Thursday, October 23, 2014

TEXTOS DE ESTETICAS MOSTRENCAS Y VITALES




OJO DE APOLO

Cuando se rompan con señal de luz
los cielos y en grutas se filtre,
inesperadamente, el ojo
de ese rayo de conciencia,
rayo que habla al que escucha
y dice que la pasión es activa
(y controla el movimiento
y no se esconde en letargo),
salgan, enanos, e investiguen lo que,
por el ojo de Apolo,
se anuncia.

A prisa, a lo vivo, ahítos de ambición,
aunque hayan tragado las penas del submundo,
dejen las cuevas. Escudríñenlo todo.
Crezcan teutónicamente
sus mínimos, corazones en escala
y serán abrigados con lana caprina.

No se sub-cobijen otra vez
en las tinieblas bajo tierra,
topos con porvenir,
gnomos escandinavos.
Si la escasez de sol los puso en sombras,
salgan, quiten la nieve,
derrítanla con suspiros y vaho.

Que el futuro aguarda
y las fronteras requieren
sus cuerpecillos tiernos
de ratas, duendecitos.

ESTETICAS MOSTRENCAS Y VITALES / P. 159-60


EL OCULTO Y ADVINIENTE PORVENIR

A los míos,
a los que llamo Mis Hijos,
pueblo Amado, enanos
de los Cinco Sentidos,
mi esencia doy, instruyo
con la sorpresiva presencia
de mi Hallazgo,
con irrupción acompañante
del Ser-mío.

Doy mi pan que es dulce
y continuidad de otra vida,
el Futuro.

¡Bendito sea! 
quien quiere un porvenir
y lo jala por el calcañar y quien siendo
güero y velludo como una pellizca,
se resurge, se plasma
con presencia sublime
con dos querubines
en sus ojos y emocionada voz que dice:
«¡Aquí estoy, quiéreme
como al primus inter pares!
Asómame pues a la vida
que entre sombras pervivo
y sediento estoy por autenticidades.

¡Hazme cantar para los vivos
porque en vano me cansé
de hacerlo por los muertos!

ESTETICAS, p. 160-62


SALVATE O MATA

Me dijo: «Sálvate y mata»… 
Y yo lo maté.
Me cansó el eterno exilio cosmogónico.
Yo, el más pequeño de los yoes. maté al padre
que me escondió en el abismo.
Yo maté, sí,
yo fui el primero que maté 
y, por tal causa,
seguirán matándose los hombres.

*

EL PARRICIDA

Ahora me llaman el parricida y mi memoria
me sigue a todos lados. Y me escondo
por mi cuenta cuando Urano no existe.

El semen anega mis caminos.
Salpica a mi paso todo lo que encuentro
y entre charcas del semillero lácteo naufrago.
Resbalo, caigo y lamento.

Mi esposa se niega a darme noches e hijos.
Se ha inventado el trauma de la sangre.
«¿Qué se puede esperar de quién mató 
al padre suyo, quien es el padre mío?»

Hermana mía, el Cielo está medio vacío
y mi estómago seco. No hay delicia nutricia
después que formulaste las acusaciones:
«¿Qué se puede esperar de criminales?»

2.

Y el parricida se convirtió en caníbal…
Y caníbal soy, sin el pozo mágico de Rea,
sin lo femenino; parricida soy. 
No encendí el fuego reconciliador. 
Dejé al padre olvidado.

Es que estuve en el ombligo de mi madre
cuando ella se creyó centro del mundo.
Ahora tengo el Hades intramundano por camino.

El devenir se volvió un escarabajo.
En zanjones y en estanques donde reina
la sombra húmeda y el semen paterno 
es como barro, duermo y me despierta 
el sol, cuandi calienta

Después muerde el estiércol desde el ocaso. 
y me embriaga la luna y me da sus puñales.

*

DE LA CULPA EXISTENCIARIA

Bebo, haragán de sueños.
Bebo, bebo, enloquecido, con las culpas
del crimen y la herencia de una ley inexorable:
la condena sagrada, edípica culpa de los ojos,
... porque yo lloro y mendigo
siendo un rey transmundano
e hijo de reyes históricos.

Para alguna energía renovadora, a hurtadillas,
me robo los manjares del palacio; me los trago
y absorbo desde un vientre fecundo.
Sangre de mis hijos.

«Tú eres sabrosa, Hestia,
pero tengo que devorar la amarga fruta, 
tú, aún más sabrosa, Deméter, 
pero debo comerte igual 
que a Hades y en Poseidón, 
me beberé los mares».

*

EMBRUJO O PIEDRA DE AMOR

Te daré una piedra, esposo mío.
Una pócima de amor. 
No es un veneno.
Es placebo quizás; 
es roca de mentira
que aceito con tu nombre.
Soy tu esposa y tu hermana 
y, pese a todo, te quiero.

Andas ebrio, azaroso, pordiosero, por campos
y ciudades. Devorar a tus hijos y llenarte de culpa
te vuelve vagabundo.
Ya ni yo misma me acuerdo de tus besos; 
ya no sé si guardas la ternura primigenia
con que nació la alborada y el fuego 
y la esperanza en grutas escondidas 
que nos dio el padre Urano.

Voy a parir el consuelo otra vez.
Quizás no comprendas lo que hago.
Te rescataré humanamente 
para que vivan tus generaciones 
y se extienda el hombre.

CARLOS LOPEZ DZUR
ESTETICAS MOSTRENCAS, p. 169.


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