Wednesday, August 14, 2013

LAS GOTERAS / ICONOGRAFIA DE EROS

ENTREVISTA CON LOPEzDZUR / La Nomología del Semen Infinito /

Las goteras

In 1999, 10,396 Americans ages 15 to 19 died by accident, homicide, or suicide: Kids counts Data Book, 2002

¡Que llueva, qué llueva, que se inunde todo! 

Ya no estoy aquí. Ni allí ni allá. Corrí. Tengo su cuerpo. Me escapé con ella y me espera. Salté sobre las bardas que el barrio impuso. Odié sus sentidos: lo baboso, lo que es pedo, lo que es mugre prosaica. ¡Qué importa otra amenaza hecha para rayar mis hígados! Diluvio, cúmplete al fin. 

Y mis hígados, mis riñones, son dos piedras, pintarrajeadas como los muros que cercan el cantón. ¡Qué se derrame la última copa, que caiga sobre ellos el amargo orujo! ¡Que se desplome el combo cielo y sus tejas de sótano pudrido!

¡Evadí la modorra de esta rutina de garata y desaliento! porque vestíamos chuecamente sobre la gacha calaca un camisón de asco y aún no me gustaba, no. Endurecer alma y huesos con amor, de ella y yo, tan separados, fue el ideal y no fue posible allí, en su casa y tampoco en la mía.

¡Ladren y griten como sepan, jódanse, a la chingada; pero sin nosotros! Me traje su entrega, los relámpagos que reventaron en su talle cuando la abracé y tuve. Al fin, conocimos el amor y nos sudamos uno al otro, como si tuviésemos fuego y no la sucia humedad de estas cloacas. Ahora me sobrarán sus labios dulces y sus pálpitos tiernos. Unimos nuestros miedos y carencias para ser más valientes.

¡Que nos esparza la corriente muy lejos! ¡Que ni se molesten en hallarnos y decir: enterremos sus cadáveres!

2.

Informa el barrio que Marisol cumplió 16 años apenas en aquellos días. En su casa, hay un velorio en su recuerdo. Nada habrá más noble y bello que ella en el barrio malo. El agua más salada de la mar pareció tan dulce al ser tragada, por causa de ella. La más fría corriente, tan cálida, porque si la abrazaban, era una ola deliciosa, y juntos como olas, con ella no había mento al perderse...

Fue tarde que La Chuca pidió el pago de la renta, y dijo: pero deben irse. Les di tres meses... después agregó: Les acompaño en su pena...

¡Ah, Dios! ¿Por qué hiciste la lluvia más pobre para el pobre? No se proveyó para que se reparara la gotera, Creció por días de lluvia y destruyó casa y familia. Sin darse cuenta, se volvió otro cañocal fuera de cauce. Y en quienes la habitaaban, a excepción de ella, llenaría de odio y de mugre las almas. Un chico propuso: ¡Vayamos a la playa! ¡Olvidemos el destino de cochambre, estas casas y estos barrios marcados por pandillas y verbos crueles! Un mutuo deseo de no volver se nos metió en el corazón y ella dijo: ¡Sí, sí, vámanos lejos!

Y llovió muchísimo y no cambiaron los planes de fuga. Se predijo tormenta al acecho. Entre las endijas del techo, avanzó un ejército de goterones y se filtró a la húmeda quejumbre y ocasionó más pánico que una reciente balacera. La alfombra (sobre la cual el padre dormía sus borracheras) se mojó hasta pudrirse a la vista de la madre.

Ella disparaba su metralleta de dragón sonoro. Se le hinchó el cuello de ira y una batea de babas, que cualquiera repugna, estuvo bajo su quijada para recoger la pólvora de su garganta de pura dinamita impía. Aquella madre era gorda como un chile campana y ningun vecino la quiso, niu su hermana, la rentera.

¡Odiosas en todos los sentidos! Cuando repica y repica,  ensordece...Ahora dice que llora a dos vecinitos del arrabal, y que al no ver que no llegaran, piensa que se ahogaron y no se pudo recauda ni un mínimo de dólares que a la mano tendría, castigo divino a un mal hijo, desagradecido, que comno chucho putejo se va tras su morrita, u otras vagas, sabe Dios con qué vicios, y a culiar como animales. Que había dejado la escuela por aprender el mugre oficio de la mecánica y los engrases. Que su piel conoce al jabón que forma espuma, así dejaron la casa, cochina. 

3.

Hay que oírla para odiarla y el barrio sabe sus cuentos punto en boca, para cada vecino echa su tirria: América es la tierra del progreso y no echamos pa'lante, mugre gente mexicana. Ay, que tu padre no trabaja; ay, que este barrio lleno de envidias y ladrones; ay, mugre vida que vivimos... y bien que maldijo a la rucaila que dio calcio a los enamorados huesos de la parejita que  se ahogó y alguien a mitad de la solemnidad del acto, gritó valemadre, que se callara, que ya terminó la pesadilla de los chicos. La mar y sol se habrían mudado con ellos y será por mil siglos.

