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A Angela de la Barthe, quemada viva,
en Toulouse, Francia, en 1275
Ella no dijo nada. Sólo tembló de miedo frente a aquellos hombres que con una cruz en las manos estaban a punto de sacarle los ojos y la miraban con desprecio. Aquellos hombres que eran una chusma de ignorantes que arrancarían una supuesta confesión sacramental mediante la tortura; mas ella no confesó nada, siquiera sabía que significaba 'exorcismo'. Tampoco vio la mano gentil que consolara su vida de miseria.
No obstante, llegaron los intérpretes de hechos, malos vecinos y citaron que ella dijo {... mas ¡ella no dijo nada! y ellos tampoco vieron] que al pie de su cama tenía una piedra agujereada y que amarrado estaba otro atadijo, ajos a la cabecera, porque sentía miedo. Dijeron que escucharon que, en su escasez de esperanza, buscaría lo que sea. Aún lo malo, pero... es que nunca ora, ya no sabe y nunca supo de rezos. Y, en parte, porque decirlos es en vano. «Dios no escucha; al parecer, rezos de brujas ni da su perdón en las Alturas, a quien de Dios se ha olvidado», acusaron..
Tampoco en la tierra, socialmente, hay misericordia y comprensión para ociossos: ella mendiga y quienes sus propias riquezas atesoran, en sus necesudades la ignoran. Sin embargo, han robado la hermosura que descubren debajo de su andrajo.
Hace años, apenas dos decenios, Angela fue una bella adolescente, se le decía: «Angela, la Virginal, tan púdica». Y hoy la llaman puta, paridora, vejeta flacuchenta. Aun quien vino a ella, por un ultraje fue vino y se fue, tras dejarla preñada y no se dio por enterado de lo que deja. Y no dejó para su atención y crío de recién parturienta una ración se sopa y mendrugo por bocado.
Ahora dicen que la acusan de infanticida porque sus niños de hambre se mueren; la acusan los vecinos de Tolón de comer de sus carnes, en vez de enterrarlos. Le preguntan por Hécate, aunque ella diga que es la primera vez que escucha ese nombre. Insisten en que Angela ha de conocer a millares de íncubos e invoca sus nombre cuando el Diablo perturba en los caminos que llevan a su casa.
«Tú lo llevas a tu casa», aseguraron y ella mueve la cabeza ante tal insistencia commo diciendo que no es cierto.
Este día presentaron una piezas de evidencias numeradas de sus presuntas vilezas: potes de esclepia ácida, ungüentos a base de cicuta, residuos de mandrágora, beleño y belladona, acónito que produce letargos. Todo recogido de sus alacenas. «Todo lo hallamos en tu casa. Eres bruja», acusan. Nadie hubo que sacara la cara para su defensa. Ni aquellos que podrían rememorar, con gozosa lascivia, que se hartaron de su sexo hermoso en la cama; pues, hoy es una hambrienta hediente, haraposa barragana, pordiosera; digna de que se la escupa.
Antes de un juicio que la llevaría a la hoguera, le aplicaron, obligándola a beberlo, una dosis de estramonio a fin de que se engañaran sus ojos y se le suspendiera el aliento, quedando atarantada como una boba. Y fue cuando empezaría a tener esas visiones. Una narrada por ella misma ante el único hijo que le queda entre casi una docena de paridos y abortados. Le pidieron: «Dinos: ¿quién es el padre de este mal nacido? Describe al crío».
Fue la Inquisición la que lo trajo a empellones anter Angela drogada, aquella mañana del 1275.
«Su padre es Satanás. El Maligno es quien me seduce y me embaraza. Lo sé porque su flujo es frío y abundante y su pene, descomunal, con esquirlas de hierro que me hieren la carne y me desangran como si estuviese pariendo en el mismo acto; pero, al final, no duele. Duele menos que el placer de los hombres... Oigo, además, las promesas que El hace: Volverás a ser joven, apetecida, la más hermosa... Nunca más serás abandonada en las encrucijadas. Te colocaré en el lugar apropiado en el tiempo preciso. Tú, alumbra por de pronto, este hijo. Corta su cabeza de lobo y cuélguela de un árbol con su ombligo. Quema su cola de serpiente y échala en un caldero de agua hirviente y corre a las calles... De hoy en adelante, serás súcuba suculenta, mi harlot, mi amada en Tolón, mi bruja, mi hija y mi representante».
