Lamento / ObedArt / El Boricua
Contenido 58
Francisco Garzón Céspedes
La política de estado sobre la oralidad
Marcos Rodríguez-Frese
Lo necesario
Carlos López Dzur
Manifiesto secreto de Nuestra Mirada
La Violencia, 1947 a 1958
Carlos Ardohain
Dinero
Parental
Extor Henrique Martínez
«La Silla Eléctrica» de Martin Romero [O cuando Bajtin hace los mandados]
Manuel Cubero Urbano
El cuervo que se dijo hombre
El ganso
Marco Denevi
Falsificaciones / Ensayo
Carlos Adalberto Fernández
Gente ganadora / Cuento
José Luis Díaz-Granados
Escritores y alcoholes / ensayo
José Pivín
Todo el mediterráneo
Todas las fiestas, cuando despunta el dia
Juan Disante
Fin de mundo
Fanny G. Jaretón
Paraje
En tus manos
Amor ridículo
Pedro Amador Lloréns
Hasta los cielos / A Yemayá
Long-Ohni
Hasta llegar al centro
Homenaje al poeta universal
César Vallejo
Alejandro Drewes
Palabra sobre palabra
Himno
Fernando Beltrán
Amar este error imprescindible
Si me quito el amor
Fernando Dorado
Ella sólo quería tocar el poder
Juan Domingo Argüelles
Un libro, este libro, cualquier libro
Guillermo Mayr
Marco Denevi: «La cultura de hoy es sólo mediática»
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Francisco Garzón
Francisco Garzón Céspedes (España)
La política de estado sobre la oralidad
Ante los 35 años, que se cumplen este año 2010, que lleva el escritor cubano-español Francisco Garzón Céspedes apoyando y estimulando la narración oral escénica y el arte contemporáneo de contar oralmente, este creador y la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica, Ciinoe, han publicado, en forma de «donación a la sociedad», una serie compuesta de 22 documentos producidos entre 1975 y 2009 bajo el postulado común Por una política de estado sobre la oralidad, según se anunció en un comunicado el pasado 18 de marzo.
«Esta donación —deudora, como sus donantes, de lo tanto valioso recibido de lo mejor de la humanidad— es prioritariamente un llamado a la sociedad toda y, mucho, a quienes gobiernan a todos los niveles y/u ostentan responsabilidades respecto a la colectividad y respecto al desarrollo de su condición humana, de su sensibilidad, saberes, acciones e interacciones», explicó Garzón Céspedes.
«La oralidad nos hizo humanos y nos completa como humanos: No es sustituible porque es nuestro principal instrumento para la comunicación, la formación y la calidad de vida. La oralidad es la comunicación por excelencia», agregó el artista.
Los materiales incluidos en la donación, continuó Garzón Céspedes, están registrados legalmente y con derechos reservados, pese a lo cual han sido utilizados sin el debido crédito por diversos particulares. Es por ello que ahora el autor y la organización que representa han decidido publicarlos directamente en Internet, donde —espera— encontrarán un mejor destino.
Los documentos son en su casi totalidad de la autoría de Garzón Céspedes, salvo el identificado con el número 2, de autoría colectiva institucional de la Ciinoe. La donación comprende los siguientes documentos:
1. Manifiesto universal por los derechos de las niñas y los niños a la oralidad y a los cuentos (2009).
2. De 1975 a 2009: Oralidad, oralidad escénica y comunicación: Sus relaciones con la infancia, con la formación y con la lectura / “La oralidad es el camino natural a la lectura” / F. G. C. Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (Ciinoe, 2009).
3. La oralidad nos hizo humanos y nos completa como humanos (2009).
4. La oralidad y la literatura, o lo que es lo mismo, la comunicación y la expresión y sus presencias en la familia y en el aula (2009).
5. Oralidad y comunicación / Importancia de la narración oral en la formación de la personalidad y en la educación de los hijos / La oralidad y la calidad de vida de todos / La oralidad es el camino natural a la lectura. De la década de los 90 al 2009.
6. De las respuestas del entrevistado. Francisco Garzón Céspedes: La conversación dimensionada en arte (1997).
7. Definición de oralidad de Francisco Garzón Céspedes y los esquemas de este investigador referidos a la oralidad y a la oralidad narradora artística (de 1975 a 2007).
8. Llamamiento: Salvaguarda de las tradiciones orales desde la oralidad contemporánea (2008).
9. Manifiesto por el género del cuento de nunca acabar (2008).
10. Decálogo para crear cuentos de nunca acabar (2008).
11. Definiciones de la narración oral (1991).
12. El arte de la conversación escénica (1991).
13. En España, la NOE: El arte oral escénico de contar. Apuntes para la historia (2000).
14. Teoría y técnica del cuento y del cuento hiperbreve / notas y conceptos / del cuento al género del cuento relámpago (década de los 90 a 2006).
15. Reflexiones y apuntes, fragmentos: Hacia una renovación de la poesía oral artística desde la fundación de la poesía oral escénica.
16. Guía de las diferencias entre la narración oral escénica y el teatro en sí (1991).
17. Credo del narrador oral (década de los 80).
18. Credo del actor / credo de la actriz / credo del espejo (década de los 80).
19. Manifiesto de las significaciones de contar / contar cuenta (2006/2007).
20. Cuentos del narrador oral escénico (de 1991 a 1995).
21. La oralidad y la narración oral escénica resumen de propuestas, conceptos, definiciones, acciones, aportes (desde 1975).
22. Llamamiento por una política de estado sobre la oralidad. La primera expresión de la política... (2009).
«Esta donación es, además, en sí misma y por sus contenidos, un llamado a todas y todos los narradores orales artísticos a, continuadamente, como han hecho siempre los mejores, dignificar al máximo la profesión: a la oralidad
artística; a ser cada vez más rigurosos en todo y mucho en la terminología; a no asumir ni aceptar nada que no respete expresamente las altas responsabilidades y la imagen pública más elevada de quienes son hacedores de la palabra, la voz y el gesto vivo, desde el cuentero comunitario de la tribu hasta hoy: los artistas orales, los narradores orales artísticos, los contadores de cuentos, los artistas contemporáneos de concierto del arte de contar», explicó Garzón Céspedes.
Además de publicar la serie de documentos en la web de la Ciinoe, la organización ha realizado la donación directamente, en la forma de un archivo en formato PDF de 152 páginas, a más de veinte mil direcciones electrónicas de los cinco continentes, muchas de instituciones gubernamentales, culturales, educativas y personalidades de gran prestigio, según acota el escritor. Igualmente, Francisco Garzón Céspedes y la Ciinoe enviarán la donación a quien lo solicite escribiendo a la dirección electrónica ciinoe@hotmail.com.
Fuente: Ciinoe
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Marcos Rodríguez-Frese (Puerto Rico)
Lo necesario
Uno se encuentra, a veces,
solo entre sus costillas y solo
entre toda la gente, hundida
la ternura al fondo de los poros. Toma
un libro de paz, una revista, recién
llegado amor. La desnuda
como partir el pan, y se va por su piel
bebiendo luces, palabras de una voz luminosa,
desconocida y nuestra, sin embargo.
Recuerdas el poema que quisiste
escribir entre agrios buches, cuando
Fidel dijo: es dolorosa-
mente cierta la muerte. Y lo dejaste
a medias con tus convencimientos
de amargura. Hoy lo tomas como
a un vaso que arde, lo llevas a tu boca
y se te sale el corazón. Por esa herida
sangra contra el viento inundado
de impurezas. Cuando acabes la sal
y el aceite que te llenan, sabe
que va el amor haciendo huella y lo más
necesario es pisar adelante
con todo lo que tienes, para aprender, al menos,
a escribir igual que en el principio,
diciendo así y llorando,
si es preciso: A,
como en ahora y en abrazo; B,
como en batalla y en bandera; C,
como en compañero y comandante,
y en el idioma antiguo de los héroes: Ch,
como en Che. Así seguido.
[Marcos Rodríguez-Frese (n. 1941, en Cayey, Puerto Rico). En 1965, obtiene su B. A. en Ciencias Sociales y comienza estudios hacia el doctorado en Derecho, los cuales termina en 1971. Antes, había trabajado con el Departamento de Educación, su División de Educación a la Comunidad, famoso bastión de escritores y artistas gráficos y cinematográficos. Fue presidente de la Federación de Universitarios Pro Independencia. Como dirigente estudiantil, y más tarde por su cuenta, ha viajado extensamente por Europa y América. Entre sus libros: Árbol prohibido (1971), primer premio de poesía del Ateneo Puertorriqueño, y Todo el hombre (1971), también, primer premio de la misma entidad. Inéditos: Poemas simultáneos y Carcaj de Diana, todo ello en un solo tomo con el título de Redor.]
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Carlos López Dzur (Puerto Rico)
Manifiesto secreto de Nuestra Mirada
a don Luis Muñoz Marín (1898 – 1980)
1. Don Luis, 1933
Usted está siendo observado por expertos.
Tiene un estilo compasivo, soñador,
no en balde es hijo de un poeta.
Usted conoce bien nuestro lenguaje
y sabe que establecemos requisitos.
Es graduado en Georgetown University
y es blanco, quizás un poco guandajo,
bohemio de Greenvich Village.
Los expertos asesoran: «Candidato
idealmente calificado es él»,
(Y si es separatista, hay que seguir
trabajando con éso. Mr. Muñoz).
De la Coalición, aún del anexionismo agendado,
el Gobierno Federal no confía en ninguno.
En estos años de Depresión, hay que ser
cauteloso, exigente, compasivo.
La PRERA no la vamos a entregar a ladrones,
a codiciosos de La Mogolla, a anexionistas
de La Colchoneta. «Usted es el hombre, don Luis,
usted y su gente. Usted con tal de que sea
responsable ante Washington».
¿Quiere usted forjarse como hombre
dándose en confianza y con buena obra por su isla?
¿Quiere que su nombre en Norteamérica
(lo mismo que en sus campos borincanos)
signifique respeto?... hoy que el hambre es intensa
y los partidos no sirven al pueblo en lo mínimo...
Oiga bien lo que Washington le manda por recado.
Ponga a un lado su izquierdismo, su ideal
de independencia, sálgase de ese grupo de inútiles
del Partido Liberal y atrévase a ser más que su padre,
poeta bizco, ex-Comisionado residente,
aquel viejo sin voto, callado, como el pájaro bobo.
Piense en este año, 1933, y lo significante
que ha de ser para sus campesinos
si aprobamos el dinero de la PRRA.
En Puerto Rico será fácil que se diga adiós
al decenio de los Hungry Thirties.
Usted puede ser nuestro hombre de confianza.
2. Don Luis, 1940
Cuando FDR visitó tu islilla, Nuestra Mirada
estuvo sobre tí. Tú eras el hombre que él,
Franklyn D. Roosevelt, se planteó conocer en 1934.
El Dr. Guening sobre tí hablo maravillas
y el único reparo de Chardón fue cuando dijo:
«Pero es independentista»; pero los padres
de los niños enfermos en el barrio Monte Llanos
de Morovis lo aman; las madres de la infancia
lombricienta, anémica, plagada de parásitos
no sólo en Sierra Baja, Guayanilla, dice
su nombre ¡Muñoz, Muñoz, el de la Pava!
como si fuese santo que da salud,
dios en la tierra. Dígase a Washington
que es de barrio a barrio que ocurre su milagro.
A García Méndez sólo un grupillo de élite
lo llaman El Pitirre, el campo lo nombra
vividor y sinvergüenza, enemigo del pobre.
¿Para qué sirve Miguel Pitirre electo
presidente a la Cámara, ese buscavotos,
vendepatria en tres [partidos], mogollero?
Pencas pelotas le faltan para enfrentar
al Gobernador que se impone desde Washington:
y es Blanton C. Winship?
Y la Mirada del Poder de Washington
quiere un pueblo fascinado con administradores,
gobernadores que no maltraten a la ciudadanía
y dijeron a García Méndez, «usted puede que sea
brillante, Miguel Pitirre, pero es un usurero
ante el pobre; en San Germán voló la mirada
sobre el Banco Caja de sus Economías
y la PRRA no la pondríamos en sus manos
y no es sólo tecnocracia lo que mira
este ojo allende su pobre Capitolio,
allende sus candenas...
Buscamos alguien «Grande» / «Heroico»
que sepa a cotidiana lucha con demonios:
alguien que no sea como Tacho Somoza
en Nicaragua, ni Trujillo en la isla dominicana,
alguien que no tenga visos de franquismo,
pero que no mate coroneles que enviamos
como ya hicieron con Riggs
los partidarios de Albizu.
