma Segades (Argentina)
«Manuela Sáenz» / De En nombre de sus nombres
[El 23 de Noviembre de 1856, Manuela Sáenz, revolucionaria participativa en la independencia americana, quién compartiera ideales, batallas y lecho con Simón Bolívar, muere de difteria en el puerto peruano de Paita. Tenía 59 años. Ecuador-Perú (Paita)]
Soy la bruja de Paita,
la hechicera que ha de morir ahogada entre las fiebres
después de tanta lucha,
tanta furia,
tanta sangre vertida en los abismos de esta tierra en harapos,
de esta tierra
descalza hasta la médula doliente.
Soy la fiera adversaria,
la enemiga que ha de entregar el alma a los silencios donde habita el fantasma del olvido,
la expatriada que ha de entregar su carne a las llamas tajantes de esa pira que eleva
su estatura en la intemperie;
la ecuatoriana loca,
la rebelde
condenada al sigilo de la historia,
responsable de andar enarbolando banderas de idearios imposibles,
de mutilar intrigas y traiciones con un filo de lenguas contundentes.
Una vez fui la hembra cabalgando las noches encendidas de un guerrero
que extravió su pasión entre mis muslos,
la mujer que mordía su cintura,
que arrancaba gemidos desgarrados a la agonía breve de su vientre.
Una vez fui la mano que calmaba los espasmos desnudos de la muerte
con paciencia de láudano furtivo
mientras la falsedad se enmascaraba
y una literatura panfletaria apretaba los puños y los dientes.
Una vez fui soldado,
coronela,
trasladaba en arcones la tormenta,
la unidad de los pueblos,
los relámpagos,
por los senderos ásperos de América;
custodiaba la huella de los sueños,
la tinta adusta,
la palabra urgente.
Soy la sombra de Paita.
Soy la sombra
sin sepulcro ni cruces ni plegarias.
El fuego está aguardando por mi nombre.
Yo soy Manuela Sáenz.
Soy Manuela.
A lomo de violentos desvaríos vengo a entregar mi vida irreverente.
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Luisa Capetillo
[Si bien suele recordársela por el hecho anecdótico de su encarcelamiento en Cuba debido al uso de vestimenta masculina, Luisa Capetillo, periodista, escritora, sufragista, feminista, detractora de la pena de muerte y defensora del amor libre fuera del matrimonio, vivió de acuerdo a sus principios. En el año 1907 comenzó a recorrer campos y barrios trepándose a tribunas y dando cátedras de libertad a los trabajadores desde su militancia anarquista. Tenía 28 años. Puerto Rico (Arecibo)]
Soy Luisa Capetillo,
sediciosa,
coherente con discursos y proclamas,
presintiendo los músculos del miedo tensando su vigilia en mis principios,
en cada transgresión a los preceptos que sostienen indignas estructuras.
¿En qué momento comenzó mi historia?
¿En cuál instante?
¿Bajo qué zodíaco me engendró la palabra que no cesa
en esa identidad de los destellos donde aún se abastecen los relámpagos
y se ejerce la luz a contrafuria?
Soy nada más que el eco de mis voces reclamando alfabetos,
equidades,
libertad de matriz,
de pensamiento,
de horizontes,
de vínculos,
de género,
de abstinencia de látigos rabiosos azotando la espalda de la hambruna.
¿Quién me parió a los días circundantes
deshilachando urdimbres de obediencia con aristas de sílabas hostiles?
¿Quién me nombró custodia de la vida,
del amor sin dominio,
del sufragio,
en la insomne extensión de las tribunas?
Soy apenas el eco de mi nombre repetido en el viento americano.
Informando,
advirtiendo,
revelando cuánto dolor propicia la ignorancia,
cuánto sometimiento la apatía,
cuánta desolación,
cuánta penuria.
¿En qué momento comenzó la historia de esta mujer sin Dios,
que no se postra,
a la que llaman Luisa Capetillo,
adversaria de cepos y cadenas,
alzando desde el fondo de la historia su agreste dignidad de hembra rotunda?
Norma Segades / En nombre de sus nombres
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Mariana Grajales
[Corría el mes de mayo de 1869. Mariana Grajales, mujer de extraordinario temperamento, que transmitió a sus numerosos hijos, por herencia directa, el valor, la entereza, la serenidad, el arrojo; que participó de los duros sufrimientos del campo de batalla, de las largas y angustiosas jornadas de la guerra para curar en los hospitales de sangre, ante la tumba recién abierta de su esposo y uno de sus hijos, con dos de ellos heridos de gravedad y otro ensangrentado y moribundo, toma entre sus manos el rostro del más pequeño para advertirle que ha llegado su tiempo de incorporarse a la lucha. Tenía 51 años. Cuba (Hospital de sangre)]
En el alba de cada nacimiento,
cuando enterraba lunas en la arena a cambio de destinos,
de señales cabalgando las pieles de la historia,
en la extraña inquietud de los destierros,
urdí su identidad de abanderados.
Desde los besos sobre el crucifijo,
juramento,
promesa de su entrega,
de su razón de vida,
su coraje,
su esplendor de relámpagos o aceros
guillotinando algunas deslealtades con violencia de amor acantilado,
los conjuré a morir por esta idea llamada libertad,
canté sus salmos como quien legitima una liturgia,
como quien dignifica la palabra
aunque crujían humus de exterminio debajo de los pies,
hacia el presagio;
les transmití las cepas de mi furia,
las altas coordenadas de la sangre,
su linaje de arcilla,
a contraultraje,
las garras de una estricta militancia,
y ejércitos de coágulos,
de hedores apremiando rituales funerarios;
les impuse rigores de intemperie,
resistencia de Patria en las vigilias,
batallas redimidas,
pulso a pulso,
contra los enemigos de sus sueños
y sigo aquí,
tenaz sobremuriente,
junto a sus pobres cuerpos derribados…
Yo, Mariana Grajales,
madre oscura,
perpetuo corazón en rebeldía,
ocultando el desgarro de mis vísceras a las fauces salvajes de la muerte,
oculto este dolor,
lo disimulo
bajo el rictus severo de los párpados.
