Contenido 63
Frederick Alberto Higgs
Extractos de Entrevista: Lo mostrenco y lo vital en «Estéticas mostrencas y vitales»
Éktor Henrique Martínez
Los poderes sincopados de la desinformación
Ilse Aymeé Padilla Castillo
El pasajero
Alfredo Villanueva Collado
Meditación sobre el patriotismo en un Cuatro de Julio
Pequeño para bolas
Carlos López Dzur
Sé que hace casi 100 años
Crecer bajo la Mano Protectora / microrrelato
[Sobre el «Tefilat HaDerech» y el Mal de Ojo / «Ayin hara»]
¡Cuanto lo quise!
Fanny G. Jaretón
Poemas verticalEs escritos en horizontalEs)
Francisco Antonio Ruiz Caballero
Del Techo, atados por los pie
El lago de los cisnes
La rata
Ian Welden
La victoria final
Mi vía láctea
Complascencias
La honesta Seducción
Lila Rucci
Comentario acerca de Novela de difuntos y colegialas de Alejandro Margulis
Liliana Varela
Y sólo ahora
Y ese vivir
Ana Lucia Montoya Rendón
Incrédula
Lealtad has muerto
Amparo Carranza Vélez
Se recorre la vida
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Frederick Alberto Higgs, Ph. D. (EE.UU.}
Extractos de Entrevista: Lo Mostrenco y lo vital en «Estéticas mostrencas y vitales»
En las notas biográficas que se leen sobre Carlos López Dzur, poeta y narrador, historiador y educador puertorriqueño, se informa además que es filósofo, que ejerce el periodismo a través de sus blogs personales, que ideológicamente es ecléctico, librepensador y pacifista. Su interés social, político y por los temas comunitarios, son obvios cuando uno visita La Naranja de Orange County, que es la bitácora donde él da cabida a los temas noticiosos que le interesan. López Dzur no es un hombre metido en un mundo exclusivo de poesía y creación espiritual, o intimista. Casi todos sus libros son vínculos vigentes de su realidad concreta, social e histórica. No es un autor viviendo en una torre de marfil ni en mundos intrasubjetivos. Se nota que le interesa el pasado en cuanto afecta el presente y el prójimo, demasiada gente y personajes que no son él, como para evitar dar muchos relatos en torno a su individualidad. Es menos intimista en su poesía que lo esperable en una persona confesamente introvertida. Su obra es una ventana social, aún en libros como Las zonas del carácter o Tantralia, que parecen sus libros más personales, siendo que tratan el tema de su crecimiento sicológico, espiritual y místico.
López Dzur dice que sus libros son públicos, gratuitos y largamente accesables para quien quiere leer, pues, como poeta y narrador virtual los ha compartido por más de quince años. Se ha dicho que es un pionero «en la Teta de Vidrio» (Extor H. Martínez), en la tarea de dejar libros enteros en las redes de internet. A mí me han interesado particularmente sus libros filosóficos, su tratamiento poético heideggeriano, en adición a sus ensayos. Todavía, centrado en el aspecto filosófico de su obra, que ha sido mi prioridad, inicié la lectura de sus Estéticas mostrencas y vitales y, por seguir el tipo de las reflexiones que ahí nos provee, propongo la siguiente conversación, entendiendo que es un filósofo existencial más que de otra índole. No es, en su caso, el término estética una forma de nombrar la belleza como fenómeno formal, o captación de proporciones, volúmenes espaciales, colores y simetrías, sino más bien una investigación de tipo existencial de conductas, cosas difícilmente estáticas y hermosas, formal y visualmente dicho.
Y antes de tocar el tema de la estética y lo que es mostrenco y lo que es vital, insistiría en oír que comente sobre lo que entiende por filosofía, el origen de su preocupación por lo filosófico y si el concepto de filosofía es aplicable a toda obra, o autor.
Pregunta: Carlos, se dice que «de músico, poeta y loco, todos tenemos un poco». Sin embargo, rara vez escucharás que se diga que todos tenemos «un poco» del quehacer que se impone el filósofo ¿Qué crees de ese dicho popular?
Respuesta: El dicho es interesante y, aunque no en forma muy obvia, porque ese enunciado guarda y acusa una mesura y humildad, lo de filósofo está implícito. Uno reconoce talentos en gente no eficaz o plenamente entrenada en esas disciplinas, la música, la poesía o la invención ocurrente, en quien recibe esa frase, o la admite para sí para no parecer menos talentoso; pero, lo que me gusta de ser «músico, poeta y loco», es la admisión de locura. Ahí está el quid de ese dicho. La filosofía es una locura, o para decirlo, de otro modo, la verdadera invención ocurrente. Un cierto genio... Todos somos músicos porque en la vida hay alegría, canto, identificación con la sonoridad. Todo el mundo, hasta el tartamudo, canta en la ducha, busca un ritmo sonoro, una tonada, palmea la canción que le gusta, o agita el pie marcando compases. Yo he visto bailar a los cojos y canturrear a los gangosos.
La música es como el más agradable de los instintos y, en segundo lugar, todos somos poetas porque componemos unas letrillas, o cuando no, las descomponemos; pero, ante lindas emociones o circunstancias, buscamos una intensidad nueva para el habla cotidiana; nos ponemos solemnes, o exquisitos, y así hasta el menos educado, se torna poeta. El lenguaje coloquial está lleno de poesía y, a veces somos más sensitivos, para estar conscientes de ello y atrevernos a jugar con las palabras.
Todavía no conozco a nadie que no haya sentido la tentación de componer unos versos, cuando está enamorado, o en luto, o pasa por una intensa congoja. A todos nos da, en algún momento de nuestars vidas, ese follón de ser poeta, o querer recitar algo, o por lo menos sacar las palabras dormingueras para un brindis o una Navidad o lo que sea... y, finalmente, en ser loco, se asoma la ocurrencia más extravagante, inesperada y muchas veces la más temeraria o lúcida...
Cuando me identifico con la frase, «de músico, poeta y loco», lo de loco es por el desafío que serlo implica a la normalidad cotidiana, que es precisamente sujetarse a lo canónico, a los rituales que neutralizan toda la creatividad y poder de energía y acción que tiene el pensamiento. Si nos igualamos a la conducta diseñada, a los hábitos de no pensar, no atreverse, no iniciar algo nuevo, nunca seremos locos; seremos normales, iguales, la gente del montón y cortada por la misma tijera en su forma de pensar... Y el filósofo no puede ser así. Tiene que ser el que piense, organizando un nuevo pensar, sacándolo a flote.
[....] LO MOSTRENCO
Pregunta: Es cierto. Paradójicamente, mucha gente que propone un Dios personal, una salvación, el fin de las contingencias, con la intención de hacer su bien, es qiien más daño hace. Es la gente más fanática y perseguidora. Y el mensaje está expresado muy bien en tu obra.... Bien, de estas Estéticas de la angustia, uno de los aspectos que me gustaría que comentaras es lo mostrenco. ¿Qué es?