Usted no puede ser nuestro hombre de confianza,
Miguel Pitirre. ¿De qué le vale un galardón de Princenton
si en derecho constitucional usted vende colonias
por un poco de avances industriales, con qué nexo
ganará el amor de jibaritos, intensidad
que nos ofrezca el triunfo?
Mire ese pueblo masacrado en Ponce,
mire a Winship yéndose con toda
la risa y el desprecio de la gente
y esta Miranda Nuestra que busca calma,
democracia, pueblos callados y contentos.
Usted no puede ser el hombre.
Pitirre malo, guaraguao de canto siniestro.
3. Don Luis, 1950
Quien puso su mirada sobre tí y te oyó que pidieras
el voto femenino y hablar de jibaritas con versos
de Lloréns y de De Diego, quien te oyó
fundar la patria, en Pan y Tierra, prerrequisitos
de otras libertades, dijo desde los días
del Plan Chardón y la PRRA, «Ese es el hombre»
y el Dr. Chardón y García Mendez unieron voces
y dijeron: pero él es independentista
y buscamos más hábiles y experimentadas voces
que dijeran algo bueno sobre tí, Don Luis,
y Antonio R. Barceló nos dijo: «El es el hombre,
pero es cochino; ¿cómo rayos ha de soportar
como a tribuno / esos higiénicos burócratas de Washington /
ese olor de sobaquina / sus axilas peludas /
y casi mocos de mota colgados del mostacho /
cuando él se afana en las campañas, va pueblo a pueblo,
y no se baña y ni le importa; él fuma marihuana
hasta la mañana, buenos toques ante del almuerzo
y se junta a leer versos con Samuel R. Quiñones,
Ribera Chevremont, Archilla, Géigel Polanco,
se desmadruga y no oye razones».
A veces lo sigue una gringa y se acuesta con ella;
a veces es Inés Menndoza, una maestra que lo ama
como a un Cristo y lo obliga a bañarse
para que el amor y la patria sean sexo...
Pero la mirada está desesperada.
El mundo entero emplaza a esa mirada.
Hay que elegir al Hombre.
Hay que enterrar la sombra de aquel Gran Genocida
que bombardeó a la Ciudad de Ponce y asesinó
en los cuarteles un par de nacionalistas.
Y las Naciones Unidas han sonado las campanas.
Albizu Campos dice que la colonia es fascista
y la gobiernan generales policíacos
o federales burócratas que tratan con ladrones
en la Puerta de Fango de la Legislatura.
Y el oído consultó con la mirada
y la mirada se puso en tí. Muñoz. Te dijo:
«Mr. Muñoz, you're our man here in Porto Rico».
Eligieron entre Albizu y usted; pero Albizu no se vende.
Es más rígido. El es un hombre negro con frac
y chaleco; tú, don Luis, guandajo, te doblas
y la mirada lo sabe, lo consulta con expertos
y por eso, desde Tugwell, han dicho:
«La PRRA que sea para lo que digas.
Pónle destino y proyectos, véte en campañas,
hediondo, mariguano, lleno de versos,
visita montes que hiedan a mierda de puerco,
allá en Eneas, por Pepino, véte al barrio Las Tetas,
andurriales de Jayuya, tierra rebelde,
vete a Monte Llanos, Tierra Baja, Collores,
Barranquítate los Calzones, bigotón,
y cuenta con la PRRA porque de veras
la Mirada que te observa, sabe del ojo examinador
el tuyo que da cuenta de la escasez
de alumbrado eléctrico en cada ruralía,
que los pueblos están llenos de arrabales
de La Perla a El Fanguito, que hay más parásitos
en barrigas de la niñez que bilaharzia en los ríos
y hormigas en los hormigueros.
Tú eres el hombre, Muñoz Marín».
4. Don Luis, el selecto
Desde el 1937, después de la Masacre
(aquel Domingo de Ramos en el Pueblo de Ponce),
la Mirada te admira. Vio cuando sacaste agallas
y fundaste el grito de la Pava, «Pan, Tierra, Libertad»,
nos trataste de viles yankees coloniales«¡y a pan y tierra,
carajo libertad!» y te grabamos. Lo tenemos en archivo.
Un expediente de tu socialismo y conducta anti-americana.
Pero... nos lavaste la cara. Norteamérica no es facha.
El error de Blanton Winship que sea cosa del pasado.
Vé, don Luis, sudoso poeta que hueles
a madre enferma y culo cagado, ve a Luquillo
y dí ante el pueblo que «el Partido Liberal cayó en desgracia»
y a Antonio R. Barceló que haga maletas o se vaya
a joder la pita a otro lado y con él, Miguel Pitirre
y, además, todos los García Méndez
y botellas, hambreadoras del Fisco.
5. Don Luis, cuenta con la PRRA
Lávame los ojos, don Luis;
yo te lavo las axilas, yo hago que te bañes
en dólares y sólidas promesas por tu misericordia.
Y, para 1940, te garantizo la presidencia del Senado.
Vas a tener dinero, don Luis.
Haz esa fábrica de cemento.
Un día se harán muchas escuelas, caseríos,
residenciales, aceras, edificios públicos
y hay que tener millones de toneladas cementeras.
Lleva postes de luz y acueductos al campo,
aún a los arrabales, don Luis.
Washington pone PRRA, fondos, lo que cueste.
Que no haya hambre en la Isla del Encanto.
Tú pide, ojeroso poeta, lo que requiere el desarrollo agrícola.
Si hay que expropiar centrales cañeras a los gringos,
expropia, don Luis. Tú eres el hombre y por amor a tí,
concedimos el sufragio femenino y las tenemos
votando y en la costura. La agujita industrial del bordado.
Haz algo por Nilita Vientós «pa' que se calle».
La bruja pepiniana, ateneísta. Saca a los García Méndez
de las judicaturas, defienden hambre y patrones
en centrales azucareras. Pón a Nilita, primera fiscal,
batalladora de monopolios y de tierra inútil
en manos de privilegiados y ausentistas.
Ella, feminista, es loca de tu misma estampa.
Llévatela suave, sin embargo,
porque si no... Albizu se crece,
te alborota la patria,
y ni se acaba el hambre y la miseria
ni se acaba el dominio del yankee.
Has ese Banco Guurnamental de Fomento,
don Luis, ¿recuerdas que Miguel Pitirre lo quiso?
No. Házlo tú. Los buscones son muy parejeros.
¿Recuerdas al negrito Barbosa, otro que igual
que Albizu, desde bandos opuestos,
pide el fin de la colonia? El con plenas asimilaciones.
Te diré una cosa sobre la Mirada de Aquel
que te ha seleccionado: prefiere a los guandajos
como tú, honestos en el alma, pobres y malvestidos.
El hábito no hace al monje, lo sabemos;
pero no nos gustan los que visten con fajas y chalecos,
con levitas y frac, demasiado apretados por su ropa,
asfixiados en negro, bajo ese sol antillano,
cuando días vienen para echarse a correr,
días para andar sin pose, sin perfume,
sin los guardarropas, días de premura son,
de huída y trote, al natural, sudosos días,
días de quemarse en los montes
como si hubiera guerra
o nuevas invasiones de corsarios.
07-25-2002 / De mi libro El libro de anarquistas / Bios / Carlos López Dzur
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La Violencia, 1947 a 1958
a Gloria Gaitán, hija del prócer
«National country: the country made up of citizens in need of better socioeconomic conditions and greater sociopolitical freedom»: Dr. Jorge Eliécer Gaitán
1. A quien sirvo
Hay un país nacional, un pueblo al que sirvo
recelado por la nación política,
el sector de pueblo, oligáquico, controlador
que juega a las luchas internas
y en su rudo juego, reprime, mata,
engaña, hurta, difama. Minoría poderosa
el país político que a la patria nacional
tiene en miseria y hambre de libertad sociopolítica.
El Partido Liberal, tan ortodoxo, conmigo
no se sincera, tiene su agenda sucia.
La guarda, no la muestra. Se desplaza
con sus privilegios a la tiniebla, ala segunda
de la patria política. Y los del Partido Conservador
ya son indialogables; pero, ¿quién no los conoce?
Son los más criminales, dueños del café,
ferrocarriles, herederos de la gran hacienda,
dueños de vida y poder, sobrinos y nietos
de las grandes dinastías, militares e ingenieros
que se reparten todo en la patria política
una vez que regresan de estudios en Luisiana
y, ¿qué tal es esa izquierda comunista?
inmadura, envidiosa, infantil como niños
que buscan a perretas de la madre gigante
que se llama «las Masas» / afecto que aún
no se han ganado en justicia.
2. No puedo ser conservador
Gente que no quiere mirarse al espejo
son los conservadores; les duele todavía
que se eduque al que es pobre.
Pero Eduardo Santos, dio a Jorge Eliécer
el Ministerio para que el Partido Liberal
en esta decenio del '40
haga campañas alfabetizadoras.
La educación debe ser primero; la economía
participativa, democratizada, sin la virtud
del hombre educado, es imposible.
Y Gaitán dijo: Eduquemos al pueblo,
van a conocer las masas en qué precisamente creo:
«En tu cultura colombiano».
No en la sífilis de la mucha hembra y comadreo
ni en alcoholes por machismos y sentimentalidad barata».
Sepan de la esencia que está hecho este hombre,
el Dr. Gaitán, uno que no se vende
a las derechas y que no quiere que el colombiano sea
un alienado permanente en la patria política.
«Yo no puedo ser conservador», dice y se asusta
la gente de ese ala; «yo, más bien, soy socialista»
y se asusta la cúpula del Partido Liberal en que milita.
Ellos, conservadores y liberales, sin ningún compromoso
con el pobre, tienen el control de la tierra
«y yo creo en la reforma agraria,
en distribuir para mejor cultivar
en este país inmenso»; el campesino lo urge,
pero no los hacendados que cuidan
el segundo tesoro de su lucro:
sus cargos en la patria política.
3. ¿Qué de malo tiene un uniforme?
En esta ciudad tan populosa,
donde por falta de escrúpulos y decencia
de unos llamados listillos, el perverso viola y roba
pasajeros, hace chantaje y muerde en su millaje,
ensucia y envilece su gremio, ¿qué de malo hay
que comencemos a separar el grano de la paja
y hacer que el buen taxista, como el buen camionero,
vista con un uniforme y que el pueblo se habitúe
a preferir aquel que no se esconde en ropas
tan casuales, o en familiaridad inconveniente?
Este edicto de la Alcadía bogotana,
no rebaja a nadie... ¿De dónde surge esa jactancia
de creerse empresario / con sensitivas prosapias /
el que protesta que al conductor se le asigne uniforme?
Es por el bien del pueblo.
Es por el mejor servicio.
Es por dar protecciones.
Es por evitar que al pasajero se le chumbimba.
Puede que sea una reforma insignificante
mas el unforme cuida el transporte público y privado.
Identifica. Asigna un deber de honrar la marcha.
La confianza. El pasajero. Personaliza.
No ofende. No humilla. Se humilla quien no lo viste.
Aquí presento mi renuncia a 8 meses en el cargo.
Quiero ser alcalde de un pueblo que obedece
porque comprende y, en consecuencia. respalda,
dignifica a quien sirve... ¿Quién levanta trabas
a mi labor con pretextos tan nimios y miserables?
Si no hay respeto a la idea, de nada me sirve
el cargo. Renuncio. Quédense con un transporte
de tránsfugas, conductores ebrios y ladrones.
4. El candidato del pueblo
Recuerdo aquella Convención en una Plaza Pública.
Fue en 1945 cuando delante de millares de ojos
(el escenario total de la patria nacional, el país)
se escucharon los gritos de los liberales:
«¡Gaitán, Gaitán!», él era el preferido.
Nunca antes fue en una plaza abierta a todos
y digo todo, dentro y fuera del Partido, que se grita:
«A él, lo queremos». El es presidenciable.
Pero en mayo de 1946 ganó el conservador Ospina
y con los votos de nadie...
El propio Partido Liberal dividió sus votos
entre Gabriel Turbay y Gaitán, el favorito.
Habría ganado tan fácilmente aquel hombre
al que gritaban ¡Gaitán, Gaitán! desde una plaza
(con el todo el fervor del País Nacional
que quiso al líder). Y se cabreó el Partido.
Sintió el miedo.
Intereses del País Político,
patria oscura de venganzas, privilegios,
aspiraciones logreras, anti-pueblo, sectarias,
echó el partido de Gaitán y Turbay a la burla y la derrota
y ganó el indeseado rival, jefe de los oligarcas,
Mariano Ospina Pérez,
el conservador, la voz del rico
en inmenso mar de pobres desgraciados.
5. Yo haré ganar la izquierda sin violencia
Ya no hay dudas de quién es el líder del Partido Liberal.
Se supo en la Plaza, no en un salón cerrado;
se supo por el aplauso de las masas;
por el discurso claro o el abucheo contra lo que no se quiere.
