Friday, October 16, 2009

Octubre 30, 2009 / Núm, 43 / Orange County




Translated poems / José Emilio Pacheco / Wikipedia / Biografía y poemas


CONTENIDO 43

Hernán Bravo Varela
Nuevo elogio de la fugacidad / Entrevista

José Emilio Pacheco
Expiación (poema)

José Emilio Pacheco gana la XVIII edición
del Premio Reina Sofía de Poesía
(ensayo)

Etnairis Rivera
Cuenta tus horas, antifaz de la muerte

Virgilio López Lemus
Reflexiones acerca del ecleciticismo de la poesía cubana contemporánea

Margarita Montes
Honduras rompe el paradigma en América Latina

Osvaldo Torres Santiago
Hostos: El hombre y la razón [poema]

Francisco Arias Solís
José Martí (1853-1895): La Voz del Libertador de Cuba

Francisco López Sacha
Poesía Cubana: Los caminos (ensayo)

Víctor Manuel Guzmán Villena
Salmo de amor

Mario Bojórquez
Anotaciones sobre la poesía de hoy (ensayo)

Alfredo Villanueva Collado
jose luis colon santiago, puerto rico / poema

Antonio García Vargas
—La palabra es la imagen del alma—

Alberto Viera
Por eso escribo

Fanny Jaretón
Distinguido
A Carlos
Encantador

Maritza Alvarez
Los Amantes
Turbado
Un tiempo para todo
Poema rehecho

Carlos López Dzur
Petición a Ormuz
Las tareas
Nunca me ha gustado la caída

Arturo Cardona Mattei
Si yo fuera poeta
Silencio

Pedro Du Bois
Futuro
Habituais
Contrários

REVISTAS AMIGAS


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Hernán Bravo Varela (México)
Nuevo elogio de la fugacidad


El escritor mexicano, José Emilio Pacheco, que este año obtuvo el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, habla de su obra poética, del éxito impensado de la novela Las batallas en el desierto y de su fracaso como dramaturgo. Además, evoca el tiempo en que la radio se nutría de historias y versos, y critica duramente a Borges y Bioy Casares como personas

Del poema, la novela, el cuento y el artículo periodístico a la traducción, el ensayo y la antología, José Emilio Pacheco (México, 1939) ha cultivado todos los géneros imaginables de la literatura. Sus casi treinta títulos, sometidos a un riguroso artesanado formal y a una limpieza extrema de sus contenidos, han hecho de él una de las voces más inconfundibles de las letras iberoamericanas
La presente conversación tuvo lugar en su casa, con motivo de que se lo distinguiera con el prestigioso Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2009.

—En tu poema Contraelegía escribiste: «Mi único tema es lo que ya no está./ Sólo parezco hablar de lo perdido./ Mi punzante estribillo es nunca más». La estética de la desaparición que predican estos versos ha regido tu escritura desde hace más de medio siglo. Sin embargo, la presencia de tu obra en la literatura iberoamericana de hoy es evidente y sustancial.

—En la naturaleza efímera de las cosas no todo es negativo. Sería terrible que el mundo se hubiera detenido el 5 de mayo de 1862. Todo debe cambiar sin tregua. Estamos aquí porque desaparecieron los que estaban antes. Nos vamos para que otros ocupen nuestro lugar.

-Un paréntesis: ¿porqué escogiste ese día específico?

-El 5 de Mayo es el aniversario de la batalla de Puebla. En nuestra historia de humillaciones y derrotas es una gran excepción la victoria contra el ejército francés.

-¿De qué manera caracterizas un trabajo como el tuyo que, aun reunido en una obra voluminosa pero estricta, retrata la disolución y el caos?

-Si divides la suma de las páginas entre medio siglo de trabajo, la obra (me parece muy arrogante hablar de "obra") es todo menos voluminosa. No soy el inventor de la disolución y el caos. Además, la poesía no es un manual de autoayuda. Más bien sirve para llamar la atención sobre las cosas menos agradables del mundo. Me parece asombrosa la capacidad de Neruda para celebrar lo grato y lo placentero. La dicha y el placer son mudos. Sólo la desgracia y el sufrimiento hablan.

—Tu poesía se ha ido tornando cada vez más despojada con el paso del tiempo. ¿Partiste de la lírica para llegar a la confesionalidad?

—Nunca he hecho ni haré textos confesionales. No sé hablar de mí mismo, aunque de nosotros mismos sea nuestra ocupación predilecta. Observa el éxito de los confesionarios, los bares y los consultorios psicoanalíticos. Me limito a escribir. Celebro la facilidad con que los escritores comentan e interpretan sus libros. Para mí, tener una excesiva conciencia de lo que se escribe es paralizante. El texto sabe lo que el autor ignora.

En el poema
Carta a George B. Moore en defensa del anonimato, defiendes la abolición de conceptos como autor y autoridad. ¿Crees que el destino de la poesía es el anonimato, el dominio público?

-Me horroriza hablar de esa Carta. Fue un gran error y lo he pagado muy caro. A menos de treinta años de distancia, el contexto ya es ininteligible. Por ejemplo, los telegramas ya casi han dejado de existir. Octavio Paz me reprochó en su momento: «No quieres darle la entrevista y se la das y en verso. Le hubieras dicho simplemente que no». ¿Cómo explicar ahora que en 1982 un estudiante estadounidense me envía cien preguntas en un telegrama de no sé cuántas páginas que debe de haberle costado muchos dólares? Me pareció una descortesía y una ingratitud la simple negativa. Y cometí el disparate... Leo con enorme interés las entrevistas ajenas. El problema es que no sirvo para ser entrevistado. No tengo la menor facilidad de expresión oral. Por lo demás, detesto escucharme y verme en fotos y videos. Pero una cosa son las buenas intenciones y otra, la implacable realidad. Me dan un doctorado. Recibo un diploma y leo un discurso. Al retirarme, un funcionario me dice: «Lo está esperando la hija del señor rector para entrevistarlo en la televisión universitaria». Se necesita ser un héroe, y no lo soy, para contestarle: No doy entrevistas. Lea usted mi carta a George B. Moore.

-No deja de ser curiosa la anécdota anterior y, más todavía, la solicitud de ese poema por algunos lectores durante tus presentaciones: «Que José Emilio lea el poema sobre el anonimato». Pero que sea él, con nombre y apellido, quien lo haga.

-Sí, es el colmo que te pidan, y tengas que aceptar, leer en persona ¡una defensa del anonimato! Defiendo el anonimato sobre la base de que uno está siempre plagiando sin querer a los demás. Trato de compensar un poco esta circunstancia mediante los seudónimos, heterónimos y apócrifos. Pero en todo momento bajo una mínima ética: no escribir nunca nada que no firmaría con mi nombre.

La parte agradable del anonimato es lo ocurrido con el cuento Tenga para que se entretenga [de El principio del placer , 1972]. Como sabes, tiene dos interpretaciones posibles. Lo puedes ver como un cuento de fantasmas o como un relato de la corrupción política y policial en México. Es mi mayor éxito literario porque he desaparecido como autor: me lo han contado como si fuera real y sin saber que yo lo escribí. Recuerdo al menos dos versiones muy superiores al original: la de un niño repartidor de diarios y la de un taxista.

—La Historia es un fantasma que recorre obsesivamente tu obra, tanto en su reconstrucción como en su fabulación. ¿Dónde ocurre la Historia para la literatura?

—La Historia con mayúscula no tiene forma ni principio ni fin. Lo que llamamos Historia es la historiografía, su expresión escrita. Lo que no está escrito es como si nunca hubiera sucedido. Y aquí se muestra en su verdadera dimensión la frase una imagen vale más que mil palabras. No es un proverbio chino como nos dicen, sino la idea de un publicista de Nueva York que la inventó para sostener su tesis de que la mejor propaganda para la Coca-Cola era presentar la imagen muda de la nueva botella que se lanzó a comienzos del siglo pasado. ... El ejemplo contrario es la célebre fotografía de Jerónimo Hernández en el Archivo Casasola. Durante casi cien años, la foto de esa mujer asomada a la puerta de un vagón pasó a representar a la Adelita, la compañera del revolucionario, el símbolo de la lucha del pueblo mexicano contra la tiranía. El gran investigador Miguel Ángel Morales la encontró y la publicó en su totalidad hace dos años: la Adelita no es una revolucionaria ¡sino una cocinera del ejército con que Victoriano Huerta, el futuro golpista y asesino de Madero, salió a combatir a los rebeldes del norte! ¿Qué sucedió? No estábamos leyendo bien la imagen sino ilustrando con ella en nuestro interior las novelas de la revolución.

—Dar testimonio a partir de los grandes acontecimientos históricos o de los aparentemente nimios en la biografía de un hombre cualquiera es una impronta de tus narraciones, poemas y artículos. Pero ¿quién testimonia por ti?

—Por mí sólo pueden testimoniar, para absolverme o condenarme, mis propios escritos, que no tienen la menor pretensión a este respecto. Escribo lo que puedo y todo está determinado por el año atroz de mi nacimiento: 1939. Es increíble todo lo que he visto desaparecer, por ejemplo la ciudad de México. Me alegra que muchos jóvenes rechacen la piedra funeraria que me oprimió por muchos años: la de ser un escritor nostálgico. La nostalgia es la invención de un falso pasado. A ella se opone la mirada crítica. Estoy en contra de la idealización de lo vivido pero totalmente a favor de la memoria.