Respuesta: Acerca de la percepción metafórica que yo tengo de lo mostrenco... En cuanto al trópos predominante en este libro, habrás notado la ironía. Estas cagazones de la changa, o embarres en la macacoa, es estética irónica y el uso caraterístico en el título no es mentar a lo bruto, lo rudo e ignorante, de un contenido referido, o personajes inspiradores de los textos. Mostrenco es un adjetivo para referir cualidades de la gente zafia, zoquetera y majadera. Mas, yo quiero hablar con cierta majadería del majadero, o mis estéticas son majaderas, como una forma de aquilatar y valorar más lo que es vital... Me gusta el fondo vital de la Existencia, que no es lo bruto ni lo ignorante, implícitos en la palabra... me gusta la palabra 'mostrenco' por su cercanía sonora con 'monstruo'. En la existencia cotidiana, más que monstruos teratológicos, o monstruos como los de la ciencia ficción, de King Kong a Frankenstein, lo que hay son montruosidades morales... A la gente ignorante, le gusta 'entretenerse' con el ser desfigurado, velado, el monstruo como ente feo, como algo temible a sus estéticas de normalidad. Para mí, eso es deprimente. Me gusta la vitalidad que enaltece, que curiosea, pero se atreve a convivir con lo aparentemente temible... no me interesan más monstruos que aquellos que vaticinara Victor Hugo cuando dijo que la prosperidad crea monstruos y, bien... me interesan monstruos, que no parecen tales, pero hablan como tales... pienso en Jerry Falwell, el evangelista de lengua de sierpe, cuando dice: «Esos fundamentalistas islámicos, esos terroristas radicales, esos monstruos del Mediano Oriente, estám empeñados en destruir las nación judía, hundiéndola en el Mediterráneo, conquistando el mundo». Falwell es un monstruo moral del fanatismo y la desmesura. Es un montanista inconfeso.
Pregunta: El pintor Francisco de Goya decía que el sueño de la Razón produce monstruos. ¿Qué produce más monstruos, la Razón o la Fantasía?
Respuesta: Si recuerdo esa frase bien, Goya decía que la fantasía, abandonada por la razón, es que produce los monstruos inverosímiles; pero, unida a la razón, la fantasía (y ésto si lo recuerdo literalmente) es «madre de las artes y el origen de maravillas». Lo grandioso de esta reflexión de Goya es que razón y fantasía deben funcionar unidas. El monstruo se forma de la desunión, sea la razón o la fantasía. Entonces, las dos son culpables de forjar lo monstruoso, esto es, lo mostrenco... Uno tiene que apartarse de lo que se vuelve extremo en sus formas habituales de mayoría, orden como status quo y mero espejo de lo existente. Tengo un extraño poema que lo inspira la fealdad del sapo y, en cierto modo, esa fábula que dice una princesa le da un beso al sapo encantado, que en el fondo es un príncipe, y le devuelve su belleza. Eso es lo que yo pienso que el hombre debe ser: un príncipe besado, amado, para su desencantamiento. Y Sapo de otro pozo, para merecer «la mansa factura de las niñas, gemido más melódico / del arpa y lo más noble del deseo», para no croar feamente, sino para ser sonido melodioso de arpa, debe desagradar la hipocresía y mentira de los espejos en que él se mira y desde el que las mayorías lo juzgan zafio, asqueroso e indeseable, y que no es otra cosa que 5,000 años en la «cuna de varones / con hacha, transgresores», la historia de los pozos violentos... Debe decir un NO a los extremos y, en particular, a los falsos «purificadores morales», que representan:
... el crimen y flagelo
provisto por los inquisidores,
sabelotodos embaucadores,
agarrapendejos, blasfemos.
Un NO que proteja de la burla
el misterio
y lo santo
y lo puro.
[Frag. / Sangre protestataria]
[....] LO VITAL Y LO FUTURO
Respuesta: Aún es importante el sentido biologista y naturalista de la vida, el sentido vital y puede que la filosofía tenga que iniciarse con meditaciones sobre eso: el comer, el tener sexo, el cambiar de rumbos, el disfrutar un espacio al caminar o alejarse de él... Decía Ortega y Gasset que la vida: «es el conjunto de actos y sucesos que la van, por decirlo así, amueblando». Y mucho de esos actos o movimientos son biológicos. Son en función de vitalidad y, en fin, sobre lo que mis «estéticas vitales» metaforizan, no es el alma, la mente o el cuerpo, en cuanto estructuras, sino en cuanto a lo que tienen de fenomenológico... La vida, si es como una casa que se amuebla, no es una estructura fija. Ni pertenece a un reino particular, llámese el alma, o el cuerpo, o la mente. Es una construcción y se la dota de sentido, con esos reinos del alma, el cuerpo o la mente, en el momento en que uno comienza a habitarla. Esa metáfora de Ortega me gusta. Es parte de su filosofía de la razón vital...
Desde esa perspectiva es que me gusta lo vital, no porque somos un saco de huesos y células, sino porque «todo vivir es vivirse, sentirse vivir, saberse existiendo». Mas no es únicamente saberse y comprenderse, es un «encontrarse». Esto es otra coincidencia heideggeriana de Ortega. El hallazgo de uno frente al mundo, con el mundo, dentro del mundo, primero, para percibirlo y sucesivamente para amarlo, desearlo, pensarlo y odiarlo, si hay la necesidad. Y, en este proceso, uno descubre que la vida puede debatirse y tensionarse entre la fatalidad y la libertad. Cuando se llega a este nivel, Ortega y Gasset dice que el hombre hace «futurición» de la vida... Si el mundo nos parece sin sentido, una náusea, o macacoa, es porque no nos hemos topado con el sentimiento de futuro, a pesar que es el primero que como alimento debemos recibir. Si tú quieres ser una casa amueblada, debes tener ya ima noción de futuro, porque si no las ha de vivir para el futuro, ¿para qué la edificas y amuebla? Lo que uno construye como vida con sentido es el futuro, lo que aún no es...
[...] Pregunta: Mira, Carlos, hallé un poema en que Ortega y Gasset está en diálogo con León Blum... y le explica la vida, como realidad radical. Este uno de tus recursos favoritos: utilizar hablantes históricos que conversan entre ellos....
Ortega: «el hombre no es un ser insustancial;
venga conmigo, le mostraré su sustancia».
Hallé a León Blum, redactor anticlerical,
víctima y prisionero de los Nazis, y le dije:
el hombre cambia, hay un hombre futuro,
que es más que un «saco de piel»
aprisionado para siempre al extravío,
a la metafísica fijista del ser-en-sí.
No es socialmente irredimible, no,
porque sea hoy una hediente horda
de biomasa primantrópica, mi Blum amigo.
[Frag. Mi amigo Blum]
Respuesta: Ajá... con ese mismo poema o mensaje por pretexto te diría, una segunda característica que yo doy al vitalismo una vez que Ortega pone en claro que no se es vital sólo por ser un «saco de huesos». Se es vital por cree en un «hombre futuro» y, otra cosa que hago que Ortega y Gasset le dice a Blum, que se jactaba de ser un socialista y, sin embargo, vendía el socialismo y el obrero al Vaticano, como títere de la burguesía, es que hay que vivir con honestidad política. Esto es, sin «asocialidad convenienciera, cobardía, reculamiento». Sin ésto no hay optismismo ni consuelo. No hay medida humana en la cual confiar...
¿Sabes? Después de la experiencia de Hitler y Stalin (y ésto porque ya había radio y TV), en el mundo de la política, de la izquierda a la derecha, pasando por el centro, la praxis social se vuelve sospechosa, el desencanto profundo y, de ésto, se aprovechan los Trasímacos contemporáneos. Si la política es asociado con el mal, con algo sucio, como parte de las macacoas y cagadas, ¿quién cosechará en este río revuelto de pescados? ¡Los demagogos! Y en nombre de una lucha contra los tiranos, inventarán al Big Brother y los aparatos de vigilancia... y, aún el altruísmo, que es un elemento necesario para hacer justicia, entrará en las listas de lo demónico, o lo que se debe suprimir, en los tiempos de la posmodernidad desencantada..