Ese fue un día verdaderamente democrático
en el Partido Liberal colombiano.
Se leyeron cartillas a Turbay.
«Usted no es el País Nacional, no es pueblo,
Turbay, aunque sea liberal; no hay diferencia
entre Ospina y usted; ambos son alas del País Político,
política que jode la patria».
No obstante, aunque ganara Ospina,
los liberales dominan los asientos del Congreso
y son gente, con fe en Jorge Eliécer
y se van conveciendo que para las elecciones del 1950:
«Eliécer ha de ser nuestro único candidato».
Y se supone ese año cuando leyó cartillas
a los comunistas: «Ustedes ni para una cosa ni otra».
Si no ayudan, no estorben.
«Ustedes están corridos de la teja».
6. La Operación Pantomima
Y habló del Embajador Willard L. Beaulac
que ha pretendido
ser su amigo y darle consejos, porque lo está espiando
y aunque Gaitán
(bien sabe lo que él susurra a sus espaldas),
ese Judas de la diplomacia yankee está instruído
por John Mepples Espirito
(alias Georgio Ricco)
y Tomás Elliot, para una «Pantomima» necesaria.
«Ese Gaitán es otro comunista
de la Guerra Fría
y hay que pararlo;
hay que congelarlo para siempre».
Así mismo, se llamó el operativo: Operation Pantomime.
Fue así que Juan Roa Sierra, al servicio de la CIA,
asintió a la tarea. Lo asesinaron,
a todo prisa y corriendo el 9 de abril 1948
para que no llegue la elección del 1950
y sea electo, abrumadoramente, y es que ahora...
dice los que mejor lo han conocido
«Estuvo llamado a ser un héroe
Jorge Eliécer Gaitán,
niño de Cucunubá,
ex-Ministro de Educación y Trabajo,
alcalde bogotano».
Ahora ex-compañeros del Colegio Simón Araújo
recuerdan que siendo pobre,
Gaitán fue a colegio de ricos
y allí comenzó a sufrir humillaciones
y, por eso, educar, educar a los mismos liberales
fue su obsesión de siempre,
Colombia es tan clasista,
tan engreídamente, narcicista su élite.
«Le cuento el chisme pero cayetano»:
Jorge inspiraba la envidia de todo el liderazgo.
Que era un gran criminólogo, ah, ahora lo recuerda
la prensa porque su cuerpo fue tronchado a balazos;
pero aquí no está Enrico Ferri, jefe universitario
de los alumnos de su doctorado, para explicar
esta muerte claramente maligna, criminal,
artera, conspiratoria
de su alumno querido,
el admirado Jorge, graduado
en la Universidad de los Reyes de Roma.
Corrido de la butaca, por muchos jijosdeputa
y jactanciosos chachos, sin chimbo.
7. El asesinato y los responsables
The angry mob kicked and tore him (Juan Roa Sierra) to pieces: Guillermo Pérez Sarmiento, Director of the United Press in Colombia
Cómo ha de de ser cruel esta Colombia política
que salvajemente mata al funcionario amado
por las masas, a Eliécer, la esperanza encarnada
de cambio, al defensor del pobre, al legislador
de su educación y de su empleo.
Cómo ha de ser mentirosa la lengua del País Político
que autoriza que un Jefe Policíaco haga que dos guardias
escolten al asesino y no lo amparen, sino que lo enfrentan
a la chusma amotinada, rabia popular
que se lo come vivo
y la guardia huye y deja a Roa, indefenso,
para que sea linchado, pateado, convertido en pedazos,
ante los ojos del mundo.
Cómo ha de ser el odio acumulado por generaciones
que, tras la muerte de Eliécer, se desata el Bogotazo
y antes de sumarse 300,000 cadáveres,
en el mismo Congreso de la República
discuten y se matan como bestias.
Cómo se justificará aquel septiembre,
a poco del primer aniversario de la muerte de Eliécer
(1949) cuando el Senador Amado Gutiérrez asesina
a su colega Gustavo Jiménez en medio
de una sesión congresional.
Cómo hablar sobre la democracia si la prensa que informa
estas tragedias tiene miedo, miedo a las venganzas,
miedo a hablar claro, a decir las verdades.
Inventan bobadas y ambivalencias desde las oficinas.
El mal no está en Colombia. Se trajo de países extranjeros.
Es por causa de la conferencia Inter-Americana.
Es cosa de buscar condenar el comunismo.
Es cosa del Congreso Latinoamericano de la Juventud.
Es por causa de Fidel Castro y Perón que admiran
a Gaitán y lo quiere para su causa.
Es que Juan Roa está demente,
pobre, no tiene trabajo,
y se cree la encarnación espírita de unos viejos patriotas:
Santander y Quezada;
es que cosa del espionaje ruso.
Es cosa del culo de su madre,
Es cosa de un pistolero que no tiene puntería,
a lo mejor quiso matarse a sí mismo,
es cosa
de una limousine de lujo que lo bajó en la escena
del asesinato.
Es cosa de fascistas siquitrillados.
Es cosa de Ospina, pero mejor no movamos.
Es que si ganara Eliécer, dice la CIA,
que el hemisferio
se jode,
que van a aparecer más izquierdas
y crítica anti-americana que impida los negocios.
Y esta dime y direte pasaron 15 años de violencia
de un pueblo que no se cree violento
y presume que todo está bien cuando está
interna y estructuralmente pudrido,
pero la culpa no es de los liberales
ni los conservadores,
es una culpa ignota
es cosa del culo de su madre,
es cosa de un pistolero que no tiene puntería,
es cosa del odio que se tiene a la Iglesia,
es cosa es cosa es cosa es cosa es cosa
de nada.
8. Si preguntara usted...
Laureano Gómez instituted authoritarian right-wing policies and suppressed the opposition and the courts. He suffered a heart attack in 1951... Ospina ultimately supported the coup d'etat against Gómez that established the military administartion of Gustavo Rojas: Ignacio Arismedi Posada, «Colombian Presidents», Interprint Editors Ltd: 2001
Si preguntara usted al pueblo, ¿por qué tras el asesinato
de Eliécer por quince años se arrastra inacable el odio,
enemistad, violencia? Son 300,000 muertos,
demasiado, o diga usted, 200,000, son demasiados,
o ponga menos, 100,000 son demasiados,
si preguntara usted por qué
si no salen del aire, ni caen del cielo,
ni rebrotan de debajo de la tierra, ni los trae Fidel Castro
ni Kruschev ni Mao Tsé Tung, ¿por qué?
Ellos sí saben. En la prensa, no.
Esa es mucha aguacate y adivina a pura arepa.
Son gente que el País Político mata, son estrategias
de Laureano Gómez y Rojas Pinilla;
son cosa de la Derecha Conservadora
autoritaria, la que sirve a Washington, D.C.
y el colombiano que sirva de chichunrria
a la desgracia. ¿Por qué tanta violencia?
... hablen claro: dictadura. El General Rojas Pinilla
con un trabajo sucio que trealizar desde 1953
al 1957, suplantarte Laureano, ser tu marioneta sucesora.
Sofocar esa ira necesaria que sintió la gente
cuando se mata un héroe y hay que matar a muchos,
descabezar la patria nacional, seguir matando
y matando, hasta que no quede nadie que se parezca
a él, a Eliécer; y por ese trabajo sucio
Laureano lo premia desde España, en su exilio
de cobarde, sin chimbo, y Ospina lo condecora,
liberales y conservadores hacen lo mismo,
«Vé, General Rojas Pinilla, mata patria,
mata izquierda, mata con el Batallón Colombia,
lo que se mueva que la ONU y OEA aplaude
porque aplaude y aplaude Ospina Pérez
y Urdaneta Arbeláez».
9. Avisos finales de Rojas Pinilla
Todo el que forje un grupo de apoyo en memoria
de bandoleros liberales, socialistas, o gente que invoque
a Eliécer, no se dirá grupo de auto-defensa.
mientras yo esté a cargo.
Con Rojas Pinilla han cambiado las reglas.
A cada grupo liberal o conservador
van a nacer Los Pájaros, los Chusmeros,
chulavitas policíacos, y se conocerán las víctimas
por la naturaleza del tajo: cortes
de franela, de T-shirt, de corbata, quien no está
armado; haremos decapitaciones, así
que no baje la guardia y dé papaya, el que no sea duro
porque el foforro es sangriento y la cifra
a matar ha de ser grande.
Nadie que desafíe las ambiciones de largartos
(en el País Político, el que sólo aspira a enriquecerse)
tiene derecho a la vida; despierte el langaruto
y vomite lo que sabe.
Locambia está en la inmunda vida:
la Violencia. Ahora comienza
el capitalismo de coscorria
y la Derecha enverracada.
22-06-2000 / El Libro de anaquistas / Carlos López Dzur
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Carlos Ardohain (Argentina)
Dinero
El dinero es una clase de poesía.
Wallace Stevens
Si el dinero es una clase de poesía
no está todo perdido para mí
podré pagar en palabras
el precio que no se puede comprar
cuando entienda la poesía de esa clase
dejaré de pensar en él, lo pondré
debajo de mi sombra como quien
guarda la llave bajo un tapete
construiré una casa con palabras
y un jardín y un árbol y arriba
del árbol otra casa
y en el jardín estará mi padre
y en la casa del árbol mi hijo
y en las palabras estaré yo
<>
Parental
Hay un momento
en que padre e hijo crecen
midiéndose uno en los ojos del otro
llega un momento
en que todo padre es pared
que es preciso saltar eludir atravesar
hay un momento
en que el hijo quiere ser el padre
para calzarse sus zapatos
y correr con tranco largo
llega un momento
en que todo padre es niño
y se monta sobre los hombros del hijo
para caminar en los pies de él
hay un momento
en que el padre es un buey
que toca todo lo que ve
y devora todo lo que toca
llega un momento
en que el hijo se vuelve voraz
y se alimenta con la carne
de cualquier buey de todo buey
hay un momento
en que la espalda del hijo
adquiere la forma de la espalda del padre
y ya no soporta más el mundo
[Carlos Ardohain es un poeta, actor y artista argentino (Mar del Plata, 1953). Reside en Avellaneda. Cursó estudios de artes plásticas en la Universidad Nacional de La Plata. Trabajó como actor en la La Plata formando parte del grupo Tal (1974-77). Trabaja como diseñador gráfico y redactor. Ha publicado las plaquetas El ojo secreto (1998), La hoja bífida (1999) y Ojo x ojo (2000). Su poemario 13 fue distinguido en 2004 con un accésit en el Concurso Poesía en Tierra, organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires. Mantiene un blog: Bitácora personal]
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Extor Henrique Martínez (México)
«La Silla Eléctrica» de Martin Romero [O cuando Bajtin hace los mandados]
FROM BEGINNING: ¿MAMAS O TE QUITO EL PECHO?: Se trata de una novela hecha por un escritor fronterizo, de acá de este laredo de Mexitlán de las tunas, pero su entorno geográfico no corresponde a este tafanario de San Diego, sino al país más poderoso del mundo. La silla eléctrica representa simbólicamente el encuentro —contrapunteándose la yuxtaposición, choque y rechazo— de dos mundos: el de la supraindividualidad pragmática (oportunista, racista y explotadora) del gringo, por un extremo y, por el otro, el del ser fronterizo, de cultura heterogénea, escindido en dos idiosincrasias y consignado a recibir unas cuantas migajas del american dream a cambio de un putizón laboral.
En la obra hay una profunda participación biográfica; el nivel de coexistencia semántica de las iniciales MR parece así suponerlo. Pero no hay que irnos con la finta, pues Mario Rojas, personaje principal de la novela, no representa al Martín Romero, ni es una réplica monológica redondeada por el autor.
Martín Romero al escribir La silla eléctrica se convierte en mero espectador de las acciones y vivencias del Mario Rojas; es, por tanto, el anfitrión de sus personajes. Es verdad que Romero ha creado a Rojas, pero entre los dos hay distanciamiento, una ruptura de cordón umbilical que libera al personaje de su autor. Mario Rojas actúa con una conciencia de sí mismo, que es una autoconciencia dominante en la estructura literaria de la novela; se mueve en su propio mundo.
Por eso el autor no habla de él, sino con él; o sea con su propio discurso. Puede verse en la novela que su autor no toma posición o partido por ninguno de sus personajes; sencillamente, son ellos —el samaritano y culturoso Mario, el mandilón y cuadripléjico Sampson, la culerona e histérica Carly, la desconsiderada e insensible Sara, el tecolín Bruce, el tacataca Way Lee, el suato Sika y el mezquino Casey— quienes se encargan de lanzarse sus respectivas frustraciones, sus manifestaciones e insinuaciones, sus descargas morales, sus matices peyorativos que ponen en relieve tal afirmación:
—Dime Carly, no me llames "señora Sampson".