—En Las batallas en el desierto, lo encontrado es lo perdido desde siempre. ¿Toda epifanía trae consigo una acta de defunción?

—Tal vez para escribir ese libro fue necesaria otra de las muchas muertes de la ciudad de México: la apertura en 1977-1978 de los llamados ejes viales, que no sirvieron sino para enriquecer aún más a los ladrones que en aras de la codicia han hecho de verdad inhabitable este lugar. Coincidió con que en la exposición Recuerdos de Vicente Rojo me preguntó Armando Ponce, el jefe de la sección cultural de Proceso, qué pensaba de los amores infantiles. Le contesté con una frase de Graham Greene que me ha impresionado desde que la leí: «Los verdaderos amores trágicos son los amores de los niños y de los viejos porque no tienen esperanza". El reverso de Las batallas en el desierto es el cuento en cinco actos y en verso "El señor Morón y La Niña de Plata o Una imagen del deseo» que publiqué hace unos meses en la Revista de la Universidad y ahora abre la primera sección de Como la lluvia.

A partir de la conversación con Armando Ponce se me ocurrió todo lo que narra Las batallas en el desierto . El ambiente es real, pero la historia es por completo imaginaria. No tuve una adolescencia tan interesante como la de Carlos, su protagonista. En toda actividad humana hay algo horrible y en este caso es que ya no puedo disculparme ante mis padres porque muchas personas que me hacen el favor de leer el libro creen que fueron como los padres de Carlos, cuando en realidad eran todo lo contrario.

—Y contra tus expectativas, se convirtió en tu obra más leída y reeditada?

—Eso te demuestra que nadie puede buscar el éxito. Pensé que Las batallas en el desierto sólo iba a interesar a las personas que fueran mis contemporáneas y hubiesen vivido en la colonia Roma. Sin embargo, la inmensa mayoría de sus lectores han sido jóvenes y muchachas. Supongo que había algo en el aire de la época. Mi libro se difundió en España y en Estados Unidos pero no tuvo ningún éxito. Le fue mucho mejor en Francia y en Italia, aunque en términos bastante modestos.

—En lo tocante a las reediciones, cada nueva salida de tus títulos lleva detrás un arduo e interminable proceso de corrección. ¿A qué se debe?

—No creo en el autor intocable. Si puedo mejorar lo que escribo, lo haré como se mejoran y actualizan los libros de texto. Muchos autores lo hacen, pocos se dan el valor de confesarlo. Tienen razón porque muchas personas creen que la reescritura las agrede: "No corregiste el texto, me traicionaste a mí". Mi idea es muy sencilla: si publico ahora, digamos, La sangre de Medusa, no pienso que van a releer este libro quienes lo leyeron en nuestra juventud. Hay cada vez más libros y menos tiempo. Trabajo para quien se acerca a él por vez primera. Sin embargo, persisto sin esperanza, acepto que la reescritura es una causa perdida.

—Cada generación traduce a sus clásicos, pero un autor maduro es la suma de las generaciones por las que ha atravesado y que coexisten en él.

—En la literatura, ¿existe el pasado?, ¿todo es presente? Ningún taller de escritura dramática podría enseñarle hoy a nadie una construcción tan actual y tan perfecta como la estructura en espiral de Edipo rey . Siempre he tenido el temor de que la destrucción del mundo clásico fue tan brutal que nada más sobrevivieron las obras de las que los copistas habían hecho gran cantidad de ejemplares, es decir, los best sellers. A lo mejor hubo autores más grandes que Sófocles y Virgilio que se perdieron para siempre.

He concluido, y espero publicar en 2010, la última versión de Aproximaciones, que empieza con los epigramas griegos y termina con los haikús japoneses. En medio están los románticos y los poetas del siglo XX. Es un libro que se ha llevado medio siglo. Empecé con las traducciones escolares y he seguido con todo lo que me interesa leer atentamente. La mejor forma de hacerlo es traducirlo. .. Sufrí un trauma grave con el fracaso de mis labores de dos décadas en los Cuatro cuartetos, las versiones inéditas que siguen a la que conoces y publicó el Fondo de Cultura Económica en 1989. José Ramón Ruisánchez asegura que no existe ni siquiera en inglés una edición crítica como la que intenté en español. Octavio Paz fue un gran defensor de esta versión.

—¿A qué obedece la comunión tan especial que surgió entre el último Eliot y tú? Uno podría pensar que tu poesía, monumento fúnebre al tiempo, se corresponde más con el primer Eliot, el autor de La tierra baldía (1922), que con el de Cuatro cuartetos, convertido a la gracia de la fe anglicana y en un espíritu monárquico.

—Extrañeza suprema de la poesía: nos puede encantar aunque estemos totalmente en contra del autor y sus ideas. Me fascinan los Cuatro cuartetos y El Aleph y Ficciones y los finales de Borges, pero no me sentaría a la misma mesa con sus autores. Eliot en persona me parece casi tan abominable como el espantoso Borges que emerge del libro arrasador y finalmente suicida de Bioy Casares. Qué horrible ver cómo suelen terminar las amistades. Preferiría no haberlo leído. Pocas cosas me han causado tanta tristeza y tan amarga impresión sobre lo que somos todos los seres humanos, no sólo los escritores.

-Habrá más de un lector superficial convencido del fondo autobiográfico de tus relatos y novelas.

-Todas mis narraciones son imaginarias; sólo en algunos poemas como en La Niña de Plata me he dado valor para enfrentar episodios autobiográficos y aun así están muy ficcionalizados. No tengo ninguna esperanza de sobrevivencia. Nadie se acordará de mí al día siguiente de mi muerte.

—Tus libros de narrativa son tempranos. Una de tus primeras publicaciones fue Tríptico del gato, en 1956.

—Es una iniciación rara porque casi todos comienzan escribiendo versos aunque no vuelvan a hacerlo. Mi proceso fue distinto. Desde niño me gustaba mucho la poesía y la miraba con gran respeto por la extrema dificultad que hay en escribirla, mejor dicho, en hacerlo bien.

Vuelvo a lo que llamó Scott Fitzgerald el incomunicable pasado. Nadie en tu generación ni en las posteriores se imaginaría que en los años cuarenta la radio era una máquina de contar historias, un gran instrumento narrativo. Por otra parte, si no la poesía, el verso era algo cotidiano. Nuestros padres y abuelos solían improvisarlos sin ninguna pretensión literaria para referirse al acontecer local y nacional. Todos los diarios publicaban epigramas, algunos tan certeros e injustos como el de Tomás Perrín sobre los boy scouts: Es, si al vestuario tan sólo me ciño,/ Un pobre niño vestido de bobo/ Al que dirige con celo y arrobo/ Un pobre bobo vestido de niño.

Me duele ver en qué terminaron las "calaveras", los epigramas del Día de Muertos que hoy se practican con un desconocimiento absoluto del metro y de la rima. Claro, en las escuelas se enseñaba declamación. Yo era malísimo para ella y sigo siendo un pésimo lector en voz alta. Pero declamar te daba vocabulario y un sentido del idioma que ya perdimos... He escrito muy pocos versos rimados y nunca he hecho un buen soneto pero defiendo estas cosas sobre la base de mi experiencia de haber vivido en el puerto de Veracruz, donde hasta hoy se hacen décimas perfectas incluso por autores que no saben leer ni escribir.

-Háblanos de tu etapa poco conocida como dramaturgo y traductor teatral.

-Uno de los grandes privilegios de mi infancia fue convivir con mi prima Thelma Berny. En realidad, Thelma era mi hermana mayor porque fue criada por mis padres hasta los diez o doce años. Thelma se casó en 1955 con el gran actor Carlos Ancira. Muy generosamente me llevaban a las funciones y me permitían asistir a los ensayos.

El gran éxito de los jóvenes Emilio Carballido, Sergio Magaña y Luisa Josefina Hernández puso de moda el escribir teatro. Nada más natural que yo también quisiera intentarlo. Me inscribí en la clase que en la UNAM L. J. Hernández había heredado de Rodolfo Usigli e hice muchas obras detestables. Sin embargo, Carballido advirtió que yo tenía suma facilidad para el diálogo y me aconsejó escribir versos con objeto de mejorarlo. Lo hice con tanto entusiasmo que antes de cumplir dieciocho años le entregué el manuscrito de todo un libro que él se negó a devolverme y espero se haya perdido entre sus papeles. Sería terrible que salieran a la luz esas puerilidades. Gracias a ellas poco después escribí

Árbol entre dos muros y los demás poemas que abren Los elementos de la noche y sin quererlo me fui alejando de la dramaturgia. No obstante, para mitigar mi fracaso he hecho traducciones y adaptaciones teatrales y guiones de cine, los escritos con Arturo Ripstein y muchos otros no filmados.

—Dijiste que de niño tocabas, mal que bien, el piano. Sin embargo, has confesado tu melomanía en varios poemas. ¿Tu relación con la música ha sido la más plena o ideal que has tenido con las artes?