Norma Segades
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José A. Cruz (Puerto Rico)
Luisa: Una mujer con pantalones
En el Puerto Rico de hoy, como en la mayor parte del mundo, nadie se asombra se ven una mujer con pantalones. Pero ese no era el caso en los primeros años del siglo veinte cuando Luisa Capetillo se atrevió usar pantalones en público y se ganó la fama de ser la primera puertorriqueña en usar esa pieza de ropa que era reservado solo para el uso masculino.
Aunque era conocida por ese tal llamado escándalo, Luisa Capetillo fue mucho más en la historia del pueblo puertorriqueño. Luisa Capetillo nació en octubre del 1879 en el pueblo puertorriqueño de Arecibo. La Capetillo, hija de una madre francesa y padre español que habían emigrado a la isla caribeña. Ambos eran influenciados por las ideas democráticas que surgieron de la Revolución del 1848 en Francia y los ideales anarquistas en el norte de España. Y aunque ellos llegaron en busca de fortuna y la buena vida fueron forzados a entrar en la clase trabajadora.
Luisa recibió una educación, principalmente de su madre, en el hogar más avanzada que la que recibía en instrucción formal. La enseñanza para los varones era de mejor calidad que el de la hembra en las instituciones educativas.
Para 1904 Luisa empieza a trabajar con los varios periódicos de su pueblo natal. Luego empieza hacer trabajo en la industria de la aguja en su domicilio para así poder ganarse la vida por su propia cuenta y no tener que depender del padre de sus hijos.
En 1906 empieza a trabajar como lectora en las fábricas del tabaco. Aquí es donde se profundiza su educación. Los obreros en la industria del tabaco empleaban a lectores que les leyeran durante su jornada. Estos lectores leían de las novelas de Zola, Tolstoy, Hugo, Balzac, Dumas y otros. También leían de las obras de contenido social y político de Marx, Engels, Bakunin, y otros escritores de ideales avanzados. También se leían de los periódicos y revistas de índole socialista, anarquista, y sindicalistas.
En 1907 Luisa publica su primer libro Ensayos Libertarios donde expone sus ideales políticos y sociales. Ese mismo año empieza como líder y organizadora sindical haciendo trabajo, según sus propias palabras, "como propagandista, periodista, y escritora ..." ayudando a una huelga de campesinos encabezada por la Federación Libre del Trabajo (FLT).
Luisa Capetillo también fue una gran luchadora por los derechos de la mujer. En 1908 en el 5º Congreso de la FLT, Capetillo lucha para que la organización apoye el derecho al voto para la mujer. En 1909 Luisa recorre el país en una gira con otros líderes de la clase trabajadora para concienciar a los trabajadores sobre los ideales de la sindicalización. Esta Cruzada del Ideal fue organizada por la FLT.
La Capetillo es considerada la primera sufragista de Puerto Rico. Al contrario a otras feministas que lucharon por el voto femenino, Capetillo aboga en favor del voto para todas las mujeres y no solo las educadas. Publicado por su propia casa editorial Biblioteca Roja, sale su libro Mi Opinión donde ella habla de sus ideas sobre los derechos de la mujer en 1911. Anterior había publicado una revista llamada La Mujer.
En el 1912 sale de su país y pasa tiempo viviendo, escribiendo y activa en las organizaciones y luchas obreras de Nueva York, Tampa y en Cuba, donde vive en La Habana y Cárdenas. En Cuba la arrestan con el propósito de deportarla por ser una anarquista extranjera peligrosa.
Al regresar a Puerto Rico participa como organizadora y dirigente de huelgas agrícolas en Patillas, Ceiba, y Vieques. En Vieques rompehuelgas la atacan y en Ceiba la arrestan por alterar la paz y le formulan cargos de incitar motines. Visita a la República Dominicana donde se le prohíbe hablar en público aunque fue invitada para ese propósito por los zapateros en huelga de la capital de ese hermano país.
Para el 1919 se muda de nuevo para la gran urbe, Nueva York, donde establece una casa de hospedaje y un restaurante en la sección de Chelsea. A su establecimiento acuden muchas personalidades hispanas activas en las luchas obreras del área. En esta ciudad vuelve a trabajar de nuevo como lectora en las fábricas de tabaco.
En 1921 se publica, en Argentina, un libro, Voces de Liberación, con escritos de las mujeres más progresistas del mundo. Además de Luisa Capetillo se incluyen obras de Emma Goldman, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin entre otras. Ese mismo año Luisa participa en las campañas electorales del Partido Socialista de Puerto Rico en el cual ha militado por muchos años a pesar de sus convicciones anarquistas.
Luisa Capetillo veía las cuestiones políticas a través de su experiencia como puertorriqueña. Pero su punto de vista era siempre internacionalista. Ella explicaba que «La tiranía, como la libertad, no tiene patria, como tampoco los explotadores ni los trabajadores». Infortunadamente, ella extendió su punto de vista internacionalista a no ver la lucha por la liberación e independencia de Puerto Rico como una que era, objetivamente, contra el capitalismo, siendo antiimperialista.