04-09-2000 / De CUENTOS PARA ESOTERISRAS ... Y OTRAS MENUDENCIAS
Descripción del Pene del Diablo
A Angela de la Barthe, quemada viva,
en Toulouse, Francia, en 1275
Ella no dijo nada. Sólo tembló de miedo frente a aquellos hombres que con una cruz en las manos estaban a punto de sacarle los ojos y la miraban con desprecio. Aquellos hombres que eran una chusma de ignorantes que arrancarían una supuesta confesión sacramental mediante la tortura; mas ella no confesó nada, siquiera sabía que significaba 'exorcismo'. Tampoco vio la mano gentil que consolara su vida de miseria.
No obstante, llegaron los intérpretes de hechos, malos vecinos y citaron que ella dijo {... mas ¡ella no dijo nada! y ellos tampoco vieron] que al pie de su cama tenía una piedra agujereada y que amarrado estaba otro atadijo, ajos a la cabecera, porque sentía miedo. Dijeron que escucharon que, en su escasez de esperanza, buscaría lo que sea. Aún lo malo, pero... es que nunca ora, ya no sabe y nunca supo de rezos. Y, en parte, porque decirlos es en vano. «Dios no escucha; al parecer, rezos de brujas ni da su perdón en las Alturas, a quien de Dios se ha olvidado», acusaron..
Tampoco en la tierra, socialmente, hay misericordia y comprensión para ociossos: ella mendiga y quienes sus propias riquezas atesoran, en sus necesudades la ignoran. Sin embargo, han robado la hermosura que descubren debajo de su andrajo.
Hace años, apenas dos decenios, Angela fue una bella adolescente, se le decía: «Angela, la Virginal, tan púdica». Y hoy la llaman puta, paridora, vejeta flacuchenta. Aun quien vino a ella, por un ultraje fue vino y se fue, tras dejarla preñada y no se dio por enterado de lo que deja. Y no dejó para su atención y crío de recién parturienta una ración se sopa y mendrugo por bocado.
Ahora dicen que la acusan de infanticida porque sus niños de hambre se mueren; la acusan los vecinos de Tolón de comer de sus carnes, en vez de enterrarlos. Le preguntan por Hécate, aunque ella diga que es la primera vez que escucha ese nombre. Insisten en que Angela ha de conocer a millares de íncubos e invoca sus nombre cuando el Diablo perturba en los caminos que llevan a su casa.
«Tú lo llevas a tu casa», aseguraron y ella mueve la cabeza ante tal insistencia commo diciendo que no es cierto.
Este día presentaron una piezas de evidencias numeradas de sus presuntas vilezas: potes de esclepia ácida, ungüentos a base de cicuta, residuos de mandrágora, beleño y belladona, acónito que produce letargos. Todo recogido de sus alacenas. «Todo lo hallamos en tu casa. Eres bruja», acusan. Nadie hubo que sacara la cara para su defensa. Ni aquellos que podrían rememorar, con gozosa lascivia, que se hartaron de su sexo hermoso en la cama; pues, hoy es una hambrienta hediente, haraposa barragana, pordiosera; digna de que se la escupa.
Antes de un juicio que la llevaría a la hoguera, le aplicaron, obligándola a beberlo, una dosis de estramonio a fin de que se engañaran sus ojos y se le suspendiera el aliento, quedando atarantada como una boba. Y fue cuando empezaría a tener esas visiones. Una narrada por ella misma ante el único hijo que le queda entre casi una docena de paridos y abortados. Le pidieron: «Dinos: ¿quién es el padre de este mal nacido? Describe al crío».
Fue la Inquisición la que lo trajo a empellones anter Angela drogada, aquella mañana del 1275.
«Su padre es Satanás. El Maligno es quien me seduce y me embaraza. Lo sé porque su flujo es frío y abundante y su pene, descomunal, con esquirlas de hierro que me hieren la carne y me desangran como si estuviese pariendo en el mismo acto; pero, al final, no duele. Duele menos que el placer de los hombres... Oigo, además, las promesas que El hace: Volverás a ser joven, apetecida, la más hermosa... Nunca más serás abandonada en las encrucijadas. Te colocaré en el lugar apropiado en el tiempo preciso. Tú, alumbra por de pronto, este hijo. Corta su cabeza de lobo y cuélguela de un árbol con su ombligo. Quema su cola de serpiente y échala en un caldero de agua hirviente y corre a las calles... De hoy en adelante, serás súcuba suculenta, mi harlot, mi amada en Tolón, mi bruja, mi hija y mi representante».
04-09-2000 / De CUENTOS PARA ESOTERISRAS ... Y OTRAS MENUDENCIAS
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