—Tuve clases de piano que me sirvieron para mostrar mi absoluta falta de talento. Digamos que soy un ignorante de la música apasionado por ella. Tampoco he podido escribir libretos ni letras de canciones. La melodía del verso es una reminiscencia de la música que lo acompañaba antes de la aparición de la imprenta. Ahora estamos volviendo a los orígenes. Sea como fuere, para mí un poema es también una experiencia visual y auditiva. Tengo plena conciencia de ser, insisto, un pésimo lector en voz alta. Escucho, eso sí, muy bien en silencio y no me gusta que declamen mis poemas.

-Tus dedicatorias construyen una rotonda personal de hombres ilustres, un memorial de palabras...

-Los muertos se volvieron famosos cuando ya hacía tiempo que les había dedicado el texto. Ahora, en efecto, las dedicatorias parecen una rotonda pero sólo es cuestión de haber compartido viejos tiempos y antiguos espacios. Al entregar los dos nuevos libros, Como la lluvia y La edad de las tinieblas, suprimí las dedicatorias no por ingratitud sino por acumulación fúnebre. Cuando llegas a esta edad, no pasa una semana sin que te avisen de la muerte o la enfermedad mortal de alguien cercano. Contra la máxima de La Rochefoucauld que Swift consideró el texto más vil del mundo y la más grave afrenta contra la humanidad («De mi gran amigo la mayor desdicha/ me causa en el fondo regocijo y dicha»), no pienso: "Qué alivio, me salvé, al menos por ahora no fui yo". Al contrario, tengo la certeza de ser el próximo en la lista. ¿Te acuerdas de lo que decía el actor George C. Scott?: «Cada mañana lo primero que hago es leer los obituarios y si mi nombre no aparece en ellos entonces me levanto de la cama».

© Letras Libres / México, 2009

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José E. Pacheco En su juventud / La curiosidad del poeta / Entrevista a JEP por Pablo Ordaz

José Emilio Pacheco (México)
Expiación

Qué sola ha de sentirse la luciérnaga En el suburbio que era campo.
Arde sin nadie entre las casas tristes. La repudió el enjambre intolerante

Que exige sumisión igual que todos.
No sé cuál fue su error o su pecado. Acaso las luciérnagas también
Castigan sin piedad a las insumisas Y les cortan la luz y el aire.
Tal vez la usó la tribu como chivo expiatorio. Murmuradas las culpas a su oído,
La enviaron a perderse en el desierto Para morir por la vileza de otras.
En la altura contrasta su brillantez Con esos fuegos fatuos tan rastreros
Que hacen teatro de espectros en la noche Y nos llenan de miedo.
No es verde de esperanza el mal color
De la pobre luciérnaga extraviada. Su vuelo dice adiós a todo aquello
Que acaba de morir en este instante.

[Este poema pertenece al libro Como la lluvia (Ediciones Era), que acaba de aparecer en México]

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José Emilio Pacheco gana la XVIII edición
del Premio Reina Sofía de Poesía


El escritor mexicano José Emilio Pacheco ha obtenido la XVIII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que reconoce el conjunto de la obra de un autor vivo. Este galardón, convocado conjuntamente por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, tiene como objetivo reconocer una aportación literaria relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España.

Los poetas que concurren a él -en esta edición han sido 41- son propuestos por instituciones académicas, universitarias y culturales de España, Portugal, Estados Unidos, Brasil y los diferentes países hispanoamericanos.

Entre los numerosos premios que Pacheco ha recibido en su carrera literaria figuran el Iberoamericano de las Letras José Donoso (2001), el Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2003), el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2004) y el Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca (2005).

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Etnairis Rivera / en: Bocetos de la Ciudad Silente

Etnairis Rivera [PR]
Cuenta tus horas, antifaz de la muerte


La tierra es devastada en la zanja de estos tiempos.
La cara aindiada, la de nuestra herida,
es escombro y rancho
sin piso ni azada ni pan.

Una flor y un canto,
todo el maíz,
la vida y los pájaros
han de poblar el cielo.

Cuenta tus horas, antifaz de la muerte,
mientras tomas de la copa del dólar,
cuenta tu aire.

Las manos y la voz están volcadas
como un sol interior
que avanza.

La tierra devastada es un solo cuerpo,
un solo cuerpo
y su corazón de lluvias.

Etnairis Rivera / Intervenidos VI / Puerto Rico

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Virgilio López Lemus
Reflexiones acerca del ecleciticismo
de la poesía cubana contemporánea

Es un hecho curioso en el desarrollo histórico de la Poesía Cubana este que se ha ido produciendo desde la década de 1990 hasta hoy, y que podría caracterizarse por la ausencia de una corriente dominante; incluso por la presencia de varias líneas temático/formales relacionables, pero sin que ninguna prevalezca.

Aquel momento de crecimiento cuantitativo y cualitativo de los años ochenta del pasado siglo XX, hicieron descender considerablemente al antaño predominante Coloquialismo; entonces vimos abrirse paso seguro a una corriente que podríamos llamar Neorigenista, dada a la influencia que sobre un grupo notable de poetas tuvieron los principales autores de famoso grupo de la revista Orígenes, sobre todo José Lezama Lima, Eliseo Diego, Virgilio Piñera y Gastón Baquero; quizás hasta en ese mismo orden.

Además, se abría paso una corriente de poesía experimental, de muchos rasgos formalmente innovadores dentro del ámbito de la palabra poética, que iba desde derivaciones del Surrealismo, a cierta adopción discreta de códigos de la poesía visual.

Asimismo, las formas clásicas con multitudes temáticas se desplazaron con fuerza desde el grupo generacional de poetas nacidos entre 1946 a 1950, a otro grupo entre los nacidos en la década de los 60 y primeros años de los 70; en algunos casos, de revitalización neorromántica del soneto y la décima.

El período “especial”, correspondiente a la década siguiente (los 90), trajo consigo cierto grado de dispersión, muy reflejado en el ámbito de la poesía, a mi juicio, interrumpiendo el mejor desarrollo de estas corrientes in situ; entonces, no hubo condiciones para que corriente alguna se hiciese predominante, no se puso definitivo fin al Coloquialismo, al menos en su característica esencial del tono conversacional; quizás por la necesidad que muchos poetas seguían teniendo de ofrecer testimonio personal o hasta social, de su circunstancia.

En contraposición, la corriente de ruptura que se había ido separando mucho de la influencia lezamiana, siguió siendo más bien una fuente de experimentación grupal no dominante.

Tal panorama continuó al cambiar el siglo (y el milenio), y ya entrados en su primera década. Puede caracterizarse entonces a la evolución de la Poesía Cubana Contemporánea por una carencia de orientación hacia una o varias corrientes de carácter mayoritario; que si bien pudiéramos decir que esa mayoría expresiva, se halla aún en un atenuado tono conversacional, directamente vinculado con la subsiguiente necesidad testimonial que aun presentan los poetas jóvenes, y la mayor parte de los poetas residentes o no en el territorio cubano.

Un muy común encabalgamiento entre tradición y ruptura, caracteriza nuestro tiempo cubano.

© Virgilio López Lemus
Fragmento del prólogo en el libro de poesía Lejos de la Corriente, del cubano Edel Morales. /
Alas Cuba

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Margarita Montes
Honduras rompe el paradigma en América Latina


La remoción del Presidente José Manuel Zelaya Rosales por parte de las Fuerzas Armadas en la madrugada de ayer domingo 28 de junio, rompe paradigmas de la historia política contemporánea de América Latina. Por primera vez en la era de la post Guerra Fría (desde 1989 hasta la fecha), un ejército depone un Presidente constitucional y democráticamente electo, para restaurar el Estado de Derecho, y no para romper el Estado de Derecho en un país, como era característico de los militares en épocas anteriores.

Este caso no se puede catalogar como un
golpe de Estado, ya que no cumple con dos rasgos fundamentales de dicho fenómeno político: toma del poder por parte del estamento militar y quebrantamiento del Estado de Derecho. La acción tomada por las Fuerzas Armadas de Honduras fue basada en una orden judicial y su propósito fue restablecer el Imperio de la Ley (rule of law), el cual estaba siendo violentado consistentemente por el propio Presidente del Poder Ejecutivo, al desconocer las disposiciones del Poder Judicial y del Poder Legislativo (checks and balances). Luego de la intervención de las Fuerzas Armadas, la Constitución Política sigue vigente ya que se respetó plenamente la sucesión de poder establecida por la Carta Magna, con lo cual se nombra un nuevo Presidente Constitucional.

Y es que desde el punto de vista de la politología, Honduras sentó ayer un precedente, el cual sin duda pasará a ser un caso de estudio de universidades, diplomáticos y políticos alrededor del=2 0mundo.. Por primera vez en Latinoamérica, el pueblo se rebela, sin derramamiento de sangre y sin violencia, contra un Presidente constitucional y democráticamente electo, por violar disposiciones legales y la institucionalidad vigente en el país.

Por eso es que la prensa internacional, los organismos internacionales y gobiernos alrededor del mundo, no han comprendido aún el contexto y la esencia de este caso, y están condenando lo que ha sucedido en Honduras, pues lo están analizando en base a conceptos propios del viejo paradigma de los golpes de Estado durante la época de la Guerra Fría. La comunidad internacional, pública y privada, aún no ha tenido el tiempo, ni los elementos, para percatarse que en Honduras ayer se rompió un modelo y que se trata de un caso completamente sui géneris.