[Tomado de Conversando sobre las 'Estéticas mostrencas y vitales / en La Naranja de OC / 2 / 3 / Conclusión]
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Éktor Henrique Martínez (México)
Los poderes sincopados de la desinformación
Del contenido informativo que difunden los pápiros, hay quienes dicen que la mitad es mentira y la otra mitad se la inventan. Y en cuanto a la veracidad, basta con invertir el sentido de la noticia, y más, todavía, si se trata de un medio de prensa burgués, enquistado en intereses políticos y personales. Las notas, artículos y reseñas periodiqueras que se elaboran en la talacha papiresca proceden de especialistas en la escritura rápida y superficial; lo cual significa que sus contenidos informativos son deficientes y no pocas veces de omisiones tendenciosas.
—Los gacetilleros, en la medida que se especializan en su chamba, se vuelven más improvisados, más braveros al redactar la nota.
El máster Antonio Gramsci anotaba en sus cuadernos carcelarios que el diario se aproxima mucho a la oratoria y a la conversación. Los artículos del periódico son, habitualmente, apresurados, improvisados; se parecen muchísimo a los discursos públicos, por la rapidez de la argumentación y de la ideación. En los términos en que se garrapatean las notitas informativos de la mayoría de las pápiros se avizora que en tales condiciones cualquier pelagatos de poca sesera puede ser periodista.
En un periódico, dada su función histórico informativa es difícil distinguir el aspecto comercial del ideológico, y tal conjetura no requiere prueba, sus grandes tirajes lo dicen todo. Importantísimos factores que permiten la eficacia del plan comercial de un medio de difusión impreso en papel son: páginas, diseño, columnas, características de la columna, líneas, densidad, número de caracteres, tipografía, diseño, linotipo, nitidez, cuerpo, cabezales, etcétera. Lo que más interesa a los dueños o accionistas de una empresa periodística es, en primera instancia, asegurar la vendimia y la continuidad de la misma, pero su éxito o prestigio radica en su vertiente ideológica; es decir, en satisfacer una necesidad intelectual del lector-consumidor y, al mismo tiempo, cumplir con las directrices (léase intereses) políticos del grupo social hegemónico. Si no se cumplen estos dos últimos requisitos el papirucho está destinado al fracaso o a la marginación automática. Sólo en esas condiciones es posible crear el concepto mediático de «opinión pública».
—Pero ¿qué es la opinión pública?
La prensa difusora de los intereses de la clase dominante y propagadora de las mistificaciones burguesas, que no se atreve a violar los principios rectores del «sancta sanctorum», como decía Nicolás Ulianov Lenin, para taparle el ojo al macho reserva solamente algunos espacios mínimos para pavonear la existencia de la libertad de expresión, y se abstiene de emplear los medios de información contra «los verdaderos portadores del mal», porque «la libertad de prensa pertenece al registro principesco burgués». Esa es la causa por la que padece una proclividad a evadir las raíces del problema, y a través del crisol de sus intereses de clase fluye la nota informativa, la imposición del mensaje por medio de sofismas y juegos de palabras. [Lenin, Cómo deben ser nuestros periódicos, en Obras completas].
Armand Mattelart señala que la información da la oportunidad de anclar en la realidad la formación ideológica. «El discurso burgués, en efecto, no otorga individualidad e identificación a los grupos sociales y revela ser el propio inventor del abstraccionismo de su taxonomía: opinión pública, masa, ciudadanía, y en definitiva pueblo» [Los medios de comunicación en un proceso revolucionario].
Al anular y ocultar tendenciosamente ciertos aspectos de un hecho real se disloca la verdad, y, una vez fragmentada en una cadena de impresiones, se sustituye por una veleidad de juicios sustentados por simples lucubraciones, prejuicios y datos falseados. El sensacionalismo y lo espectacular como materia prima de un discurso vacío; se banaliza la realidad porque se enjuician los fenómenos socioculturales con escaso o nulo intelecto y con fines meramente espectaculares. Síntomas comunes en las relaciones humanas cuya interacción se moviliza con roles y pautas virtuales y que suele ser reacia a extirpar lacras ancestrales como la intolerancia y el egoísmo. Enlaces de un proceso emocional sustentado en modelos puramente imitativos e irracionales que apuntan a una expresión y representación fetichizada y a la que suponen como reproducción fiel o más o menos objetiva de una realidad subsumida en un discurso grupal. El escarnio, la burla, la chanzoneta, la crueldad y el mastuerzo dan unidad a la ciclotomía (complejo de acusación) disgregada y sin coherencia ideológica. Puntos de partida de artículos y textos mediatizados que a la perrada le sirven como una guía de opinión para justificar y habilitar una antropofagia simbólica, un ritual donde los unos se comen a los otros. De tal forma que el discurso ya no puede ser concebido como un conjunto de signos lingüísticos, sino como un medio para engrandecer el ego personal o colectivo, chingar o inflar.
Acto de simbiosis con el que se pretende adquirir virtudes que no se tienen, imponer un hipócrita código moral, remover las fibras sentimentaloides y alcanzar la satisfacción o placeres sincopados a costa de la desinformación. Conformismo artificial y ficticio de la fatua ingenuidad de papagayos, como refería don Antonio Gramsci. La actitud mental que vislumbran el comentario copiado, no es consecuencia, aunque podría darse el caso, de la incapacidad de articular criterios no imitativos o de posibles daños en la corteza cerebral, el origen de esa impotencia de activar la máquina del discernimiento radica en posturas ortodoxas programadas desde los cánones funcionalistas de y los clichés alienantes que se bifurcan en sectarismo malsano y estruendosas intrigas pedantescas. Adquirir conciencia —dice Armand Mattelart— no significa latearse (tan es cierto que el burgués puede reírse de sí mismo con la condición de no conocerse). La burguesía ha creído monopolizar la risa. Alcanzó a hacerlo en el ámbito de lo frívolo. Pero el circo se marginó, con la bohemia».
Disertaciones que son burbujas de palabras carentes de eficacia práctica y que en grado de mayor exaltación genérica de imparcialidad de los universales escolásticos —que hoy todavía identificamos como valores de «transparencia» de la información, «libertad de expresión», «secrecía de fuentes», «búsqueda de la verdad»— son solamente entelequias que pregonan los representantes oficiales de las iniciativas abstractas para vender o desviar las conciencias. Sin embargo, acepto los fetiches, pues a mí me enseñaron a respetar las quimeras, siempre y cuando fueren propuestas de innovador empuje y no premisas de porvenir dudoso. Lo digo porque no siempre es la coherencia la que triunfa; regularmente —y por desgracia— suelen ser las acciones elásticas y mediocres las que salen avante, debido a que cumplen muy bien su compromiso con el idealismo.
—O sea, el que se va con la rama de laurel es un don nadie o un esnobista...
—Mientras aquellos que permanecen en la retaguardia y en los rincones oscuros de la fama son gente como Joaquín Fernández de Lizardi o Francisco Zarco.
Jamás de los jamases el periodismo debe tener por objeto lograr «una verdad absoluta». Ni siquiera a ciencia tiene verdades absolutas; su madre, la filosofía, desde los tiempos antiguos en que fue creada por Tales de Mileto, se propuso tal cometido, sin lograrlo a la fecha. Y, tocante a los hacedores de las noticias, no solamente los pelagatos o pericoperros alcanzan baños con las aguas bautismales para decir que son periodistas, comunicadores, informadores o gacetilleros.