En 1922 muere Luisa Capetillo.
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Salvadora Medina Onrubia, esposa anarquista de Botana, fue militante, madre soltera y amiga de Alfonsina Storni. Con Luisa Capetillo, Salvadora Onrubia de Botana fueron dos militantes anarquistas de principios del siglo XX, de Puerto Rico y Argentina respectivamente, que comparten una serie de caracteíssticas comunes. Ambas son un verdadero icono del anarcofeminismo que se desarrolla conjuntamente con otras manifestaciones de la vanguardia de los años 20. Fueron periodistas, escritoras y militantes. Asimismo, son las primeras dramaturgas de Latinoamérica, desarrollando un teatro feminista auténticamente revolucionario. La unidad temática que se encuentra en sus obras revela la existencia de una intertextualidad anarco-feminista entre las Américas. Salvadora tuvo un hijo, Helvio Botana.
Ana Prieto (Argentina)
Una novela sobre Salvadora Medina
«No quería escribir una novela histórica en la que la historia tuviese más peso que la novela; yo quise escribir una novela», dice Josefina Delgado, autora, entre otros libros, de Alfonsina Storni. Una biografía (1990) y actual directora del Centro de Documentación de Teatro y Danza del Complejo Teatral de la Ciudad de Buenos Aires. Fue en el curso de su investigación para escribir la biografía de Storni que Delgado se enteró de la existencia de Salvadora Medina Onrubia, amiga entrañable de la poeta, con quien compartía experiencias similares: el traslado desde el Interior a la Gran Capital con poco más que una maleta, el fervor revolucionario y el hecho escandaloso de ser madre soltera en la Argentina de principios del siglo XX.
Para reconstruir la vida de Salvadora, anarquista, dramaturga y esposa del millonario dueño del influyente diario Crítica, Natalio Botana, Josefina Delgado no eligió, sin embargo, el mismo itinerario intelectual que con Storni. A partir de correspondencia personal y cuadernos de apuntes, del testimonio de familiares y del estudio de fuentes y documentos que la acercaron al contexto inmediato de Salvadora, Delgado optó, tras diez años de investigación, por construir un personaje que se mueve por momentos decisivos de la historia argentina sin distraernos de sus propios sentimientos, contradicciones y deseos; encarnados en un juego en el que la voz de la autora se convierte en la recreación de las instrospecciones de Salvadora.
Varios misterios, cuya huella huidiza impedía la verificación necesaria para una biografía, incitaron el carácter de novela que adquirió el libro. Uno de ellos tiene que ver con la fiel amistad que Salvadora mantuvo con el anarquista Simón Radowitzky, condenado a prisión en Ushuaia por el asesinato del coronel Ramón Falcón. No sólo intercambió con él una larguísima correspondencia, sino que planeó su fuga más de una vez hasta que Yrigoyen le dio el indulto en 1930.
Durante su investigación, Delgado se sorprendió al encontrar un testimonio de que la madre de Salvadora habría aceptado un favor de Falcón años atrás, aunque no se sabe por qué. Este pie le dio fuerza a la idea de que la relación de Salvadora con su madre era difícil, a la vez que estimuló preguntas y especulaciones que enriquecieron al personaje.
La autora trabajó sobre asuntos delicados de la vida de la anarquista, como el suicidio de su hijo mayor y el hecho de vivir en una opulencia que contradecía la realidad del movimiento político que defendía. «Muchos le reprochan que haya vivido como una millonaria, que haya ido en Rolls Royce a los sindicatos», cuenta Delgado. «Era una dama rica, y no renegaba de eso. Y me parece mucho más interesante así, porque podría haber sido al revés; a partir de lo que consiguió como esposa de Botana, Salvadora podría haber renegado de todos sus otros vínculos y no lo hizo».
Así, el libro recrea su militancia en el anarquismo a través de hechos en los que la protagonista se vio directamente envuelta, como las revueltas de la Semana Trágica, la revolución del ''30 —apoyada por Crítica pero despreciada por Salvadora—, su encarcelamiento durante el régimen de Uriburu y la influencia de las mujeres de la República Española en sus ideas.
La novela, además, constituye un recorrido por la historia de Crítica y por la vida íntima de Natalio Botana, hombre de agudo olfato político, en cuya mansión de "Los Granados", en Don Torcuato, Siqueiros pintó su célebre mural Ejercicio plástico (hoy desmontado e inutilizado en containers). Por allí pasaron Neruda, Spilimbergo, Berni y Girondo.
Salvadora, esposa de Botana, abuela de Copi, dueña de sí misma en un mundo masculino, criticada por muchos y olvidada por casi todos, cobra nueva dimensión en esta novela sobre alguien que, en palabras de Delgado, «se atrevió a soñar mundos mejores».
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Sobre la Venus Roja o la Oveja Descarriada
La historia oficial pretende recordarla sólo como la mujer de Natalio Botana, el célebre director del diario Crítica. Otros la llamaron la Venus Roja. Para la pacatería de la sociedad porteña de comienzos del siglo XX, fue «aquella a quien no se respeta», una oveja descarriada. Salvadora Medina Onrubia, bella y apasionada, dueña de un indómito espíritu revolucionario, anarquista y madre soltera, fue una mujer singular que participó en numerosos acontecimientos de la vida política y social de la Argentina, como por ejemplo en las refriegas entre obreros y ejército durante la Semana Trágica, en donde fue oradora de los mitines políticos.