La lección que dio Honduras al mundo ayer es clara: aunque un Presidente haya sido electo democrática y legítimamente, no tiene derecho a desobedecer la Constitución y las leyes de la República. Lo s pueblos ya no están dispuestos a tolerar ese tipo de abusos de poder de los Presidentes constitucionales, que muchas veces se consideran intocables, por el mismo hecho de haber sido electos por el pueblo. El mensaje de Honduras es simple: el voto popular no incluye una licencia para delinquir, y todo esfuerzo para gobernar por el bien común debe estar dentro del marco de la ley.

Probablemente, tampoco los hondureños se han dado cuenta de la magnitud de lo que hicieron ayer. Con el paso de los días, los meses y años irán asimilando y comprendiendo la dimensión del nuevo paradigma que han sentado, con un rotundo mensaje para propios y extraños sobre lo que le depara a los dictadores constitucionales y a sus aprendices tropicales. El que tenga oídos, que oiga.

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Filósofo Eugenio María de Hostos y Bonilla

Osvaldo Torres Santiago (PR)
Hostos: El hombre y la razón


Para que el hombre sea Hombre
Y la razón desarrolle

Es justo que no se embrolle,

En mil ideas sin nombre.
Y para que no se asombre
Cuando su vida realice,
Es bueno que nos lo explique
Con natural elocuencia
Cuando gane la sapiencia
De campanas en repique.

Al cobrar así conciencia
De su existencia madura
Capacidad y cordura
Serán guía de su ciencia
Labrando la inteligencia
Que de la razón emana,
Elevará en la mañana
Cantos a las libertades
Que nacen de las verdades
De una ciencia soberana.

La ciencia es conocimiento
De todas las condiciones,
De sus leyes y razones
Cual veraz razonamiento
También son camino cierto
De mi rumbo libertario.
Jamás serán cual calvario

De una conciencia madura
Que se crece en la cordura
De este fiel epistolario.

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Monografía / José Martí y los Versos sencillos / Yainy Cabrera Suárez

Francisco Arias Solís (España)
José Martí (1853-1895): La Voz del Libertador de Cuba


Con los pobres de la tierra
quiero yo mi suerte echar:
El arroyo de la sierra
me complace más que el mar.
José Martí

José Martí es una de las figuras históricas más altas, puras y profundas de las Américas. Rubén Darío con garra crítica excepcional, le hermana la genialidad a la de Domingo Faustino Sarmiento. «El genio, ha intentado aparecer dos veces en América; la primera en un hombre ilustre de esta tierra, la segunda en José Martí», dejó escrito, en La Nación, de Buenos Aires.

José Martí nace en La Habana el 28 de enero de 1853. Los padres eran españoles, valenciano el padre, y canaria, la madre. Su hogar fue el de un niño pobre, agobiado de estrecheces.

Al llegar a la adolescencia publica el drama Abdala, transido de amor patriótico y de ansia de libertad, siendo condenado a trabajos forzados por las autoridades españolas a los dieciséis años. Quebrantada su salud, se le cambia la pena por la de relegación a la Isla de Pinos y, en 1871, por la de destierro a España.

En Madrid escribe un folleto, El presidio político en Cuba, recuerdo dramático sangrante, del castigo que acaba de sufrir en Cuba. Cursa estudios universitarios en Madrid y Zaragoza. «Para Aragón, en España, / tengo yo en mi corazón / un lugar todo Aragón...», cantará más tarde el poeta.

De España parte Martí para México, donde desarrolla una intensa labor como conferenciante y periodista. Allí escribe para la escena y ejerce la crítica teatral. A principios de 1877 visita Cuba en rápido viaje y sale hacia Guatemala. En la tierra del quetzal trabaja sin descanso con la pluma y la palabra. Cuando se firma en Cuba la Paz de Zanjón, en 1878, vuelve Martí a su tierra. Nuevamente es condenado a destierro. Sale hacia España, pasa por París y arriba en Nueva York en 1880. En ese año visita Venezuela, donde reside durante seis meses. Al dejar la tierra de Bolivar escribe: «Déme Venezuela en qué servirle. Ella tiene en mí un hijo...»

En los últimos catorce años de su vida la ciudad de Nueva York es la residencia de Martí. Al entrar en Estados Unidos tiene decidido Martí darse en cuerpo y alma a la tarea de libertar a Cuba. En 1891, funda Martí el Partido Revolucionario Cubano. Hasta el inicio de la revolución en 1895, su vida será un viajar sin descanso. El 11 de abril de 1895 desembarca Martí en Cuba, integrándose como un soldado más de las tropas insurgentes. El 19 de mayo de 1895 una bala terminó con su vida en Dos Ríos, paraje del Oriente de Cuba.

Martí cultiva todos los géneros literarios. Entre sus bellísimos cuentos destacan La muñeca negra y Los dos ruiseñores, y entre las obras dramáticas Adúltera y Amor con amor se paga. En 1882, a los dos años de llegar a Nueva York, publica Martí su Ismaelillo; del mismo año son buena parte de sus Versos libres. En 1889 aparecen los poemas incluidos en la Edad de Oro, admirable revista que dirige y redacta para los niños hispanoamericanos, en 1891 ofrece los Versos sencillos; intenso registro autobiográfico en que alcanza la originalidad más exacta y depurada. En sus Flores del destierro, vuelca sus conflictos y presagios de revolucionario y de hombre.

José Martí como advirtió felizmente Federico de Onís no fue precursor del modernismo, sino iniciador de una obra literaria de mayor trascendencia y de más larga vida. «Los versos –decía Martí- no han de hacerse para decir que se está alegre o se está triste, sino para ser útiles al mundo».

Sus Versos sencillos, son en muchos sentidos, una obra culminante en que se afinan y depuran todas sus virtudes poéticas. Y como dijo, el poeta cubano: Mi verso es de un verde claro / y de un carmín encendido: / Mi verso es un ciervo herido / que busca en el monte amparo.

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Francisco López Sacha (Cuba)
Poesía Cubana: Los caminos


Aunque parezca mentira, la vuelta en redondo del Siglo XX nos ha convertido de pronto en damas y caballeros de antaño.

No usamos ya levita ni bombín, ni abanicos ni bastones de carey, pero tendremos en la próxima centuria el mismo rostro asustado que sale de ellas en las fotografías de cajón.

En un poema de Aramís Quintero, que tiene esa memoria de futuro, nos plantea la disyuntiva: “parecemos los mismos, pero no lo somos”.

El barco que zarpó con la intervención norteamericana en Cuba en 1898 va llegando al otro extremo del muelle con una nación independiente a bordo, con un proceso social que nos ha colocado otra vez en el vórtice del mundo, con un movimiento literario de tanto peso como aquel que dejamos atrás con la muerte de Julián del Casal y José Martí.

Si en esos días la nación se jugaba su destino contra el dominio español, en un gesto de tan alta fuerza que nos hacía inaugurar el Siglo XX --sí, este siglo, que no comenzó en Sarajevo en 1914, ni en Petersburgo en 1917, sino en las playas de Daiquirí, como afirma más de un historiador--; esa misma nación, que ya es otra, se empeña hoy en culminar una pelea contra el más poderoso imperio de la Tierra para preservar sus derechos, su identidad y su cultura.

Atrás quedó el modernismo y ahora vamos llegando a la posmodernidad. El viaje ha sido largo, pero fructífero.

En 1899 Esteban Borrero Echeverría publicó tímidamente el primer libro de cuentos de la literatura cubana. Hoy tenemos una tradición, la cual, después de ese volumen, nos ha dejado el realismo mágico, lo real maravilloso, el absurdo, la fabulación poética, la estilización del cuento rural, la cuentística de la violencia y la narrativa de la intimidad en nombres tan importantes para nuestras letras --y en algunos casos para las letras de todo el continente-- como Alejo Carpentier, Lino Novás Calvo, Virgilio Piñera, Eliseo Diego, Lydia Cabrera, José Lezama Lima, Onelio Jorge Cardoso, Guillermo Cabrera Infante, Dora Alonso, Reinaldo Arenas, Eduardo Heras León, Miguel Collazo o Senel Paz. Todos confluyen en este fin de siglo, en esta narrativa iconoclasta que los más jóvenes escritores inauguraron en 1988.

Ahora están de nuevo las sombras del neobarroco y el absurdo, los estilos asimétricos de Severo Sarduy, Virgilio Piñera, Ezequiel Vieta y Calvert Casey, en esa pelea por eliminar del relato la estructura dramática iniciada con Poe. Los nuevos narradores de esa línea parecen decir: «El cuento es escritura, no nos complace el argumento creciente, ni el clímax, ni el desenlace». Así aparecen, por un lado, escritores como Rolando Sánchez Mejías, Atilio Caballero, Ena Lucía Portela, Alberto Garrandes, Jesús David Curbelo, quienes, en la mayoría de sus historias difuminan la anécdota, desdibujan a los personajes, quiebran el conflicto y la unidad de sentido para hablarnos del mundo marginal en las ciudades, de la angustia, de la soledad del individuo. Sus ficciones son hijas del minimalismo y la posmodernidad, y algunos de sus textos han resultado verdaderos rompecabezas para la crítica. Son historias audaces, desprovistas de centro, cuyo tono se acerca al ensayo, la poesía y la literatura de reflexión.