— ¡Aaaaah! Y que conste: éste último vocablo no lo aplico en sentido peyorativo, sino en grado de sinonimia.
—Pero sí hay quienes lo consideran como calificativo defenestroso.
—Pues ese ya no es mi problema.
Otro dato: creo que al adjudicarle a alguien el calificativo de «gacetillero», en sentido positivo, me excedo porque su auténtico significado corresponde a un periodista de muchos huevos, a un progresista, avanzado, revolucionario, contestatario. Y para demostrarlo recurro a la historiografía. Antes de que se promulgara en México la Constitución de Cádiz de 1812, Joaquín Fernández de Lizardi, en El Pensador Mexicano, pápiro del cual fue su fundador y editor, escribe al virrey Francisco Javier Venegas pidiéndole que derogue el decreto del 25 de julio de 1812 en el cual «se condena a la última pena a los jefes o cabecillas, a los oficiales de subteniente arriba, a los eclesiásticos del estado secular y regular que tomasen participación en la revolución y a los autores de gacetas o impresos incendiarios...»
—Así que, no por ver un gato negro quiere decir que existe la bruja.
Ejemplos claros existen para dar fe de la manera en que se deshilacha la figura del periodista cuando el aprendizaje de su profesión no es fácil o se ejerce a la bravota. Y para dar chirrín con llave, remato con esto: hay cabrones que mejor prefieren estarse cogiendo una puta que dilucidar chingaderas como las que aquí adobo.
Y, otra cosa: siento informarles a los dolidos que mi trabajo escritural lo realizo con base en mi propio criterio y convicción, y no a petición de nadie, ni con especulaciones pundonorosas de doble moral, ni a la usanza sensacionalista.
—Dispuesto a arremeter con juicio de rigor, soy irrespetuoso pero no intransigente.
Éktor Henrique Martínez
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Ilse Aymeé Padilla Castillo (México)
El pasajero
Lo amo a pesar de que a veces le gusta hacerse el tonto. Sabía perfectamente lo que sucedía. El día entero lo gastaba preguntándose si no habría más hojas cayendo del árbol que lograran despertar sus notas o si simplemente tuvo la ilusión de haber escrito alguna vez. Como fantasma que arrastra sus cadenas para ser escuchado me presentaba para recordarle cuando alguna vez creía en él. Sin hacerme el menor caso dejaba que los instantes continuaran fluyendo; igualito al niño que mira la carretera a través de la ventana del carro y trata de entender el significado de las señales de tránsito que se repiten constantemente sin importarle gran cosa.
Sabía perfecto que ni corría ni la velocidad lo cegaba ante mi presencia. Le permití reposar de la escritura sobre sus nubes vacías, mientras yo sentía un tiempo perdido tambaleante a punto de hacerme caer. Los afectos se agotaban pausados dejándome la impresión de algo sin vivir y pensando porqué no podía respirar sin sofocarme. ¿En verdad será que él terminó por decirlo todo?
Un día lo encontré sentado en la banca de un parque. Tenía prisa, así que sólo me acerqué para saludarle. Después de intercambiar abrazos y un par de palabras afectuosas, con una sonrisa y esperando un comentario agradable sobre mi nueva imagen me dijo:
—No sabía que por aquí transitaban monstruos.
Únicamente atiné a rescatar la tonta sonrisa que se había desdibujado de mi rostro y mi voz temblorosa se despidió pretextando la suma urgencia que tenía. Me alejé desconcertado, luego una furia se desató en mi interior, ya sabes, ese calor quemante que se siente emanando del piso ardiendo los pies, subiendo lento para recorrer las venas, muslos y tensar el nervio hasta llegar a mi cabeza y golpetear mi corazón.
¿Recuerdas esa sensación? Claro, es horrible, es verdad pero no regresé a golpearlo y hacerlo desaparecer de este mundo. Por supuesto, yo entiendo, pero qué le voy hacer.
Al día siguiente volví a encontrarlo en la misma banca y sentado en igual posición. Yo me preparé, déjame te cuento que busqué entre mis mejores ironías pero sólo atiné a decirle:
—Otra vez buscando monstruos. ¿Y esta vez cuántos has visto?
—Sí, lo sé, fue realmente estúpido. No sé qué sucedió. Tranquilo, no desesperes.
Sonrió y me contestó:
—Gracias a Dios ellos llegan solos, lo malo es que nada más tú te has presentado.
No te rías. Ningún ser normal lo hubiera dejado vivo, sin embargo yo sí lo hice. Afortunadamente aún vive, como te dije antes lo amo. Me alejé una vez más de él a pasos agigantados al tiempo que escuchaba su carcajada retumbar en mis oídos.
A partir de ese día viví situaciones bastante extraordinarias. Primero la gente evitaba cruzarse en mi camino o verme a los ojos, después, y lo peor, las personas que me amaban de pronto parecían odiarme. No, te juro que no exagero. Todo lo que digo es verdad. A cada momento escuchaba lamentos sobre mi aspecto; por supuesto, que estaba consciente de mi diferencia al resto, pero por Dios tanto como para no aceptarme, eso sí que no lo comprendía.
Durante mucho tiempo me aferré a portar este traje. No, por favor, no te ofendas, aún creo que lucía estupendo. Me daba personalidad y me imponía ante cualquier situación que se presentara. Lo que trato de explicarte es que la primera vez que lo usé era rojo sangre. Es más, lo que tocábamos era de ese color, obvio, poco a poco y con el uso se fue secando hasta que se puso duro, rugoso y de un tinte café. No paraba de rascarme en todo el cuerpo y tú te reías sin parar, tal como lo haces ahorita. Hay pocos entes como yo soy, pero me dijeron que caerías tarde o temprano, algunas marcas quedarían pero sería parte de un todo, como el carácter. Me advirtieron de muchas cosas menos del gran dolor.
También me dieron algunas recomendaciones para hacer más ligera la espera, como correr rápido y al alcanzar una gran velocidad, saltar y aletear hasta lograr una altura sin tomar en cuenta la caída; a veces me parece que sigo cayendo. En fin así trabajé hasta que un día dejó de doler tanto como la primera vez. ¡Ay!, no tienes idea de la presión y de las ganas de libertad. ¿Adónde voy?, aún no lo sé, no preguntes, a donde sea, da igual. Por el momento, ya ves, que me ha funcionado mejor regresar a ti, un yo fuera de mí, pero contigo. Últimamente los demás no importan ya. Ninguno sabe nada, poco a poco a todos les sucede y entonces no habrá soledad alguna.
Te juro que lo amo y nada más. Por eso regresé. La historia se debe escribir, sino que caso tiene mi existencia. Con voz tan tersa como el aire le hablé:
—Arena. El suave y dulce trinar de las aves desmoronar, aferrarme a tus raíces para que juntos recobremos el tiempo perdido en las entrañas del polvo. Soy arena y aquellas sensaciones se fueron. Aire que fluía como sangre erosionando mi interior para formar una nueva vida abrazado a las raíces intentando hacer realidad la estancia.
El despertar llego. El escritor sentado en la banca de un parque soñó una voz como arrullo que le decía avívate a la par una mano tibia aún posa sobre su hombro y le invita a escribir sobre un yo y su monstruo.