"Que vieja más mamona" —pensé por un momento...» (p. 32).
«Al salir Carly de la casa, el señor Sampson dijo "puta” dos veces.
Volteé a verlo y observé que tenía cara de fuchi» (p. 58).
«No; mi vida con Sara era otra cosa: adiós party. Recuerdo la última de sus amenazas: "Escúchame bien, Mario. Si no te alivianas este año te mando a la puta chingada. Piénsalo bien"» (p. 60).
Y lo mismo ocurre al vislumbrar la lucha de voces ideológicas que resalta en los momentos de interacción sicológica de los personajes:
«—Mario, a mí me gusta proteger a mis animales. Tengo un perro chihuahueño. ¿Estás dispuesto a quererlo?
—Darle de comer sí, pero quererlo... no sé.
—¿Porqué no sabes?
Saqué el pecho y dije en tono severo:
—Porque la palabra querer es una abstracción verbal. No confío mucho en quienes dicen "te quiero" cuando el querendón hace todo lo contrario. Ahora bien, yo guardo en mi memoria los actos buenos que he ido registrando al paso de los años y que me dan más seguridad para hacer las cosas. En pocas palabras, estar en armonía con mis semejantes. Espero que me comprenda, señora Sampson» (p. 32).
La función del narrador es desarrollada por el personaje y se haya predeterminada, aparentemente, por el discurso biográfico. Pero esta es la forma en que Romero engaña al lector, lo cual le permite ahondar en campos más abiertos de posibilidades verbales. El tono y el estilo con los cuales estructura la obra son amenos, directos y sin ambages metafísicos para no sobrevaluar la palabra ni desgastarla en mamadas ridiculescas. Romero se tira a escribir al chile pinto y sin reservas, salpicando de caló sus enunciados. La lectura del texto jala; contiene un gancho sicológico que no permite al leyedor abandonar la mengambrea.
Y así comienza el menjurje narrativo:
«Luego de trabajar por más de cinco años como consejero de menores abusados física, sexual y emocionalmente, a mediados de 1995, me quedé sin chamba. ¿La razón? Debido a una pesadilla siniestra. Soñé el rostro fijo y baboso del exlíder multivitalicio de la Confederación de Trabajadores de México: Fidel Velázquez. Tuve que ir a un hospital para ser atendido de emergencia porque esa noche se me bajó la presión como nunca antes. Ese monstruo, aunque lo nieguen los racionalistas de la república, pertenece al inconsciente colectivo mexicano (tuve que pagar dos mil dólares a la ambulancia que me llevó a ese hospital de Chula Vista). Y como los gringos la hacen mucho de tos y son muy estrictos para aplicar las leyes cuando les conviene, el Departamento de Vehículos Motorizados (Departament of Motors Vehicles —DMV) revocó mi licencia de manejar por un año. (sic). Y no sólo tuve problemas con el DMV, sino que hasta perdí mi empleo [en el Centro Juvenil de Imperial Beach]. (sic). Luego de recoger mis pertenencias de un ropero y ponerlas en varias bolsas de plástico, salí de prisa de allí. (sic). Sin embargo, consideré injusto el despido, ya que aguanté bastante carrilla. (sic). También soporté insultos, gritos, mentadas de madre, intentos de golpes, pero tuve la suerte de nunca recibir uno. (sic). Por fin llegué a la parada del autobús que me llevaría a la estación del tren rojo (o trolley), que me dejaría en casa. (sic). Al subirme al autobús sentí un sabor amargo; imaginé que me llevaría la chingada si no conseguía chamba lo más pronto posible. Me dio coraje pagar dos dólares por utilizar un transporte caro; pero preferí dejar mi carro en casa para evitar así que la mala suerte apareciera de nuevo al manejar sin licencia y recibir, de un policía de caminos, un multón. (sic). [...] dentro de la unidad de transporte ocurre el espectáculo de todos los días: esquizofrénicos de distintos temperamentos molestando a los pasajeros, neuróticos en busca de pleitos, libidinosos que esperan el momento oportuno para dar el agarrón a quien se deje, menores de dieciocho años que se parten la madre a golpes y con armas, etcétera. Este show de sicópatas lo he visto por años. (sic). Me sentí un paria: de un día a otro me quedé sin trabajo y con la licencia de conducir revocada. (sic)».
Luego de que su esposa le arrima al Mario sendas giñadotas marca chillarás; tildándolo de talegas, el border boy ilustrado consigue una nueva chamba con un ruco tullido, macanas y racista, que a lado de su guaifa Carly, mujer vanidosa, culeis y manipuladora, es un pobre babiecas incapaz de pelar un chango a nalgadas.
El carácter mezquino y visceral de la fulana arrastra a la mayoría de los personajes romerianos hacia el encomio, la reprobación y la sumisión; los envuelve en una capa de desprecio y procura siempre humillarlos. La ruca invierte a su favor la sicología del esclavo; pero no la aplica a la esposa, no es necesario, el ruco ya está frito, pasivamente cinchado en su carreola.
He aquí un fragmento de la tremolina agobiante que vive el patrón de Mario Rojas:
«Volví a comprender que la neurosis de Carly y su control sobre su esposo eran de dar miedo.
—Disculpa, Mario. Todos lo días pienso que soy una mierda. La maldita parálisis, la cabrona inmovilidad sigue matándome. Las putas horas pasan y sigo esclavizado a esta silla eléctrica».
Antes de apearse de la burra que lo traslada a su cantón, Mario Rojas recoge un pápiro; es el Latín Power, «una publicación reconocida localmente por el número criminal de erratas, además de ser el portavoz del mitote caliente en esta región de California». En la última página del citado péiper, el protagonista se topa con la sección de empleos; la clava porque le interesó un jale consistente en chalanearle a un ruco jándicap. Y en cuanto aterriza en su chante, el MR avienta un foneto pa preguntar si todavía está vacante el camello que ofrecen. Cuando el bato marca el fon no hay güey que le reciba la llamada y deja su mensaje en la máquina contestadora.
—Luego de zamparse dos tanates cocidos —de gallina, of cors— se avienta una geteadita sobre un sofá.
—Al ratón, lo despierta el ring-ring de teléfono y, medio emputado, contesta.
«—¿Bueno! —dije enojado.
—Bueno —respondió la voz a través de la línea.
—¿Qué deseas?
—¿Se encuentra Mario Rojas?
—Con él hablas.
—¡Qué tal, Mario. Me llamo Michael Sampson. Recibí tu mensaje.
—¡Qué tal, señor Sampson....!
Fue directo.
—Déjame decirte en qué consiste el empleo. Tengo una discapacidad física: estoy paralizado de los brazos y las piernas. También soy gerente de un centro de ayuda a personas con discapacidades físicas a quienes les conseguimos empleos, habitación, ayuda médica, entre otras cosas. El trabajo de un asistente personal, en mi casa, consiste en levantarme a las seis y media de la mañana y acostarme a las diez de la noche de lunes a viernes (durante los fines de semana varía el horario), vestirme, prepararme el desayuno, la comida, y a veces la cena, así como bañarme, rasurarme, darme masaje en el cuerpo, etcétera. Respecto al dinero que pago... es muy poco: cinco dólares por hora, salario que ganarías por un año. Si decides trabajar más meses conmigo te aumentaría un poco más, todo depende de tu entrega al trabajo. Debo advertirte que cansa. Si estás interesado dame ahora mismo los nombres de dos personas que te conozcan y sus números telefónicos para pedirles referencias sobre ti. No creas que soy del Servicio de Inmigración y Naturalización, pero así se manejan estas cosas. ¿Te interesa el empleo?
Sentí que el señor Sampson pedía mucho y pagaba poco.
—Claro que sí. Perdone, ¿dónde vive?
—En Lemon Grove.
"En la madre —pensé—. La pinche puta ciudad donde viven los racistas más antimexicanos de California"».
En las últimas líneas del discurso, aunque Mario hable para sí mismo y no exista un tercero oyente, el monólogo cobra el significado de un diálogo; pues el personaje habla con el fenómeno que se le presenta en su sesera. El diálogo consigo mismo adquiere el matiz de una orientación ideológica; es la voz del mundo la que entra en la conciencia de Mario, la cual genera el diálogo interno. La peculiaridad de estilo verbal es el «yo» del personaje que se desdobla en un «tú».
Dicho de otra manera: el personaje es el mismo discurso. No es necesario citar algún ejemplo al respecto, con los que ya he transcrito creo que bastan.
MARTÍN ROMERO O LA MENIPEA EN LA SILLA ELÉCTRICA: NI CHICANOL NI POCHOÑOL: «La silla eléctrica» es una buena novela fronteriza, estructurada en un rango estético muy superior al determinismo chicano que apesta a cholismo fatalista. Y es que a Martín Romero le caga de a madres repetir las mismas formulitas pendejas de un Bruce Novoa que pervierte la literatura en anecdotarios pasatistas, panfletos huecos, abstractos y chovinistas.
El autor de La silla eléctrica no se rebaja a tales demagogias. Y tampoco rinde pleitesía al misticismo guadalupano que caracteriza a la literatura pochoñola (sencillamente porque Romero sabe que Dios es gringo). Esas concepciones son ajenas al personaje, quien se define como un tijuanense:
«—Oh, como me da gusta tener a un chicano valiente a mi lado.
—Tijuanense, señor Sampson, tijuanense.
—Bueno, yo sólo quería decir que los chicanos son...».
Aunque la vida —vaya la rebuznancia— que vive Mario es relativamente perriada, tercermundista, su alma no se haya desvirtuada por la desdicha y las limitaciones locales del rodino acomplejado o del atípico mexican greaser que al llegar a Tijuana se incrusta en la clase media, chillona y vulgarizada. El discurso narrativo, si bien es cierto, proviene de la necesidad concreta de un fronterizo que a través de su autoconciencia junta tres mundos —el gabacho, el mexicano y el asiático—; mundos que en la realidad no se pueden unir.
En el plano literario los personajes llegan a conformar un sistema unitario de ideas; los pensamientos, voces y puntos vista de Mario Rojas, Michael Sampson, Way Lee, Carly, Sika y Bruce Anderson organizan el contenido temático de la obra. Sus vivencias, actitudes, intereses, valores, posturas, confrontaciones, etc, constituyen la unidad orgánica de la novela, es decir, conforman la composición y la argumentación literarias.
—Todos participan en los acontecimientos y en el mismo círculo de relaciones.
«Coexisten en todo hombre —afirma Baudelaire—, en todo momento, dos tendencias simultáneas: la una hacia Dios; la otra hacia Satanás». Similar a este dualismo tradicional (carne y espíritu), citado por el poeta maldito; en la novela de Martín Romero también descubrimos esa doble tendencia.
El mundo de Mario Rojas está partido en dos vertientes; la cómica y la trágica, que son, a la vez, la suma del discurso literario. En el momento que el personaje se queda sin sin chamba, persiste en él la obsesión de cometer un atraco bancario.
La desesperación se mezcla con la chusqueza para armar un método de expiación o válvula de escape para los futuros pesares y remordimientos:
«Si asaltaba un banco lo haría con una pistola de plástico, y no permitiría que el sentimiento de culpa viviera en mí como han vivido nuestras frustraciones al elegir gobernadores de todos los partidos que siempre la riegan. Además, ya Shekespeare lo dijo: «El mundo es un escenario». Sabía de antemano que estaba actuando en un drama político social» (p. 20).
Bíos / Colaboradores
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Manuel Cubero Urbano (España)
El cuervo que se dijo hombre
Por ti, vi llorar la tarde, decir adiós,
sin manos ni palabras, en soledad de muerte.
Por ti, oí pasar las noches, negras de luto y dolor.
Hoy… un soplo de aire limpió las esferas del mundo.
Tu negra sombra de verdugo escapó
entre aullidos de espanto
al encuentro de su propio hedor.
Ni aun el odio salió a recibirte.
Manuel Cubero Urbano
El ganso
Un ganso mefistofèlico
andaba un día melancólico,
y se encontró a un farmacéutico.
Éste, algo alcohólico,
recomendóle un buen médico
que, por no ser estrambótico,
pensó encontrarse ante un bucólico
ansioso de experiencias esotéricas.
Buscó fórmulas arquetípicas
en los libros coetáneos
entre elípticas parábolas.
Y encontró la solución:
recomendóle una ablución
y enjuagues de mentol
para evitar un bajón
en su débil corazón.
Manuel Cubero
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Marco Denevi
Falsificaciones
GOBERNANTES Y GOBERNADOS
Por las noches el Gran Tamerlán se disfrazaba de mercader y recorría los barrios bajos de la ciudad para oír la voz del pueblo. Él mismo les tiraba de la lengua. ¿Y el Gran Tamerlán? -preguntaba- .¿Qué opináis del Gran Tamerlán?