¡Qué pesadez, combez de muecas y el plafón, llantén de nuestras caras! En las habitaciones, la palabra mugre ha sido el número, convocatoria sórdida de una loteria a la que, aún jugando, nunca se gana! Se agasajó con gritos de oquis cada uno de los momentos del ahogado, oir es una condena y para que cada gota caída, su rito de baba bombardeada, libre del desconcierto, había que irse. Las orejas han sido radares sensitivos, y eran dos chamacos que odiaban tenerlas.

El lo dijo: Odio mi olfato. Sí, lo repugno, me retuerzo con cada latido de culantro, con cada olor de pedo lastimero. Mugre es la palabra favorita de mi madre. Déjate de babosadas es el único recurso con que mi jefe protesta. Mugre casa, dice ella, pinche cantina, añadía cuando lo miraba con náuseas. El llegaba borracho cuando le pega la gana, al cantío del gusto, y vomita fuera por no molestarla. Mugres cacerolas, pinches frijoles, mugre vecindario, pinche familia que somos.

Así se pasabann las horas y días, días y ollas, y ellos en el medio, con el puñal atravesado, con agonía de decepciones, queriéndolos y odiándolos, preocupados por añadir mi propio chivo para que los padres coman y se atrevan a decir, al menos, una vez siquiera: Gracias. Son buenos chamacos.

Olvídalo, falta gratitud bajo este techo. También, con mis ojos y orejas, me di cuenta, Se suicidaron. Antes de que Marisol y él se largaran, dejaron la nota y supe que a la siguiente mañana sería el día en que, como de costumbre, vendría la rentera. Entonces: Tenga, asesina, la nota que dejaron, Puede que sea la renta debida.

¡Ojalá se pudiera pagar en mugre, o en pinches quejas! O en cagadas de punto en boca porque asi se levantaron ellos y, así los acostaron sus padres con profanidades, con galas por hacer la palabra pendejo la perfección del día. 

Pancho del Rancho es el filósofo de su padre. Se buscó un estúpido pendejo por maestro y seríamos esta generación víctimazada y descrita con cualquier babosada que nos endilgue el primer necio en la radio que nos vea la costuras y se dote del deseo de ser el redentor de nuestras vidas... Así los días de rentas y cobros llegan y se van, y el pancho bien sintonizado y somos cada vez más pobres, tres almas que vivimos aquí como en la charca de las maldiciones y el hedor de los lamentos. Sólo que la nueva radio nos halló en el aire como mensos y no cesaría de anunciar que somos unos piojos en el maravilloso mundo de avelar.

Dijo en su carta: La llevaré a la mar y al sol, con todo lo que tenga. No debimos salir de la Fuente Primera., La corriente estará furiosa en nuestra calle. ¡Que llueva, que se limpie el mundo, que venga el naufragio cósmico, el Diluvio!

En nuestro patio, el barrio había comenzado a ser lápida, viacrucis, infierno... Frente a la mata de jitomate, aquella que está allí, llena de hormigas, todavía se recogen las balas. Dos años atrás, mi única hermana murió herida de un proyectil de metralleta; ahí mismo, donde se antoja que crezca el jitomate.

Aquí agredimos cada espacio de onda audible en que quepa una palabra o una buenaventuranza... y la neta: la mugre del alma (si es que existe) y la sangre de los cuerpecitos inocentes sustituyen una mirringa de magnitud a la que convenga el silencio o la ternura. O el amago de ambas cosas. 

Nadie les dijo que se les ama. Nadie canta. Nada es dulce ni esperanzador. Nada me obliga a querer lo que ya conocí. Que mala despedida pretendiendo ser solemne. VALEN MADRE, PENDEJOS...

El tedio se atora a cada paso y me agüito, ¿cómo no? Tengo  deseo similar de ir hacia... otro mundo, al cielo inefable... más allá de las goteras y del altar al jitomate, donde las semillas son balas, o un torpedo que lastima. Y, a pesar de todo, en una absurda güeva, las imágenes  de voluntad son difíciles de fraguar. En este estado, uno oye sólo las ilusiones frustradas. Y, aún así, vamos a la muerte sin caminos. Y esta muerte temo que tampoco da caminos fáciles. Al menos, no es cómplice de este apego al fango y al gotear del malvivir.

La Chuca se enteró primero que sus padres y su hermana que a dos chicos se los llevó una ola gigantesca hacia otro cielo. Murieron juntos, dijo y agregó: ... y, por casualidad, ¿dejó el morrito, entre sus cosas, el abonito que nos paga de la renta?

Octubre 1987

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