[Ilse Aymeé Padilla Castillo nació en la Ciudad de México en el año 1973 Vive en ell Estado de México. Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Valle de México, campus Lomas Verdes, especializada en prensa escrita, «A pesar de tener la vaga e infantil esperanza de poder realizarme como una gran escritora, la pena, la duda y el temor me detuvieron para concretar estas esperanzas porque mi creciente interés en la lectura de grandes escritores me hacía sentir pequeña y al mismo tiempo vieja para saber si algún día podría hacerlo. Muchísimos escritos terminaron en la basura, no por malos o buenos sino por un simple acto de depuración interna. Finalmente encontré un desahogo temporal dentro del periodismo».
El Instituto Nacional de Bellas Artes y las revistas Mundo Ejecutivo y Revista Mexicana de Puericultura y Pediatría le dieron la oportunidad de experimentar en el guión, la nota, la entrevista y el artículo. «Sin conseguir todavía una respiración plena tomé varios paliativos de Creación Literaria en el Claustro de Sor Juana. Ahí gané la certeza y la seguridad para seguir escribiendo acerca de mis demonios, así les llamaba a mis personajes». México, junio de 2010].
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Alfredo Villanueva Collado (Puerto Rico)
Meditación sobre el patriotismo en un Cuatro de Julio
Nací en una colonia, Puerto Rico.
Me crié en una insana dictadura: Venezuela.
Escogí vivir en el único territorio relativamente libre de un Imperio: la ciudad de Nueva York.
El patriotismo se relaciona con la ideología territorial. Los no-patriotas oligarcas en poder perpetuo lo usan. Manipulan adolescentes pobres para que mueran en inútiles guerras imperiales. Convencen a las masas que no deben preguntar lo que la patria pueda hacer por ellos, sino lo que ellos puedan hacer por la patria, cualquier sacrificio que mueva el capital verticalmente. Te llaman héroe si regresas a casa en una caja, y te entierran en la tumba equivocada. Mejor no regreses enfermo o mutilado, porque te infectan de hepatitis o SIDA en un hospital de Veteranos, o te niegan beneficios por «condiciones pre-existentes». Defienden a la patria de terroristas yendo de compras. Te investiga el FBI si te has opuesto a la Guerra de Vietnam o cualquier otra guerra, o si quieres la libertad para tu desafortunada isla. Escoges entre pagar impuestos o comprar medicinas. Atacas uniones, defiendes corporaciones,, llevar armas de fuego en público, desmantelar el gobierno, deportar y asesinar ilegales. Usas la Constitución y el Nuevo Testamento de papel de inodoro. Comes pavo en los días de fiesta. Aborrezco el pavo. Los bancos y oficinas de correo cierran, pero las tiendas tienen ventas especiales, la manera Amerikana de celebrar la patria. Parrillas y paradas el 4 de julio. Dan cáncer.
El patriotismo también se relaciona íntimamente con otra falacia ideológica: la democracia. En realidad, vivo en una Blanca Nieves dictadura corporativa, gerontocrática, plutocrática. A mi alrededor cierran hospitales, se restringe la transportación pública, se pierden los beneficios, los empleos, los alquileres se disparan. Molière me enseñó cómo protegerme del patriotismo: retirado de la tercera edad, homosexual, seropositivo, incapacitado y minoría, cultivo mi jardín y espero mi eliminación por inútil a la patria.
¿Patriotismo? ¿A la Amerikana? Será chiste . . . .
Pero hay otro patriotismo. Justicia social, el bien común, política ambiental, derechos para los niños, las mujeres, los trabajadores, los desvalidos, los ancianos, los enfermos, las minorías. Respeto por la vida, animal o humana. Eliminación las armas, desde las pistolas a las bombas atómicas. Vigorosa oposición a cualquier violación de los derechos humanos de parte de los que se creen invulnerables en posiciones de poder. Barrer con todos los ladrones y criminales en legislaturas. Proteger la patria de las depredaciones de multinacionales, bancos, corporaciones. Tal patriotismo no existe en la colonia, ni la dictadura, ni el Imperio.
Estamos jodidos...
alfredo villanueva collado / alfavil@aol.com / Biografía: Alfredo Collado Villanueva
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Pequeño para bolas
Mi Cristo
sacó a latigazos los mercaderes del Templo
y perdonó las putas.
Hizo de los diez mandamientos uno solo:
amaos los unos a los otros.
Los neocristianos
son ahora los mercaderes dueños del Templo.
Administran las putas en privado.
En público las apedrean,
y predican el odio
en nombre de un libro obsoleto, de cuentos.
Alfredo Villanueva Collado
[El poeta y ensayista Alfredo Villanueva es autor de. Growing Up Hispanic: Discourse and Ideology in 'Hunger of Memory' and 'Family Installments', publicado en Americas Review, donde examina los conceptos de separación y alienación cultural en los lonros de Richard Rodríguez y Edward Rivera].
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Carlos López Dzur (Puerto Rico)
Sé que hace casi 100 años
«White man killed, Negroes menaced: Kentucky mob threatened workers after slaying of laborer on electric dam»: New York Times, September, 11th, 1924
Sé que cierto día de julio en el motín de 1917
en East St Louis, Illinois,
se desangraron a cerca de 75 negros.
Fueron otros cientos de heridos.
Ante la Gran Migración se quiso matar
a cada moscas sureña que vino
al pastel industral de las ciudades
y no fue sólo en Illinous.
El blanco tan hostil dijo: «Nuestras son las ciudades,
las casas, el empleo; maldita sean los competidores»
y la comunidades enteras se portaban como turbas
y a matar moscas. A matarlas como en aquel año
del '17 que comenzó en Lexington, Kentucky.
Unos afroamericanos llegaron a una Feria.
Sólo por una semana estarían en la Colored A. & M. Fair
en Georgetown Pike: «The colored fair in Lexington»,
la feria más grande y visitada por los sureños.
Y a tropas de la Guardia Nacional, hinchada de recelos,
se les decía: «Vienen por nuestros empleos;
hay que buscarles bulla y echarlos».
Y los soldados a pie, o en patrullaje a caballo,
ya no cuidaban los paseos en la Feria junto a lo policía,
sino que se lanzaban provocadoramente
(como acostumbra el blanco, tan gandaya,
a que se haga en Kentucky.
Como se hizo en Somerset durante la Marcha de 1911
cuando fue el empresario quen se trajo a los negros
para sustituir a obreros blancos ferrocarrileros.
«Que no sean rompehuelga. Hay que comenzar a matarlos»
como a las primeras 8 moscas en Queen & Crescent Lines,
moscas sobre el pastel industrial de Nuestros Ferrocarriles.
Yo sé que en East St Louis, Illinois,
el saldo de homicidios fue cerca de 75 negros ;
yo sé que al parecer un negro en la hidroélectrica de Dix Dam
en Kentucky ha matado, quizás un accidente, quizás
enaltercado, a un hombre blanco;
pero de Mercer County se han llevado
a casi 500 afroamericanos, en calzoncillos y sin zapatos,
se busca culparlos a todos, provocarlos,
así han venido humillándolos colectivamente
desde 1911, así en 1917 cuando mataron 75 en Illinois.
Este año de 1924: los alguaciles torturan, sacan a patadas
confesiones, culpan a los negros de motines,
aseguran que son ellos, negros que ni votan en el sur
ni el Norte, que no hay por qué considerarlos ciudadanos.
Mas son mata-moscas quienes los provocan
y van casi 4 años y no dan con dos culpables,
«aquel que mató a Winkle, aquel
que mató un blanco», cuando ellos si han matado
a 75 o casi 80 negros, por lo menos.