Invariablemente se levantaba a su alrededor un coro de maldiciones y de rabiosas quejas. El mercader sentía que la cólera del pueblo se le contagiaba. Arrebatado por la indignación, añadía sus propios denuestos, revelaba un odio feroz contra el gobierno.
A la mañana siguiente, en su palacio, el Gran Tamerlán se enfurecía. ¿Sabe toda esa chusma -pensaba- qué es manejar las riendas de un imperio? ¿Creen esos granujas que no tengo otra cosa que hacer sino ocuparme de sus minúsculos intereses, de sus chismes de comadres? Y se dedicaba a los intrincados problemas oficiales.
Pero a la noche siguiente el mercader volvía a oír las pequeñas historias de atropellos, arbitrariedades, abusos de la soldadesca, prevaricatos de los funcionarios, deshonestidades de los cobradores de impuestos y de nuevo hacía causa común con el pueblo.
Al cabo de un tiempo el mercader organizó una conspiración contra el Gran Tamerlán. Su astucia, su valor, su conocimiento del arte de la guerra lo convirtieron en el jefe de la conjura y en el líder del pueblo. Pero el Gran Tamerlán le desbarataba, desde su palacio, todos los planes revolucionarios, a menudo a duras penas y con gran sacrificio de soldados.
Este duelo se prolongó durante varios años. Hasta que el pueblo, harto de fracasos, sospechó que el mercader en realidad era un agente provocador a sueldo del Gran Tamerlán y lo mató en una oscura taberna, a la misma hora en que los dignatarios de la corte, sospechando que el Gran Tamerlán ya no tenía agallas para vencer a sus enemigos, lo asesinaban en su vasto lecho.
LOS ANIMALES EN EL ARCA
Sí, Noé cumplió la orden divina y embarcó en el arca un macho y una hembra de cada especie animal. Pero durante los cuarenta días y las cuarenta noches del diluvio ¿qué sucedió? Las bestias ¿resistieron las tentaciones de la convivencia y del encierro forzoso? Los animales salvajes, las fieras de los bosques y de los desiertos ¿se sometieron a las reglas de la urbanidad? La compañía, dentro del mismo barco, de las eternas víctimas y de los eternos victimarios ¿no desataría ningún crimen? Estoy viendo al león, al oso y a la víbora mandar al otro mundo, de un zarpazo o de una mordedura, a un pobre animalito indefenso. ¿Y quiénes serían los más indefensos sino los más hermosos? Porque los hermosos no tienen otra protección que su belleza. ¿De qué les serviría la belleza en un navío colmado de pasajeros de todas clases, todos asustados y malhumorados, muchos de ellos asesinos profesionales, individuos de mal carácter y sujetos
de avería?
Sólo se salvarían los de piel más dura, los de carne menos apetecible, los erizados de púas, de cuernos, de garras y de picos, los que alojan el veneno, los que se ocultan en la sombra, los más feos y los más fuertes. Cuando al cabo del diluvio Noé descendió a tierra, repobló el mundo con los sobrevivientes. Pero las criaturas más hermosas, las más delicadas y gratuitas, los puros lujos con que Dios, en la embriaguez de la Creación, había adornado el planeta, aquellas criaturas al lado de las cuales el pavorreal y la gacela son horribles mamarrachos y la liebre una fiera sanguinaria, ay, aquellas criaturas no descendieron del arca de Noé.
IN PARADISUM
Dios debe disponer que periódicamente los santos y los bienaventurados abandonen por una temporada el Paraíso, pues de lo contrario no saben u olvidan que viven en el Paraíso, empiezan a imaginar otro Paraíso por su cuenta, en comparación, el Paraíso les parece muy inferior, una especie de caricatura, eso los pone melancólicos o coléricos y terminan por creerse los condenados del Infierno.
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Carlos Adalberto Fernández (Argentina)
Gente ganadora
Me atropellaba, che. Desde que me vió que me entró a atropellar. Bueno, la verdad que con la sola presencia te amasijaba, te dejaba la voluntad hecha puré. Tenía un arma y la usaba como Fuerza de Exterminio. No era sólo lo físico, aunque con eso le bastaba. Es que te miraba, te casi sonreía o se estaba burlando, o no te hablaba pero se le veía en la frente como esos carteles luminosos donde las frases se van desplazando una tras otra. Te sentías como el ratón juguetito del gato, hasta que se cansa y despues…
Pero cuando te hablaba era el frágil cervatillo, la tenue burbuja iridiscente, temiendo y adorando al macho poderoso, al guerrero letal (que era uno). Pensar en sexo con ella, no era en una cama, era inmolarla en el altar extrayéndole el corazón entre espasmos. Pero nada de eso iba conmigo. Ya mi madre, desde que nos mudamos a la pensión y la cruzamos, me aplicó las vacunas, me inyectó los anticuerpos, me instruyó en todas las Medidas Preventivas. Porque en la mirada de esa mujer se asomaban siglos -milenios- de lucha contra el Demonio de la humanidad. «Heredó la cultura, las experiencias de generaciones de putas de todas las categorías, expertas en todas las cortes y baldíos…»
Reconozco que mis conocimientos no salen de la teoría, que en el momento de actuar los tomos me aplastan. Me dediqué a cultivarme físicamente (varios cinturones negros y otros títulos), armas de defensa personal, de combate y exterminio. Mi cuerpo tiene más nudos que soga de marinero. Esto suele dar una imagen de ganador, de tipo que está de vuelta. Yo nada que ver. Por lo menos aprendí a callarme, con lo que aparentaba sabiduría e indiferencia. Ella, la Luly, cayó. Se puso como objetivo doblegarme. Como en los duelos de las películas del oeste (del oeste norteamericano, naturalmente), ¿vio? Ya estábamos en la etapa de posicionamiento: ella de pie, en el medio de la calle, las manos mentirosamente flojas a los costados, donde están los Colt ciento y pico. Me mira, como invitándome. Yo salgo lentamente del saloón, desciendo los escalones, camino hasta el medio de la calle, giro, como distraídamente hasta quedar justo enfrente de él (ella), la miro como al poste de la parada del colectivo -o la diligencia, o el correo.
-Vos, dicen, practicaste sexo en Tailandia, la isla Maciel, las cuevas de Chtulhu, los baños de las estaciones de tren. No aprendiste nada. Yo podría enseñarte nuevos mundos, te podría hacer vibrar cada nervio, torturarte con el vaivén de mis pechos en danza ritual.
Yo, el único sexo que practiqué fue en el gallinero antes de la madrugada. La bataraza me despidió con cariño. Pero jamás lo iba a reconocer. Recordé las lecciones justo antes de lanzar las charlatanerías histéricas que me caracterizaban, y me quedé callado. Eso la impresionó. Dimos unos pasos en la calle, hasta vernos el blanco de los ojos.
-Encontré a un hombre que al lado de él vos sos cartón pintado -me lanzó un directo a la mandíbula-. Capaz de tener orgasmos con el páncreas -como coordinados un tipo comenzó a ingresar a la calle.
Lo oonozco. Es Guillermo el de la estancia «Los esteroides» -dije despectivamente.
Nooo. Ese pasó hace rato -dijo- un electrocardiograma de esfuerzo lo sacó de la competencia.
Roberto.
No.
Javier.
No. Todos esos fueron hace rato.
Yo estaba perdiendo puntos. Ella, notándolo, lanzó el golpe final. Lo tomó del brazo y se acercaron unos pasos hasta vernos el nervio óptico -Este es mi hombre- dijo
-Pero… ¿Este no es Perlita, el bastonero de la banda «Orgullo Gay»?
Un grito de fiera enjaulada inició el duelo final. Las manos volaban a la cintura. Ella, herida en su credibilidad, él ofendido en su suceptibilidad. Yo, muerto del julepe. Descerrajé la Magnum Parabellum alcance intercontinental. Lo dejé seco.
En la realidad, el salvaje oeste estaba en el salón del Club Social y Deportivo del barrio. La fatalidad nos enfrentó a la salida del baño. Si yo tenía nudos en los brazos, él hacía pesas con las pestañas. Grito va, grito viene, cuando ví que se me estaba por hechar encima, saqué el revólver 22 y se lo vacié encima.
El, ninguna objeción. Pero ella… se le cayeron los naipes. Debajo de la Terminator había una virgen vergonzosa soñando liberarse de la presión familiar, planeando casarse con Perlita, sea lo que sea. Puro teatro, su vida, pensaban escaparse a Timbuctú, borrarse. Ahora ella está de monja en La Pampa.
Yo, cuando cumpla la pena, con el equipo de supervivencia que compré y una bataraza descendiente de la romanticona, me voy a la cordillera, tercera montaña a la derecha.
Cuento de Cadal / Bíos / Colaboradores
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Ernesto Heminngway: Alcohólico
José Luis Díaz-Granados:
Escritores y alcoholes
Parece que al fin los biógrafos de Shakespeare han terminado por ponerse de acuerdo en que el poeta murió a causa de una intoxicación etílica a la temprana edad de 51 años. Aquel 23 de abril de 1616 —por coincidencia, el mismo día, mes y año en que moría Cervantes—, los vecinos comentaban que durante la noche anterior el autor de Romeo y Julieta «había bebido demasiado vino».
El que un autor literario haya sido de manera predominante consumidor de vegetales, de café o de drogas heroicas puede constituir algo sencillamente anecdótico: Balzac bebía 50 tazas de café negro al día (o mejor, durante la madrugada) y sólo así se sentía estimulado para escribir. George Bernard Shaw sólo comía vegetales sin haber probado jamás la carne ni el alcohol.
Y la mayoría de los novelistas del movimiento beatnik probaron la marihuana, la cocaína y el LSD. Pero que un escritor sea (o haya sido) un dipsómano impenitente parece ser casi un ritual paralelo al de su amor por las palabras.
No existe una razón lógica para creerlo. Incluso alcohólicos tan reconocidos como Hemingway, Karen Blixen o John Steinbeck aconsejaban no escribir jamás bajo los efectos etílicos. Sin embargo, no son pocos los textos y los libros en los que especialistas han intentado hallarle una explicación racional a esta extraña relación entre la creación literaria y la adicción al alcohol.
Precisamente Hemingway —quien en La Habana hizo famosos los eslogan: «Mi mojito en La Bodeguita; mi daiquiri en El Floridita»—, podía beber en un sólo día buenos tragos de vodka, ron y vino, al tiempo que ponderaba las «virtudes medicinales de la ginebra».
Un día, escribiendo en un café de París sintió sed. «Pedí un ron Saint James —recordó en sus memorias—. Con aquel frío me supo a gloria, y seguí escribiendo, sintiéndome muy bien y sintiendo que el buen ron de la Martinica me calentaba el cuerpo y el espíritu».
William Faulkner —quien al igual que el noruego Knut Hamsum recibió el Premio Nobel de manos del rey de Suecia en lamentable estado de embriaguez—, afirmaba que para escribir sólo se necesitaba un sitio acogedor, una mesa con una resma de papel, lápices y una botella de whisky. «¿Bourbon?», le preguntó el periodista refiriéndose al ron ordinario de Nueva Orleáns. No, respondió el novelista, no soy tan melindroso».
Las borracheras de James Joyce eran tan famosas en su exilio continental que no hay cronista de la Generación Perdida que no las registre. Su pobre mujer, Nora Barnacle, lidiaba con paciencia aquellas rascas de vino electrizante de Trieste, o del Fendant de Sion de Zurich, que según Joyce sabía a "mineral metálico". Según José María Valverde, «el alcohol y las reiteradas infecciones dentarias comenzaron a dañar los ojos de Joyce».
Zelda, la conflictiva mujer de Francis Scott Fitzgerald, sentía celos de la literatura. Apenas el autor de El Gran Gatsby se sentaba a escribir algunos párrafos de su nueva novela, ella lo arrastraba a una nueva borrachera hasta que él perdía el conocimiento luego de pelear y hacer las paces. Al otro día, trataba de curar la resaca sudando alcohol en largas caminatas con Hemingway para luego volver a intentar nuevos párrafos frente a su máquina.
Beodo hasta el Delirium tremens fue el desdichado y fascinante Edgar Alan Poe, al igual que Paul Verlaine, borracho feroz que casi mata con arma de fuego a su madre viuda, a su esposa y a su luciferino compañero Arthur Rimbaud. Pero el colmo del descaro lo llevó a cabo Truman Capote, el impecable narrador de A sangre fría, cuando ante 75 millones de televidentes declaró tartamudeando por la embriaguez: «soy marica, borracho y chismoso. Pero soy un genio».