Por otro lado, más cerca todavía de la generación precedente, de Senel Paz, Miguel Mejides, Abel Prieto, Mirta Yáñez o Reinaldo Montero, quienes fundaron la narrativa de la intimidad en los 80, están los rockeros, los fabulistas y los actuales cuentistas de la violencia, como Alberto Garrido, Ronaldo Menéndez, Angel Santiesteban, Milene Fernández, José Manuel Prieto, Eduardo del Llano o Raúl Aguiar; los cuales mantienen la melodía, la anécdota, el equilibrio dramático, para contarnos con agresiva intensidad el mundo cotidiano de los jóvenes, el desenfado sexual, los problemas humanos en las campañas del internacionalismo en África; y el desvelado asombro ante el desplome del socialismo real. Ellos también experimentan con nuevas estructuras del relato, pero lo hacen conservando aún el hilo de la narración. Su estética es también iconoclasta, pero sus nexos con la tradición son más precisos.

Ambos grupos forman la punta de lanza en el cuento cubano y cada uno de sus miembros exhibe un tono de época que lo diferencia del pasado, y al mismo tiempo, una personalidad que lo hace ya inconfundible.

Son una generación con todos los atributos que la califican: memoria colectiva, ruptura estilística, temáticas nuevas. Lo cierto es que han empujado el género hasta fronteras insospechadas, y se unen a los nuevos impulsos que escritores ya consagrados como Miguel Collazo, Antón Arrufat o Pablo Armando Fernández le dan al cuento en estos años.

La década de los 90 ha estallado en todas direcciones y otros escritores como Arturo Arango, Aida Bahr, Leonardo Padura, Pedro de Jesús López, Jorge Luis Arzola, Alberto Guerra Naranjo, José Miguel Sánchez, o Guillermo Vidal, han conseguido bellísimas historias en el magma de esta explosión. Un fenómeno como este no ocurría desde los años 40, cuando la gran diversidad de influencias creó el cuento moderno entre nosotros.

Ahora estamos viviendo una experiencia similar y, por primera vez en nuestra historia, el cuento reina como el explorador por excelencia en este fin de siglo de la Literatura Cubana.

Ese era el lugar de la POESÍA, que ahora, misteriosamente, va detrás.

Pienso que llegó tan lejos en los años 80 que se atomizo; se hizo tan personal y única en la obra individual de los poetas que dejo de encabezar el movimiento literario; es decir, perdió el sentido de orientación común que la había caracterizado hasta entonces.

No hablo, por supuesto, de su calidad, sino de su perfil. La eclosión que también experimenta el género no es visible para el lector, y los buenos poemarios deambulan por los estantes de las librerías sin que la crítica les haga justicia.

La crisis editorial que padecimos con todo rigor en los primeros años de los 90 le hizo sufrir, antes que a otros géneros, lo que Antón Arrufat denomina «ausencia de visualidad literarias». Las escasas tiradas de los libros cubanos, desde entonces hasta hoy, dañaron los vínculos de comunicación con una materia tan sensible, y los lectores se desorientaron ante la fiebre de las plaquettes y los volúmenes de pequeño formato. La recuperación editorial, que todavía es lenta, no alcanza a paliar el daño, y la Poesía vive un momento de aislamiento, a pesar de su intensidad.

Sin embargo, fue la Poesía quien hizo transitar a la literatura cubana por el romanticismo, el modernismo, y la vanguardia, con una calidad y una fuerza inusuales, a la altura de las grandes literaturas nacionales del continente.
.
Con José María Heredia tuvimos el primer romántico americano, con Juan Clemente Zenea, el primero de los exquisitos, y con Julián del Casal y José Martí a los primeros modernos.

El mapa de la Poesía Cubana se ensanchó tanto desde entonces, que no hubo un grupo, una tendencia, o una promoción, que no tuviera, al menos, un excelente poeta.

Nicolás Guillén, José Lezama Lima, Ballagas, Brull, Poveda, Dulce María Loynaz, Florit, Tallet, Navarro Luna, Boti, Pedroso, Pita, Mirta Aguirre o Virgilio Piñera, entre los mayores; y Eliseo Diego, Cintio Vitier, Gastón Baquero, Fina García Marruz, Samuel Feijóo, Carilda Oliver Labra, o Jesús Orta Ruiz, entre los más jóvenes; abrieron a principios y a mediados del siglo XX una línea cósmica que ya no permitía las clasificaciones de antaño, con una
Poesía Moderna / Gran Poesía Cubana, y la conciencia de la intertextualidad.

Muy pronto estos signos cobraron fuerza en tendencias opuestas.

Una de ellas totalmente agresiva, donde ya el poema se dislocaba y se volvía asimétrico, se convertía en manifiesto, en objeto, en hecho conceptual, sobre todo en la poética de Ramón Fernández Larrea, Omar Pérez, Sigfredo Ariel, Carlos Augusto Alfonso y Alberto Rodríguez Tosca.

La otra, muy junto a ellos, creció con una especie de lirismo reflexivo, más pausado y austero en su diseño, en la Poesía de Emilio García Montiel, Roberto Méndez, Dagmaris Calderón, Soleida Ríos, Odette Alonso, José Pérez Olivares y Abilio Estévez.

Asistimos entonces a una partenogénesis en el movimiento poético cubano.

Una línea se tornaba desafiante, abierta, dionisíaca en una suerte de estética del desconcierto; mientras que otra buscaba la quietud, el soliloquio, la hondura vital, con el cuidado de la exquisitez en la materia poética.

En realidad, parecía cumplirse en la Poesía lo que el crítico y narrador Arturo Arango aventuraba, en 1988, para el cuento: la división entre violentos y exquisitos.

Subrayé entonces la necesidad de nuevas herramientas críticas para entender el viaje de la Poesía Cubana, la cual, a todas luces, tomaba en esa época por senderos desconocidos.

Una inquietud similar pude escuchar en otros críticos, mucho más autorizados que yo, como Guillermo Rodríguez Rivera, José Prats Sariol, Virgilio López Lemus, Roberto Zurbano, y Víctor Rodríguez Núñez, en relación con la rápida fragmentación del género.

Hacia el comienzo de los años 90 de mil novecientos, ya era evidente que estas y otras tendencias se alejaban entre sí.

Se expandían hacia puntos cada vez más lejanos, hacia una poética de la intimidad, de la agonía y de cierta intensidad metafísica en la obra de Antonio José Ponte, Jorge Luis Arcos, Norge Espinosa, Sonia Díaz Corrales, Agustín Labrada, Rolando Sánchez Mejías, Juan Carlos Flores, León Estrada, Rito Ramón Aroche, Teresa Melo, Víctor Fowler, Edel Morales, y, aun, en la obra posterior y más reciente del último, Angel Escobar, de Reyna María Rodríguez, Marilyn Bobes o Efraín Rodríguez Santana; en algo que podría calificar como la fuga o la reconstrucción del signo poético.

La nueva galaxia, llamada poesía todavía está en formación; y, si en ella crece la POESÍA, la auténtica, la grande, la alta Poesía Cubana, también es cierto que se disgrega o atomiza a una gran velocidad.

© Francisco López Sacha / Fragmento del artículo Literatura cubana y fin de siglo, publicado en la revista TEMAS No. 20-21, Enero / Junio de 2000.

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AUTOR CUBANO

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Víctor Manuel Guzmán Villena (Ecuador)
Salmo de amor


Al amarte mi corazón se llena de ternura
que canta al son de la partitura de tu vida
para emitir reflejos de colores que derraman
en el fondo ilusorio de los espejos del destino

Eres la dama de mis dulces sueños
que viajas por los irrecuperables colores del cielo
para emerger en los manantiales del eterno tiempo
en el sueño y el ensueño que muero cada día.

Soy la imagen móvil de tu amor y de tu tiempo
que penetro en tu circulo mágico con un canto
de muchas voces entonando en una lengua mágica
para expresar los misterios de las arenas del mar de tu vida

Y en esa playa de tu vida cuando nos entregamos
al misterio del amor somos algo cambiantes y algo permanentes
pero seguimos siendo misterio que convertimos
a la tierra en agua y al agua en aire para terminar en fuego.

Eres mariposa que creciste en las estrellas
y recorres los cielos camino a mi cuerpo
donde dejas huellas de besos de colores
que cantan al silencio del tiempo
a los tiempos que testimonian la presencia
de la fuerza de nuestro amor
Mi bella mariposa que te posas
en el jardín florido de mi cuerpo
donde tus alas guardan el polen de los recuerdos
y así el olvido nunca llegará porque existe
el aliento nocturno de tus sábanas
donde duerme la fuerza del amor

Sabanas con mis palabras / Salmo de amor

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Mario Bojórquez (Chile)
Anotaciones sobre la poesía de hoy


A propósito de la publicación
La espina en la flor, antología de nueva poesía mexicana de Mario Bojórquez, Álvaro Solís, Jair Cortés y Alí Calderón, Ediciones LAR, Chile, 2009.