Esta es la justicia de la Gran Migración,
al estilo Illinois y al estilo Kentucky.
¡Qué caro cuesta matar a un hombre blanco
y decir a un huelguista: «El derecho al trabajo
debe ser de todos!» ¡Qué difícil que la Guardia Nacional
entienda que ir a una Feria no es ningún delito!
Y el pueblo, después de tanta exclusión, muerte y motines,
necesitará 40 años para entender que Lyndon Johnson
en 1964, firme una ley que diga el negro no es una mosca:
tiene derechos civiles y vamos a darle el derecho al voto!
Del El libro de anarquistas» / Carlos López Dzur
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Crecer bajo la Mano Protectora / microrrelato
[Sobre el «Tefilat HaDerech» y el Mal de Ojo / «Ayin hara»]
Al niño, huérfano, le colgaron al cuello, atada a un hilito de plata, una Mano, decorada a su alrededor con palomas, porque las palomas reconcilian con la Divinidad. También ataron al hilito varios pecesitos de oro, bajo las palomas que parecen sobrevolar sobre los peces. «Y todos estos símbolos hablan sobre la sencillez y pureza. Los peces son inmunes al mal», agregaron cuando él estaba en la puerta de salida, despidiéndose cariñosamente.
Previamente, aprendió la Oración del Viajero y el niño la practicaba, según se alejaba de la casa: «Tefilat HaDerech». Se separaba de quienes le protegieron en Cartago, mas estaba agradecido. Siempre lo estará porque cuando murieron sus padres, no quedó en desamparo. Ahora se sentía capaz de cumplir la misión que le encomendaron. Toda su fe dependía de la Mano de Dios, mano de Cinco Dedos, cada uno de los cuales es un Libro de la Torah, o una advertencia o una protección contra el Ayin hara, el mal de ojo.
Le enseñaron fe y optimismo. Y al apretar la Mano de Hamsa, símbolo de Chai el Viviente, al jugar con el objeto de su Fe y en Su Nombre, intuyó que alguna de su fuerza proviene del Altísimo y la Vida («Chaim») no se manfiesta con temor del que impera en su siglo y vecinos. Como temibles son nombrados los sacerdotes del Moloch en el País de los Filisteos y, aún en Cartago, la tradición de los semitas se abonava con la sumisión y la adoración al Moloch o Demiurgo. Se adujeron como rituales agradables los sacrificios y crímenes de sangre.
Fue por ésto que sus protectores le dijeron: «Ve y lleva este encargo a donde yo te digo». Fue lejos del País de los Filisteos y de dondequiera que marcaran su presencia. El niño no se criaría entre los sacerdotes de Moloch ni será parte de un «pueblo santo» que no lo puede ser porque su crueldad es mucha y la dispersa de Tiro a Sidón, de Jersualén a Cartago.
El viaje asignado fue largo, mas siempre se mantuvo en la ruta correcta y el niño fue dejando de ser niño para completar el sendero, y la Mano de Hamsa lo protegió de ojos malos y asediantes. El ha buscado el hilo de plata y ya no existe, pero, algo dentro de su corazón, es exactamente la Mano Protectora de su Dios y lo ha ido adulteciendo sin miedo. Chai el Viviente le instruye para que, en cada cultura y ciudad que pise, rechace la superstición y el fanatismo. Ya sabe que no aprieta pescaditos de plata o palomas, atadas al hilitos, cuando se frota el pecho. Es el instinto de superación lo que palpa sobre su piel y su plexo. Va por el mundo a cumplir con la misión que le dieron sus protectores en la infancia: Crecer bajo la Mano Protectora del Altísimo. Y no olvidar la Oración del Viajero: Tefilat HaDerech.
Carlos López Dzur
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¡Cuánto lo quise!
Tuve un hijo en la casa del prójimo
siendo yo, por igual,
prójimo en la casa-caverna de mi hijo.
Le dí el espacio de cueva
de su vida. No pude
darle más en la casa del prójimo
ni en la casa mía.
Y, por amor, quise ubicarlo
en su gruta verdadera, visión
de las estrellas plenas, infinitas,
en la cueva de roca de mí mismo.
Quería amar a ese hijo.
¡Cuánto lo quise!
Y, sobre todas las cosas,
yo dispuse que se enciendan
por él las nuevas luces
en la cueva ahíta aún con simulacros
y dolores suyos y dolores míos.
Lo llevaría a la casa de mi certidumbre
por anhelo, yo lo quería y descubrí
que no pude dar lo que él merece
y sufrí como nadie.
Entonces, vino mi Padre,
padre de todos los prójimos posibles
y me pidió su sangre, las tinieblas mías,
y que lo sacara de la cueva
y que trajera su urna cineraria
y que lo matara en el monte Moriah
oculto en lo más solitario de la cima.
2.
En la cueva parece pequeñarra
la persona; la dulce y suave cría
de aquel a quien se quiere tanto
y se lo llama cuna,
pedacito lunar,
alma mía...
Si el alma es mucho más,
¿cómo saberlo?
¿cómo aducirlo
con estas semejanzas,
metáforas del amor al hijo?
En este oscuro conocer,
todo es mostrenco
y no se conoce el percal;
únicamente la pastrija
y la pastrana
y ese montón de tierra
que son mis huesos cercanos
por sus años, sus achaques,
sus lamentos ante un poco
de sol y de alegría.
4-12-1989 De 1. Memorias de la Caverna / Estéticas mostrencas y vitales / Indice actualizado
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Fanny G. Jaretón (Argentina)
Poemas verticalEs escritos en horizontalEs)
I
Me gusta poner los ojos sobre tu oscuridad.
Ventaja para ahondarte con los dedos.
Hacer de la memoria un mapa sin preguntas.
Aplicar a tu piel el punto y letra donde bordar tu nombre.
Me gusta irme en vos por los susurros que maldicen.
Irme de vos con la flecha de tu sexo
acertando en mí circulo de fuego.
Con la mirada inhumana que te arranque
lo que mi boca no te supo decir.
II
Quiero que me indiques la página exacta
donde aburrido dejaste de leerme.
Quiero que de la borra del café adivines
los nítidos te quiero.
Quiero recuperarme del síntoma del olvido.
Verme como hombre dentro de tu hombre
Tener esa fuerza intrínseca; decir:
La lluvia cae para que te mire detrás del cristal.
Abrir los ojos más grandes que la lupa
Buscarte y maldecirte hasta que aparezcas hecho veneno
para tomarte hasta el fondo
donde me des sepultura.
III
Presiento que tu soledad viene sedienta de mí.
Viene profana de deseo.
A su paso la mirada queda huerta de frutos maduros por el vacío.
Antes que Adán y Eva el amor se abrió a la Nada.
Nos desconosimios en el ademán del silencio.
Del porqué nos resta el tiempo.
Del para qué: este cuerpo abierto al hambre de tu noche
rompe la herida del temor.
La sangre pernocta en el camino vago
de mi cuerpo de fatiga.
IV
Quién se robó mi grito
Posesionó la memoria en un nombre.
Quién con máscara de Lobo se comió mi locura.
Quién hizo palidecer a la muerte
frente a la muerte del amor.
Quién con su mano extendida
soltó al puño de mi suerte.
Quién curó la tos del insomnio
para dejarme dormir el sueño inconcluso.
V
Escribí cada forma de tu rostro
hasta encontrarte mil nombres.
Encontrarte escondido en el surco
donde solo, masticas nuestra ausencia.