El genial poeta galés Dylan Thomas, después de haber asombrado al mundo literario anglosajón con su Retrato del artista cachorro, realizó cuatro giras triunfales por los Estados Unidos, al término de las cuales murió luego de haber ingerido alcohol sin parar durante un mes. Tenía 39 años.
Un novelista olvidado, Halldor Kiljan Laxness, autor de Las campanas de Islandia, respondió a la pregunta de los reporteros acerca de lo que pensaba hacer con la fortuna obtenida con el Premio Nobel de Literatura en 1955: «Me la voy a beber». Lo que sin duda hizo, al igual que sus antecesores en el galardón: Sir Winston Churchill, dipsómano archiconocido, los ya citados Faulkner y Hemingway, el existencialista sueco Pär Lagerkvist y el controvertido André Gide.
El poeta colombiano León de Greiff, célebre por su cotidiana tertulia literaria del Café «Automático» de Bogotá, con Jorge Zalamea, Arturo Camacho Ramírez, Juan Lozano y Lozano, Jorge Artel y Luis Vidales, entre otros, celebró en sus versos las delicias extrañas del kirsh, el korn, el vodka, el aguardiente, el cogñac, la chicha y el mezcal. Pero también decía: «Bebamos en las cráteras de oro / que modeló el cincel benvenutino, / champán bullente y bullicioso vino».
Y no son pocos los poemas de De Greiff y de muchos otros poetas en los cuales se evoca al gran idólatra del vino Omar Khayyam, quien a su vez exaltó los dones y frutos de la bebida como símbolos de alegría vital y de optimismo.
En fin, la lista de los escritores-dipsómanos sería interminable y agotadora —Rulfo bebiendo pulque en las tiendas del D.F.; Miguel Ángel Asturias rescatado del guaro por una bella argentina; Onetti repleto de whisky mientras garrapateaba noticias en una agencia de prensa, «y el indio Darío borracho»—, pero haría válida la afirmación del poeta Juan Manuel Roca cuando se estaba proyectando la Casa de Poesía Silva
en Bogotá:
—Aquí se debe exhibir la pluma de José Asunción Silva, la estilográfica de Guillermo Valencia, la pipa de León de Greiff, la máquina de escribir de Aurelio Arturo, el cacho de marihuana de Barba-Jacob y la botella de todos!
[José Luis Díaz-Granados (Santa Marta, 1946), poeta, novelista y periodista cultural. Su novela Las puertas del infierno (1985), fue finalista del Premio Rómulo Gallegos. Su poesía se halla reunida en un volumen titulado La fiesta perpetua. Obra poética, 1962-2002 (2003)]. Texto proporcionado por Con-Fabulación, periódico virtual.
Jack Keruac: Alcohólico
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José Pivín (Argentina / Israel)
Todo el mediterraneo
Todo el Mediterraneo
desparramándose
bajo mi ventana.
El puerto casi vacío
el muelle frío
a pesar de este jamsim
que nos derrite
sofocante
irrespirable
la tarde toda parece
una caldera
hirviente
como el infierno.
A pesar de mi insistencia
tu boca sigue
sellada
como una caja fuerte.
A lo lejos
la Facultad de Medicina
toda de blanco
como una novia virgen
alta y delicada
se alza impertinente
rompiendo la chatura
casi provinciana
del paisaje.
Los contenedores se apilan
coloreando la playa portuaria
y la grúa enmudecida
sospechando que ha sido
traicionada
erquida sobre sí misma
calla.
A "la hora en que el sol
la siesta dora"
la teletipo enmudece
y el pájaro
velozmente
esquiva la pedrada.
(C) JOSE PIVIN / Haifa - Israel
<>
Todas las fiestas, cuando despunta el dia
Todas las fiestas, cuando despunta el día
todos los soles, cuando la noche llega
todos los vientos, cuando la guitarra calla.
Y cuando el vino se derrama sobre la tarde
sólo pájaros en vuelo casi vertical, ascendente
como flechas disparadas al cielo
o misiles cargados de explosivos.
Así te recuerdo, oh muchacha de ojos claros
cuando despunta el día y tus cabellos sueltos
flotando al viento
como si fueran granadas reventando.
Solo cuando la tarde cae, cuando la tarde muere
te recupero en mi memoria adolescente
allí en el llano del litoral santafesino
cuando todo era más sencillo, más perdurable.
(C) José Pivin, Haifa, Israel
[José Pivin, poeta santafesino (argentino)-israelí, radicado en Haifa desde 1973. Nació en Rosario, en 1942. En 1945 se trasladó a la ciudad de Santa Fe junto con su familia. Allí vivió hasta 1973, año en que se radicó en Israel. Es Licenciado en Edafología por la Universidad Católica de Santa Fe, Republica Argentina. Trabajó como perito mercantil en la actividad privada, y especialista en suelos en el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Santa Fe y en el Instituto de Suelos del I.N.T.A. (INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA AGROPECUARIA).
Fue profesor adjunto de la cátedra Fertilidad de Suelos II, en la Facultad de Edafología de la Universidad Católica de Santa Fe, Argentina. A fines de la década del cincuenta se despertó su interes por la literatura y el periodismo y comenzó a publicar poesías y reportajes a escritores y poetas.
Su primer libro de poesias, Infartodiario, fué publicado por Editorial Pardés de Buenos Aires en 1983. Su segundo libro, El inquilino que hay en mí, fue publicado por Ediciones Lucanor (Buenos Aires, 1897), su tercero De remotas tierras hablo, fue editado en Jerusalem, Israel, en 1996 por Neta Gonen del Hadassa College. Esta edición es bilingue: castellano con traducción al hebreo. Este libro fue traducido ultimamente del castellano al ingles por Jim Kates, poeta, traductor literario y editor (U.S.A.) y el Profesor Stephen Sadow, escritor, traductor literario y profesor de Idiomas Latinoamericanos en la Universidad North-Eastern de Boston, U.S.A.
Las poesías de Pivin en castellano fueron publicadas en revistas, diarios y antologías de Argentina, Costa Rica, U.S.A., Venezuela, Brasil, España, Israel, Corea del Sur y China. Traducciones de parte de sus poesias al hebreo, idish, polaco, ingles, árabe y al chino, fueron publicadas en diarios, revistas y antologías en Israel, Argentina, New York, España, Los Angeles, Corea del Sur y Chongqing (China). Parte de sus poesías están en proceso de traducción al catalán y portugués. La conocida poeta rumana Dra. Elena Liliana Popescu acaba de traducir varias de las poesías de Pivin al idioma rumano para ser publicadas en su pais.
José Pivín se desempeñó durante quince años como miembro de la Comisión Directiva de 'A.I.E.L.C.'- ASOCIACION ISRAELI DE ESCRITORES EN LENGUA CASTELLANA, siendo durante diez años su secretario general y dos años su Vice Presidente. Incluído en el Diccionario Biográfico Internacional de Cambridge, Inglaterra.(edicion 23, 1995). Desde hace 6 años es el editor y director de PAGINA 1, Revista digital de cultura, literatura, arte, actualidad, novedades, etc.]
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Juan Disante (Argentna)
Fin de mundo
El viernes 9 se vio, en el Teatro de la Cooperación con dirección de Norman Briski, una versión remozada de Potestad, con la actuación de un Eduardo Pavlovsky descollante y portador ahora de una excelencia superior a la de la etapa anterior. Teniendo en cuenta que la obra fue escrita en 1985 e interpretada en todo el mundo, especialmente por el gran actor francés Ives Montand, hoy acá disfrutamos de la gran madurez artística-enológica de Tato (77 años) que le permite improvisar en cada función y crear un hecho singular y perturbador cada vez.
(Alguien se retiró pensando si fuera Tato el pintor de la barbarie o un buen candidato político).
(...)
El sábado 10 en Carta Abierta, Biblioteca Nacional, se escuchó desarrollar con profundidad a Horacio González, «que una cosa es el «Plurinacionalismo y muy otra Pluriculturalismo». Que Mariátegui, siendo de origen indígena, era enemigo del mestizaje, mientras que el Gral. Lucio Mansilla y José Vasconcelos, no. (En Mexico, La raza cósmica es un texto étnico fundacional).
(Gente que confrontan ideologías, pero dicen cosas diferentes).
Sarmiento no tenía una política de mestizaje, por eso decía «Seamos EE.UU.», deslumbrado por la discriminación modernista.
Mientras que Castelli y Moreno proveían mestizaje, San Martín veía todo esto sólo desde una perspectiva militar.
La secretaría de J.A. Roca tenía dos adherentes: José Ingenieros, conceptualmente adversario del mestizaje y en la posición opuesta Leopoldo Lugones, contrario al socialista Ingenieros, pero que luego integraría las huestes conservadoras.
Calfucurá fue una de las grandes figuras argentinas, que estaba dispuesto a aceptar las normas del sistema burgués en una participación conjunta. Aceptó ser aliado de Urquiza al que lo unía una relación de amistad. Vestía el uniforme de Capitán. Sin embargo fue salvajemente despojado.
Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia en su momento ha dicho que «Obama no trajo ninguna solución. Es integrador de las etnias bolivianas, pero irónicamente es hijo de la globalización».
Marx tiene una opinión drásticamente condenatoria de Bolívar, pero éste es visto por los pueblos de otra manera para la unidad latinoamericana.
«Curiosamente, la globalización aglutinó etnias y unificó orígenes, pero el proceso actual no puede ser una suma étnica, sino una nueva renovación donde se busque la nueva síntesis».
«Argentina no es pluricultural, y debe serlo. No hay importantes yacimientos en nuestra memoria nacional, y por eso debemos escuchar otras voces».
(Estas diferentes posturas se expresan en México entre Carlos Fuentes y Octavio Paz).
La complejidad social de Argentina es la condición de la complejidad de la construcción del poder.
Ricardo Forst dijo que la lengua es el lugar de las maravillas, pero también el de las sospechas. Tiene dentro de ella todo lo admirable y liberador, pero también a la misma dominación.
Daniel dijo que el kirchnerismo está compuesto de distintas realidades y lo que se maneja es enmascarar algo que está detrás.
Cristina ha perdido su apellido propio (Fernández) para integrar un estereotipo.
Marcos Aguinis (doctorado honoris causa en la universidad de Jerusalén) adhiere a un discurso único ofensivo para mi condición de judío. Los judíos sostenemos una de las memorias más profundamente trágicas de la historia sobre el holocausto, pero entonces, ¿qué mejor que un judío para defender el holocausto y la discriminación?
«La discriminación destituyente no cesa nunca y no se toma descanso».
Pero es importante refutar porque existe una ley que dice que «el que calla otorga»
«La Ley de Medios ya está instalada, pero la batalla por la comunicación se juega todos los días».
Habló luego Marrioto sobre la Ley de Medios.
Hay grabación de todo para quien lo requiera.
Juan Disante / Buenos Aires
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Fanny G. Jaretón (Argentina)
Paraje
Siendo la máxima expresión
entre animal y ángel
su Dios apareciendo al alba de la muerte
carne la desembocadura del mundo
y otra vez aquel trueno que en su Voz
el relámpago que en su gesto
el agua vertiendo el milagro por sus ojos
el fuego que a todo mal hace mal.
En este juego peligroso
la palabra que se enrienda
con la pasión y el pensamiento
hasta dónde quiere llegar.
¡Hasta dónde quiere llegar!
Fatalidad del Verbo
participio enérgico del lenguaje
abundándonos la memoria.
Su carácter ensoñación de la sombra
el Grande tironeando del maniqueísmo
su infinito que eclipsa a mi rostro.
Y hasta dónde quiere llegar.
¡Hasta dónde quiere llegar!
Bajo la presión de mi pecho
que cede los derechos de admisión
mi agudeza que le grita:
¡Hasta dónde quiere llegar!
Mis pobres animales debatientes por su tormenta
la duda asfixia al quién se podrá salvar.
Su amor, el amor que yo le inspiraba
le hiso escribir de Teth la Serpiente
transformó al mundo en el Mundo
partió mi juramento contra su boca
la sangre perforando a la súplica:
hasta dónde quiere llegar.
Sumergió las frases sucias
las sacó huérfanas de heridas.
Pasó hacia donde el Hombre carece de mensaje.
Y hasta dónde quiere llegar.
Su vida devoradora
hambrienta de mi ser inocente
que a toda cualidad hizo a su metamorfosis.
Ya no pregunto.
Como Dios, más que Dios
se inserta al Libro más Antiguo
allí donde está escrito desde Antes
que el amor se hace, nos Hace,
donde piensa el silencio.
Fanny G Jaretón
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En tus manos
Contraer a los problemas
para argumentar que la fatalidad
fue triturada por la fatiga.
Saber que dos más dos
también existen
en la multiplicidad de los amores.