Periodista, escritora y poeta. Anarquista y primera mujer encarcelada por motivos políticos, para la Policía Federal Argentina fue el prontuario Nº 21.849 ¿Quién fue en realidad y por qué la historia se empeñó en ocultarla? Nació el 23 de marzo de 1894 en La Plata, y de muy chica vivió en Entre Ríos. Desde joven incursionó en las letras. Y luego de su llegada a Buenos Aires, se iba a destacar como periodista en La Protesta, Fray Mocho, PBT, Crítica y Caras y Caretas; al tiempo que también lo hizo como autora teatral, cuentista y novelista en obras como Akasha, El vaso intacto, El misal de mi yoga, Alma fuerte, La solución, El hombre y su vida y quizás su obra teatral más personal e interesante: Las Descentradas.
Tenía 15 años cuando una tenaz actitud militante en defensa del joven anarquista Simón Radowitzky la llevó luchar incansablemente por su libertad, incluso entrevistandose en la Casa Rosada con el presidente Hipólito Irigoyen,que la respetaba y temía. Participó en la planificación de la fuga de Radowitzky y cuando el libertario ruso fue recapturado, luchó por su indulto hasta lograrlo. La primera carta enviada por el militante anarquista cuando salió en libertad fue para ella. La misma lucha la llevó a participar en la Semana Trágica y en 1930 la dictadura militar la apresó: Fue el 6 de septiembre cuando el general José Felix Uriburu ordenó la prisión.
Luego, un grupo de intelectuales argentinos envió una carta al dictador para solicitar magnanimidad con Salvadora por su triple condición de mujer, de poeta y de madre. Pero ella no estuvo de acuerdo con el pedido y le mandó al general otra carta, desde la cárcel, en la que la que le manifiesta todo su desprecio. Fue díscola, atrevida, contradictoria, transgresora y audaz, un vendaval de pasión circuló a torrentes por sus venas. Fue abuela de otro irreverente escritor argentino, Raul Damonte, más conocido por el sobrenombre que le pusiera Salvadora: Copi.
Mantuvo su pasión y atrevimiento hasta el final de sus días, en 1971
Cortesía del Colectivo Teatral Puerta Roja
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Carmela Eulate, pionera del feminismo mundial
Carmela Eulate nació en la ciudad de San Juan el 30 de agosto de 1871. Es quizás una de las figuras puertorriqueñas más importantes, no sólo por las obras que escribó, sino por la gran aportación que hiciera a través de su labor en favor de los derechos de la mujer.
Nació en el seno de una familia española radicada en la Isla. Estudió en Puerto Rico, en Cuba y en España. Desde pequeña, estuvo en contacto con lo que sería su eterna pasión: los libros. A la temprana edad de quince años, publicó su primer cuento en la Revista Puertorriqueña, dirigida por el escritor costumbrista Manuel Fernández Juncos. Desde ese momento, colaboró con trabajos originales y con traducciones.
Los viajes que realizó, debido al puesto de su padre en la Marina Española, formaron el espíritu y el intelecto de la autora. Logró dominar varios idiomas, como el árabe, el catalán, el italiano, el francés, el alemán, el inglés y el ruso. Hizo traducciones al español de Shakespeare, de Lord Byron y de Verlaine, entre otros. Tradujo la obra árabe Cantigas de amor (1912), por lo que fue considerada la primera arabista puertorriqueña.
Tomó cursos de música y se graduó del Conservatorio de Madrid. En España, su crítica de música es considerada de vital importancia para el género.
Manuel Zeno Gandía escribió el prólogo de la primera novela de Eulate: La muñeca (1895). La autora se destacó, además, por sus cuentos, los cuales serían publicados en revistas y periódicos del País, como la Revista Puertorriqueña, La Prensa, La Ilustración Puertorriqueña, El Mundo y Puerto Rico Ilustrado. Algunos de los títulos más importantes son: Dos hermanas (1892), En un palco (1897) y Uno de tantos (1893).
Carmela Eulate defendió los derechos de la mujer al sufragio y a la educación. Sus ensayos feministas más conocidos son: La mujer en el arte (1815), La mujer en la historia (1815) y La mujer moderna (1824).
Eulate se destacó, además, por su lucha en favor de la educación gratuita de los niños. Según ella, los niños debían conocer los personajes históricos más importantes por sus obras a favor de la humanidad. Como resultado de estas ideas, surgen algunas de sus obras más importantes: Los amores de Chopin (1934); Isabel la Católica (1942), Vida de Schubert (1942), Santa Teresa (1931), y Wolfgang Amadeo Mozart (1936).
La obra poética de Carmela Eulate Sanjurjo está representada por su poemario Homenaje a Chopin.
Eulate fue pintora, poetisa y pianista en el Real Conservatorio de Madrid. Fue miembro de la Arcadia de Roma, de donde recibió el seudónimo de Dórida Mesina, y donde se le designa al Patrimonio de Biedma, por su aportación a las letras españolas. Además, fue socia del Hispanic Atheneum en Washington y miembro de la Academia Gallega.
Murió el 3 julio de 1961 en Barcelona, España.
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Ana J. Morales Zeno (Puerto Rico)
La excepcional Carmelita
La escritura de mujeres fue clave en la formación de una ideología dirigida al rescate y a la restauración del espacio doméstico. Así, Alda Blanco señala como la escritora se convirtió en portavoz de un modelo doméstico femenino. En la literatura dedicada a la figura de la mujer encontramos varios motivos recurrentes en torno al personaje femenino. El desarrollo de la figura femenina como protagonista principal denovelas es significativo para el auge e institucionalización de la novela como género literario. Abre un nuevo espacio en el mercado que incluye a la mujer no sólo como personaje sino como lectora. Este fenómeno socio-cultural la vincula definitivamente a la producción artística, a la escritura de novelas y al consumo de las mismas. Es durante los siglos dieciocho y diecinueve el período en el cual la novela concentra en modelos femeninos y cuando se genera una participación más notable de mujeres escritoras, tanto en Europa como en Estados Unidos.
