Wednesday, September 17, 2014

ASCENSO Y DESCENSO ORFICO...

ASCENSO Y DESCENSO ORFICO...

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I. SOY LA CITA DE TU CONSUELO

Para que sea el Poema / la Canción /
o la mera manifestación de tu sonrisa, 
tu actitud jovial y entusiasmada por los campos,
para que sea Arte en tu vida,
el lienzo de tu alegría,
para que mi presencia te produzca y sumerja,
después de conocido tal cual soy,
en la Fuente misma de la Realidad,
yo, amigo secreto de corazones puros, dije:
«que no se muera la fe,
bendice mi nombre, cumple mi CITA».

También voy a Tracia, Dime si
cantaré en el Estrimón y mde poso en la orilla
de ese río, y te visualizaré en forma de pez
o de árbol y comunicaré algo
que pueda decir y dejarte consolado.

II. CONFIA EN LA ESPERANZA. EN MI PALABRA

Si yo te digo, «no mires hacia atrás», no mires.
Empeño mi palabra para que no estés triste.
Acepta pues mi palabra.
Dala por buena, Amada,
amigo.


Saldrás de rastrojos infernales.
De la umbra.
Entonces confía.
No me llames «Mentiroso»,
porque eso te convierte en quien repudia
En serpiente que muerde,
a quien de te dio la mano.
Traidor a la AMISTAD y al pacto...

Un amigo al que niegas confianza,
y lo desabedeces, ya no es amigo...
ya no te salva...
(¿y acaso no fue traición,
la de Aristeo?
... el que fue y se antojó de lo bello, mas lo acosó,
se llenó de ilusión de gozo y engano,
mas terminó destruyendo
lo que ansiaba y su mirada se exterminó
con por gozarse en tinieblas).

Eso ya es ultrajar lo Bello y mandarlo a serpientes
de muerte: porque lo Bello es como una niña descalza
que avanza por el prado y pisa venenos
de colmillos que muerden); en fin, para dar
lo que ella dio, su belleza inconmensurable
con la modesta Eurídice.

Te equipé con dulces labios, Orfeo.
Tú no sabías cantar entonces, pero te dije:
«Canta, canta con divina música.
Te instruyo»
 y por eso te hice hijo de Musa.

Te di melodía por sangre.
(Toda la música te la dejé en la boca
y los dedos y te invité a darla a los prados
de Tracia, a todos los pastorcillos consecuentes).

III. CUANDO DE VIERON ERRANTE...

Sé que, a orillas del río Estrimón, se te ha visto errante
y de tu boca sale la amargura. Sobre una roca
ante aldeanos rompíste la guitarra, ay Orfeo,
y yo que te dije: «De hoy y para siempre, derrite
a los corazones con lo bueno,
consuela a los adoloridos,
conmueve al corazon torvo y chueco,
alegra a los ancianos,
a las mujeres y los niños
porque la música es tu alerta,
así como fue mi alerta para el mundo
».

Sé que estás triste, Orfeo. Estás en luto,
pero yo estoy en luto también:
Me ignoraste como consolador.
Te bendije con música.
Pactamos que haras de ella Amor, dulce y eterno.

Con esta enseñanza te casaste con la driade:
modesta, virtuosa y plena de belleza...
«Vale la pena el amor apacible de una flauta;
el alerta que origina la alegría y una amada
si es como Ella, como Ella:
Eurídice, la Musa».

Entonces, canta porque el alerta es poder
que origina las opciones, en el mundo controlado
por violentos y brutos nacidos
para el mal y la tristeza.

IV. TOMA OTRA VEZ LA FLAUTA Y CANTALE AL HADES

Te obsequié una flauta y un laúd y una guitarra
y te induje a hallar una hembra hermosa
y bendije tus labios, el aire de tus pulmones,
cadencias de tu alento...

(y entonces, porque tenías fe, te dije:
«Tu voz y tu poesía son la riqueza del mundo».
Y, en los senderos del Hades, donde no hay luz
ni libertad de repente, conmoverás
a los dioses de la Muerte.
Te lo prometo. Cuenta con Perséfone
y conmigo. «Cántale al Hades».

Es cierto. A tu Amada la mordió
una serpiente venenosa
y te llenaste de ira y me olvidaste, amigo.
Suplicaste al Caronte de la carne,
al barquero que aleja a las almas de la vida
como si fuera un destino fiero y cuchillero,
pero, ¿por que no es a mí
al que te quejas, por que no al amigo
a quien persuadas?

Yo si soy quien controlo a todos los Carontes,
... soy la Mente y la Realidad que da milagros,
y con mis leyes, venzo a las paradojas, Orfeo.
Y yo, desde la Matriz de mi caos,
atraigo vida, amor, abundancia.
Desde mis toroides,se libera todo
lo que el Hades se lleva
y esconde de repente.

V. Y EN UN MOMENTO BAJASTE A LOS INFIERNOS

Bajaste al infierno en su rescate.
Descendite buen trecho. 

Me creIste sin vacilaciones.,
Claro, fui quien te dio a tu mujer amada
y la até dulcemente a tus cantos.
Y en la prueba del descenso, me olvidaste.
Estoy dolido contigo, Orfeo.
No perseveras
Tontadas que haces por causa
de creerte solo ante muerte y lo que ya no se tiene.
Aun asi dije: «El alerta es poder y yo soy
Padre del Alerta; yo doy el control de las opciones
y sin alerta que yo doy, el control lo pierdes».

Ni siquiera llamaste, a mí, el amigo.
Ya estoy aqui. Consuélate:
Haré que el Hades la regrese a los prados de Tracia.
Tu caminarás delante, donde Hermes,
mi mensajero, te vea.
Que Eurídice te siga para que lo informes
con tu verso, te instruiré sobre la puerta de salida
y te daré los secretos de la futura dicha.

¿Me darás tu confianza si te digo,
por tu fe Eurídice saldrá de los infiernos
y volverá a la vida, me creerás?

Te reprendo, desde hoy, porque sé
cómo se pierde la fe, cómo se traiciona
la confianza. Tan simple que fue mi prueba:
«No mires atrás» ... y tú miraste
y la perdíste; pero consuélate...

Quiero que sigas con los cantos.
Reharé la voz encantadora y otra vez
los dedos quebrados, junto con la guitarra.
Ta daré nuevas flautas.
Quizás el regocijo del semblante
tarde un poco más... pero avanti,
hay un nuevo descenso que cumplir.

CARLOS LOPEZ DZUR

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