La palma que se fue por las raíces.
Puño que se ajustó a la Ley Primera.
Un sueño palpándose en lo imposible.
La Caricia de ser en lugar y tiempo.
Bendición que sobre las velas
resguarda la ascensión de la mirada.
El azote que espanta lo más allá del todo.
La ternura que se ofrece, que se ofrece
que siempre se ofrece
hace al pulso lo que nos late:
Dios está en nuestras manos
si Dios está en nuestras manos.
Fanny G Jaretón / En Colaboradores
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El Amor ridículo
Pareciera que a vos te gustan las mujeres sin cabezas. Esas que no maduran, esas que magnéticamente frente a la coronilla de lo deseado abren las piernas, sin entender que no es eso la rebelión de la avidez, sino lo que hay detrás cohabitando el nido de sombras.
Definitivamente, sos un infantil y tu segundero sigue el tiempo de lo absurdo. Me querés para vos, pero me invitás a que vaya con el otro.
¿Con qué medís la densidad de tu vida? ¿Nunca conociste la palabra intenso y qué es lo que ella estimula en nosotros?
Muchas veces nombré a Abelardo y Eloísa en ese motín que me sube por lo prohibido, pero no apunto a lo vedado sino al ardor de las cosas que deben hacerse de manera irrenunciable, como el amor más allá del amor; castrado siguieron siendo amantes con el amor más crecido y ardoroso.
Sand y Chopin estuvieron siete años sin tocarse y. sin embargo, ese fuego se convertía en flauta y furia, admiración y desvelo.
El amor, mi querido, es justamente lo que menos piensa la mayoría; es lo ilógico, lo postergable cuando uno sabe que lo que viene será siempre lo mejor, aun si ambicionamos lo que jamás vendrá como una posibilidad palpable.
¿Debería considerar, entonces, que cada vez que usted me invita a batirme con otro en la nieve de las alcantarillas, quedarme angustiada en la fricción de soportar mi cuerpo manoteado-maniatado aunavedepaso que me puso en la boca, la migaja de la angustia del amor incapaz, es lo que cree mejor para mí?
Te pienso en este intercambio, aquí y ahora, ver cómo tu mirada playa se arroja frente a mi costa, sentir la fuerza del deseo ante la llamada de mi necesidad, que sé que es la nuestra, pero te desabrochás siempre en el botón de indiferencia donde me haces estallar.
¿Es verdad que querés que vaya con otro? Que sean las manos, ajenas a las tuyas que secuestren mis ganas? Sea otra boca la que haga estremecer mi piel de bacana? Y otro el instinto que me sepulte en el mar de ambigüedades:¿quiero más? O ¿quiero todo?
Hay luna llena en mi vientre. Aquí mismo y en esta tarde, el aullido se me hace impostergable cuando me toca la noche de tus manos. Mientras me ensucies de renuncias, mis síntomas seguirán siendo inconcretos y tal vez termines muriéndote de muerte dudosa entre mis senos. Voy a asfixiarte como la mala nodriza, y te dará vergüenza abrir la boca hasta para decir: amor hueco esa idea tuya impremeditada producto de la embriaguez de tenerme entre la batuta y el tuto con que te castigo, porque me haces sonar con tu timbre insolente e inescrupuloso, por estigmático, por absurdo, por despojado, por vicioso; martillaré tu boca con mi boca hasta que digas basta, y sea esto lo último que digas mientras muerda tus labios, tu cuello, tu hombro con la rabia lloriqueante con la que tu ángel castigador me tiene acostumbrada.
Fanny G Jaretón
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Orisha / Diosa / Yemayá de la religión yoruba: Asociada a la Luna, los 0céanos y los Misterios Femininos. La Diosa Sirena de los Haitianos y festejada en el Nuevo Año por los brasileños.
Pedro Amador Lloréns (Puerto Rico)
Hasta los cielos / A Yemayá
Te vi volar sobre la espuma del océano bravío,
entrelazando sargazos oxidados que se perdían
en la lontananza de la playa solitaria.
Te vi volar en sueños sumándote al salitre,
como un duende, oxidao al hierro
de las venas que fluían en la sangre.
Te vi ondear tu silueta sobre la marea azul.
Tu cuerpo nadaba desnudo adornado
de burbujas meciéndose entre las olas.
Tus labios eran dos algas rojas.
Tu voz de coral recitaba el poema
al unísono del caracol en su canción
absoluta del mar.
No eras otra que Yemayá
Diosa y poeta africana hecha cubana.
Te vi volar encima de tu sombra.
Entre palomas y gaviotas.
Tu beso se hizo lluvia, tus dedos eran de sal
y tu cuerpo siguió hasta los cielos.
Tus ojos buscaban desde la altura
las aguas puras del océano profundo
para hacer tu hechizo de agua
sobre todos los mares del planeta humano.
Tu voz de diosa hechicera hizo
resurgir la Atlántida perdida
y el grito de los tiempos exclamó:
¡Hágase la tierra y los mares!
y se hizo la tierra y el mar desde el principio.
¡Cómo en un encanto!
El cuerpo de Yemayá salió seco de sus aguas,
con su traje de sargazo, lleno de nítidas escamas
y bella colirubia. Tomó la playa por suya
con su séquito de hechiceras.
Ejecutando su hechizo de agua,
hizo su libación de rigor,
en un grito esplendoroso y bello
de negritud antillana.
[Pedro Amador Lloréns es un ooeta y narrador hatillano, perteneciente a la Generación del Sesenta. Tiene a su haber siete poemarios, cinco novelas, un libro de cuentos y varios guiones para películas. Ha participado en múltiples congresos internacionales en República Dominicana, Cuba y Puerto Rico. Su obra literaria le ha merecido reconocimientos en instituciones universitarias. En el transcurso del año (2008) la Editorial Tanamá habrá de publicar su octavo poemario, El Karma del Ansia.
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Long-Ohni (Argentina)
Hasta llegar al centro
La voz del que no miente susurra entre las flores,
cava en el tierra el surco,
es dueña del relincho del caballo salvaje
y de la altura verde del ciprés y el aromo.
La voz del que no miente
habla el extraño idioma de la estrella y la rosa
y en el pájaro es voz de júbilo terrestre
y es una voz de agua que lava la miseria
de la mujer y el hombre después de sus exilios.
El que sabe que el alba se presenta obediente
como niña que asiste a sus nupcias primeras
con la pasión del lirio que sabe que la noche
trastocará su blanco,
y el lila de las lilas
y el gigante amarillo
de libres girasoles sobre extensa llanura.
me preguntaba entonces si me había perdido
metido en la espesura de la duda y la angustia.
Conversaba con Dios justo a la hora
en que el cielo desgrana
su llanura de luz sobre la faz del mundo
y aunque todo era claro como mi propio nombre,
que a veces aparece como si fuera mío,
un temor a la noche, plagiaria de la muerte
batía sus tambores con funestos redobles.
Con generosa enjundia el alba me miraba.
La voz del que no miente,
del que sabe el destino de la estrella y la rosa
me dictó en el oído con voz de clavicordio:
«Has de iniciar el viaje por la ruta del trébol,
por el surco del buey, la hilera de trigales,
por el rojo costado del canto y de la sangre
hasta llegar al centro de tu propio silencio»
Long-Ohni En Webcindario / Silvia Long Ohni / En Isla Negra
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[Latiendo entre sus húmeros carnales, / ancestral, ungulado y taquicárdico, / llega, llegando César por Vallejo, / y llegan con él Madres Españas y Maestras / que desfilan mundiales por los campos Eliseos. / [...] Llegas llegando, sin cesar, Vallejo, / incinerado en subjuntivas albas, / encebollado y turbio, caballísimo, / espumoso y giospérmico cadáver, / funeral e instantáneo. / ...llegas con campesinos, con mineros, / con miles de millones / de la insepulta gleba milenaria: Manuel Parra Pozuelo: Mi voz en otros cantos Ver]
Homenaje al poeta universal
César Vallejo
El 15 de abril del presente año se conmemora el septuagésimo segundo aniversario del fallecimiento del incomparable vate santiaguino César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco 16.03.1892 – París 15.04.1938), autor de Los Heraldos Negros, Trilce, España aparta de mí este cáliz y Poemas Humanos.
César Vallejo figura y está considerado entre las seis voces poéticas más universales del siglo XX, por su maravillosa poesía vital y su mensaje imperecedero de carácter social que trasciende el tiempo.
El Centro de Información y Cultura (CIC) de Yanacocha, el Frente de Escritores de La Libertad, el Consejo Hispanoamericano de Artes y Letras, y la Asociación de Poetas y Escritores de Cajamarca, brindarán al poeta de la solidaridad humana, un cálido homenaje este 16 de Abril denominado Cajamarca en el Mes de las Letras, para recordar el legado de Vallejo.
En este homenaje participarán músicos, poetas, escritores y declamadores. La ceremonia central está programada para las 7:30 de la noche, en el auditorio del CIC de Yanacocha (Jr. Del Comercio 251, Cajamarca. Perú). El ingreso es gratuito y los asistentes podrán disfrutar, también, de la Feria del Libro que se instalará ese día.
A ustedes, amigos y amigas e instituciones a quienes nos estamos dirigiendo, solicitamos difundir dicho evento y, si lo tienen a bien participar enviando sus mensajes, comentarios, aportes o poemas para darles lectura durante el desarrollo del homenaje. Pueden escribirnos a: jarapoeta@yahoo.es, wguillenpadilla@yahoo.es, wguillenpadilla@hotmail.com
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Alejandro Drewes (Argentina)
Palabra sobre palabra
Tiempo después
del derrumbe
cuando aún era el polvo
y flotaba como nubes,
sobre el agua inclinados
-sobre el agua dos veces pura-
escuchamos
el ominoso silencio
-Pero esto ha sido el Hombre
y estos los frutos
que ha tocado su boca-
Y los negros hijos deste tiempo
con su legado salvaje de ira,
y esta mísera sangre,
dura palabra sobre palabra
como el arco del día
en su noche final
de terrible belleza.
Alejandro Drewes
<>
HIMNO
Por sobre el inmenso
lamento del mundo,
que se escuche tu voz.
Como sombra que vuela
sobre la multitud aterida
entre todas resuene, ahora,
tu voz
Entre los violados
escombros de Beirut
y en las calles de Sarajevo,
en este hoy desolado.
Por encima
de los monederos falsos
de los funcionarios de la poesía
que se oiga fuerte tu voz.
Torturada entre los gritos
de los otros
viva entre los muertos
todavía se yerga
tu voz.
Contra el cristal
blindado de Dios
en donde hierve
el corazón de las estrellas
que pura como un himno
de otro tiempo
se estrelle
tu voz.
Poeta, yo invoco
contra el pleno abismo
del mundo
en su más profunda noche
apenas
tu voz.
Bíos / Colaboradores / Alejandro Drewes
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Fernando Beltrán (España)
Amar este error imprescindible
para poder vivir,
esta forma distinta de sentir la lluvia
cuando llega el otoño
y la saliva
de los parques más tristes
habla sólo al oído de los locs,
de los cuerdos de atar,
de este poema
empapado de sed,
muerto de amor y frío,
acantilado al borde un abismo
que antes nunca escribí
Del libro Amor ciego
<>
SI ME QUITO EL AMOR
desnuda me quedas,
no me pidas que rompa tus vestidos
ahora que llega el frío,
búscame en los armarios de tus calles,
en la ciudad sin ley de mis tres manos,
la derecha, la izquierda, la que te ama,
los pasillos y el tren donde una noche
descolgaré por fin tu gabardina
porque llegó el invierno,
la estación de las perchas,
los ojales más grandes del deseo
y mi cuerpo abrochándose a la espera
de esos días de lluvia que te pones
bajo la falda a veces
Fernando Beltrán / Amor ciego
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Fernando Dorado (Colombia)
Ellla sólo quería tocar el poder
Bajaba las gradas del edificio de la gobernación del Cauca con su corazón lastimado y llena de tristeza. Las lágrimas le corrían silenciosas por sus curtidas mejillas sin que ella hiciera el más mínimo gesto ni emitiera ningún lamento. Había sido humillada muchas veces en la vida pero nunca le había dolido tanto. Aunque era una campesina acostumbrada a sufrir sentía que este dolor no lo iba a superar nunca porque no lo entendía. Apretaba contra su pecho una mochilita de fique que tejió con todo cariño durante varios días a la cual le bordó el nombre de su destinatario: “Taita” Floro Alberto Tunubalá[1]. No le colocó el segundo apellido “Paja” porque un vecino le dijo que con ese apellido ese indio guambiano iba a ser igual de pajudo a los demás politiqueros oligarcas que engañan al pueblo.