La poesía de nuestro tiempo es fragmentaria y total, como es la realidad que vive el hombre en estos días: el pensamiento reproduce procesos del desarrollo industrial; únicamente conoceremos una parte del todo, en la maquiladora sólo podremos armar un circuito del entramado digital de un auto, en un país distante armarán el siguiente circuito, y en otro distante país, se encontrarán esas dos piezas y se ensamblarán sus destinos en un orden común. Así se muestra la tendencia escritural en nuestros días, los llamados desórdenes de atención en la adquisición de los primeros procesos cognitivos en los niños contemporáneos denotan esta nueva manera de percibir el mundo, el cerebro se ha habituado a mantener múltiples conductos de percepción, diversas líneas de diálogo inmediato: frente al ordenador una persona puede mantener tres o cuatro conversaciones digitales de muy distinta gradación emocional al mismo tiempo, en una triste, ya en otra exultante, en otra más perplejo, y en cada una de ellas ser eminentemente sincero; mientras estas tres o cuatro conversaciones tienen lugar, se mantiene una conversación telefónica, se envían varios mensajes por celular, se revisan los periódicos del día en sus versiones web, se descarga el archivo de una invitación a São Paulo, se redacta, finalmente, este texto.

La escritura poética participa en el desarrollo de estéticas que ahora mismo están germinando y que muy pronto encontrarán caminos adecuados de divulgación, dando cuenta de los procesos industriales y de comercialización global, el mundo paralelo de la cibernética con sus placeres virtuales, la entronización de las migraciones con los sub-productos de insaculación metalingüística, el dinero de plástico y un capitalismo degradado que nos hace más una estadística que personas reales.

Cuáles serán sus características más peculiares, no lo sé, pero creo que incluirán una nueva velocidad léxica, la exploración de un lenguaje desde derroteros metalingüísticos, la utilización de diversas lenguas multimodales, una elaboración cada vez más compleja del légamo sintáctico.

Es una vía espiritual antes que formal, que no pretende ser la verdad última, están ahí diversos caminos de comprensión del mundo pero no quieren ser una fotografía, desean más bien reproducir estados de ánimo, conexiones anímicas con los espacios, la lengua, las costumbres. No es objeto de la forma el que interesa a nuestro tiempo, existen maneras más relevantes y cómodas para la expresión de lo poético como lo entendemos aquí, el video, la multimedia o el performance, son opciones no desdeñables del ejercicio artístico, sin embargo considero que la poesía es hasta ahora el mejor modelo, el más concentrado, el más perfecto para la expresión cabal del pensamiento alto y de los sentimientos más profundos.

Esta poesía actual camina por senderos que incluyen la perplejidad del pensamiento simultáneo, la velocidad del video digital, la desdoblada e infinita conectividad del hipervínculo.

Aun no sabemos si es el camino correcto pero nos hemos propuesto intentarlo, la invitación es que busquemos relacionar este modo nuevo de sentir y de pensar con lo que escribimos. Nuestro compromiso no es con una posible forma de expresión, sino con un pensamiento que limite y excluya todo aquello que no es propio de lo que somos, ese pensamiento original encontrará sin duda su mejor manera de expresarse.

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Alfredo Villanueva Collado [PR]
jose luis colon santiago, puerto rico


Ex-drogadicto, quincallero ambulante, , poeta autentico a pesar de sus batallas con las reglas elementales de la sintáxis y la gramática, amigo entrañable, doble y antagonista, alquímica joya de gran precio escondida en el Sur del Bronx, José Luis Colón Santiago ocupa un lugar crucial en la historia del desarrollo de la poesia de la diaspora puertorriqueña en NY. Ofrezco este poema, originalmente publicado en la revista Taller al Aire Libre en 1988, que me he tomado la libertad de editar mínimamente, Considero que es de una vigencia espeluznante, dada la situacion actual de anomía total en Puerto Rico y su relacion anta/agónica con aquellos que sin vivir en el suelo patrio todavía se consideran puertorriqueños AVC.

José Luis Colón Santiago
Puerto Rico. 1945-2002
Alguna vez tendrá que ser mentira

Si alguien dijera:
una isla se hundió en el océano,
contestaría:
esa es mi patria,
llenándose de raíces
por un costado.

Si alguien dijera
un país ha sido liberado
y solda las cadenas a su llanto
diría:
esa es mi patria.

Tendré que decirte:
estoy renunciando a tu cansancio.

Si alguien dijera
se mudó el planeta
y un pedazo de su ser
quedó oscuro en el abismo
contestaría:
esa es mi patria,
balanceando su estatua
como puta apestosa a colorete.

Si fuera que la esclavitud te diera todo,
la felicidad que amas te sacudiera
y fuera que tú no tienes tripas
y en tu vacío te agarras de otras manos,
entonces entendería.
Pero si alguien dijera:
hay un país que viste de invierno su verano
contestaría:
esa es mi patria en su circo.

Fui a tus playas.
Te quise escudriñar por todos lados.
Por las verijas también quise buscarte
pero tu dios se había suicidado.
Si alguien dijera
hay un país que se quedó sin día
contestaría:
esa es mi patria
que regaló su estrella.

Fui a tus playas.
Me corrieron mis hermanos como a extraño.
Quise besarte, me acribillaron las palabras.
Busqué mi acento, me negaron las sílabas.
Mi pecho lleno de amor fue desinflado,
mi pasión perseguida hasta el aeropuerto.

Si alguien pregunta: ¿tienes tú patria?
contestaría:
mi patria es ese copito de hielo
que congela y obliga a protegerse.
En él, robustos se crían mis muchachos.
No tengo tiempo para palmeras ni islas del encanto.

Si alguien dijera:
tu patria se hundió en el Caribe
contestaría:
bromeas, mi patria vive en Norteamérica.

Edición AVC, 2006

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Antonio García Vargas (España)
—La palabra es la imagen del alma—


La espontaneidad es motivo a veces de ardillas y pájaros picudos y el libertinaje, como en cetrería, es cuestión de azores, alondras y versos singulares. Existe una especie de afinidad secreta en cada afinidad electiva: Heráclito y su río mutante, Parménides y su estática esfera… Esto lleva a pensar que tal vez no sean sino raciones de hedonismo para olvidar por un tiempo tertulias y gatos. El verso es leve brisa que se escurre entre los dedos de la chusma y en los tiempos que corren prefiero proyectarme en la creación, que no en el eco, aun cuando me represente un tanto pedante.

Ah, poeta, somos a un tiempo faquires, magos y sacerdotes: indivisibles, inengendrados, indestructibles, como elemento ageométrico de una realidad que nunca es la misma en toda apreciación individual. Conformamos en nuestro desafío constante, los átomos sin peso de Demócrito y la causa indescifrable de sus movimientos. Tomamos el vacío como única causa del movimiento atómico y hacemos nula su resistencia. Así la velocidad del verso es infinita y en ese movimiento perpetuo creamos nuevos mundos en el vacío resultante. La cuádruple raíz de la razón suficiente toma de la mano al poeta llevándole a hurgar tras las apariencias en un mundo fenoménico de representaciones varias, aupando al propio reconocimiento, por medio de un extraordinario impulso vital, en manifestación independiente de un principio de duda creativa.

El poema es un todo integrado en el que cada verso desempeña un papel funcional: ciencia de la observación empeñada en la búsqueda poética del origen de los mitos; aventura iniciática en la que el poeta pone en juego la propia subjetividad en una relación transferencial con el hecho expresado. El poema codifica la rareza de aquello que escapa a lo racional saltando sobre la intolerante valla de lo preconcebido.

La teoría moderna del aquí y ahora lleva a la bastardización poética, pienso. El creativo vive en un cuerpo que no puede ser poseído. El poeta, en particular, es un absoluto en torno al cual se va desmadejando, verso a verso, todo principio de ambivalencia. Todo mundo visible es contingente, un hecho explicado-inexplicado, diverso, inestable, indeterminado. Un conjunto de estructuras métricas impuestas que engendran escepticismo sobre la naturaleza del cosmos y la coherencia de las identidades y que, al ser transmitido en forma de idea, desnaturaliza los distintos elementos objeto de análisis desposeyéndolos de sensación, olor, pasión, emoción…

Todo poema debe poseer la esencia griega de la gracia —o belleza del movimiento— como objetivo del objeto mismo tal y cómo se percibe, y también su propia naturaleza.

Los mundos literarios se ven sometidos a un declive jainista que nos hace menguar constantemente y que terminará llevándonos de nuevo a las cuevas, tras olvidar toda cultura pasada, y nos someterá una vez más al pasatiempo del descubrimiento del fuego y a la búsqueda del alma. Y puede que ésta emerja desnuda y resplandeciente, entendiendo que el alma es propia de todo elemento, planta, animal, roca, agua y cualquier objeto natural. Puede que al fin, liberada el alma, nos elevemos hasta el techo del universo para componer el poema de las alturas, desechando vestidos y vestigios de tiempos degenerados que sólo proyectan nuestra fragilidad humana y estrangulan la estructura disipativa del verso.