El reconocimiento de esta presencia en la obra de Carmela Eulate Sanjurjo es una constante, una clave que ella misma ofrecey que elabora cuidadosamente en su trabajo. Los ensayos que escribió, La mujer en la historia (1915), La mujer en el arte (1917), y La mujer moderna (1924), son un ejemplo de este propósito yque representan una tarea equivalente al trabajo crítico de rescate que ha realizado la crítica feminista de la academia. Por otro lado, las novelas de Carmela Eulate se identifican también con una tradición de escritura asociada a la mujer, a lo femenino.De estas estructuras femeninas literarias proponemos que esla metáfora de la muñeca no sólo la imagen que permea en todas las novelas, sino la idea que conforma la poética de sus ficciones.
La recreación del motivo de la muñeca es parte del juego intertextual que Eulate trabaja. Son muchas las muñecas que recordamos en la literatura, desde la clásica Casa de muñecas de Ibsen, hasta Papeles de Pandora, de Rosario Ferré La construcción de la mujer como muñeca ha cumplido propósitos de sumisión, infantilismo, y enajenación. El tipo de la muñeca y las variantes literarias que se han trabajado convierte esta figura femenina en un pequeño juguete / adorno al cual le niegan la posibilidad de evolucionar y le otorgan características fijas, menores, frivolas, dignas del bello sexo.
Los discursos que han canonizado estas ideologías cambian y así, cambian también los modelos; se dan las variantes que constituyen una tipología femenina, los ideales femeninos los cuales han sido apoyados o atacados a través del tiempo.En 1895 Carmela Eulate Sanjurjo publica en Puerto Rico suprimera novela titulada, La muñeca. En 1898 Puerto Rico pasa aser colonia de los Estados Unidos a raíz de la guerra Hispano-Cubano-Americana. Ese mismo año la joven escritora se traslada definitivamente a España. Nunca volvió al Caribe aunque mantuvo a lo largo de su vida contacto con la Isla. Eulate nace en Puerto Rico en 1871 y muere en Barcelona en 1961. Entre estos dos mundos, estos dos espacios culturales, desarrolla su trabajo, intelectual, cultural y académico. A los veinticuatro años ya colaboraba con revistas literarias de San Juan, La Habana y Madrid.
La mujer letrada y el artificio femeninoFueron los comienzos de su formación intelectual, años en los queparticipó de la actividad cultural de la Isla y durante los cuales comenzó a escribir y a crearse un espacio de trabajo. Es en ese Puerto Rico de finales del siglo diecinueve en donde la joven Carmela Eulate Sanjurjo define su oficio de escritora.
Eulate escribió nueve novelas entre 1895 y 1936, entre ellas: La muñeca (1895), La familia de Robredo (1907), Marqués y marquesa (1911) y El asombroso doctor Jover (1930). Cada una de ellas presenta perfiles particulares, historias diferentes que giran alrededor de motivos compartidos. La muñeca y El asombroso doctor Jover son las más atrevidas y audaces en el tratamiento de la figura femenina; representan en cierta manera, el marco de las otras, los dos extremos que incluyen las demás historias. Son tramas sencillas de desamor y desencuentros que implican un proceso de aprendizaje en la protagonista. La estrategia narrativa del juego de muñecas es el recurso que da coherencia, es la metáfora a partir de la cual Eulate elabora sus novelas. Es un juego entre éstas que evoca a su vez juegos literarios que le preceden. Son historias que narran la vida de mujeres encerradas en códigos de conducta quese convierten en armas de sobrevivencia y destrucción. Los retratos femeninos ofrecen un perfil sicológico de estas mujeres, de los móviles que las mueven y las manipulan y, que ellas comoconsecuencia también manipulan.
Eulate no trabaja directamente con una figura positiva o idealizada, al contrario, sus personajes son anti-heroínas, son copias deformes y defectuosas. Es decir, apartir de la antítesis, del negativo, Eulate va proponiendo un modelo de imitación, una figura utópica que sólo en El asombroso doctor Jover presenta y aparece como protagonista principal.
El motivo amoroso es el eje de estas historias; son mujeres que viven en relación al amor, como víctimas y victimarias del juego amoroso en un espacio doméstico. Es precisamente el espacio doméstico lo que Eulate plasma como un centro en des/orden en la medida en que la propietaria de este espacio no rellena adecuadamente la categoría que se le otorga. La orientación ideológica de los textos está dirigida a preservar y re/ordenar la dimensión doméstica del hogar. La elaboración poética de lo femenino, el mundo ficcional de imágenes e historias ofrecidas desde el punto de vista de una mujer, desde esa imaginación femenina, es el tejido literario que Eulate construye.
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Carolina Muselli, la irlandesa Mother Jones (Mary Harris) de la organización semiclandestina Caballeros del Trabajo, que reunía a los sectores más explotados del movimiento obrero -entre ellos mujeres, negros e inmigrantes; abajo, la dirigente anarquista española, una de las figuras más emblemáticas del movimiento obrero español. Federica Montseny Mañé, además de la anarquista más conocida en la época que va desde la dictadura de Primo de Rivera a la Guerra Civil (años veinte y treinta del siglo XX), fue una brillante escritora y oradora.