Ella se enojó mucho y cuando le estaba colocando el nombre del primer gobernador indígena de la comarca se acordó de aquellas palabras tan hirientes de su vecino y por eso no le bordó el segundo apellido. Tres días atrás, había empezado a organizar el viaje a Popayán. Colocó en la mochila ocho de los mejores huevos de gallina de campo que tenía en la finca de su vereda Chisquío del municipio de El Tambo que está ubicada a los pies del famoso cerro de Munchique, en la cordillera occidental. Anhelaba con todas sus fuerzas sentir el cariño de ese indio que fue capaz de derrotar a esa soberbia aristocracia payanesa en las elecciones del año 2000. Se lo imaginaba sentado en una silla grande y alta como las que veía en las cartillas de sus nietos.
Quería estar a primera hora en Popayán y por ello decidió viajar en las horas de la tarde de ese domingo de principios de marzo. Se quedaría en el pueblo de El Tambo, en un hotel que administraba un viejo amigo desplazado por la violencia, y al otro día lunes saldría para la capital a cumplir con la misión que se había propuesto. Quería llevarle ese regalo al flamante gobernador quien hacía varias semanas se había posesionado como primer mandatario del Cauca. Le costaba mucho trabajo llegar hasta Popayán, ya que era muy vieja y no estaba para esos trotes. Sin embargo estaba tan entusiasmada con la idea de ir a saludar a Floro, como ella le decía, que ningún sacrificio le iba a impedir cumplir con esa meta. Ella participó en las movilizaciones campesinas e indígenas de los años noventa y compartió reuniones con muchos dirigentes guambianos en medio de esas luchas.
Para ella todos eran iguales a Floro, no porque lo conociera personalmente sino porque un sobrino le llevó varias fotografías publicadas en El Liberal y en El Tiempo. «Imagínese doña Inés, si salió en El Tiempo es porque es algo muy importante», le comentaba a su vecina días después de esa histórica elección. Había pegado esas fotografías al lado de una imagen de la Virgen del Carmen y del Niño Jesús de Praga, a quienes les rezó con mucha devoción pidiéndoles que ganara el candidato de La Minga.
El primer día fue imposible que la dejaran entrar siquiera a la gobernación. Se realizaba una protesta de los docentes y el edificio estaba rodeado de policías antidisturbios. Ella no entendía muy bien que era lo que pasaba pero se explicaba la situación diciéndose a sí misma que eso era que “el Floro” debía estar exigiéndoles a los maestros que trabajaran con más cumplimiento y dedicación, porque de acuerdo a su experiencia casi todos los profesores asisten un rato a la escuela y se van rapidito. No es como antes que los maestros vivían en la vereda y eran verdaderos líderes comunitarios, pensaba para sí. «Eso debe ser», se repetía a sí misma. Al otro día fue temprano como le había recomendado el policía que la atendió en medio del tumulto y la bullanguería que hacían los manifestantes.
Pudo pasar por la barrera donde requisan a la gente aunque no le querían dejar pasar los huevos, diciéndole que ellos se los guardaban. Se rieron sonoramente cuando les dijo que ese era el único regalo que le traía al gobernador y que no le podía entregar la mochila vacía. Después de unos minutos se la entregaron y la dejaron pasar.
Se la pasó todo el día esperando a que entrara para poder verlo y saber que estaba allí y que iba a poder saludarlo. Como a las 4 de la tarde un joven bien vestido se le acercó y le preguntó que a quién estaba esperando y que de dónde venía. Ella le dijo que era vecina de Chisquío en el municipio de El Tambo y quería hablar con el gobernador. Le explicó que desde por la mañana se había anunciado con la secretaria y que ella le había dicho que esperara, que el gobernador tenía varias reuniones por fuera del edificio pero que más tarde llegaría. También le dijo al joven que el gobernador no llegaba todavía porque no lo había visto entrar. «Pobrecito, esta es la hora y quien sabe si habrá almorzado», pensó en voz alta. El empleado sonrió y le explicó que el gobernador estaba adentro, en su despacho, que él entraba directamente por un ascensor interno y por eso no lo había visto pasar.
Le dijo que esperara, que él iba a ver qué podía hacer, pero que primero le explicara cuál era la petición que le traía, que si la tenía por escrito. Ella le dijo que no, que ella lo único que quería era saludarlo y entregarle un regalo que le había enviado la comunidad. Esto último lo inventó tratando de darle más importancia a su gestión. El joven le insistió que le contara sobre la solicitud que traía, porque su función era ayudarle a su jefe a preparar las citas y si no hacía esa tarea, de seguro lo regañarían. De todas formas la anciana campesina le insistió que quería verlo y saludarlo, que venía desde muy lejos y no se iba a ir sin que la recibiera. El funcionario se comprometió a ayudarla.
Ya faltaban cinco minutos para las seis de la tarde y seguía allí esperando. Un vigilante se le acercó y le dijo que ya iban a cerrar pero como ella estaba segura que la recibirían le dijo que no se preocupara, que se mantendría a la espera. A las siete y media de la noche la secretaria se le acercó y le comunicó que desgraciadamente el gobernador ya no podría atenderla porque se había presentado un problema de orden público, era una emergencia, y había salido a la carrera. Que con mucho gusto le entregaría el regalo y le daría las razones que fueran del caso. No le prometía que al otro día la fuera a atender porque el gobernador salía muy temprano para Bogotá y no volvería hasta dentro de diez días ya que viajaba para Francia. Al ver la cara de Polita, que así se llamaba la campesina tambeña, la secretaria se puso muy incómoda y trató de consolarla diciéndole que Floro era muy buena persona, que el problema era que estaba muy ocupado, que todo lo que hacía era por su gente sencilla, y que en un viaje que hiciera a El Tambo seguramente podría saludarlo. Ella no contestó nada y salió en silencio del salón hacia las gradas.
Un dirigente popular que días después se enteró de este caso afirmó con tristeza: «Ella lo único que quería era tocar el poder».
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[1] Dirigente pueblo Misak (guambiano), senador, primer gobernador del Cauca indígena y representante de sectores populares (Bloque Social Alternativo).
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Juan Domingo Argüelles (México)
Un libro, este libro, cualquier libro
Un libro,
sin el pensamiento
y la sensibilidad,
no sirve de nada.
Mucha gente que lee libros
olvida esto, pero tú no lo olvidarás.
Lo importante de un libro
no es el libro en sí,
sino lo que suscita el libro,
lo que sucede, irremediablemente,
después de leer un libro,
este libro, cualquier libro.
Tú, que lees libros,
por favor,
no lo olvides.
(Tomado de Cuando escribía poemas. Poesía 1999-2005,
Universidad de Guanajuato, 2005)
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Guillermo Mayr
Marco Denevi: «La cultura de hoy es sólo mediática»
Dos concursos literarios sirvieron para revelar a un genio escondido, Marco Denevi (1922-1998), y convertirlo en un escritor exitoso. Ganó el concurso Kraft en 1955 por su novela Rosaura a las diez, y el premio Life en 1960 por Ceremonia secreta. Otras obras de su autoría son las novelas: Un pequeño café (1966) y Los asesinos de los días de fiesta (1972), y los volúmenes de cuentos El emperador de la China (1960), Falsificaciones (1966), Hierba del cielo (1973) y Salón de lectura (1974). En septiembre de 1998, ya muy enfermo, recibió en su casa a la periodista Karina García, mientras trabajaba en su nueva novela que pensaba terminar a fin de año. En diciembre de ese año murió sin poder terminarla. Lo que sigue es un extracto del último reportaje a Marco Denevi que fuera publicado por la revista Lea, nº 5 (Buenos Aires, agosto de 2000).
Pregunta: ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas?
Denevi: Yo empecé a leer muy joven las clásicas novelas de piratas, hasta llegar a la obra maestra: «La isla del tesoro», de Stevenson. Luego pasé a las novelas de aventuras, como las de Alejandro Dumas. Recuerdo una en especial: «El conde de Montecristo», la más hermosa que se haya escrito jamás. A los doce años leí «El hombre que ríe», de Víctor Hugo, y por supuesto no me olvido del placer que me produjeron los textos de Juan Varela, Benito Pérez Galdós y Miguel de Cervantes.
Pregunta: Usted no escribió hasta los treinta y tres años. Durante ese tiempo, ¿pensó que iba a ser escritor y que su vida iba a estar dedicada a la literatura?
Denevi: No, nunca se me había ocurrido semejante idea. Me acuerdo que un profesor de Literatura me decía que tenía condiciones y yo, con la petulancia de los jóvenes, le contesté que quería dedicarme a vivir y lo hice. A los treinta y tres años me enteré de que la Editorial Kraft convocaba a un concurso muy importante de novela y me decidí a escribir. No le dije nada a nadie, envié «Rosaura a las diez» y salí premiado.
Pregunta: ¿Cómo concibió la idea de Rosaura a las diez?
Denevi: Yo pensé en un hombre que intentaba hacernos creer que le ocurría algo fantástico, pero que en realidad tuvo un sueño, y todo lo narrado se convierte en una patraña. Impulsado por el concurso la escribí de corrido, sin corregirla, tanto que terminé de escribirla y la mandé el último día del plazo. La hice en dos meses y medio y a escondidas. Nadie me creía capaz de hacerlo. Me acuerdo que escribía de noche hasta las dos o tres de la mañana.
«Ceremonia secreta» fue otra de sus obras premiadas, en 1960...
Ese fue el espaldarazo mayor, el premio «Life» de Estados Unidos. En Suipacha, frente a San Miguel, había una casa del siglo pasado que estaba siempre cerrada. Era una hermosa casa, y yo cada vez que la veía me decía que tenía que inventar la historia de esa casa. Pero me dejé estar hasta que apareció el concurso y entonces me decidí. Luego, cuando se hizo la adaptación para televisión, se filmaron algunas partes en esa casa y resultó ser más hermosa de lo que había imaginado. Después me enteré de que esa casa era de una gran familia que una vez al año abría el salón de baile para organizar una fiesta.
Pregunta: ¿Cuáles son sus caminos para la creación?
Denevi: Se sabe del mundo de la realidad por dos medios diferentes: por experiencias personales o por revelaciones ajenas. Si todo se supiera sólo por lo que le pasa a uno, los conocimientos serían muy pobres. Gracias a la literatura, que es la revelación ajena, sabemos mucho de la humanidad. El conocimiento que da la literatura de lo que es el mundo y de las posibilidades del ser humano es infinito.
Pregunta: ¿Para qué escribe?
Denevi: Yo tengo un solo propósito al escribir, el de ofrecer un momento de lectura feliz a quienes me lean, que la lectura sea agradable, que leer sea un placer. Hay tanto dolor en el mundo que dar una hora de lectura feliz es toda mi ambición como escritor.
Pregunta: ¿Qué busca cuando escribe?
Denevi: Poder comunicar lo que quiero decir. Lograr que mi mensaje le llegue al otro bien clarito, para que se apodere de él y haga con él lo que quiera. Busco que entre el lector y yo no se interponga un texto muerto. Sería ideal que ese lector no se diera cuenta de que lo está leyendo.
Pregunta: ¿Hubo diferencias en los procesos de escritura de Rosaura a las diez y de las obras que la siguieron?
Denevi: «Rosaura a las diez» fue escrita en un estado casi de inconciencia, de absoluta espontaneidad, sin otro impulso que el de escribir. Después la labor literaria se hizo más consciente, hasta llegar a los libros de ahora, que dicen que son más complejos, como «Nuestra señora de la noche», en donde la complejidad radica en una mayor madurez personal. Así como hay gente que se encarga de acumular dólares yo acumulé conocimientos e ideas, y esta novela es mi propia evolución.
Pregunta: La ironía es una de las características de sus cuentos...
Denevi: Así es. Porque yo soy muy irónico a cada momento y todos los días. En las reuniones soy divertido; además, la solemnidad me aburre. Un ejemplo de eso es la novela «Una familia argentina», donde cuento la historia desde la época colonial hasta nuestros días, pasando por Rosas y otros hechos. Creo que hasta se me va la mano con la ironía, al hacer una gran cachada de la historia argentina.
Pregunta: ¿Cómo ve el mundo de estos días?
Denevi: Creo que vamos hacia un mundo regido por la economía de manera implacable y sobre todo por un capitalismo anónimo y viajero. Nadie sabe quiénes son los verdaderos capitalistas, los que aparecen son siempre los testaferros de algo terrible. Es decir, el sistema político quiere ser cada vez más democrático, pero el sistema económico es cada vez más antidemocrático. Entonces, ¿de qué sirven los derechos y garantías constitucionales si después resulta que la gente se muere de hambre? La cultura hoy es sólo mediática, y las pantallas se convirtieron en el único instrumento de difusión, comunicación y expresión de nuestros días.
El jinete insomne
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