En Almería, España, marzo de 2009 / UNESCOWSPC

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Alberto Viera (Chile)
Por eso escribo


Hoy tuve la necesidad
de decirte aquellas cosas
encerradas en la punta de mis labios
y que nunca salen justo
cuando intento que comprendas
porque todo ese horizonte que vemos tan perfecto
se nos nubla de inmediato
cuando alguno enciende el fuego
los disparos van directo
sin que ambos demos tregua
las sirenas gritan ¡bomba!
Y los niños van al suelo
¡justo al medio de la guerra se me olvida qué decir!
por eso escribo
pero incluso en esos dramas que parecen imperfectos
yo te miro en mi silencio
y todo se transforma, reventando las ventanas
torrentoso entra el viento revolviéndonos la cama
y el equipo de calor
programado en 25
no consigue que en nosotros
se nos marche de una el frio
¡por eso escribo!
para ver si una mañana pueda darte estas palabras
y al leer al fin entiendas
que las huellas de esos actos
son puñales que nos dañan
las heridas que no sanan, me facturan los gusanos
y en silencio ruega Cristo
que olvidemos la batalla
¡por eso escribo!
hojeando en nuestro libro
esa historia de nosotros
el sabor de tu perfume ofreciendo fantasías
pintando con mis uñas tu rostro en un Dalí
anclando tu sonrisa a la dama de Da Vinci
y en las luces de un Renoir
un te amo majestuoso
que dos niños revoltosos
pintaron por nosotros
¡por eso escribo!
y no importa si tú piensas lo contrario
locura suficiente en un mundo de dementes
que no acepta ya más locos
por eso escribo
creyendo en la importancia de contarte mi visión
del perfil de mis angustias que saben lo que siento
sin razón de convencerte
en mis uñas ya no quedan fisuras para engaños
escribo
intentando capturar aquellas cosas
homofóbicas palabras que no salen de mis labios
cuando alguno empieza el fuego
que de pronto y de una vez clausuremos las ventanas
y el equipo que en la esquina programamos 25
confundamos de pasión
derritiendo el termostato
para ver si una mañana pueda darte estas palabras
y al leer al fin entiendas
que las huellas nos hicieron cautelosos
¡las heridas también sanan!
y el puñado de gusanos devoraron la materia
por eso escribo
pacto interno, que no ves cuando no puedo
decirte cuanto quiero morirme entre tus brazos
al final del recorrido
¡de ti quiero las flores!
por eso escribo.

Bitácora de Alberto Viera / Blog 6 / Cuentos de amor de Alberto Viera

[Alberto Viera, chileno, es autor, entre otros libros, de: Narcisos amarillos [Editorial Muestrarios] y Confluencias. Colaborador de la revista y grupo «Muestrarios».]

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Fanny Jaretón (Argentina)
Distinguido

Llegamos siempre tarde donde nunca pasa nada: J. M.Serrat
Un paso entre tu boca y la mía
que hace trastabillar a la palabra.
La quietud del canto moreno
en tu ansia suspendida,
mecedora para ese Lobo
que sabe de su Uva
del color del sabor de la embriaguez,
que no se apura por comida guardada.
Que sabe la rayuela de eternidades finitas.
Que sabe escribir lo que al pulso tiembla.
Sea en la precariedad del hombre
en la estima de sanar por la grieta susurrante.
De aquí el dolor de querernos enredados
en soliloquio y marea:
una ola que a vos tapa
que a mi vuela
digna forma de sepultarnos
amor mío.

Cómo nombrar entonces
la escisión de sostener al placer
tironeados entre ser y no ser
estar o desaparecer nos.

Cómo llegar al final
si vos cerrado
en el óvalo de mi voz
mordiéndote en la impotencia:
ni afuera ni adentro
ni cabeza ni timón ni manos
sólo pulso instinto animal
que merodea
el tengo miedo, tengo miedo
tu respiración me revisa
de arriba como es abajo
y el tembladeral
polvo sólido de poema
petrifica al fósil de la memoria
hueso hondo tu nombre
en la boca dispar ándome.

Fanny G Jaretón

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A Carlos

Piso tus murmullos de agua
no quiero ser la caminante de tu testíga sangre
no quiero ver con el dolor que te marchas
porque en tu ir me voy
cuando mis palabras me vienen
desde otro ser, silencioso, áureo.
Aunque huyera de mí sino de él
debo volver a la ciudad del Hor
debo volver al hombre medio
al látigo del amor de su justicia
al oscuro y claro
al que me lustra el alma
con la franela donde hecha a correr a los burgueses.
Atravesar cantando el largo puente del abecedario
estrecharme a su boca
que aprieta a gutural macho las consonantes
jadeándole en las vocales me le reservo.
Deteniéndome a tomar el vino de sus ojos
borracha con la luz de su ternura
caer a los pies del León y a lo que espera
sin miedo, sin eufemismos
de frente a la sombra que no nos ensombrece
con el vientre preñado de primavera
abriendo los portales de par en par a la Vida
aprendiendo a mirar por sus pupilas como amanece.

12 de febrero de 2009

Fany Jaretón / Alas para volar /

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Encantador

Él me inspira
desde la molécula óptica.
Sabe del tropismo de mis inhibiciones.
Sabe re mover la caldera
donde nos hervimos mitad por mitad.
Dice que mi índice sigue insistiéndolo
lo culpa como al amor de la desmemoria.
Si rozar sus labios, como el beso de la novia virgen
es olvidarlo todo: hasta como una se mira a sí misma.
Presumo en sus regodeos, en sus regalos jactanciosos
dice que soy su muñeca con boca de rubí
y piel de porcelana
la que si acaricia con el amor de la primera infancia
estira sus brazos y corre hasta él por mamá.
Dice que de mi teta alimenta a su Poseidón
y se pone bravo bravo
con el sol por las mareas.
Dice que vio en mi corazón a la mendiga
abrazándome al abrigo de la temperatura
de su ser tan compasivo.
Dice que en el dios de su lluvia
puedo confiada enjuagar todos mis miedos.
Y en este punto del cajón de mis desastres
de nada me duelo. De nada.
Es simple, encendida en el clima de su magia
ensueño en ciclo natural
que mi Mago como hecho fabuloso
me haga saber que no existo
si no es por la manipulación divina
de sus manos.

Fanny G. Jaretón / El humanismo erótico de Fanny Jaretón

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Maritza Alvarez {Chile)
Los Amantes


Almas frágiles que se juntan
Nacen temprano para luego morir
Guardan sus esperanzas dentro de un cofre
Y jamás vuelven al mismo lugar

Blog

<>

Turbado

Turbado y necesitado
Me mezclaste en tus devaneos
En una esquina fue donde tus ojos
Miraron mi boca por primera vez
Tu cercanía fue calor y sorpresa
Luego intranquilos momentos

Maritza Alvarez

<>

Un tiempo para todo

Como dicen los Proverbios:
Sabiduría, sobretodo,
adquiere sabiduría...


Los árboles están verdes
y muy bien cimentados
Y el sol no pretende su brillo opacar
Aún la misericordia de Dios los mantiene

Todo gira, como la Tierra...

Después de la noche nace el día
y a éste le sigue otra noche
Y todo vuelve a empezar
Y la vida con ello

Pero Dios cimentó este mundo
en alta sabiduría
A todo lo que formó le dio un orden
Un proceso
Y un destino
Aún el hombre está sumergido en ellos

Y éste encuentra en su búsqueda
que hay tiempo para todo…
.
Hay tiempo de empezar
Y tiempo de terminar
Tiempo de analizar
y tiempo de descansar
Tiempo de hablar
y tiempo de callar

Voy por la sabiduría entre nosotros

Maritza Alvarez

<>

Poema rehecho

Tu cabeza da vueltas
Y las cosas tienden a girar mucho
Sobre ti
Te sientes como si cayeras
De miles de metros de altura

Si ríes…
¿La vida será más larga para ti?
Si la muerte nos sorprende a cada momento
Y no por ello el mundo espera

¿La lluvia de tus ojos detendrá el motor
Que Alguien mantiene siempre en movimiento?
¿Tendrá tu dolor el poder de detener la fuerza del agua
Que mueve a la noria?

Sólo sé una cosa
El desespero no es condición aniquilante
Mujer de las mil preguntas

Maritza Alvarez

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Carlos López Dzur (PR)
Petición a Ormuz


Porque la espada más aguda es la palabra,
házme escuchar lo que la palabra es,
házme atento, circuncisa la lengua
que habla y habla y no sabe
lo que dice.

Y de la miel más dulce, dáme un poco
y venceré la lujuria que es fuego
y arrasa, me reduce a escombros
del Deseo y la miopía.

En la caverna estoy,
en la mayor oscuridad, la ignorancia,
y los ojos no sirven, Ormuz.
Tu radiancia no habla.
Entonces, dáme el oído además...
para tus verbos solares.
Que entienda que fuera de mí
los soles hablan y el león tiene alas
y el toro fue tomado por los cuernos.

Entonces, házme valiente
después de ser tu amigo y revelarme
que la virtud se da para ser libre
de lo oscuro y sólidas bases
dar al ver y el oír,
a la alegría y la bondad,
tu amistad, Ormuz, tu visión
de Aura-Mazda, amigo
de la felicidad ajena.