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La abogada Clara Campoamor (1888-1972), pionera de la militancia feminista y la norteamericana Millicent Garret Fawcet.
Ana María Zancada
Pioneras del Libre Pensamiento
Un hombre y una mujer son siempre diferentes, lo que se discute
no es la diferencia, sino las consecuencias sociales de esa diferencia:
Cristina Peri Rossi
Heredando la costumbre española, la preparación de la mujer estaba sujeta a la autoridad del padre, del marido, del hermano varón. Estaban excluidas de la vida pública, recluidas al ámbito doméstico. La educación de las niñas se reducía a nociones de lectura y escritura, sólo para leer oraciones, y bordado y costura.
El convento era el lugar ideal para la formación de la hija mujer como preparación previa a un buen matrimonio, en la mayoría de los casos ventajoso para la familia. Las más afortunadas pertenecientes a familias acomodadas habían gozado de la formación impartida por institutrices.
Pero precisamente en este nivel social, algunas mujeres comenzaron a disfrutar de la lectura de las bibliotecas existentes en los hogares que -por supuesto- pertenecían al mundo masculino. El paso del siglo XIX al XX significó un cambio marcado en las corrientes del pensamiento que la madre Europa iría trasvasando a sus hijos americanos.
Así, calladamente al principio, luego no tanto, irán apareciendo las mujeres librepensadoras, republicanas o anarquistas que pretendían ser escuchadas. Y, lentamente, la mujer descubre que el periodismo puede ser una importante tribuna desde la que pueda hacer oír su voz. A través de él consiguieron llamar la atención sobre el voto femenino, los derechos civiles de la mujer y el niño o los derechos en el campo laboral.
En el viejo continente: En España, Emilia Pardo Bazán, (1851-1921), no solamente buscaba satisfacer su ego dando a conocer novelas y relatos, sino que bregaba por mejorar la condición de la educación impartida a las jóvenes. Sus artículos fueron publicados en los principales periódicos madrileños, denunciando en forma permanente que millones de mujeres españolas no sabían ni leer ni escribir.
Junto a Concepción Arenal participaron en el Congreso Pedagógico que tuvo lugar en Madrid en 1892, oponiéndose a la teoría de la supuesta inferioridad intelectual de la mujer, basándose en la diferencias orgánicas de uno y otro sexo.
Precisamente Concepción Arenal, (1820-1893), gallega de nacimiento, luchó denodadamente por elevar la dignidad de la mujer dentro de la sociedad. Lectora incansable, aprendió sola el italiano y el francés, y comenzó a publicar sus ideas a través de artículos periodísticos en diarios de la época.
El huracán americano: No hace mucho, en otra nota, mencionaba a las que demostrando un auténtico coraje, empuñaron las armas y compartieron con el hombre las penurias del campo de batalla. Pero existieron las otras, las que utilizaron la prensa escrita para difundir las ideas que sentían bullir en sus conciencias, sabedoras de la necesidad de cambiar una realidad que las asfixiaba.
Muchos de estos escritos fueron borrados de la memoria, pero en su momento agitaron las tranquilas aguas de una burguesía que no perdonaba transgresiones.
En el siglo XIX, la mujer intelectual no era muy bien vista. Pero las transgresoras estaban allí, prestas para romper el cerco.
Juana Manuela Gorriti fue una de las figuras emblemáticas del siglo XIX. Desde muy joven conoció los intrincados vericuetos de la política y el amargo sabor de la soledad en el destierro.
Su obra incluye artículos periodísticos, así como novelas, cuentos, relatos de viajes y crónicas. Mujer independiente y valerosa, recorrió Chile, Argentina, Paraguay, Perú, y hasta se animó a incursionar en el santuario femenino de la cocina. La publicación de "La cocina española antigua", de su contemporánea Pardo Bazán, apresuró la publicación en Buenos Aires de su "Cocina ecléctica".
En Buenos Aires también: Pero dejando de lado las consagradas, merecen ser recordadas las audaces pioneras de un periodismo femenino en ciernes que se atrevió a ver la luz en pleno gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Allá por 1830, Petrona Rosende Sierra, considerada la primera periodista argentina -a pesar de haber nacido en Montevideo-, publica La Aljaba, tomado el nombre como sinónimo de carcaj, como lo sugiere Auza, desde donde se dispararían las flechas cargadas de sugerencias para mejorar la educación de las mujeres, aunque su objetivo estaba explícito en las rimas publicadas: «No aplaudida; porque en ello / no está su ambición fijada. Ahora aspira a ser leída / y en otro tiempo apreciada».
Esta desconocida Petrona no soñaba con que, al pasar el tiempo, figuraría como verdadera pionera en las rudas lides de la tinta y el papel, en el Río de la Plata.
La Aljaba aparecía dos veces por semana, comenzó en noviembre y el último ejemplar, luego de dieciocho, apareció en enero de 1831.
Hubo que esperar hasta 1852 para encontrar un intento similar que se dio en La Camelia, que vió la luz el 11 de abril con un total de 30 números. Su espíritu femenino, más que feminista, se revelaba en estos versos, de autora desconocida, aparecidos en uno de sus últimos ejemplares: «Siendo flor / se puede vivir sin olor./ Siendo mujer no se puede vivir sin amor».
Pero el camino ya estaba señalado, y la masculina redacción profanada con el fru-fru de las femeninas faldas que osaban mancillar el sacrosanto refugio.