He sacudido a tus pensamientos
que desgastan al cuerpo de deseo.
Y has Despertado Naciente por mi boca de ahogo.
Sollozo al ver lo que no puede ser verdad.
Vos, rojo de jactancia, desordenando mi cuerpo
cansado antes de que suceda el Recuerdo.
VI
Hablás siempre de la lluvia
como si tus emociones fueran tempestad.
Escuchás música de blue, como si le pidieras al cielo
el milagro de secesión.
Tomaste el Arca, dejando a mi animal herido
del lado donde la lágrima quiebra su inundación.
No hay arco iris que valga.
Seguís pidiendo por la lluvia sin que te importe
el aroma salvaje de mi temporal.
Seguís pidiendo por la lluvia
Y yo desnuda de toda inclemencia
dirijo mis pies de barro, tranca al tranco
para que cada gota de vos no me deje avanzar.
VII
Escucho jadear mi nombre
al filo de tu muerte.
Tal vez te cansaste de vivirme.
Tal vez la moneda de Caronte
no dio para saldar nuestro tiempo.
Tal vez el mar de tu boca
construye Castillos salados
bosque donde se taló la memoria.
Tal vez ahora que te dirigís hacia el Este de mí
digas mi nombre como la Oración
que deshecha se construye hacia el Final.
VIII
Crujir contra tus huesos
tus dientes, tu nombre.
Retorcida retorcerme
anunciando a los dioses
de mi desaparición a tu suerte.
Grito alzado de esta mujer
que en tu infierno arde.
En época de lluvia de azufre
entro por el canal de tu deseo.
Gimo porque duele la promesa de tu cama
tanto como mi Hambre.
IX
No existen códigos
postales, ni paisajes
que puedan guarecerte de mí.
No existe un punto de retorno.
Cuando se ama se desea.
Y esto también es doler.
Como el pasto que en noches de Reyes
nadie recogió.
Cuando se ama se desea y se cree.
Aunque nadie venga a recoger mi pastura
de Loba esteparia al filo del gozo.
X
Qué hay al fondo de mi carne
si lo raspaste todo.
Si embebiste mi silencio noble
con el cuerpo del delito
donde me hiciste mujer.
Qué hay en el fondo, al fondo
atravesado de mi sueño
si tu rostro golpeó
su faz sobre mi roca
una y mil veces tropezando
sin poder rom per sé.
Qué hay cerca
de donde embiste el
no habrá después del después.
Qué de la sombra
paisaje del lenguaje
maldita distracción para saberte.
Qué del futuro expuesto
a nuestras bocas que arden
en un mundo de besos nuestro
que queremos Hoy.
XII
No me muevo de aquí.
De tu pena,
de la infamia que otros arrojaron
contra el murallón de tu olvido.
De la amputación de tu abrazo.
Del polvo donde enterrar nos quisieron.
No me muevo de aquí.
Sin palabras que lo nombren todo.
Sin escalafones para el orden ordinario.
No me muevo de aquí.
Que por besarle las patas al Caballo
me hocicó la ignorancia.
Nadie puede ir más lejos que su sombra.
Nadie puede desteñir lo que del mestizo nace.
Nadie que empuñe la obsidiana
puede donar su sacrificio a dioses que pagando ni..
Hasta no verle abrir las uñas al tiempo de injusticia.
Verle rotas las alas al odio.
Verle la carnada que al anzuelo hunde la carne.
Apretando la mandíbula
para que el acero de la garganta no sangre.
Hasta que podamos comprender,
hasta dónde hemos llegado con el signo de preguntas
admirado frente a nuestros propios ojos/ los Otros.
En la intimidad de tu cuerpo que nada pide
porque al amordazarlo se le han apropiado de sus fuerzas.
Si loca de vergüenza, loca de extravío, loca que suma
una más cero en el uno del espejo.
Sin tus soles de vino ardiendo al porvenir.
No me muevo de aquí.
XIII
Al beso de los días doy las gracias
Verme pasear por tu boca que Áhora
lentamente mi tiempo de renuncia.
El hambre de tu cuerpo me rodea.
Mi combustión si apenas alcanza para un plato.
Ritos de la vida que nos hacen memoria:
Morir, vivir, pedir a Dios por vos.
Faltar hasta el hartazgo en pecados radicales
Donde hay alas debe haber cielo.
Donde cola de diablo tu risa.
Lo que cayó al espacio entre tu excitación
y lo otro, tal vez llamarlo aire.
Amorsfera donde chasquear los años
con fuego entre los dedos
para acariciar ingrávidos
lo que el deseo nos devuelva.
Fanny G. Jaretón
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Francisco Antonio Ruiz Caballero
Del Techo, atados por los pies
Del Techo, atados por los piés, cuelgan Muñecos Nenucos.
Hay Jarrones llenos de Lirios. Y estatuas.
Sobre un Sofá tres o cuatro Chavales se entregan al Placer.
Cuatro cuellos tiene la bestia bella
que bajo un cielo de Nenucos fríos
en una santa orgía de escalofrío
ve quásares negros y rojas estrellas.
En ella las serpientes se querellan,
ramas de lirio, ángeles con brío,
un labio besa a un labio y otro impío
a la sagrada bestia ofrece huella.
Contemplan la tremenda sodomía
un montón de muñecos boca abajo
y al tendón del cuello ponen muerdo.
Y es una apoteosis de los cerdos
que se entregan borrachos a la orgía
con una tiranía del carajo.
<>
El Lago de los Cisnes
Las leves aves de cuello transido
ponían su escorzo de nacar galante,
brillaban las aguas azur y diamante,
estaba aquel lago de nieves herido.
Su plumaje leve armiños preciosos
níveos y argentados los cisnes tenían,
y su cuello en ese qué leves torcían
para acicalarse nevados y hermosos.
Como diez corales los diez cisnes blancos
ponían su pluma sobre la ribera,
hermosos, lascivos, brillantes, y fríos.
El ala nevada ocultaba el flanco,
temblaba la escarcha de la primavera,
espejos turquesas orlaban el río.
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La Rata
Bajo un techo verde el niño pasaba,
el sol en lo alto querer deseaba
traspasar la sombra que al niño le daba
estampa de arcángel, las ramas brillaban.
Delgado y precioso el joven ponía
su figura esbelta en la plena umbría,
las ramas en alto eran celosías,
qué hermosa y qué verde la cristalería.
Andaba el muchacho, fecundo y ardiente,
y saltó una rata de ojillos viciosos,
fatal, envidiosa, horrible, demente.
Huyó del muchacho, salvaje y hermoso,
el parque temblaba, sublime, precioso,
el sol asesino brillaba insolente.
Francisco Antonio Ruiz Caballero
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Ian Welden (Chile / Dinamarca)
La victoria final
Esta noche sagrada y sideral
me ofreces el dulce país
que espera húmedo y palpitante
entre tus piernas milagrosas.
Desprovisto de pudores chovinistas
te exploro con mi linterna entre mis manos
y la introduzco en la región precisa
ahí en tu rojo territorio clitorial.
Abro las compuertas del placer
para regar las provincias de tu paraíso
agradeciéndole a los dioses del deseo
la orgásmica unificación de la victoria final.
<>
Mi vía láctea
La vía láctea no es más
que un triste sendero de esperma
eyaculado por mi
en la noche de tu abandono.
<>
Complascencias
Me complace hurgar entre tus senos
goloso beber de tu sexo
apretar mis oídos contra tu vientre
para escuchar tus quejidos de hembra.
