Monday, September 16, 2013

CONVERSACION ESPIRITUAL CON OSCAR LOPEZ RIVERA

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CONVERSACIÓN ESPIRITUAL 

CON OSCAR LOPEZ RIVERA


Un cierto día, muy pronto cuando estemos
en la tierra patria, imagino en Pepino,
dialogaremos, Oscar.

Será sobre el misterio de estas islas,
y mundos de mar y ríos, un día
será que hablemos en torno a regresos
y cautividades que jamás son queridas.

Desde ya insinuamos el diálogo posible.
Muchos lo esperan. Será el día de confirmar
esperanzas  y recontrucciones.

... y recompensar la ausencia de quien quedó
sufriendo, otros que aguardan la palabra
como si fuera aquel que salió de la isla jonia
y batalló en la Troya de los días trágicos,
de prueba, en islas del Egeo,

Pero, al final, uno entre pocos construyó
un ejemplo de virtud
y heroísmo con sus luchas.

Seguramente, mencionaremos a Odiseo
y a Penélope, su esposa, que esperó con su hijo
su llegada y fueron 20 años suyos
sin volver a Ítaca,
veinte sin ver / sin disfrutar /. todo lo amado
que la vida les diera y en soledad, otra vez
retenido en ruta peligrosa
por los monstruos de roca y mandíbulas
de oleajes procelosos, navegar
el estrecho entre Escila y Caribdis
y el sortilegio de conspiraciones
en Ogigia y la traición
de las brujas y los amores obsesos
como el que ofrenda Calipso.

Diría tal día, si pronto, cuando estemos
en la tierra patria, imagino en Pepino,
que es posible ver en ti el curso de procesos
que marcan la colonia y sus arquetipos:
el héroe necesario, dispuesto, su drama
de regreso, la espera larga,
como el advenimiento
pero al final, el destino cumplido...

Un cierto día, muy pronto, aunque has estado
en cautividad y retenido por más de 30 años,
te saludaré como si estara en presencia
del milenario Odiseo
que, desde lo íntimo del mito,
permite que reconozcamos la presencia
del que asoma, su ir hacia nosotros
en cercanía, compartir la enseñanza:
Oscar es quien educa,
ejemplifica, encarna
los valores imperecederos...

Un cierto día, ya inaplazable y pronto,
será tu advenimiento y estaremos
en la tierra patria,
imagino en Pepino.

II.

No vendrás, vestido de pordiosero, como Odiseo
al presentarse en Itaca
(el fue menos afortunado).

Amaba riesgos y no los conocía...
pero ese día cuando estemos en tierra patria,
toda la nación / en un instante / será una
con profunda magia.

La Patria se transformará en Penélope
y en rito de tu familia expectante,
será que todos esperemos...
Quien ha separado el grano de la paja,
cumplió con la tarea.

Ya trae la quintaesencia.
El comprende lo que adviene y fue soldado
y en rostros de campesinos vietnamitas
y niños aterrorizados aprendió a descubrirse
aún más humano, correctivo, creador
y rompería con adoctrinaciones.

De cierto de nueva catadura son todos sus actos...
hoy puede ver lo bueno y lo malo,
lo que brinda una isla como en la que ha nacido...

Tal vez, de pasada, mentaremos un sector asqueroso,
insuperado, que en la isla persiste... habrá visto,
en pueblo que no fue leyenda, mosquitos
que se vuelven aliados de la lucha, criaturas
que siendo mínimos insectos dan lecciones en combate...

En la Bahía de Guánica sucedió que el bohique
dijo a Cristóbal de Sotomayor:
«Si primero quieres destruir
una aldea, para construir la que será de invasores,
con indios en encomiendas de cautiverio,
muda tus planes, pelearás con mis plagas»;
y todavía aquí, como en Guánica y Aguada,
habita junto al invasor, el batallón de mosquitos
a unos que pican, molestan, ahuyentan
a gigantes y aún, siendo ínfimos,
zumban su escaramuza.

Hay hombres que comen carroña y vacas pudridas
y es por eso que mueren, ofendiendo de paso
a dioses terrenales y Odiseo lo vio
como también lo vería el bohique,
Los pequeños batallan con ejemplos
persistentes y loables.
Se agigantan en espíritu.

Oscar, ven a decirnos misterios de las islas,
porque aquí todavía prevalecen
las voces engañosas
y los confiados marineros que las creen
y oyen las sirenas que pueblan las costas
desde grandes mansiones.

III.

Un cierto día, muy pronto cuando estemos
en la tierra patria, imagino en Pepino,
dialogaremos, Oscar. Todo quedará
como ofrenda quemada, purificatoria...

En olvido el hecho de que te entrenara
en el uso de armas, tu enemigo;
él te llevó a Vietnam, dio el mandato
'matar, matar, matar', pero te acusó
nombrándote entre tropas de los 'Baby killers'
y te escupió el rostro con el grito
'go back to your country'.

En fin, que no agradecen que tengas sentimientos,
decencia y hagas las necesarias rectificaciones...
Del héroe con medallas forjan de ti
el hombre sedicioso, no del activista
de una causa noble. «Es peligroso,
mal ejemplo,  terrorista, imperdonable».

Pero, Oscar, cómo espero de tus labios
esa palabra consoladora de quienes develan
el proceso por entero, lo encarnan en sus vidas:
'No es maldición porque seamos isla
ni porque hayamos sido soldado
en servicio de imperios',
el mal es no querer las islas libres,
no utilizar sus recursos y talentos;
el mal es no ser solidario
o venderse por dádivas'.

'Mal es renunciar a corregir el rumbo
por no ser persistentes, pacientes
y asertivos cuando hay que serlo'.

Pero recuerda a don Antonio Valero,
militar distinguido por Bolívar,
antimonáquico, y quien amó a Tres Antillas
e hizo lo que Gerardo Forest,
desde el Pepino haría, cerrar un negocio
y dar batalla en la manigua, por Cuba
y por Puerto Rico, poner la patria
primero que las mezquindades del ego
y esto fue después
de la Conspiración de los Sargentos
y el fusilamiento de Salinas y Santillana...

'yo soy uno más, no más grande que Odiseo,
o Forest, o Betances, o Pancho Méndez,
no más grande que De Diego o  Albizu,
Juan Mari o Filiberto, los nacionalistas
de mediados de siglo, y si hay regreso bien,
en Pepino, nos veremos, si no hay vuelta
a la patria, paciencia, queda pueblo y tarea
y años que dar a la patria para ejemplo...

07-09-2012 / CARLOS LOPEZ DZUR






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