La presencia de autoras en las páginas que siguieron dejaron de ser un motivo de curiosidad o escándalo, aunque muchas prefirieron el uso de seudónimos, como fue el caso de Eduarda Mansilla o Emma de la Barra de Llanos, aunque siempre volvemos a las dolientes reflexiones de la brava Juana Manso. .
En noviembre de 1877, Juana Manuela Gorriti da vida a La Alborada del Plata, con una meta americanista. Cuando Juana Manuela tiene que ausentarse del país, toma la dirección la escritora Josefina Pelliza de Sagasta, hasta su último número en mayo de 1878, para renacer en enero de 1880 bajo la redacción de Lola Larrosa, periodista que había colaborado en la primera etapa de la revista.
Pero terminando el siglo aparece El Búcaro Americano, dirigido por la escritora peruana residente en Buenos Aires, Clorinda Matto de Turner, órgano de expresión femenina que sale el 1 de febrero de 1896. Se publican 65 números hasta mayo de 1908: «Una revista nacida al calor de generosos ideales a favor del mejoramiento intelectual de la mujer americana».
Como lo expresa la profesora Molinari en una publicación sobre Matto de Turner, la tarea de la autora, más que una lucha ideológica en defensa de los derechos políticos de la mujer, era hacia la denuncia y la reivindicación social y laboral. Tema que comenzaba a preocupar ya a nuestras ilustres antecesoras y que se vería magníficamente representado en las voces que fueron surgiendo desde comienzos del siglo XX, que no en vano fue llamado el siglo de las mujeres.
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Julieta Lanteri, una precursora de los Detechos de las Mujeres en Argentina, y Juana Manuela Gorriti (n. 1813), una de las escritoras más notables del siglo XIX en América Latina y primera novelista argentina..
Iconos de la lucha reivindicativa fueron Carolina Muzzilli, Alicia Moreau, Julieta Lanteri, Gabriela Laperrizre, todas aquellas que surgieron al amparo de las nuevas ideas llegadas de la mano del anarquismo y el socialismo que, como un huracán, sacudió los cimientos anquilosados de una sociedad que se volvía mustia de aspiraciones y conquistas.
Equivocadas o no, defendieron con ahínco sus ideas, sufrieron postergaciones, cárcel y ostracismo, pero abrieron un camino que no tuvo retorno y que de una u otra manera se venía gestando a través del tiempo.
Nuestro sentido homenaje a todas las que hicieron posible un hoy que es realidad ahora, pero que ellas soñaron como una dorada utopía que llevó tiempo concretar.
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En la foto, la feminista Elizabeth Cady Stanton aprobó su matrimonio, quien en 1848, junto Lucretia Coffin Mott, organizó la primera asamblea en defensa de los derechos de la mujer en Seneca Falls (Nueva York). Para el congreso, redactó una Declaración de Sentimientos, donde exigía el derecho al voto para la mujer. En la otra foto, Voltairine de Cleyre (1866 -1912), escritora anarquista y feminista estadounidense, colaboradora del periódico Liberty, periódico de tendencia anarcoindividualista. Una de sus obras más destacadas es In defense of Emma Goldman and the right of expropiation. Así como La esclavitud sexual donde reniega y condena el ideal de belleza femenino de la época.
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Arturo Cardona Mattei (Puerto Rico)
Justicia
Excelsa palabra que ha llenado páginas
A lo largo de la humanidad
Que ha costado horrores en su ferviente caminar
Que ha pintado paraísos que no se logran dar
Justicia la del hombre que no acaba de aflorar
Justicia fea, torcida la terrenal
La que llena volúmenes de tinta
Para luego claudicar
Justicia lenta, la que nunca logra paz
En este mundo ciego tus bendiciones son solo soñar
Justicia cargada con intenciones malignas
Donde el poderoso desenfunda su espada
Poniendo su orgullo ebrio
Matando al pobre de una estocada
Justicia la del hombre, justicia empantanada
¡Dónde está el Sol de la justicia!
Que se apure, que encienda con rayos sus palabras
Que el mundo llora, gime y muere
Y todo se ve igual cada mañana
Y en la noche la Luna triste llena de lágrimas
Su redondez dorada
Justicia pide el pobre, el necesitado
El que se encuentra en un círculo aprisionado
Sin escapatoria, que lucha como buen soldado
Y la célebre justicia del hombre se acuesta del mismo lado
Y en su seno no hay pobre que pueda ser amamantado
Larga historia la del hombre olvidado
Que lucha de pie y sueña acostado
Mirando fijo en el horizonte
Ve hordas de hombres bien amaestrados
Que llegan con sus espadas sangrando cuerpos
Que caen a tierra sin ser apiadados
Justicia la del hombre con colores deformados
De fétidos olores que las aguas van dañando
Justicia perecedera que esta hoy, pero no mañana
El hombre piensa en una mejor alborada
Que nunca llega, que nunca bebe la bendita agua
Ni tampoco corre las cuentas del rosario
¡Ay del hombre que imparte justicia
Esperando ser recompenzado!
¡Ay del pueblo que sufre vejámenes y desagravios!