Me distraigo en tus labios voráces
que disimulan la raíz de tu goce
mientras que el leve temblor en tus ojos
me advierte del momento de tu cima.
Me excita olfatearte entera
cual perro hambriento y en celo
y lamerte de sur a norte
cuando la noche voyerista nos observa.
Me satisface tu piel melancólica
teñida por astros candentes y lejanos
y el sagrado código para entrar a tu alma
lo oculto en la húmeda sombra de mi miembro.
Me gusta merodear por tu vientre
deslizarme por el tobogán de tus ancas
y dormirme en tu enredadera púbica
cuando el sol golpea en tu ventana.
<>
La honesta Seducción
Cada paso que doy
cada palabra que entrego
cada movimiento, cada pensamiento
es una conspiración para seducirte.
Sólo quiero que lo sepas
esta noche honesta
de vino rojo como tu vulva.
Brindemos entonces
por el milagro de tu cuerpo
y que el amor no sea el dique
que detenga mi crudo deseo.
Déjame poseerte libre
como una honesta fiera lujuriosa
sentir tu mágico cuerpo incandescente
consumir por los siglos de los siglos
mi loco placer terrenal.
Copenhague, primavera 2010 / Ian Welden / Bitácora
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Lila Rucci
Comentario acerca de Novela de difuntos y colegialas de Alejandro Margulis
Resulta inevitable, a la hora de abordar la última novela de Alejandro Margulis, no considerar dos conceptos ya clásicos en el campo de la crítica literaria.
Uno de ellos consiste en el carácter subversivo que Bajtin le atribuye a la sátira menipea, antiguo género literario en el que el autor argentino parece abrevar. Algunas de sus características fundamentales son «las violaciones habituales al curso de los acontecimientos, lo que generalmente se acepta, y a las normas establecidas de conducta y etiqueta. [...] Los escándalos y las excentricidades destruyen la integridad épica y trágica del mundo, abren una brecha en el curso estable y normal de los asuntos humanos...» (Bajtin, Mijail. La poética de Dostoievsky).
Este efecto de ruptura es el que parece irrumpir en la vida de Santamarina, un tranquilo reportero del diario, cuando recibe dos sobres en su escritorio. Uno de ellos contiene una truculenta foto de un accidente automovilístico; el otro se relaciona con los episodios más negros de la última dictadura militar.
El otro concepto que resulta insoslayable es la relación que establece Walter Benjamin en su artículo El narrador entre la noción de muerte y el arte de narrar. El crítico sostiene que en el moribundo se encuentra el material del que surgen las historias. Pero a partir del siglo XIX, la sociedad burguesa y sus dispositivos higiénicos han escamoteado la visión de la muerte: «En otros tiempos no había casa, o apenas habitación, en que no hubiese muerto alguien alguna vez. [...] Hoy los ciudadanos, en espacios intocados por la muerte [...], en el ocaso de sus vidas, son depositados por sus herederos en sanatorios u hospitales».
Margulis, en su texto, recupera esta cercanía con la muerte, al punto que una escena de alto voltaje sexual (pulsión de vida) se desarrolla en el mismo espacio en el que una difunta yace dentro de su féretro.
La trama se desplaza por escenarios a veces alucinados, a veces cotidianos. No rehúye el morbo o lo repulsivo. Se inscribe también como novela política que busca, y lo logra, transmitir el horror que ha marcado a fuego a las generaciones crecidas durante la dictadura.
Por último, es destacable el doble papel jugado por las jóvenes figuras femeninas, a la vez objeto de deseo y sujeto que desagravia el calvario padecido por las víctimas.
Texto a veces incómodo y políticamente incorrecto, vale la pena sumergirse en el mundo menipeo e irreverente que propone Alejandro Margulis.
[La profesora Lila Rucci publica en su bitácira en Facebook.]
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Liliana Varela (Argentina)
Y sólo ahora
Y sólo ahora
en este instante
en la menguante brevedad del rocío
la mente muere
extasiada de olvidos
hurgando simplezas
de anaqueles prohíbidos.
No soy yo, es la sombra de esa sombra
la que me nombra dormida
en alguna pesadilla.
Mis labios reciben la orgia de versos
encabritando la mano que ostenta la pluma
y al final del día
brotan las desordenadas letras
de lo que un cantar quiso ser
y se tornó llanto.
[De la serie En otra piel]
<>
Y ese vivir
que parece castigo
que torna impreciso
la hora del duelo
es el mismo vivir
que cuál aguacero
te impregna de sueños
escribiendo en la piel.
Soy fruto ya muerto
de flor no fecundada
hálito de luna de plata granizada
sin embargo la pluma
deviene con prisa
se aprestan los dedos:
ya debo escribir.
Liliana Varela /
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Ana Lucia Montoya Rendón (Colombia)
INCRÉDULA
no creo en dioses
ni en sombras
ni en lenguas
no creo en las flores y su aroma
no creo que haya palabra cierta
no creo en el canto de gorriones
ni en la paz de los remansos
debajo de ellos se cuecen torbellinos
alli mismo la mentira acecha
habitando los abismos
vadeando mi locura
promesas errabundas
no alcanzan el vagabundeo de las mías
mi alma en pos de fantasmagóricos calores
persigue espejismos
esquizoparanoide mi sangre
rebelde en cada vena se revienta
no creo que haya cielo
necesario el infierno
y sin embargo el limbo mi morada
¡como también la casa de los vivos muertos!
Ana Lucia Montoya Rendón Junio 2010 / Naturaleza y Camino / Arte
<>
Lealtad has muerto
¿cómo puede leer el alma
cuando la letra borrosa?
cómo puede entender razones
si la cordura se ha disuelto?
soga tejida con hilachas de piel
ata y desata incoherencias
sin gemelismos
sin miradas
cuerpos desaparecidos
bulto de sal eran
uno con el agua
diluidos
hasta la mar corren
como arena del desierto
cuando el monzón la embiste
piel tocada de celo
millones de poros ávidos
cuando soñaban un oasis
manos vacías
aferradas a espejismos
acariciaban una figura
sobre cada tramo de la mía
como brumas inocentes
fabricadas con febril empeño
en franco vuelo sobre los deseos
>
> de frente al abismo
desaparecen las ideas
vano aunar pensamientos
si el hambre desquicia
si la carne exige carne
... intolerantes juegos
gestados en el inframundo
como irritantes esporas
mendaces palabras
producen mil alergias
Lealtad has muerto...
yo que te creía parte mía
¿dónde
cuándo tu sepelio?
Junio 2010 / Ana Lucia Montoya Rendon
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Amparo Carranza Vélez
Se recorre la vida
Se recorre la vida entre sueños y espacios de silencio.
Se retuercen tantas veces las mismas hojas, bajos los tantos cielos de
otoño.
Y penetra el aroma de la vida.
Encierra tantos secretos no dichos.
Es un preludio, el advenimiento.
La expectativa.
La ultranza de toda ilusión.
Ya no serán telones inciertos.
Serán permanencia tangible.
Se transcurre la vida entre deseos y pausas.
Pero la verdad no puede decirse.
No puede tocarse.
Sólo puede olerse.
Como el olor a tormenta antes de que lleguen las nubes.
Como la gota de miel sobre la lengua.
La vida es vida.
Cuando el sueño y el deseo se fusionan en átomos de la misma
energía.
Y dan nacimiento:
al aroma del silencio,
a la caricia pausada,
al labio abierto de amor.
Amparo Carranza Vélez
3 de julio de 2010
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