De: El libro de la amistad y el amor / Bios

<>

Las tareas

... porque vivimos en un mundo lleno de dolor,
alguien tiene que echarse la carga
de consolar al que puede.
Unos no van a querer, hay que saberlo.
Alguien ya se anticipó a llenarlos de una tirria
que es lepra y pústulas de fango,
pero al que pueda hay que decirle que hay algo
así, bajo el polvo y los pantanos,
como un pétalo de loto, o muchos pétalos
que no se contaminan...

Unos seres, desde su corazón o su razonamiento,
se han convencido de que no hay futuro
y el presente es lo único a la mano.
Alguien estuvo diciéndoles que ni siquiera
hay sentido, que es mejor No-Ser y practicar
el odio, desaparecerlo todo, hacer el daño máximo posible
antes de echar el último respiro; pues, uno
(hasta que no haya sido convencido de la patraña
subjetiva, individual, egoica, de esos predicadores)
tiene la dura tarea, decir que no es así,
no es así, no...
aunque el mundo esté lleno de dolor.

... por eso nace el contreras que consuela,
el terco que lleva la osadía a un pedazo
de papel, o al espacio del aire, al eco
donde se pueda cobijar una palabra
sin ese extremo del acábese todo de una vez.
El poeta se atreve decir lo que otro
se niega a escuchar.

... es que nos han convencido de que no hay propósito
ni belleza ni inocencia ni dignidad ni libertad.
Que esperar desespera. Que la angustia
es lo más sublime y lo más trágico
y, sin embargo, alguien nace parecido al loto
y se hunde en el agua y se lava el espanto.

Uno que divide en dos el pan que se come,
aunque no pueda hacer los milagros
de alimentar multitudes...
El nace para consolar y echar sobre su espalda
lo que duele; el tiene buen vientre
para moler dolor y abrir ojos de ciegos.

Unos sólo tienen una canción en los labios
y es la misma tristeza que se pausa
para ayudar a que se detenga
el dolor en el más triste aunque sea un momento;
para eso nace ese terco que sabe que bendice
aunque le toque morir después
de haber cantado...
porque aún las mariposas con sus muchos colores,
sus vuelos, su afán de agitar flores
y escarbar el polen, viven brevemente.

Carlos López Dzur

<>

Nunca me ha gustado la caída

Déjate ver, tú que puedes.
Aparécete, Ser, juega en lo oscuro, revienta esa luz
en el libre claro de lo abierto.
Reposa para que yo repose y me hagas
tumba de honra. No sea yo este intrincado precipicio
de vacíos, fosa de erranzas que son sólo penumbras.
Esta existencia quiere un fin y lo circunda,
lo espía, lo ha llamado destino de sí mismo,
sed de estar hacia él, hombre real
que no quiere un falso señorío, sino verdad.

Acércate, hállame en la cercanía del ser.
Llámalo, asígnale tarea. Yo no puedo.
Estoy tan lleno de mandatos, de juicios,
que me olvidé en las cosas
y mi ciencia no piensa ni me técnica mide.
La Chusma me desfonda y nada existe
ya que a mí corresponda,
a no ser esta pobreza inicial con que te solicito:
¡Déjate ver, aparece! como irrumpe el rayo
y muestra la luz dentro de lo oscuro,
alumbra mi caída, renova mi lenguaje
para que sea el fundamento.
Nunca lo pude dominar,
nunca me ha gustado
esta caída.

03-20-1965 / Carlos López Dzur / Heideggerianas

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Arturo Cardona Mattei (PR)
Si yo fuera poeta


Si yo fuera poeta robaría del cielo
sus estrellas
y de las entrañas de la tierra
sacaría rubíes para adornar tu pecho
y en el fondo del mar tiraría mis redes
para atrapar corales y ponerlos de adorno
entrelazados con tus rubios cabellos

Si yo fuera poeta dibujaría metáforas
para describir el cielo
y con verbo diáfano mecería el suelo
donde pones tu pie con lustre de lucero
y entramparía tus sueños
en la cárcel de mi embeleso

Si yo fuera poeta viajaría el universo
poniendo las estrellas
como collares en tu cuello
y las nubes tejería
con hilos de oro
con perfume de incienso

Si yo fuera poeta cortaría de la selva
su árbol más verde y tierno
y lo plantaría en el desierto
para cubrir con su sombra
los contornos íntimos de tu cuerpo

Si yo fuera poeta amarraría el viento
con el poder de mi verbo
y le diría al río que descanse
mientras yo duermo
porque conmigo está la mujer
de mis desvelos

Si yo fuera poeta doblegaría
tu corazón soberbio
y mi oído reposaría
en tu blanco y sacro pecho

¡Solo entonces yo sería poeta!

25 de diciembre de 2006 / Caguas, Puerto Rico

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Silencio

Todo duerme
No hay bríos en el ambiente
Hago mío el silencio que me rodea
Miro al cielo y veo las estrellas
En su parpadear perpetuo
En su vagar por otros mundos
Donde el hombre no tiene recuerdos

Silencio bajo el Sol
Que va penetrando en la tierra
Que va dándole vida
A los mares y las estepas
Y desde mi balcón solariego
Estiro mi mente hasta alcanzar lo eterno

Silencio bajo la Luna
Que va alumbrando caminos viejos
Que va arropando las montañas
Con finos velos de misterio
Y desde mi balcón enamorado
Retrato su cara en el vientre de mi espejo

Silencio en mi habitación
Porque la alondra se fue muy lejos
Porque la lluvia cesó su concierto
Porque secuestrado quedó el viento
Silencio en las paredes
Que van encerrando mi pecho

Silencio…mudo silencio
Eres parco en tu encuentro
En tu lengua no hay versos
Eres frío como bosque denso
Y tus oídos cierras a todo
Plasmando tu altivez en el blanco lienzo

Silencio en mi habitación
Donde ruedo mis mejores sueños

30 de mayo de 2009 / Caguas, Puerto Rico

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Pedro Du Bois [Brasil]
Futuro


Quanto ao futuro
assassinato em primeiro grau
descrevo cenas repetidas
em mortes.
Amortecidas cenas em negócios
passados adiante
antes da falência
dos órgãos: regresso cirúrgicas

incisões e revejo na tela
o discurso da vitória: assassinado
sonho

o sono não acontecido
no despertar insano
do asco: mortes

desconsideradas
em desvio padrão
estatisticamente
desfocados.

Pedro Du Bois / outros poemas

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HABITUAIS

A habitualidade
do engodo
consultado em oráculos
desprovidos
de verdades.

A insensatez da vida se opõe
em brados não ouvidos. O caco
de vidro
rasga
a pele.

O tema de amores
conduzidos ao êxtase da permanência.

Corpos habituados
ao engodo
dos resultados
anteriores.

(Pedro Du Bois, inédito)

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CONTRÁRIOS

Decorrido, lembra.
O que está feito, desfaz.

Se a água verte, seca.
Ao amor desmedido, mede.
Quanto ao futuro, antevê.

Até a esquina o menino
utiliza sua curiosidade.

Depois
se perde.

Pedro Du Bois, inédito. outros poemas

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REVISTAS AMIGAS: Un grupo suramericano, con base en Argentina, que tiene revista y editorial de libros, son los poetas y narradores de
Muestrarios. La calidad de sus creaciones literarias es tan grande como la calidad humana de sus miembros. La alegría, su desbordante entusiasmo y sensibilidad, mienta una fusión, a veces difícil de hallar, entre el poeta como intelectual, o trabajador de emociones con la Palabra, y la persona, en afán de crecer espiritual y humanamente. Como grupo, el blog en la website mantiene comunicación entre los miembros. Son muchos creadores y blogueros para mencionar a todos, sin hacer injustas e indeseadas omisiones, pero, entre quienes hacen aportes habituales y dan presencia simbólica del espíritu del grupo, hay que mencionar a: Julia Del Prado Morales, Liliana Varela, la peruana Maria D. Fischinger, Gloria Eugenia, Morus Gómez, Skorpiana, la colombiana Ana Lucía Montoya Rendón, Fanny Jaretón, Carolina González Velásquez, el chileno Luis Alberto González Viera, Salvador Pliego, Carlos Adalberto Fernández, Malcolm Peñaranda, Manuel Ramos, Jorge Estrella, Humberto Silva Morelli, Emiliano Almenares (cuentos), Juan Sagarda, Yossi May y otros.

Algunas destacadas poetas (e.g., Elisabet Cincotta, Patricia Ortiz) han publicado libros en distintos géneros. Como grupo editorial, elaboran las revistas
Palabras al Sol, trimestral, Momentos de Muestrario, Muestrario de Palabras, Cofre de Aromas y otros. He aquí gente que ama la lectura, se divierte gozosamente con todo tipo de creación, pero, sabe compartirla, crearla y hacer a diario un compromiso con el arte.

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Sequoyah 35 / 36 / 37 / 38 / 39 / 40 / 41 / 42

2 comments:

  1. Buenísimoo este blog. Mis felicitaciones a quiénes lo elaboran.

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  2. Gracias Carlos López Dzur por destacar el trabajo de Muestrarios, al que pertenezco. Buen blog con aportes interesantes. Julia del Prado

    http://losamigosdejulie.blogspot.com
    http://vienenpajaritasdepapel.blogspot.com

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