Y del juez altivo que se pasea en su estrado
Cuando llegue la verdadera justicia
Será la hora de castigar los malvados
Justicia tenue, tibia, sin recato
Que defiende al noble y al pobre va enterrando
De tu boca solo salen vientos de furia
Que van tu linaje turbio ultrajando
Justicia burda con úlceras supuradas
En tu propio escenario van muriendo
Tus mentirosas verdades
Arturo Cardona Mattei
18 de julio de 2009
Caguas, Puerto Rico
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Contradicciones
Que la vida es suave, hermosa y placentera
Pregonan los que tienen suerte
Los que comen y beben
Los que tienen la alacena llena
Los que tienen tripas que nunca se revuelcan
Los que visten como lirios y azucenas
Que la vida es una como corta cadena
Y las penas muchas sobre nuestras cabezas
Cantar, bailar, tañer
Es el gran premio de la humanidad
Beber el buen vino, el espumante champán
Del mañana no sabes si sus aguas claudicarán
Subamos a la nave y desplacémonos
Sobre las aguas con olas de sal
Que el Capitán rija nuestros destinos
Que vayamos más lejos en nuestro aventurar
Que se sirva la mejor mesa
Que sea el orgullo de nuestro paladar
Que se pongan manteles de seda conchal
Que nos acompañe la orquesta con su mejor vals
Que no haya lloro, sino alegría
Que la vida es buena como fruta de Senegal
Sí, los planetas están perfectamente alineados
Esperando que abramos nuestro manantial
¡Que pena!... no todo es verdad
No todo es oro de brillante collar
No todos comen del mismo manjar
No todos visten de azul celestial
Hay lágrimas, hambre y mucha maldad
Hay pobreza de espanto en el mismo hábitat
Contradicciones las del hombre
Que va viviendo sus cantinfladas
Que como arlequín de circo barato
Luce sus colores en telas de harapos
Así se plasma nuestra vida
En los confines lejanos y en los patios cercanos
Unos viven de risas sin llantos
Otros…otros mueren con dolores de parto
Contradicciones las del hombre
Que cree en Dios dándole la espalda a sus hermanos
Así vivimos, así gozamos
Así bendecimos, así maltratamos
Camino ancho el de la estéril maldad
Estrecho camino el de la tierna piedad
La vida es buena, pero está manchada
Con tinta negra de mucha iniquidad
Arturo Cardona Mattei
17 de Julio de 2009
Caguas, Puerto Rico
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Miguel López Ortiz
Fundación Nacional para la Cultura Popular
Alejandro Tapia y Rivera en perspectiva
Saber hoy lo que ayer era misterio sobre la vida y la obra del Padre de la Identidad Puertorriqueña, Padre de las Letras Nacionales, Padre y Fundador del Teatro Nacional Puertorriqueño y Fundador del Ateneo Puertorriqueño, es la finalidad de las Primeras Jornadas en Honor y Memoria de Alejandro Tapia y Rivera.
El Ateneo Puertorriqueño celebrará durante todo el año las Primeras Jornadas en Honor y Memoria del insigne Alejandro Tapia y Rivera.
Más allá de celebrar su importancia en los asuntos conocidos, la vida artística, pública y privada del hombre a quien llamamos El primer puertorriqueño, será el motivo de un año entero de actividades, entre ellas, filmación de largometrajes, audiolibros, publicaciones, una magna exposición de su vida y su obra, un congreso académico y un festival entero dedicado a la representación de su inmensa obra dramática.
El Archivo Nacional de Teatro y Cine, el Conservatorio de Arte Dramático, la Sección de Teatro y la Sección de Cine del Ateneo Puertorriqueño, bajo las direcciones del Prof. Roberto Ramos-Perea, el Dr,. Edgar Quiles Ferrer y el Prof. José Orraca, así como bajo la Presidencia del Ateneo Puertorriqueño del Lcdo. Eduardo Morales Coll, han aunado esfuerzos para llevar a cabo un intenso programa de actividades relativas a Tapia y Rivera que comenzó con la magna exposición: Tapia: el primer puertorriqueño, inaugura el pasado diciembre en el Teatro del Ateneo. En dicha exposición se presentan documentos relativos al destierro de Tapia recién encontrados, así como fotografías y primeras ediciones de las obras literarias de Tapia que forjaron los inicios de nuestra identidad. La exposición abierta al público y con actividades especiales dirigidas a los estudiantes, estará en la sala hasta el próximo 30 de enero.
Una segunda actividad lo será la presentación del largometraje documental titulado: Tapia: el Primer Puertorriqueño, escrito y dirigido por Roberto Ramos-Perea y producido por el Archivo Nacional de Teatro y Cine y el Conservatorio de Arte Dramático del Ateneo.
La 32da edición del Festival de Teatro del Ateneo Puertorriqueño, titulada Todo Tapia, llevará a escena la totalidad de su obra dramática, así como varias adaptaciones de sus novelas y culminará con el estreno de la obra Mucén o el triunfo del patriotismo, escrita y publicada en San Juan por Celedonio Luis Nebot de Padilla en 1833, y que es la primera obra de teatro puertorriqueña publicada en Puerto Rico, y el primer libro publicado en en el País por un puertorriqueño.
Los día 3, 4 y 5 de abril, se llevará a cabo el II Congreso Tapiano, donde intelectuales locales e internacionales hablarán sobre la obra tapiana y su vigencia.
En el mes de diciembre se estrenará el largometraje de una de las obras literarias más importantes del siglo XIX, La Cuarterona, una película de Roberto Ramos-Perea, José Orraca y Julián Ramos Trabal y actuada y producida por la Compañía de Teatro del Ateneo Puertorriqueño.
Las Jornadas de Tapia incluyen la publicación de libros, audiolibros y DVD de las obras de Tapia, estudios y presentaciones. Se espera dar también traslado a las cenizas de Don Alejandro Tapia y Rivera y su esposa Rosario Díaz Espiau, que se encuentran en un panteón prestado, al Panteón de los Próceres del Ateneo Puertorriqueño.
Tomado de Fundación Nacional para la Cultura Popular
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Colaborares / Biografia / 33 / 34 /